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Muerte de Jesús – La Pasión narrada por un Fisiólogo (6)

Muerte de Jesús – La Pasión narrada por un Fisiólogo (6)

Por: Primeros Cristianos

Tras la lanzada, de su costado manó sangre y agua
 
En la hora nona (tres de la tarde) Jesús dice: "todo está consumado" (Jn 19, 30), y se abandona en las manos de Dios: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46). Cuenta el Evangelio, que "Jesús, dando una fuerte voz, expiró" (Mc 16, 37). Esta es, sin duda, la última expresión de fuerza espiratoria, y de posible dolor cardíaco extremadamente agudo, que pudo implicar la rotura del corazón de Jesús.
 
Jesús muere en la cruz
 
Evidentemente, no gritó para llamar la atención, sino como consecuencia refleja de la percepción instantánea de un dolor de fortísima e inefable intensidad, causado por un infarto masivo incluso, como se ha dicho, con rotura de la pared del miocardio. Esta rotura se puede producir por una valvulopatía coagulopática (cierre anormal de una válvula cardíaca por un coágulo), aunque este fenómeno requiere de una pared cardíaca extremadamente debilitada.
 
La Creación entera se estremece ante el grito de la Redención: "En ese momento, el velo del Templo se rasgó en dos partes, de arriba abajo; la tierra tembló y las rocas se quebraron" (Mt 27, 51). Tras tres horas de penumbra, debió impresionar la fuerte voz de Jesús. "El centurión y lo que con el custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, tuvieron mucho miedo y decían: «Verdaderamente éste era el Hijo de Dios»" (Mt 27, 51).
 
Causas de la muerte
 
La causa de muerte responde a muchos factores, pero el sistema más afectado es el sistema cardiorrespiratorio por:
 
1. La enorme tensión emocional y descarga nerviosa intensa que provoca taquicardia, y reconducción del flujo sanguíneo.
 
2. Shock hipovolémico provocado por las hemorragias y, quizás en parte, séptico(infeccioso).
 
3. Arritmias cardiacas, por taquicardia elevada, sobrecarga del corazón y alteración del potasio en sangre.
 
4. Insuficiencia cardiaca que produce edema (derrame de líquidos) pericárdico y pulmonarsecundarios que podrían reducir progresivamente el intercambio gaseoso en el pulmón y la contractilidad del corazón.
 
5. Asfixia provocada por el edema pulmonar y por la postura del crucificado que limita la eficacia del ciclo respiratorio
 
6. No puede olvidarse la presencia de trombos circulantes que pueden obstruir arterias de órganos vitales. Es posible la instauración de infarto de miocardio y de una alteración de las válvulas del corazón por presencia de coágulos, que elevan el riesgo de rotura de tabique cardiaco. En este sentido, la presencia de un estado de hipercoagulabilidad pudo contribuir a la formación de trombos que detuvieran la circulación coronaria y produjeran un infarto agudo de miocardio.
 
Otras causas que no afectan directamente al sistema cardiorrespiratorio son la insuficencia renal, la hiperbilirrubinemia e hiperuremia con efectos graves en el sistema nervioso central.
 
El evangelista dice que Jesús clamó con fuerte voz dos veces en la cruz. "Hacia la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?»" (Mt. 27, 45-46), palabras que corresponden a las del inicio del Salmo 22, y son, contra lo que puede parecer, una expresión de confianza en el Todopoderoso.

Este primer grito pudiera ser debido a un primer episodio anginoso, posiblemente trombótico, que pudiera bloquear una arteria coronaria grande. Debido a las muchas conexiones que se establecen entre los vasos sanguíneos, además de la dilatación de arterias por óxido nítrico, es posible que el efecto del primer infarto fuera transitorio. Se pudo haber producido un primer dolor agudo referido al lado izquierdo del brazo, cuello y tórax, que pudo haberse resuelto por autorregulación.