Biblia

Ninguna sorpresa

Ninguna sorpresa

El tacto que le faltó aquí a Job lo compensó con su absoluta honestidad. Pero, francamente, este no era el momento para tener tacto. Bildad ha sido tremendamente duro. Es de dudar que le hubiera puesto atención a Job si este hubiera utilizado un lenguaje suave y diplomático. ¡Job se pone tenaz!

Eso es lo que nos hacen las llagas. Cualquier enfermero o profesional de la salud le dirá, especialmente quienes cuidan de pacientes que sufren un dolor intenso, que el tacto se desvanece a medida que el dolor avanza. Hay algo acerca de la prolongación de la angustia que finalmente lleva al alma a una cruda y desesperante realidad.

Hace muchos años me encontré con estas palabras: “El dolor planta la bandera de la realidad en el fortín de un corazón rebelde.” Incluso en aquellos que han sido tercos y rebeldes, cuando el dolor golpea y persiste, la realidad se presenta en toda plenitud. Eso fue lo que sucedió con Job. Se quitó los guantes, miró fijamente a Bildad, y le habló claro. Este hombre necesitaba esa clase de respuesta.

Hay una breve oración que quisiera sugerirle que la haga cada mañana:

Señor, ayúdame hoy a no hacer más pesada la carga de alguien. Ayúdame a dar aliento a otros. Cuando pueda, hazme capaz de consolar. Y cuando no sepa cómo hacerlo, ayúdame a admitirlo. Cuando sienta dolor y compasión por alguien, ayúdame a expresarlo. Ayúdame a hacer más liviana la carga de los que sufren, en vez de hacerla más pesada.

Si otros están pasando por una situación angustiosa, ellos necesitan nuestra ayuda y nuestra fortaleza. Bildad nunca aprendió ese principio; nunca hizo la oración anterior, qué lástima.

Se produce entonces un curioso cambio de papeles. En vez de que Bildad enseñe a Job, este se convierte en el maestro. Es como si Job hubiera dicho: “Ya que no tienes ninguna respuesta, déjame hablarte del Dios infinito e incomprensible que no nos ha revelado el cómo y el porqué de sus actividades.»

Desde el versículo 5 al 13 del capítulo 26, Job le da una lección a Bildad. Le comunica lo que pudiéramos llamar una explicación fascinante y cosmológica. Curiosamente, Job comienza con los espíritus de los que han muerto, para llegar después hasta la cumbre del universo. Job está diciendo de una manera sencilla y directa: “Dios tiene el control de lo más mínimo en cuánto a él. Dios lo conoce, lo entiende, está en medio de él, y se responsabiliza por todo lo que hay en él. Nada de esto es una sorpresa para el Dios vivo.”

Si otros están pasando por una situación angustiosa, necesitan nuestra ayuda.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2010 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.