Biblia

Nos convenía

Nos convenía

por Christopher Shaw

Jesús posee características que lo libran de las debilidades típicas en los ministros humanos

Versículo: Hebreos 7:26-28

7:26 Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos. 7:27 A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo. 7:28 De hecho, la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero el juramento, posterior a la ley, designa al Hijo, quien ha sido hecho *perfecto para siempre.

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El profeta Malaquías resume el pobre testimonio de los sacerdotes con un duro mensaje: »Ustedes, sacerdotes, han abandonado los caminos de Dios. Sus instrucciones hicieron que muchos cayeran en pecado. Corrompieron el pacto que hice con los levitas —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. Por lo tanto, yo los he vuelto despreciables y los he humillado ante los ojos de todo el pueblo» (Mal 2.8-9 – NTV). La ley no tenía otra alternativa que designar como sacerdotes a hombres débiles. No podía ser de otra manera, pues todos los que descendemos de Adán estamos infectados por el mismo corazón perverso que nuestros antepasados. Aún las personas que alcanzaron un alto grado de madurez en la vida espiritual no pudieron superar las debilidades de la carne. Incluso el ministerio del mejor Sumo Sacerdote, entonces, posee las limitaciones que su misma condición le impone. Debe, de necesidad, ofrecer sacrificios por si mismo y por los demás, pues no existe uno bueno, ni uno solo. Por esto el Sumo Sacerdocio del Cristo es el que necesitábamos, con desesperación. Posee condiciones sin igual para la tarea que desarrolla. Éstas se enumeran en el verso 26: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos. La palabra que emplea para santo no se refiere a un estado personal, sino al hecho de que ha sido destinado por Dios para una tarea especial. Algunas versiones traducen la palabra irreprochable como inocente. El término, en griego, es akakos. La palabra kakos es la que se emplea para describir algo maligno. Al anteponer la letra «a» al término, se está señalando que no existe en el Cristo una gota de maldad. No actúa conforme a un corazón corrupto, como lo hacen los hombres. La pureza se refiere a que Cristo no ha sido debilitado por ninguna enfermedad o defecto. Significa, literalmente, que no posee manchas. Es decir, la corrupción no lo ha alcanzado, ni ha erosionado su capacidad para cumplir con la tarea que se le ha encomendado. Separado de los pecadores no significa que él no quiere tener relación con aquellos que viven atrapados en el pecado. Al contrario, los evangelios proveen amplias demostraciones de su compromiso de extender la invitación del Reino a los integrantes más indignos de la sociedad. En su oficio, como Sumo Sacerdote, sin embargo, el ministro se apartaba del pueblo y entraba al lugar santísimo. Allí quedaba solo, en presencia del Dios eterno. En este sentido, Cristo ejerce su sacerdocio apartado de la corrupción que abunda entre los hombres. Al declarar que ha sido exaltado a los cielos nos recuerda que Cristo ha recibido toda autoridad en los cielos y en la tierra. No existe absolutamente ninguna situación que esté más allá de su alcance. No existe problema que no pueda resolver. Es el Sumo Sacerdote soñado.  

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