Si buscamos espiritualidad tenemos que acudir a la cruz. Los alumnos de Jesús se alimentaban incluso de su mirada. Estos creyentes no tienen una mente espiritual, pues no participan del entrenamiento divino. Un siervo de Dios que es soñador de las cosas celestiales nunca dirá a Jesús “No hay más vasijas”. Siempre estará dispuesto a buscar recipientes vacíos (áreas escondidas interiormente) para que el Maestro los llene. No es bueno que nos comprometamos en la carne con los hombres, sino que nuestro compromiso es con Él y así ser más espíritu que carne.
No era nada común la mirada del Maestro.
Todos los que llegaron a ser alumnos de Jesús, fueron marcados por su personalidad de Maestro Divino.
Jesús era la Roca y sigue siendo la Roca para atraer a si mismo a las familias.
Jesús comenzó el programa “marcado por el Padre”.
Empezó obedeciendo y acabó obedeciendo hasta su muerte.
Los que durante su ministerio o durante su caminar cristiano se salen de la obediencia, Dios los desecha y no acaban la carrera legítimamente.
El hombre cuando se humilla es de apariencia débil y de poco agrado para los carnales.
Nadie puede entender los procesos por los que pasan los demás.
La debilidad de los espirituales hace que el cielo baje a la tierra.
No son muchos los que están dispuestos a vivir en esta debilidad.
Los hijos se reflejan en sus padres, pero un hijo no puede reflejar la plenitud de su padre.
Si en nosotros se refleja Jesús, en nuestros hijos se reflejará Jesús también. Ser un reflejo de Dios es ser evidencia de su Amor.
¡Por favor!, que El amor de Cristo fluya y se vea en nosotros.
El Padre dió a Jesús, para que le deseáramos.
Nos quiso dar a conocer lo mejor que Él tenía.
No podemos hallar perdón del Padre si Cristo no se reconoce en nosotros.
EL adorador es aquel que reconoce quién le ha dado todas las cosas.
La mente parece que lo es todo, pero en realidad, solo lo que hay en el corazón, es lo auténtico.
El Espíritu Santo no se puede escuchar en ningún movimiento de los hombres. Él dice que si no hay amor no somos nada.
Un creyente que habla del Amor de Dios porque lo conoce, éste obrará maravillas en los que lo conocen.
Salomón era consciente de lo grande que es Dios, pues dijo: si los cielos de los cielos no te pueden contener… (hablaba de eternidad).
Jamás podremos entender que el Padre quedó satisfecho cuando vió a su hijo, muerto y triturado como un cordero enmudecido. Jesús fue el proyecto del Padre. El Hijo encajó en el agrado de su Padre. Para que nosotros encajemos en el agrado de Jesús nos tenemos que amar entre nosotros como Él nos amó.
Cada uno de los doce discípulos era de un carácter distinto al otro. Pero el que más logró imitar a Jesús en todo, fue Pedro.
Cuando estemos con Cristo, no tendremos cuerpos mortales, pero esta inmortalidad sólo se verá si somos capaces de que Él reine ahora en nosotros y nos vivifique.
Necesitamos ser revestidos por Él para que la generación maligna no tome control de nuestro ser. El espíritu de burla, anda deambulando para poder apoderarse de los corazones débiles.