Pastores sin pastores
por David Kornfield
Un proyecto en Bolivia intenta resolver el dilema de la multitud de pastores que no cuentan con alguien que los pastoree convirtiéndose ellos en ovejas sin pastor…
Investigaciones, tanto formales como informales, indican que, en general, cerca de 95% de los pastores no gozan de cuidado pastoral. Y los números son mayores entre las esposas de los pastores. No existen grupos pequeños de pastores o de sus esposas con quienes se reúnan y se ofrezcan cuidado mutuo, apoyo y rendición de cuentas.Desde su propia perspectiva, ¿a qué obedece que sean tan pocos los pastores que son pastoreados? Después de responder a esta pregunta, usted puede continuar con la lectura de este artículo para conocer tres grandes razones que he descubierto en el curso de mi experiencia, de más de treinta y cinco años, en esta materia.Puedo ver mi necesidad de estar con otros pastores con quienes consigo compartir mi vida; y sin ellos no podría experimentar la interdependencia y plenitud que Dios quiere para mí.Falta de convicciónEn primer lugar, muchos pastores no se han formado la «convicción divina» de que necesitan ser pastoreados. Ellos sienten muy poca o, a veces, una gran necesidad de cuidado, apoyo y rendición de cuentas; pero, no relacionan este sentimiento como algo bíblico o que provenga de Dios. Para evaluar su nivel de convicción, conteste falso o verdadero si es que usted, como pastor, está aplicando a su vida las siguientes enseñanzas bíblicas. Si usted no es pastor, responda lo que sospecha que su pastor piensa.«Por lo tanto, estén atentos y cuiden de toda la congregación, en la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores» (Hch 20.28). Soy parte de un grupo pastoral que cuida de mi vida y me pide cuentas, del mismo modo yo lo practico con otros del grupo. Para que yo pueda cuidar de la vida de los del grupo, yo mismo debo recibir apoyo y cuidado.«El egoísta sólo busca su interés, y se opone a todo buen consejo» (Pr 18.1). Estoy consciente de mi tendencia a retraerme y de que mi labor de pastor me empuja hacia el aislamiento. Lucho contra esta tendencia abriendo mi vida a otros pastores.«No es bueno que el hombre esté solo». (Gn 2.18). Al más espiritual de los hombres, que alguna vez vivió (Adán, antes de la caída), a pesar de que caminaba en perfecta comunión con Dios, el Señor lo consideró solitario y esto, para el Creador, no era bueno. Aunque el principio en este contexto se refiere al matrimonio, bien puede aplicarse a cada uno de nosotros en nuestro rol de pastores. Puedo ver mi necesidad de estar con otros pastores con quienes consigo compartir mi vida; y sin ellos no podría experimentar la interdependencia y plenitud que Dios quiere para mí.«Al volverme hacia otro lado, vi otra vana ilusión en este mundo: un hombre solo, sin amigos ni hijos ni hermanos» (Ec 4.7–8ª). Yo trabajo largas jornadas y, al final, me encuentro completamente solo. Realmente, no he formado un hijo espiritual, un «Timoteo», tampoco un hermano que sea como un escudo para protegerme y defenderme, y no solo eso, sino que también me ame lo suficiente como para confrontarme cuando sea necesario.«Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban angustiados y desvalidos, como ovejas que no tienen pastor» (Mt 9.36). Reconozco que los pastores somos ovejas. Cuando no recibimos cuidado pastoral, fácilmente podemos angustiarnos, sentirnos desvalidos y vulnerables. Puedo percibir que el corazón de Cristo sufre por esto.¿Qué otros pasajes bíblicos nos muestran la necesidad de que cada creyente reciba cuidado pastoral?Falta de visiónEn segundo lugar, los pastores no se dan cuenta de que la falta de cuidado pastoral para ellos mismos afecta y daña la vida de las personas que los rodean. No reconocen que en sus vidas existen puntos ciegos, grandes debilidades y significativas vulnerabilidades, de las cuales el mundo, la carne y Satanás están listos para aprovecharse. Ignoran las serias tensiones que implican el estar casado con dos familias: la iglesia, la novia de Cristo, y su propia esposa e hijos que Dios les ha dado. No se dan cuenta, hasta que es demasiado tarde, de que su esposa y sus hijos sufren de diversas maneras. Tampoco se percatan de que al no recibir cuidado pastoral, no consiguen pastorear a su congregación con la atención adecuada, la cual se base en el amor y las relaciones. Si sus líderes sufren, la iglesia sufre. Consecuentemente, el mundo sufre. Y, como nadie sufre sin que Dios sufra por ello, Dios también sufre. Él derrama su llanto sobre sus pastores, como Cristo lo hizo sobre Jerusalén, hace mucho tiempo.Falta de efectividadUn tercer y crucial factor es la guerra espiritual. Satanás teme la unidad saludable de los pastores. Él sabe que la presencia de pastores saludables es la clave para edificar iglesias saludables, lo cual también es clave para propiciar que las ciudades y las sociedades sean transformadas. Así que, él trama ataques contra los líderes de los movimientos que buscan pastorear o proveer mentores a los pastores. ¿Qué gigantes espirituales u obstáculos considera usted que desaniman a los pastores a formar grupos de pastoreo de pastores?El Nuevo Testamento nos indica seis estrategias específicas que usa Satanás para atacar a los cristianos. En todas las formas, él ataca mayormente a los pastores y a sus esposas con mayor intensidad. Veamos a continuación cómo el enemigo usa estas estrategias:Orgullo (Stg 4.6-–10, 1Pe 5.5–9). Inconscientemente, el pastor piensa que no es una oveja común y corriente, sino que es diferente y mejor, y que, por lo tanto, no necesita ser pastoreado. Los miembros del Cuerpo deben vivir sujetos unos a otros y rindiéndose cuentas, pero el pastor piensa que él no.Miedo, ansiedad y preocupación (1Pe 5.5–9). La mayoría de los pastores temen que los demás conozcan su vida íntima y que usen erradamente esa información. Muchos temen, tal vez inconscientemente, que someterse a un cuidado pastoral podría interferir en su ambición de poder, reputación e influencia. Estos temores son más grandes que su obediencia a Cristo de vivir la Palabra.Enojo (Ef 4.26–27). Las tensiones y los conflictos sin resolver mantienen a los pastores divididos.Falta de perdón (2Co 2.10–11). Las heridas del pasado sin sanar lleva a los pastores a mantenerse distantes de aquellas personas que podrían descubrirlas y que los animarían a buscar sanidad y crecimiento (Stg 5.14–16). Muchos de nosotros preferimos mantener nuestros puntos ciegos fuera de la vista de los demás.Tentaciones sexuales (1Co 7.4–5). La mayoría de los varones enfrentan un elevado nivel de tentación en esta área y rara vez consiguen manejarla solos, de la manera adecuada. Queremos caminar en la luz, pero muchas veces nos internamos en caminos semi-oscuros en esta área, y otras veces, caemos en la oscuridad profunda.Dios quiere comenzar un movimiento de pastoreo de pastores para Latinoamérica.Identidad y filiación (Mt 3.17; 4.1, 3, 6). Muchos pastores son adictos al trabajo, dominados por la tiranía de lo urgente. Su identidad la han construido con base en el trabajo, el servicio y la productividad, y no sólidamente en Jesucristo. Conocen la teología de la gracia y la filiación, pero sólo en sus mentes, no llega a sus corazones ni afecta su estilo de vida. Pueden incluso reconocer su necesidad de ser pastoreados, pero no son capaces de detener su agitada y ocupada vida, para volverla más liviana, con el fin de darse tiempo para ser pastoreados.Falta de estrategiaUna razón más para que el pastoreo de pastores en Bolivia no se esté alcanzando en forma poderosa, es que los pastores bolivianos no han logrado discernir cuánta carga llevan sobre sus hombros. El Movimiento de Pastoreo de Pastores comenzó en Bolivia en el año 2003. Reconocimos que, para intentar expandirlo a otros países, este movimiento necesitaba, primero, alcanzar solidez en Bolivia. No conviene «exportar» modelos que aún no han demostrado que funcionan bien. Sin la evidencia, no podemos, en buena conciencia, llevar este modelo de denominación en denominación, de ciudad en ciudad o de país a país. Los pastores bolivianos no han descubierto cuán importante es su rol en este asunto. Si ellos toman con absoluta seriedad el pastoreo de pastores, afectarán tan profundamente la vida de la iglesia, que impactará el país y a todo el continente. Y Latinoamérica podría ser el modelo para el mundo entero. La gente, en general, se fija en Bolivia por ser un país pequeño, por sus luchas políticas o por su pobreza. Incluso, algunos se preguntan: ¿Puede salir algo bueno de Bolivia?El apóstol Pablo ofrece la respuesta en 1Co 1.27–29: «sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia». Dios quiere comenzar un movimiento de pastoreo de pastores para Latinoamérica, empezando con Bolivia.¿Por qué los pastores evitan ser pastoreados? En primer lugar, porque carecen de una bíblica y divina convicción. En segundo lugar, porque no alcanzan a ver su propio sufrimiento ni el que causan a los que los rodean, porque no cuentan con alguien que cuide de ellos. En tercer lugar, porque permiten que la combinación del mundo, la carne y Satanás los mantenga aislados, divididos y fracturados. Finalmente, los pastores bolivianos no se percatan de su rol estratégico para comenzar un movimiento de pastoreo de pastores a nivel continental. Que Dios produzca profundos cambios en cada uno de los que leemos este artículo y, a través de nosotros, en los pastores y sus esposas que están a nuestro alrededor.
El autor (mapi@sepal.org.br) nació en Cochabamba, Bolivia, de padres misioneros. Es misionero de SEPAL y fundador de MAPI (Ministerio de Apoyo a Pastores e Iglesias). Posee un doctorado en Educación Comparativa de la Universidad de Chicago y es autor de más de veinte libros en Portugués. Trabaja en el área de discipulado desde 1974 y mentoría y pastoreo de pastores desde 1991. Está casado con Débora y tienen cuatro hijos. En la actualidad reside en Sao Paulo, Brasil. Se publicó en Apuntes Pastorales XXVII-5, ©Copyright 2010, todos los derechos reservados.