Por la aventura de la fe

por Eduardo V. Hill

Con este emotivo, transparente pero profundo sermón, este pastor bautista de color, miembro de la junta de directores de la Asociación Billy Graham y Cónsul general honorario de la República de Liberta estremeció los corazones presentes en Amsterdam 86, con el desafío del ministerio por la fe.

En el versículo 2 de IQ Pedro 5 dice: «Apacentad la grey de Dios», y en estos tiempos, cuando hay tantos que ofrecen alimentos letales, mortíferos y venenosos a la gente, es importante que se nos recuerde que debemos alimentar al rebano con la sólida Palabra de Dios.

Los granjeros saben que la razón por la cual los animales están inquietos y molestos por la mañana se debe al hecho de que no han sido alimentados. Lo mismo sucede con la humanidad: la búsqueda de paz interior y el empleo de sustitutos mortales son señales de no haber recibido alimento sólido. De modo que tome su Biblia y alimente al rebaño, aliméntelo con buena voluntad.

Obsérvelo comer con gozo. No los alimente a cambio de un sucio deseo de ser recompensado, sino como resultado de su afán por cumplir el llamamiento de Dios en tan elevada y noble responsabilidad. En el versículo 3 se nos recuerda que nuestra ambición no consiste en ser señor sobre el patrimonio de Dios sino más bien ejemplos para el rebaño.

Es cierto que no debemos predicarnos a nosotros mismos sino a Jesús, como el ejemplo supremo, nuestro ejemplo supremo perfecto. No obstante eso, también es cierto que los hombres y mujeres nos miran como ejemplos y lo que ven en nosotros es a menudo lo que recuerdarán, más de lo que decimos o predicamos. ¡Sea un ejemplo! No como ser extraordinario sino. como creyente común, que cae pero se levanta, que peca pero se arrepiente y que constantemente avanza con humildad hacia la semejanza de Jesús, nuestro Cristo.

El versículo 5 nos exhorta también a recordar que Dios resiste a los soberbios mas da gracia a los humildes, y en el 8, alarmado, el apóstol nos incita a ser sobrios, no tanto en cuanto al alcohol (aun que eso también) sino en cuanto a tratar de estar siempre alerta, despierto y vigilante en todo momento porque el Evangelio tiene un enemigo. El diablo mismo camina rondando como un león rugiente; un león así tiene hambre y no camina para hacer ejercicio sino más bien en búsqueda de alguien para destruir. Por el soto hecho de predicar, de ser un evangelista, de buscar que hombres y mujeres vuelvan hacia la maravillosa luz en Jesucristo, sólo por eso ya está sujeto a ataques satánicos, sean éstos físicos, emocionales, sicológicos o espirituales.

De esta manera, el factor más importante en su vida y la mía es nuestra fe. Usted y yo tenemos en nosotros la capacidad de tener fe, capacidad de creer, de tener confianza. Podemos, según una determinación de la voluntad, transferir esta capacidad o elemento a quien queramos o ponerla toda en nosotros (nuestras habilidades, nuestra riqueza etc.). Podemos colocar esta capacidad en estatuas, ideologías, hombres o fama, pero la historia ha demostrado una y otra vez que estos son lugares inadecuados para colocar nuestra fe.

1 Pedro 5 está colmado de exhortaciones, pero también posee perlas de aliento. El versículo 1 dice que El, Jesús, vendrá, y que esta vez su gloria será revelada. Cuando El estuvo aquí antes, por nosotros se hizo pobre, con su gloria algo oculta: nacido de baja condición, criado en pobreza, abusado y crucificado. Sólo en ciertas oportunidades aparecieron destellos. Pedro, Santiago y Juan k) experimentaron en el día de Pentecostés. No obstante, esta vez su gloria será revelada. Vendrá como Rey de reyes y Señor de señores. Cuando El venga, toda rodilla se postrará y toda lengua confesara que El es Señor. Toda la tierra lo vera, y no soto a El sino a todos aquellos que hayan puesto su confianza en El. De manera que prediquemos, mi hermano, porque compartiremos su gloria.

El sitio al que haya sido llamado a servir puede que le proporcione muy poco birlo y gloria; pero. no deje de lado su confianza, ya que en un corto tiempo El vendrá. Aquél que prometió venir, vendrá.

¡Sigue predicando, predicador!, porque Jesús viene en su gloria. Vuelve a mirar la promesa en el versículo 4. Cuando aparezca el Príncipe de los pastores traerá para nosotros una corona incorruptible de gloria. Estas pequeñas coronas terrenales se corrompen con tanta rapidez; pero mientras tanto, ¡sigue predicando, predicador, por la corona incorruptible!

Aquí hay muchas promesas de Dios para el «mientras tanto». Sé que vendrá, pero mientras tanto debo predicar a una generación incrédula y rebelde. Sé que voy a compartir su gloria, pero mientras tanto debo sufrir aflicciones. Gracias por las promesas que Dios da a aquellos que han puesto su fe en Jesús.

Mine el versículo 5: El «otorga gracia a tos humildes». ¡Agradece a Dios por lo que suceda, predicador! ¡Dios nos otorga gracia! El nos otorga favores inmerecidos. Gracia en la salud, gracia para soportar. ¡Alabe a Dios por su gracia! Su gracia nos ha mantenido hasta aquí y su misma gracia nos seguirá guiando.

Mire el versículo 6: dice que Dios nos exaltara cuando sea tiempo, puede ser en mucho tiempo, pero cuando sea Dios nos llevará adelante. Cuando sea tiempo todas las cosas obrarán juntas para bien de aquellos que aman a Dios. Cuando sea tiempo las cosas que deben ser serán. Cuando sea tiempo todas las oraciones serán contestadas. Sin embargo mientras tanto mire el versículo 7: eche toda su ansiedad sobre El; ponga toda su confianza en El.

Tenga fe en Dios. El está en su Trono. ¡Tenga fe en Dios, porque El cuida lo suyo! El no puede fracasar, debe prevalecer. ¡Tenga fe, predicador! ¡Tenga fe en Dios!

La fe es creer cuando no hay evidencia sustentadora. La fe es la sustancia cuando no hay nada a la vista. La fe es subir sin escalera, es avanzar cuando la razón y. la versículo 10: «el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo. El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá». ¿Funcionará la fe? ¿Qué testimonios tenemos? Por la fe Abel trajo una ofrenda aceptable a Dios (He. 11.4). Por la fe Enoc no vio la muerte: Dios lo llevó (He. 11.5). Por la fe Noé creyó a Dios, se preparó para la inundación y fue salvo (He. 11.7). Por la fe Abraham salió en búsqueda de una ciudad cuyo constructor era Dios (He. 11.8,9) y ofreció a Isaac (He. 11.7). Por la fe Sara concibió y dio a luz a un niño cuando tenia edad suficiente para ser bisabuela (He. 11.11). Por la fe Moisés se rehusó a quedarse en casa del Faraón para estar con el pueblo de Dios (He. 11.23, 24, 27). Por la fe cruzaron el mar Rojo (He. 11.19). Por la fe cayeron los muros de Jericó (He. 11.30). Por la fe fue salva una ramera (Heb. 11:31). Por la fe durmieron con leones (He. 11.33). Por la fe entraron en hogueras (He. 11.34). Por la fe las mujeres recibieron a sus muertos mediante resurrección (He. 11.35). Por la fe nací casi sin esperanza y sin hogar. Pobre y harapiento, viví en una choza, me recibí en una escuela vulgar, sujeto a la segregación, a la discriminación, al racismo y al rechazo, pero puedo ser testigo del versículo 7, que Dios cuidará de aquellos que echen todas sus cargas sobre El, porque El cuidado nosotros.

¡Predique, mi hermano!. Dios cuida de usted. ¡Predique, mi hermano!. Dios lo ve y lo conoce. ¡Predique, mi hermano!, no en sus propios esfuerzos, conocimiento o poder, sino en las riquezas de la gracia, de Dios, ¡por fe!

Apuntes PastoralesVolumen VI – Número 6