Biblia

¿Por qué evangelizar a los niños?

¿Por qué evangelizar a los niños?

por Sam Doherty

Dios nos ha dado diversos dones y nos ha llamado a algunos a ciertos ministerios. Uno de ellos podría ser el ministerio a la niñez. Algunas personas trabajan tiempo parcial o completo con niños y sienten un gran gozo. Otras, por el contrario, no sienten que ese ministerio sea su campo. Sea cual fuere el caso, deberíamos tener siempre en mente que todos tenemos una parte por cumplir en la evangelización de los niños, sea evangelizándolos directamente o invitándolos a una actividad de la iglesia.


Tercer artículo de la serie: Una tarea con premios


Hemos visto en otros artículos que debemos evangelizar a niños por los siguientes motivos:


  • El Señor Jesús así nos lo manda.
  • El futuro está en sus manos.
  • Pueden ser salvos.
  • Están espiritualmente muertos, son pecadores, y están fuera del reino de Dios, y existe la posibilidad de que se pierdan para siempre.
  • Están dispuestos a oír el evangelio.
  • Tienen toda su vida por delante.
  • El Señor Jesús los ama y desea que vengan a él.
  • Mediante ellos se puede alcanzar también a otros, sobre todo en sus hogares.
  • Dios nos bendecirá cuando los alcancemos.

Estos nueve motivos nos demuestran que es claro, lógico y bíblico que evangelicemos a los niños.

Esto no significa que debemos evangelizar sólo a niños. Ya hemos visto que el plan bíblico de evangelización incluye a todos, y no sólo a un grupo de la comunidad dejando de lado a otro. Pero dado que los niños abarcan aproximadamente un tercio de la población, ¿no es razonable suponer que un tercio del esfuerzo evangelístico sea dirigido hacia ellos?

Esto no significa de ninguna manera que todos deben trabajar con niños y evangelizarlos.

Dios llama a algunas personas a trabajar a tiempo completo con niños que incluye evangelizarlos. Algunos trabajan conjuntamente con su iglesia o su denominación. A algunos se les nombra como obreros con responsabilidad especial para niños dentro de una organización misionera que tiene un ministerio dirigido hacia todos. Una buena proporción halla la oportunidad para un ministerio a tiempo completo con niños al unirse a una misión dirigida especialmente a los niños y sobre todo a evangelizarlos. La misión más grande de esta clase es la Alianza Pro-evangelización del Niño (APEN), la misión con la que nosotros hemos tenido el privilegio de trabajar desde 1950, y al momento de escribir (1996), APEN tiene 2,000 obreros a tiempo completo sirviendo en 133 países. Esta clase de misión permite un amplio campo de acción a los que sienten que Dios los está guiando hacia un ministerio a tiempo completo con los niños.

El Dr. Frances Schaeffer, el mundialmente conocido predicador, maestro y autor, dijo en una conferencia para los obreros entre niños: «No cabe duda que el Espíritu Santo da una carga especial a ciertas personas para evangelizar a los niños en esta etapa de su vida. Todos tenemos una responsabilidad hacia los niños, pero a algunas personas se les ha encargado un ministerio especial hacia ellos».

Muchos no saben que el Dr. Schaeffer y su esposa primero vinieron a Europa desde los Estados Unidos de Norteamérica ¡para evangelizar a niños! Dios luego los guió a otros ministerios por los que se hicieron mundialmente conocidos.

También hay muchos hombres y mujeres que sienten una verdadera carga por los niños y desean ver que se entreguen a Cristo. Pero siguen en sus trabajos seculares dedicando un tiempo cada semana a un ministerio con niños: enseñando en la Escuela Dominical o una clase bíblica hogareña; y también ayudan durante sus vacaciones en campamentos o escuelas bíblicas vacacionales. Ellos realizan una tremenda y bendecida labor entre los niños.

Pero además de estas personas, hay muchas más que no se sienten llamados a ser maestros ni obreros ni evangelistas de niños, ni a tiempo parcial ni a tiempo completo. Pero sí tienen contacto con los niños en alguna medida. Este grupo incluye a padres de familia, pastores, abuelos, vecinos, y muchos más. Es difícil no tener contacto alguno con niños. Es vital que las personas en este grupo se den cuenta de la importancia de los niños en el plan de Dios, y la necesidad de evangelizarlos. También deben darse cuenta que ellos pueden hacer algo, siquiera darles a los niños un folleto o invitarlos a asistir a la Escuela Dominical o a una clase bíblica.

Es vital que todos cumplan con su parte en evangelizar a los niños.

«DIOS, MUÉSTRAME LO QUE DESEAS QUE HAGA. Y LUEGO AYÚDAME A HACERLO.»

Carlos Spurgeon escribió:


¡Qué bendición será si a nuestros niños se les enseña cabalmente la doctrina de la redención por medio de Cristo! Si les advertimos en contra de los falsos evangelios de esta época de maldad, y les enseñamos a descansar en la roca eterna de la obra completa de Cristo, podemos tener la esperanza de una generación que mantendrá la fe y será mejor que nuestros padres.

Las escuelas dominicales merecen aprobación; pero ¿cuál es su propósito si en ellas no se enseña el evangelio? Si reúnes a los niños, y logras que estén tranquilos durante una hora y media y después los mandas de nuevo a casa, ¿qué bien estás logrando? Puede que esto dé un poco de tranquilidad a sus padres y madres, y quizá por eso mismo los mandan; pero el verdadero bien está en lo que se les enseña. La verdad más básica debe ser la que más se resalta y sin duda, ésta es la cruz.

Los niños necesitan el evangelio completo y sin mezcla.

Tomemos ánimo; el mismo Dios que ha salvado a tantos niños, salvará a muchos más, y tendremos gran gozo al ver a centenares acudir a Cristo.


(Citado de Come Ye Children)


La oración del maestro



Amor que nunca falla, amor siempre triunfante,


Salvador Cristo, óyeme te ruego, y dame de tu amor.

Alrededor mío niños se mueren, inmersos en la oscuridad;


Tú les amaste hasta la muerte, ¡oh, dame de tu amor!

Permíteme alcanzarles, permíteme enseñarles


Amándoles como tú les amas, ¡oh, dame de tu amor!

Amor de ardor constante, amor de profundo anhelo,


Salvador Cristo, óyeme te ruego, y dame de tu amor.

(Autor desconocido)

Tomado y adaptado del libro ¿Por qué evangelizar a los niños?, Sam Doherty, Desarrollo Cristiano Internacional, 2002, pp. 97–100