Por qué José es mi héroe

por Dale O. Wolery

Una figura olvidada provee inspiración para los que luchan con injusticias.

Con excepción del niño Jesús, nadie me cautiva tanto en la historia de la Navidad como José. Todos conocemos su comprensible desconcierto al enterarse de que su prometida esperaba un bebé. Métase en los zapatos de José: Él y María se habían comprometido, por eso se habían mantenido sexualmente puros y aguardaban con gran ilusión el día de su boda. De repente, la tan ansiada alegría se convirtió en agonía. José descubrió que María estaba embarazada.

 

El embarazo de María solo podía explicarse suponiendo que ella le había sido infiel. Las consecuencias para tal infidelidad eran fatales. Los egipcios de la época de José les cortaban la nariz a las mujeres adúlteras. Los persas, además de la nariz, les cortaban las orejas. En Judea, la consecuencia más grave era la muerte. Más allá de su profunda desilusión, los sueños rotos y el corazón destrozado, que lo precipitaban a actuar con rapidez, José decidió esperar. En vez de propinar de inmediato su merecido a María, buscó la manera de llenarse de gracia para que ella no quedara en desgracia. No pretendía dañarla a pesar de que ella lo había traicionado de la manera más despreciable.

 

Mientras se esforzaba por encontrar una salida digna, una llena de gracia, Dios se le presentó. ¡Menos mal! En un sueño, le reveló a José que el niño que María daría a luz era el tan esperado Mesías. Le anunció que el embarazo había ocurrido por la concepción del Espíritu y no por el resultado de una relación oscura y vergonzosa. También le indicó el nombre que debía darle al niño, Jesús, que significa «Dios salva». José esperó; Dios salvó.

 

La recuperación requiere gracia. Para sanar necesitamos la gracia de Dios, necesitamos dar gracia a los demás, necesitamos recibir gracia de otros y necesitamos darnos gracia a nosotros mismos. Dios nos provee el camino para llenarnos de gracia si queremos el bien, incluso para aquellos que nos lastiman y si nos disponemos a esperar.

 

Los héroes hacen lo que es mejor para sus seres queridos. Los héroes cargan apropiadamente con su propio dolor para disminuir el dolor de los demás. Los héroes esperan en Dios en vez de actuar por impulsos. Los héroes no miran de menos lo real, pero confían en que Dios es la realidad última. Los héroes buscan otra salida cuando aparentemente no existe ninguna salida.  

No es mucho lo que se registra acerca de este hombre noble llamado José, pero para mí, lo que se menciona es suficiente para estar seguro de que anhelo ser como él.

Se tomó de Clergy Recovery Network: Where Ministry Professionals Find Grace and Hope. Todos los derechos reservados. Se usa con permiso del autor.