Postura atrevida
por Christopher Shaw
Los desafíos de la vida nos presentan con una excelente oportunidad para desarrollar nuestro coraje
Versículo: Hebreos 10:35
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10:35 Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
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Me gusta la forma en que la Nueva Versión Viviente traduce este versículo: «Por lo tanto, no desechen la firme confianza que tienen en el Señor. ¡Tengan presente la gran recompensa que les traerá!». Dos términos son de especial interés para sobreponernos a las dificultades que se nos presentan en la vida cotidiana. La primera es esta postura de confianza. El término es el mismo que examinamos en el verso 19 de este capítulo. La palabra indica una actitud de osadía y coraje, una postura que podríamos describir como atrevida. La osadía ha distinguido a todos los grandes héroes de la fe.Al pensar en esta actitud se me vienen a la mente imágenes de la Palabra. El avance audaz de David contra el gigante Goliat. No se percibe en su postura ni una sombra de duda. Pienso también en la intrépida oración de Elías frente a los 400 profetas de Baal. Está absolutamente convencido de que Dios va a responder a su oración. Del mismo modo Cristo, con esa certeza absoluta que produce conocer el respaldo del Padre, llama a Lázaro, que estaba muerto, a que salga de la tumba. Esta misma postura llevó a que Juan y Pedro miraran fijo al cojo y le dijeron: «en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda¡». Es bueno observar la frase que acompaña la palabra confianza. No se trata de la osadía natural a las personas que tienen una personalidad extrovertida o que se sienten estimulados en condiciones de riesgo. Esta actitud es el resultado de la confianza que poseemos en el Señor. Se desprende del hecho que Jesús nos ha delegado la misma autoridad que recibió del Padre. Es decir, nos ha convertido en socios de los proyectos del Reino, con todas las misma ventajas que él posee. Cuando llamó a los Doce realizó una transferencia de autoridad a sus vidas: «Luego nombró a doce de ellos y los llamó sus apóstoles. Ellos lo acompañarían, y el los enviaría a predicar y les daría autoridad de expulsar demonios» (Mr 3.14 – NTV). Dios espera de su pueblo que ejerza la autoridad que ha recibido de Cristo frente a las dificultades y los obstáculos que presenta la vida. Y es precisamente por esta razón que el autor de Hebreos exhorta a los receptores de la epístola a que no desechen la confianza que tienen. El término puede ser traducido descartar, botar, poner a un lado, deshacerse. Todos estos verbos indican que la decisión de abandonar el camino de la valentía es consciente y deliberada, no el resultado de una lenta erosión de la fe. Por esta razón el autor siente que puede exhortarnos a no desechar nuestra confianza. Tenemos control sobre esta situación. Podemos decidir si vamos a confiar o no. Las circunstancias pueden ser sumamente complejas, pero igualmente está en nuestras manos el asumir, o no, una postura de osada fe. Los que optan por este camino seguramente serán probados. También serán partícipes de las más asombrosas victorias.
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