Biblia

Predique con frescura

Predique con frescura

por No Aplica

La gran ventaja de los sermones narrativos o biográficos, o de cualquier sermón que sigue un arreglo histórico de los eventos, es la facilidad con que el predicador puede recordarlos. Aunque el viento se lleve las notas del púlpito, el predicador no se sentirá perdido

—Hablemos de vehículos, las formas en que el propósito de tu sermón llega a su destino —dijo el doctor Ocampo, al tiempo que dejaba su vaso de limonada sobre la mesa.


—Cuando me hallaba metido en la rutina de la preparación a última hora —confesó Pablo—, apenas tenía tiempo para tomar unas notas sobre el pasaje, mucho menos para pensar en formas creativas de bosquejar mi mensaje.


—Al comenzar temprano te dejas tiempo para trabajar en la estructura del sermón. Recuerda que tu declaración de propósito dice cuál es el destino del sermón, su «fin principal», para usar una frase de la teología. El bosquejo viene a ser el vehículo que lleva el mensaje a su destino.


—¿Cuáles son los varios tipos de bosquejo que puedo usar?


—Hay muchas clases de estructura. Es bueno variar de vez en cuando con el fin de mantener el interés de los oyentes, y el tuyo propio también. La manera en que ordenas tu sermón puede hacer que el resultado sea muy diferente.


»Tienes que iniciar esta parte de la preparación después de haber descansado de la tarea tediosa de la exégesis del pasaje. Tu mente debe estar en buena forma si quieres que tu sermón sea de calidad y efectivo.


»Primero, arregla las ideas clave en una forma clara y lógica. Después empieza a luchar con esos materiales de la manera en que Jacob luchó con el ángel. Dile a las notas que tienes ante ti: «No las dejaré hasta que no me bendigan».


El profesor hizo una pausa para tomar un poco más de limonada y seguidamente buscó en una sección de su pequeño cuaderno de notas.


Leyó lo siguiente de W. E. Sangster:

El hombre, cuya arquitectura es espléndidamente variada, logra despertar la curiosidad de la gente antes de que sean puestos los cimientos. Escuchan el texto y se preguntan inmediatamente: «¿Cómo va a edificar sobre eso?»


—¿Ves el efecto que la variedad tiene sobre la congregación? Si te esfuerzas en no usar siempre la misma rutina, a la iglesia se le despertará la curiosidad sobre cómo vas a enfocar el pasaje incluso antes de que comiences. Tu reputación de predicar con una variedad agradable estimulará la expectativa semana tras semana.


—¿Hay en alguna parte una lista de tipos de estructura de sermón que pueda usar? —preguntó Pablo.


—Tal vez sea mejor para nosotros compilar nuestra propia lista. ¿Me puedes mencionar algunas ahora mismo?


—Están las bien conocidas de predicación temática, textual y expositiva —respondió Pablo con rapidez.


—Exacto, y tú tienes tendencia al estilo expositivo, presentando versículo a versículo lo que el pasaje dice. Hay una clase de variedad natural en ese enfoque, porque la Escritura tiene variedad en sí misma.


—A veces siento que he exprimido todo el contenido y variedad del texto cuando he terminado con él.


—Los predicadores son culpables de reducir la Escritura, con toda su vitalidad, a una lista de declaraciones doctrinales inflexibles. La doctrina es importante, pero deberíamos comunicarla a la manera en que Dios lo hace en su Palabra.


—¿Qué otras maneras hay de estructurar el sermón? —Pablo iba elaborando la lista agregando algunas breves notas explicativas.


—Una manera muy popular de predicar hoy es el sermón narrativo —continuó el doctor Ocampo—. Éste requiere gran esfuerzo e imaginación, pero si lo haces bien mantendrás el interés de la congregación. Hay poder en una historia bien contada.


—He evitado ese enfoque porque siento que no puedo comunicar mucha sustancia de esa manera. Me gusta darle a mi gente carne y no solamente leche. ¿No sacrifica la carne la predicación narrativa?


—En apariencia sí, pero al reflexionar más profundamente se demuestra que no es así. Recuerda que Jesús es la Palabra encarnada de Dios. Como Dios, Él podía abrumarnos con un vasto almacén de sabiduría expresado en términos técnicos, pero Él reconoció las limitaciones humanas cuando se dirigió a las masas.


—Calvino dijo que era como un padre que balbuceaba con sus hijos —recordó Pablo haber oído en alguna parte.


—Ésa es una buena manera de decirlo. Jesús usó relatos todo el tiempo. Enseñó mediante parábolas, como tú bien sabes.


—Nunca me olvidaré del curso sobre las parábolas que tomé en el seminario; fue una de mis clases favoritas.


—Una de las razones por las que las parábolas son atractivas es porque ese tipo de relato tiene gran apelación popular —continuó el doctor Ocampo, para remachar lo que quería decir—. Por consiguiente, Pablo, si Jesús conoció las limitaciones de sus oyentes y el poder de la parábola para comunicar, ¿por qué sus seguidores no la usan más a menudo? Por supuesto, Él es el Maestro, pero al menos deberíamos intentarlo.


—¿No está de acuerdo conmigo en que con ese enfoque se pierde sustancia? —preguntó Pablo.


—Sí y no. Algunos sermones bombardean a las personas con tantas verdades que quedan abrumadas. Al escuchar tanto recuerdan muy poco. ¿No sería mejor impresionarlas fuertemente con una sola verdad importante de manera que les cueste olvidarla? Eso es lo que una buena historia puede hacer. Piensa en el libro sobre el que estás predicando ahora mismo. Yo considero a Jonás uno de los mejores relatos cortos de toda la literatura.


—Sí, yo nunca ceso de admirarme del poder que tiene —reconoció Pablo.


—En resumen, sí, puedes comunicar muchas verdades doctrinales por medio de un sermón narrativo, pero las verdades que comunicas permanecerán por más tiempo en la memoria de las personas gracias al poder de apelación que suele tener la narración.


»Pero sigamos adelante —agregó el doctor Ocampo mirando al reloj—. Relacionado con la predicación narrativa está lo que Andrew Blackwood llamaba la «predicación biográfica». Él se dio cuenta del poder que tiene la historia de la vida de las personas sobre otros. Observa con cuánta atención escuchan las personas cuando describes una personalidad como la de Sansón o a uno que duda como Tomás. Se ven a sí mismos reflejados en las vidas de las personalidades bíblicas.


»Prediqué una vez sobre Pedro vacilando después de Pentecostés y cayendo en la hipocresía acerca de los gentiles. Leí el pasaje de Gálatas 2 donde se nos dice que Pablo se lo dijo en su cara. La congregación respondió bien al mensaje.


»Esa clase de sermón habla fuertemente a aquellos que quieren dejar la iglesia por causa del pecado e inconsecuencias del cuerpo de Cristo. Algunos quedaron muy sorprendidos al ver que incluso un apóstol puede caer en pecado e hipocresía.


El doctor Ocampo añadió rápidamente:


—La gran ventaja de los sermones narrativos o biográficos, o de cualquier sermón que sigue un arreglo histórico de los eventos, es la facilidad con que el predicador puede recordarlos. Aunque el viento se lleve las notas del púlpito, el predicador no se sentirá perdido.


—Y eso no sucede con los sermones doctrinales complicados —observó Pablo


—Sí, a eso me refiero exactamente. Si tú como predicador necesitas seguir muy de cerca las notas del sermón a fin de recordar lo que vas a decir, ¿cómo puedes esperar que los oyentes lo recuerden?


Extractado del capítulo 11: Cambie de vehículo, Predicando con Frescura, publicado por Desarrollo Cristiano Internacional todos los derechos reservados. Para ver más información del libro haga click AQUÍ