Problemas sociales por la mala administración de las diferencias y roles
por Alice Scott-Ferguson
A través de los años, los seres humanos hemos sido negligentes en el cuidado del orden en el diseño de Dios. Eso ha contribuido seriamente a la tergiversación de los roles y deformación de las distintas características.
Empobrecimiento de la vida familiar
La discriminación de los roles masculinos y femeninos debilita la vida familiar principalmente de dos maneras:
Dificultades en las relaciones sexuales
La evidencia indica que la impotencia en los hombres está asociada con la forma como sus compañeras se relacionan con ellos. Cuando las esposas tratan a sus maridos de una manera desafiante, agresiva o dominante, los hombres a menudo pierden el interés en las relaciones sexuales y algunas veces se vuelven impotentes. Algunos sociólogos consideran que la discriminación en los roles masculinos y femeninos está asociada con la homosexualidad y la confusión en la identidad sexual.
Pérdida del sentido del valor
El movimiento feminista denigra precisamente aquellos elementos de la personalidad femenina que surgen de la propia naturaleza femenina. Hace sentir a las mujeres la «desventaja» de ser mujer, y las coloca bajo la presión de tener que competir con los hombres.
Roles menoscabados
Nuestra sociedad descuida o deforma los roles que implican la provisión y el cuidado de las necesidades personales, roles tradicionalmente cumplidos por las mujeres. De esta forma, la vida familiar y el hogar se vuelven menos sustentadores, y la caridad se vuelve más impersonal y menos caritativa.
Por otro lado se descuidan los roles masculinos. Se ofrece menos orden, disciplina y protección personal en la vida diaria que en épocas anteriores. Se enseña a los hombres a evitar estas responsabilidades tradicionalmente masculinas: de hecho, muchos de ellos se han vuelto incapaces de tolerar estas responsabilidades porque han perdido lo que antes caracterizaba al modo de proceder masculino frente a las emociones y relaciones personales.
© Apuntes Pastorales, 1991.
Los temas de Apuntes Pastorales. Volumen 1, número 2. Todos los derechos reservados