por Desarrollo Cristiano
Serie de bosquejos basados en el libro de Proverbios
Introducción
Hay una gran diferencia entre ser sencillo (o inexperto) y ser estúpido. Cuando se piensa en una persona sencilla, sin experiencia; comúnmente se hace alusión a ella como alguien tonto.
Una amiga misionera en Guinea Bissau, Africa Occidental, dice que por su inexperiencia con el idioma de la nación, ha pasado malos ratos por la burla de los niños. Estos le repiten constantemente «no puede hablar, no puede hablar» Esto es un poco frustrante porque ella tiene más de cuarenta años. Pero está convencida que tiene que aprender el idioma; su llamado la ha ayudado a sobreponerse a la burla.
Cuando se habla de una persona sencilla o inexperta nos estamos refiriendo a aquella que se encuentra en proceso de maduración, en una etapa del desarrollo. Diríamos en la adolescencia de la vida. Pueden serlo tanto un niño, un adolescente, como un adulto que no ha madurado. Una persona sencilla es alguien vulnerable e incauto. Este es un período crítico de la vida.
Proverbios nos va a ayudar a cómo dirigir en el proceso de maduración, a una persona sencilla o inexperta.
El término que en Proverbios se refiere al simple tiene como sinónimos en español incauto, ingenuo, sencillo, inexperto, inocente. Las diferentes versiones de la Biblia en español usan esta terminología, una de ellas usa la palabra jovencitos para indicar sencillez
Características del simple
I. La inexperiencia es una característica de la juventud.
Ser sencillo es como tener espinillas en la adolescencia, algo normal. En Proverbios existe una estrecha relación entre ser sencillo (simple, inexperto, ingenuo) con la juventud, la gente se detiene a mirarlos.
«Para enseñar sagacidad al ingenuo, saber y reflexión al muchacho.» (Pr. 1.4, NBE)
Las instrucciones de este verso se dirigen al muchacho que todavía no ha adquirido experiencia, que es ingenuo, inexperto, inmaduro, ligero. Es una persona que tiene la capacidad natural para aprender: si se dedica al estudio y asimila estas máximas, pasará un día a la categoría de sabio.
«Vi entre los muchachos imprudentes a uno más imprudente que otros.» (Pr. 7.7, BLS)
La sencillez es una característica de la juventud, e implica:
A. La sencillez es una etapa natural de la vida.
Cada persona pasa por una etapa de inexperiencia. Es como la adolescencia, todas las personas la tienen que pasar. Ser sencillo no es pecado porque se está en un proceso de crecimiento. Pero el mantenerse en un estado de inmadurez voluntario, si es pecado porque esta se puede convertir en carnalidad. (Véase 1 Cor. 3)
B. La sencillez es una etapa en el crecimiento pero no se debe permanecer demasiado tiempo en ella.
Según Pablo permanecer en la niñez espiritual, o crecer en madurez es voluntario. Uno decide si queda en esa etapa.
C. La sencillez no se remedia con el tiempo sino con la decisión de cambiar.
El padre sabe que tiene que enseñar a su «hijo» a salir de la etapa de inexperiencia, también conoce que su «hijo» debe decidir caminar a la manera del sabio, o seguir a las personas malvadas en el camino de la insensatez. El cambio se produce por una decisión consciente. (Pr. 1.10, 15, 22-23) La sabiduría viene por la decisión de abandonar la locura y perseguir la sabiduría como un preciado tesoro.
D. La sencillez (ingenuidad) trae sus deslices en la juventud.
Salir de la juventud no significa eliminación de los problemas. Doña Locura anda poniendo trampas y tentaciones en el camino para los incautos. Pablo le advierte a Timoteo sobre los peligros de la juventud. (Véase 1 Ti. 4.12; 5.1-2; 6.11) También advierte a las personas mayores a tomar el camino de la sensatez. (Tito 2.2-5)
E. La sencillez es un estado peligroso.
Tres factores inciden a tener cuidado:
1. Los ingenuos tiene carestías en áreas importantes.
Carecen de sabiduría (Sal. 19.7), conocimiento y discreción (Pr. 1.4), entendimiento (Sal. 119.130; Pr. 9.4, 16), y juicio (Pr. 7.7). No analizan críticamente lo que le dicen otros. Según Proverbios no tienen cautela.
«La gente tonta cree todo lo que le dicen; la gente sabia piensa bien antes de actuar.» (Pr. 14.15, BLS)
«El que es inteligente ve el peligro y lo evita; el que es tonto sigue adelante y sufre las consecuencias.» (Pr. 22.3, BLS, véase 27.12)
2. Los ingenuos como la humanidad en general están inclinados al mal.
Además, de ser ingenuos e ignorantes, los sencillos se desvían hacia la insensatez. Diríamos que tienden a la maldad y a la destrucción, lo que lo lleva a tropezar constantemente.
«Ustedes, jovencitos sin experiencia, enamorados de su propia ignorancia; y ustedes, jovencitos malcriados, que parecen muy contentos con su mala educación, ¿seguirán siendo siempre así? Y ustedes, los ignorantes, ¿seguirán odiando el conocimiento?» (Pr. 1.22, BLS)
«¡Sufrirán las consecuencias de sus malas decisiones y de su mala conducta! ¡Acabarán siendo destruidos por su necedad y por su poca atención!» (Pr. 1.32, BLS)
«El que es sabio lo demuestra en que piensa bien lo que hace, pero el tonto vive engañado por su propia estupidez.» (Pr. 14.8, BLS)
3. Los ingenuos son blanco fácil de los malvados y de los inescrupulosos
Así como en la naturaleza sale adelante el más fuerte por aprovecharse de la ingenuidad y vulnerabilidad del más débil. En esa misma forma se aprovechan del ingenuo. Es frecuente que sea víctima de personas malvadas, tanto codiciosas como violentas. (Véase Pr. 1.10-19) La gente malvada anda como depredadora buscando a los chicos y a las chicas ingenuas. (Véase 7.6-27; 9.13-18)
F. La sencillez es peligrosa, no incurable.
Claro que hay esperanza para el ingenuo que ha caído en los ardides de doña Locura. La sencillez (o ingenuidad) es una etapa en el crecimiento y el desarrollo de los jóvenes. También forma parte del proceso de desarrollo de las personas sabias que han logrado pasar con éxito. Esto último no implica la falta de dificultades. A pesar de la lucha saldrán más fortalecidos y experimentados.
Por un lado, doña Locura intenta desviar a los ingenuos de su camino. (Pr. 7.6-26; 9.13-18) Por el otro, la dama Sabiduría llama al ingenuo para que observe los peligros que le rodean. (Véase 1.20-33; 8.1-36; 9.1-6) La solución es dejar la locura y a huir de la mujer malvada, y se le anima a cambiar de modo de vida. (Véase Pr. 1.23; 2.1-11; 3.1-26; 4.1-27)
Siempre hay esperanza para el ingenuo. Las personas ingenuas no necesitan pecar para conocer la maldad, ellas puedan aprender de las faltas de otras personas:
«Golpea al cínico y el inexperto se hará cauto; reprende al prudente y aumentará su saber.» (19.25; cf. 21:11, NBE).
El Señor ayuda al inexperto que está siendo seducido. El da sabiduría y protección:
El Señor «que protege a los indefensos. Yo no tenía quien me defendiera, y él vino en mi ayuda.» (Sal. 116.6, BLS).
El Señor puede intervenir directamente en la preservación del inexperto:
«La ley de Dios es perfecta, y nos da nueva vida. Sus mandatos son dignos de confianza, pues dan sabiduría a los jóvenes.» (Sal. 19.7, BLS).
«Cuando un maestro las explica, hasta la gente sencilla las entiende.» (Sal. 119.130, BLS).
«Querido jovencito, ten presente lo que te digo y obedece mis mandamientos. Cúmplelos, y vivirás; grábalos en tu mente, nunca te olvides de ellos. Cuida mis enseñanzas como a tu propia vida. Hazte hermano de la sabiduría; hazte amigo del conocimiento, y te librará de la mujer que te engaña con sus palabras y le es infiel a su esposo.» (Pr. 7.1-5, BLS).
El ingenuo (inexperto) siempre estará enfrentándose con muchos peligros que no se van a quitar por sí mismos. La sabiduría advertirá en el momento preciso del peligro e indicará el camino a seguir. La mismas Escrituras han sido provistas para hacernos sabios. El Señor le proporciona ayuda al inexperto que le teme. El inexperto tendrá la misma clase de tentaciones que tienen las demás personas porque Dios le ha provisto una salida. (Véase 1 Cor. 10.13)