Predicas Cristianas | Estudios Biblicos
Malaquías 1:6-7
En primer lugar, deseo aclarar que este no es un estudio bíblico acerca de las ofrendas monetarias. No, no se trata de dinero. Aunque la biblia sí toca el tema, en esta ocasión estaremos tratando un poco sobre otros tipos de ofrendas para Dios.
La biblia nos enseña que debemos traer nuestras ofrendas al altar y también nos muestra la forma en la que debemos hacerlo ya que Dios no acepta todo lo que le llevamos.
Veamos cuatro aspectos importantes que debemos tener en cuenta antes de llevar una ofrenda ante el altar de Dios.
I. ¿Qué cosas puedo ofrendar a Dios?
En primer lugar, entendamos que ofrendar es entregar, sacrificar, dar y/u ofrecer algo a alguien.
A Dios le podemos ofrendar distintas cosas:
A. Tiempo. Salmos 84:10.
Dios es quien nos da la vida, así que cuando decimos que ‘el tiempo nos pertenece a nosotros’, cometemos una equivocación. Dios es el dueño de la vida, del tiempo y de nuestros días, así que debemos vivir cada día para Dios, pero además, apartar tiempo para Él. La comunión diaria con Dios y congregarse en la iglesia son dos formas de dedicarle tiempo a nuestro Señor. El rey David sabía de la importancia y la necesidad humana por pasar tiempo en la presencia de Dios. Él decía:“…mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos…”.
No cometa el error de decir que no tiene tiempo para Dios. Recuerde que en cualquier momento Él puede decidir que ya no moremos más en este mundo y nos lleve a la eternidad. ¿Qué diría usted ese día? ¿Acaso se atrevería a decirle:‘Dios, hoy tengo muchos negocios por hacer, no tengo tiempo para morir hoy’?
El tiempo es de Dios y debemos dedicarle nuestra existencia y también espacios exclusivos para Él cada día, semana, mes y año.
B. Alabanza. Salmos 116:17; 50:14.
A Dios le podemos ofrendar alabanza. Nuestras palabras de admiración y exaltación para Él son formas de alabarlo. También le ofrecemos alabanza cuando nuestros actos van en concordancia con su moral y voluntad.
C. Dones. I Pedro 4:10
Dios nos ha dado dones. Cuando los usamos para servir en la obra de Dios, estamos realizando una ofrenda que Él nos demanda. Dios no da dones para archivarlos, nos los da para servirle.
II. ¿Cómo concibo al Dios al cual ofrendo?
Estimado lector, antes de continuar con estos estudios bíblicos, le ruego que reflexione un poco sobre este punto y sea sincero con usted mismo. Medite un poco acerca de cómo y quién es Dios para usted. La palabra de Dios le describe como un ser incomparable, soberano, único, extremada e infinitamente poderoso… en fin. ¿Cómo lo concibe usted?
A. Es un rey. Isaías 66:1; Salmos 29; I Crónicas 29:12
En estos versos y en muchos otros se habla de Dios como un rey todopoderoso.
B. Es un necesitado.
Quizá casi nadie se atreva a pensar que Dios es un pobre necesitado o mendigo. Pero con los actos pareciera que sí. Para muchos, Dios se puede conformar con una limosna, con un minuto a la semana, con ‘regalos y detalles’ miserables. Y a continuación vamos a ver algo más al respecto.
III. 4 actitudes y sus contrastes al ofrendar
A. Ofrendar algo que cuesta o algo que no cuesta. I Crónicas 21:24; II Samuel 24:24.
Hay quienes ofrendan lo más fácil y hay quienes llevan a Dios un sacrificio real. El rey David sí que entendía que Dios merecía lo mejor.
En estos versos, cuenta que David estuvo a punto de recibir cosas que podía sacrificar a Dios de manera gratuita. Pero por su entendimiento de quién era Dios, pagó lo que costaban tales cosas porque no quiso ofrendar a Dios nada que no le costara.
Hoy en día, el sacrificio y la ofrenda para Dios parece que se han convertido en algo pasado de moda. Casi nadie quiere esforzarse, todos quieren todo fácil. Que la reunión se acabe rápido, que los horarios para servir sean una vez cada dos meses, que no haya que levantarse temprano a buscar de Dios en oración… hay muchos indicadores que muestran que, contrario a la actitud de David, queremos ofrendar cosas que no nos cueste un centavo. Esta actitud es incorrecta y ofensiva contra Dios.
B. Ofrendar las primicias o las sobras. Lucas 21:4; Proverbios 3:9
Otra actitud a analizar es si llevamos a Dios lo mejor o lo que nos sobra. ¿Destina usted un tiempo importante en su agenda para servir a Dios? ¿Tiene que hacer un esfuerzo mayor y sacrificar quizá sus horas de sueño para poder ofrendar a Dios? O ¿es el último momento del día en el cual usted decide si lo hace o no? ¿Saca usted a Dios de su agenda y solo lo sirve si queda algo de tiempo?
Mi querido lector, eso es darle sobras a Dios. Como se puede dar cuenta también, muchas de estas cosas tienen que ver con el tiempo, porque para todo lo que vayamos a ofrendar:alabanza, servicio, dinero… tiene que haber tiempo.
C. Ofrendar con manos limpias o sucias. Mateo 5:23-24.
A Dios no le agrada que vayamos a ofrendar de cualquier manera. Nuestra actitud y limpieza son cruciales para que nuestra ofrenda sea agradable. Dios no recibe ofrendas si tenemos pecados ocultos en nuestro corazón. En este pasaje del evangelio de Mateo, Jesús mismo enseña que, si tenemos algún conflicto con algún hermano, primero debemos estar en paz con él y luego sí proseguir con la ofrenda.
Primero debemos limpiar nuestras manos, corazón y mente, y luego sí podremos llevar a Dios nuestra ofrenda.
D. Ofrendar con agrado o con fastidio. Malaquías 1:6-14.
Estimado lector, le recomiendo leer estos pocos versículos. Todos deberíamos enterarnos de cómo Dios ve los sacrificios y ofrendas traídos de forma indebida.
¿Ha pensado alguna vez que servir y ofrendar a Dios es molesto? ¿Le parece que ir a la iglesia, orar, prepararse para servirle mejor y hacer más cosas para Dios es una tarea engorrosa?
Pues bien, esa es una actitud injusta, arrogante y de menosprecio contra el Dios que nos ha dado TODO.
¡Sirva y ofrende a Dios con alegría y gratitud de corazón!
IV. Consecuencias de traer una ofrenda agradable o desagradable a Dios. Malaquías 1:14
En el último versículo del pasaje de Malaquías 1, vemos las consecuencias de ofrendar a Dios de cualquier manera. Todos tenemos la capacidad de llevarle a Dios lo mejor posible. Todos, absolutamente todos podemos llevar nuestras capacidades al máximo para ofrendar a Dios lo mejor que tenemos. No se trata de que comparemos las ofrendas de unos con otros, se trata de que de lo mejor que tenemos, eso llevemos ante Dios.
Dios maldijo a aquellos sacerdotes que ofrendaban animales enfermos y cosas podridas porque eso reflejaba que menospreciaban a Dios.
Si usted ama a alguien, no le regalará nunca un animal muerto y mal oliente, o un pastel repugnante, o algo sucio… ¿Por qué entonces decimos que amamos a Dios y le traemos lo que sobra o lo que no nos cuesta?
Conclusión:
Estimado lector, este estudio bíblico tiene como propósito hacernos reflexionar acerca de la importancia de ofrendar a Dios con excelencia. Dios no nos debe nada, somos nosotros quienes le debemos la vida y salvación; por tanto, que lo que usted ofrezca a Dios (tiempo, capacidades, alabanza, dinero) sea de lo mejor. Hágalo con el convencimiento de que Dios lo merece porque así es. No cometa el error de pensar que servir y ofrendar a Dios es tedioso, aburrido y fastidioso porque lo ofenderá gravemente.
Si por alguna razón usted es consciente de que ha cometido el error de servir de manera defectuosa, hay tiempo para arrepentirse. Dios es un Dios de amor y lo perdonará.
¡Que nuestra premisa sea darle a Dios lo mejor!
Bendiciones.
Muchas personas se levantan cada mañana pensando en cómo saciarán su apetito sexual, o sus deseos de embriagarse, o sus intensas ganas de hacer algo que les satisfaga completamente. Ese es su motor, la razón por la que despiertan cada día.
C. Hacerse un espacio en la historia. Eclesiastés 2: 4-11.
Hay por otro lado muchos académicos, científicos, y personas con una vocación marcada hacia algún tipo de labor que al ser preguntados sobre su mayor logro en la vida responden: quiero hacer historia. El pasaje mencionado de Eclesiastés habla de cómo el Rey Salomón evaluaba todo lo que había hecho durante su vida y durante su reinado, y el verso 11 registra las siguientes palabras: “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.”
III. La motivación puesta en los intereses de Dios
Dicho de otra forma y como la Biblia misma lo define, sería poner la motivación en ‘las cosas de arriba’.
Hemos venido diciendo en estos estudios bíblicos que, teniendo en cuenta que esta vida es corta y que pasaremos a la eternidad algún día, lo mejor que podemos hacer es entonces hacer nuestro tesoro en el cielo, es decir, que nuestra motivación de cada día esté directamente relacionada con los intereses de Dios. ¿Cómo puedo saber si mi motivación está en los intereses de Dios?
A. Buscar primero Su reino. Mateo 6: 33.
Buscar el reino de Dios se puede resumir en hacer que Él sea nuestro rey, es decir, que gobierne nuestras vidas y estemos sometidos a Él. No permita que el dinero, los placeres ni otras cosas gobiernen su vida. Que sea Dios, quien lo creó a usted y a mí, quien rija nuestro destino, ¡Seguro que nuestro futuro estará asegurado!
B. Servir a Dios. Mateo 25: 22-23.
Dios nos ha dado talentos para servirle. Servir a Dios debe ser algo que nos motive profundamente ya que Él vino a servirnos también y a salvarnos. Como agradecimiento y tributo, debemos servir a Dios y Él recompensará por la eternidad a quienes trabajan para él.
Conclusión
Necesitamos motivación para levantarnos cada mañana, de eso no hay duda. Pero también es indiscutible que la mejor motivación para despertarnos cada día es aquella en la que Dios está presente. Tener a Dios como nuestro rey y servirle deben ser dos ingredientes imprescindibles en nuestro diario vivir ya que al llevar un estilo de vida así, estaremos acumulando tesoros en la eternidad.
Uno de los propósitos de estos estudios bíblicos es entender que no está mal que queramos triunfar en la vida, conseguir cosas importantes y ser exitosos. Pero que siempre esté Dios primero y nunca dejemos de servirlo.