Desde la ventana de mi escritorio se puede ver un árbol. Es un precioso peral con grandes ramas y hojas muy verdes.
Cuando estoy cansado de estudiar o de trabajar, giro mi cabeza hacia la ventana y allí está animándome con sus preciosas flores. Cuando voy a dormir, puedo escuchar las hojas moviéndose, y ese sonido me relaja como si fuera lluvia. Durante el verano, impide que el sol y el calor entre por la ventana, manteniendo fresca mi habitación.
Hoy me he puesto a pensar en todo lo que el árbol hace por mi, pero me he dado cuenta de que yo nunca he hecho nada por él…
Nunca me he preocupado por regarlo, mirar si tiene tierra suficiente, abonarlo, o podarlo. Incluso a veces lo he criticado porque las peras que da no me gustan, ya que son demasiado duras.
A pesar de que ese peral ha estado ahi desde hace tanto tiempo haciendo cosas por mi sin pedirme nada a cambio, yo jamás he reparado en él, ni me he preguntado si necesitaba algo.
Nuestros amigos, y la gente que nos rodea son a veces como ese peral silencioso, que está ahi para nosotros, apoyándonos sin pedirnos nada a cambio. ¿Cuando fue la última vez que diste las gracias a un amigo por algo? ¿Cuando fue la última vez que tuviste un detalle con algun ser querido?.
A veces no nos damos cuenta de que nuestra familia, nuestros amigos, hacen muchos esfuerzos por nosotros, y cuán felices les haríamos solo diciéndole «Gracias por este detalle, lo valoro mucho». Quizás estemos tan concentrados en nosotros mismos y en nuestros problemas, que no nos damos cuenta de la gente que nos rodea.
Deberíamos pararnos al menos una vez a la semana, y pensar en los demás. Hacernos una simple pregunta «¿Qué puedo hacer por ellos?» No hace falta comprarles grandes regalos para hacerlos felices, ni siquiera hacer grandes esfuerzos.
Sólo el hecho de llamar por teléfono para saber cómo estás, o preguntar por qué no vino a la iglesia el día anterior, servirían para que la otra persona se de cuenta de que estás ahi.
Piensa en estos detalles y valora si requieren mucho esfuerzo:
- Agradecer a tu madre por la comida que te prepara día tras día sin pedirte nada a cambio
- Agradecer a tus hermanos cuando se preocupan por tí
- Agradecer a tus amigos por esos pequeños detalles
- Enviar un correo electrónico a una persona que no ves hace tiempo
- Decir a un amigo que estás orando por él, o que estás para cuando él lo necesite
- Darle un abrazo a un ser querido sin tener un motivo para ello
- Decirle a un amigo que estás orgulloso de él o de ella
- Escribir una nota y dejarla en la Biblia de alguien, diciendole lo mucho que significa para tí
- Ofrecer tu ayuda en las cosas que sabes
El árbol de mi ventana pasa calor para que yo esté fresco en verano, y tiene que trabajar para moverse mientras yo me duermo escuchando el sonido de sus hojas.
Quizás sea tiempo de hacer algo por nuestros seres queridos, aunque nos cueste un poco de trabajo. Hacer felices a otras personas nos hará felices a nosotros mismos.
No seas egoista, y de vez en cuando mira los que te rodean. Se como ese árbol que da todo a cambio de nada.
Autor: Nicolás A.