Reclutando miembros para el equipo

por Larry W. Osborne

Preguntas para evitar el conflicto innecesario (Tito 1:6-9; 1 Pedro 5)

Es inútil querer lograr la unidad cuando se ha permitido que una persona contenciosa o divisionista entre en la junta. He aquí tres preguntas para formularse antes de que algún recluta pase a formar parte del equipo:

1. ¿Cuál es el propósito primario de la junta? ¿Es el propósito primario de la junta contar con representantes o con líderes? Nuestra respuesta afectará significativamente nuestro potencial para la unidad.

Muchas iglesias han optado por el modelo representativo. Pero en una junta de representantes, el énfasis en representar a diversos grupos de interés dificulta justificar por qué se mantiene a alguien fuera de la misma. Desde una perspectiva representativa, cualquier miembro de la iglesia, no importa cuán divisionista sea éste, tiene derecho a dirigir.

Me he convertido en un fuerte defensor de la junta orientada hacia el liderazgo. En vez de comprender lo que todos quieren que hagan, los miembros de una junta de liderazgo se centran sólo en una cosa: encontrar el mejor curso de acción y seguirlo. Al enfrentarse a una decisión difícil, lo primero que preguntan no es: «¿Cómo reaccionará la gente?» sino «¿Qué es lo que Dios quiere que hagamos?»

2. ¿Cuáles son nuestras calificaciones mínimas? En muchas congregaciones, cualquiera que apoya fielmente a la iglesia y trabaja duro, finalmente será recompensado con un asiento en la junta. Pero pasajes tales como Hechos 6, 1 Timoteo 3, Tito 1, y 1 Pedro 5, establecen claramente que existen calificaciones espirituales, y que éstas van más allá del nuevo nacimiento, llegando a los ámbitos del carácter. Eso no demanda más que conocerse bien a sí mismo.

Sin embargo, para construir un equipo de liderazgo armonioso y efectivo existen otras calificaciones que se deben buscar, y que son tan importantes como la madurez espiritual:

¿Está esta persona básicamente de acuerdo con nuestra filosofía actual del ministerio?

¿Se adecuará esta persona al equipo de liderazgo que ya hemos formado?

3. ¿Quién debe cuidar la puerta? Toda iglesia cuenta con algún tipo de reglamento para el nombramiento de candidatos. Desafortunadamente, incluso las iglesias que tienen cuidado al elegir su junta gobernante pueden ser descuidadas al decidir quiénes controlarán la selección inicial.

El comité de candidaturas puede ser el comité más importante en nuestra iglesia, porque hace la función de cabecera de un río. Si hay contaminación aguas arriba, al final corromperá todo lo que está aguas abajo.

Un río limpio demanda que haya una buena relación de trabajo entre el pastor y la junta de candidaturas.

Para comentar:

  • ¿Qué califica a alguien para servir en las juntas o comités de alto nivel de su iglesia? ¿Están los estándares en línea con Tito 1 y 1 Pedro 5?
  • ¿Cómo encuentra su iglesia a las personas más indicadas para el equipo, dado que muchos parecen estar ya demasiado ocupados?
  • ¿Qué capacitación se le brinda a los nuevos miembros de la junta? ¿Incluye ésta una sección sobre el propósito de la junta?