Biblia

Reflexiones – Una Mesa Repleta De Bendiciones

Reflexiones – Una Mesa Repleta De Bendiciones

Reflexiones Cristianas – Una Mesa Repleta De Bendiciones

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

Podemos imaginar una mesa repleta, llena de comidas deliciosas. A su rededor están reunidas personas hambrientas. Dios dispuso la comida. Es totalmente gratuita.

Si alguna persona está alrededor de la mesa y no saborea la comida, es una decisión exclusivamente de ella. Estar hambriento, delante de una mesa llena, y no aprovechar la comida, es un comportamiento irracional. Es eso lo que ha acontecido todo el tiempo . la generosidad de Dios no es aprovechada. Dios ofrece comida espiritual, pero, Él no forzará a nadie a comerla. El hombre debe tomar iniciativa y participar de aquello que Dios le da.

¿Hemos nosotros estado delante de las bendiciones del Señor sin disfrutar de ninguna de ellasí ¿Hemos ignorado todo cuanto el Señor nos ofrece, preferiendo los engaños del mundo que no alimentan el alma y aún nos alejan de Su presencia? ¿Hemos pasado hambre espiritual  estando delante de un harto banquete que Dios tiene listo para nosotrosí

Muchas veces nos lamentamos de abandono mientras sobre la mesa del Señor está colocado el “estoy contigo todos los días”. Murmuramos en cuanto a la falta de todo, sin nos dar cuenta de que sobre la mesa de las bendiciones está “el Señor suplirá todas sus necesidades”. Preocupamonos con enfermedades y no confiamos que, sobre la mesa, está el “soy el Señor que te sara”. La frustración de las derrotas por pasos mal dados nos atormenta y ni miramos que, bien en el centro de la mesa, está el “sin mí nada podéis hacer”.

Estamos hambrientos, sentados alrededor de la mesa del Señor, y bastaría apenas levantar una de nuestras manos para recibir todo lo que nuestro Salvador colocó a nuestra disposición. Allí encontramos todo lo que necesitamos: alegría, paz, gracia, unción, fe y vida abundante. Nada falta encima de la mesa del Señor.

Empiece a aprovechar los “manjares” santos que el Señor colocó sobre la mesa. Encontrará la dicha que ha estado buscando hace mucho tiempo.