Biblia

Resolviendo el dolor de la perdida

Resolviendo el dolor de la perdida

Juan 11:1-44

Introducción

Una mañana de octubre de 1993, Rhonda Gill, de 24 años, se quedó inmóvil al oír a su hija de cuatro, Desiree, sollozando quedamente en el cuarto de estar. Caminó de puntillas a la puerta y vio a la pequeñita de pelo oscuro abrazando y acariciando un retrato de su padre, fallecido hacía nueve meses.

–Papito -dijo en voz baja- , ¿por qué no regresas?

A Rhonda, mujer menuda y morena que además de madre era estudiante universitaria, se le rompió el corazón. La muerte de su esposo Ken, le había causado un profundo pesar, pero ver a su hija tan afligida le resultaba insoportable. ¡Si pudiera librarla de este dolor!, pensó. Radicados en Yuba City, California, Ken Gill y Rhonda Hill se habían conocido cuando ella tenía 18 años, y después de un vertiginoso noviazgo se casaron. Su hija Desiree, nació el 9 de enero de 1989. Ken, hombre atlético de 1.90 metros de estatura, tenía un carácter afable que le había atraído la simpatía de todos. Cuando nació su hija, quedó prendado de ella.

“Esta chiquilla es el amor de su padre”, le decía Rhonda a la gente, ante la mirada de orgullo de su marido. Padre e hija iban juntos a todas partes; a caminar, a pasear en un vehículo especial para la arena y también a pescar percas y salmones en el río Feather. Luego sobrevino la muerte de Ken, y la pequeña lejos de resignarse a ella, con el tiempo, se empeñó en negarla. “Papá no tardará en llegar” le decía a su madre. “Esta trabajando”. Y cuando jugaba con su teléfono de juguete, hacia como que platicaba con él: “Te extraño, papá. ¿Cuándo vas a regresar? La mamá intento varias formas, para ayudar a su hija a superar la perdida de su papá. Salían por las noches a mostrarle las estrellas para que al señalarle una, la niña pensara que su padre la iluminaba desde el cielo; esto solo lograba que la niña saliera de noche y con ojos llorosos buscara la estrella de su padre. Dos veces la llevaron con el psicoterapeuta infantil, pero ni eso dio resultado. Como último recurso, Rhonda llevó a la niña al cementerio, para ver si la imagen de la tumba la hacia aceptar la muerte de su padre; pero solamente dijo:

-Tal vez si pongo mucha atención podré oír lo que papá me diga.

Más adelante, una noche en que Rhonda esta arropándola en la cama, Desiree anunció:

-Mamá, quiero morirme para estar con papá.

¡Ayúdame, Dios mío! Dijo Rhonda. ¿Qué más puedo hacer?

¿Que podemos hacer, cuando alguien o nosotros mismos experimentamos una perdida tan grande? Ningún ser humano se escapa a la experiencia del dolor de una perdida. Perder a alguien o algo es parte de nuestra existencia y a lo largo de la vida sufrimos muchas pérdidas. Una pérdida origina dolor. Cada persona percibe de manera diferente sus pérdidas. La mayoría de las pérdidas aparecen como negativas para el que las experimenta: la muerte de un ser querido, la pérdida de bienes materiales y/o enfermedades limitantes. Sin embargo otras pérdidas se reconocen más difícilmente. Ya que no derivan en principio de hechos desagradables: las pérdidas originadas por el crecimiento, los cambios de situación; el nacimiento de un hijo, pérdida de independencia y libertad -el traslado de casa, de ciudad. Todo cambio, positivo o negativo, implica una pérdida y la necesidad de hacer un duelo. Estamos convencidos que solo cuando alguien muere, es cuando experimentamos el dolor de una perdida; pero esta experiencia es solo la más característica; pero como ya lo mencione anteriormente, todo cambio en la vida acarrea una perdida y por lo tanto un dolor. Los especialistas nos dicen que el duelo (Dolor) tiene al menos 5 etapas, que de ser bien trabajadas se puede resolver el dolor de haber perdido algo o a alguien. Pero además la Biblia nos enseña en este día que Jesús es un elemento fundamental en el proceso de recuperar la esperanza cuando se ha sufrido una perdida. Hoy les animo a que juntos descubramos en la Palabra de Dios como Jesús ayudo a una familia a recuperar la fe, la dicha, la esperanza, después de haber perdido a un ser querido.

I. Lo resolvemos cuando lo compartimos con Jesús (v. 3) “Enviaron pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo”

Betania se ubica a tan solo 3 kilómetros de la ciudad de Jerusalén, y es donde vive una familia muy especial. María, Martha y el más joven, llamado Lázaro. Esta familia ocupaba un lugar muy especial en el corazón del Señor Jesús. Y es precisamente a esta familia a la que la desgracia toca la puerta de sus vidas. La Biblia nos dice que un día Lázaro enfermo (v. 1), no se nos dice exactamente de que, pero si podemos entender que debió ser una enfermedad importante que ponía en riesgo la vida de Lázaro. Tan grave era su estado que María y Martha toman la decisión de mandar llamar a Jesús (v. 3) con la intención de que lo sanará. Sin embargo Jesús al enterarse toma otra decisión que para muchos resulta incomprensible. Jesús decide posponer su regreso dos días más (v.6) Mientras tanto el estado de Lázaro empeoró al punto de que cuando Jesús llega Lázaro ya había muerto “Vino, pues, Jesús, y halló que hacía cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro” (v. 17) La escena que observa Jesús a su llegada a Betania, puede resultarnos a muchos algo familiar; pues el dolor de la perdida de un ser querido es algo en lo que todos podemos identificarnos. María y Martha estaban en su casa, recibiendo las condolencias de parte de amigos, familiares y vecinos (v. 19) Entonces algo hace saber a Martha que el Señor Jesús había llegado (v. 20). Martha deja lo que esta haciendo y encamina sus pasos hacía Jesús y cuando esta frente a Él le dice: “Señor, sí hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (v. 21); María igualmente cuando llega delante de Jesús le hace el mismo reclamo: “Señor, sí hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano” (v. 32) en ambas ocasiones, tanto Martha como María habían expresado su sentir, y lo habían hecho con lagrimas en sus ojos “…al verla llorando” (v. 33)

Cuando experimentamos una perdida, y esta nos causa dolor, ese dolor es manifestado a través de las lagrimas; Sin embargo, quien sabe de donde hemos sacado la idea de que no debemos expresar nuestro dolor. En algunas ocasiones he visto en la T.V. cuando algún artista muere, los que comentan la noticia, dicen que los familiares han mostrado una gran fortaleza por que no han derramado lagrimas durante la despedida; de igual forma en algunos funerales u hospitales he visto y conocido personas que reprimen sus lagrimas; pues creen que son signos de debilidad y que hacen daño. En lo personal creo que esta mal, pues reprimimos nuestras emociones, cuando debiéramos dejarlas fluir libremente. Según J. Ripio Espiau dice en su trabajo “El duelo”: “Las emociones que se sienten al ser expresadas ayudan; al identificarlas desahogan y sirven para que las penas fluyan” Tenemos a dos mujeres que recién perdieron a su hermano menor y no tiene ningún reparo en manifestarle a Jesús su sentir. Tenemos que reconocer que la iglesia cristiana ha promovido a lo largo de su historia la negación de sus sentimientos ante situaciones tan terribles como la perdida. Es muy cuestionado por muchos cuando un hermano llora durante una perdida importante (muerte, enfermedad, crisis económica, etc); el mensaje implícito y explicito del triunfalismo cristiano lleva a muchos a creer que no podemos compartir con Dios nuestros sentimientos de dolor. Creemos que si decimos a Dios como nos sentimos realmente, Dios nos rechazara; sin embargo, la Biblia nos enseña algo totalmente diferente; vemos a Jesús delante de dos mujeres heridas, de dos mujeres llorosas, dos mujeres, que se siente defraudadas hasta cierto punto, y que no ocultan sus verdaderos sentimientos. Y no vemos a Jesús descalificándolas, al contrario se identifica con ellas y su dolor “Jesús lloró” (v. 35). Cristo nos entiende, porque él había perdido a un muy buen amigo, alguien dirá “Bueno, pero es Jesús” y a esto el autor a los Hebreos nos dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades…” (Heb. 4: 15) Jesús sabe, lo que usted sintió, Dios sabe lo que significa perder a alguien importante en la vida, vio morir a su hijo en la cruz, vio como lo hicieron pedazos, y al menos por un tiempo supo lo que era perder algo. ¿Cómo podemos resolver nuestro dolor ante una perdida? Compartiéndola con Jesús, sincerándonos con él, no se preocupe si sus palabras, o emociones no son teológicamente adecuadas, lo que importa es que usted se abra ante Cristo y establezca un puente de comunicación poderosa. Fue Samuel Clark quien dijo: “Nada hace más hermosa la faz de un cristiano, cuando la limpia con sus lagrimas”

II. Lo resolvemos cuando somos consolados por Jesús (v. 25) “…Yo soy la resurrección y la vida…”

San Tomas de Aquino dijo: Tan solo un necio trata de consolar a una madre ante su hijo muerto” y en verdad no existen palabras que puedan aligerar la perdida. En un artículo de la revista “Apuntes Pastorales” leí de un testimonio de un hombre que había perdido a un ser querido y cuando llegaron sus amigos a tratar de confortarle, hubo quienes le dieron todo un tratado acerca de la muerte, de la vida, de los buenos momentos, del cielo, etc; sin embargo en su interior solo había el deseo que se callaran y se fueran, sin embargo hubo alguien que tan solo lo abrazo y sin decir nada estuvo cerca de él. Al paso del tiempo, el doliente podía afirmar que no recordaba nada en claro de quienes le hablaron, pero podía sentir todavía el calor afectuoso de quien solamente le acompañaba. Jesús llega a Betania, se encuentra con un amigo recién muerto y enterrado; pero también se encuentra con el trágico escenario de dos hermanas dolidas y devastadas. Estas se acercan a Jesús y postradas a sus pies le expresan sus sentimientos; Jesús los comparte; pero, estoy convencido que sólo Jesús escapa a la afirmación de Tomas de Aquino; pues el eterno, el autor de la vida, es el único que tiene palabras de consuelo y esperanza. Jesús dice a María: “Tu hermano resucitará” (v. 23), María recibe con agrado el consuelo, pero todavía no entendía la trascendencia de la afirmación de Cristo. Más adelante dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto, vivirá” (v. 25) esta es una de las declaraciones más poderosa de Jesús; María no esta oyendo a un profeta, no esta oyendo a un rabino, tampoco al sumo sacerdote, mucho menos a un charlatán; esta escuchando al mismo Dios, dueño de la vida.

Su Palabra es más que bonitas frases inspiradoras; son poder de Dios para todo aquel que cree en ellas. Personalmente puedo dar testimonio que han sido las palabras que más han impactado mi vida, a la edad de 15 o 16 años, cambiaron por completo mi visión de la vida y la muerte. Cuando estamos en medio del dolor de una pérdida, viene Jesús a nuestras vidas y nos da palabras poderosas de aliento, de esperanza, de vida, de amor; Jesús nos abraza, nos acompaña, nos habla con el propósito de consolarnos. Hace una semana compartía con ustedes de una mujer a la cual le diagnosticaron cáncer en las glándulas tiroides, su reacción ante la perdida de su salud, fue la de buscar motivos para reír, nos compartía que buscaría revistas de chistes para que la risa le ayudará a no caer en depresión; bueno ella puede buscar maneras de ayudarse; pero creo que hay alguien mejor que un buen chiste que puede darnos consuelo en medio del dolor. El Salmo 23 nos dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo (Sal. 23: 4) este versículo nos da importantes enseñanzas, primero que la muerte es solo una sombra, no algo absoluto, y en segundo lugar que Dios promete estar siempre con nosotros, acompañándonos en todo momento. ¿Cuándo resolvemos nuestro dolor? Cuando nos dejamos consolar por Jesús y le creemos. Fue Benjamín Franklin quien dijo: “Un Padre es un tesoro, un hermano un consuelo, un amigo es ambos” Deja que Jesús consuele tu vida; por ser tu mejor amigo.

III. Lo resolvemos cuando dejamos actuar a Jesús (v. 11) “…Lázaro duerme; más voy a despertarle”

Platón fue un filósofo griego que vivió de los años 427 al 347 y dijo una vez: “Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio” Eso lo sabe perfectamente Jesús. ¿Recuerda que al principio del relato Jesús deja pasar dos días para llegar a Lázaro? Decía que algunos no encuentran sentido a esta decisión del Señor; y en verdad muchas veces no veremos en sentido a las cosas que Dios hace; pero lo que si podemos ver que nada escapa a los propósitos eternos de Dios. Jesús tenía en su mente y corazón planes perfectos para Lázaro y su familia. Cristo sabía lo que era mejor para ellos como familia, cuando decide regresar a Betania dice a sus discípulos: “…Lázaro duerme; más voy a despertarle” (v. 11) desde ese momento Jesús había revelado sus propósitos para su amigo, no pensaba dejarlo solo y mucho menos convertir el final de su vida en una tragedia. Rick Warren dice: “Los propósitos de Dios son más grandes que nuestros problemas” Ya en Betania y después de haber escuchado a María y Martha, y de consolarles, Jesús pide ir al lugar en donde han sepultado a Lázaro (v. 34), a esto Martha le dice: “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días” (v. 39) Sin embargo el Señor le dice: ¿No te he dicho que si cree, verás la gloria de Dios? (v. 40) en momentos de perdida y dolor, nuestra fe es fuertemente sacudida, es probada, y tenemos que reconocer que dudamos del poder y amor de Dios; una de las fases del duelo es la ira; etapa en la cual nos enojamos con todo y todos, entre ellos con Dios, hay quienes resuelven esto, sin embargo hay muchos que no lo han resuelto y han pasado años y siguen sin admitir que están enojados con Dios y necesitan reconciliarse con Él. Muy posiblemente Martha y María estaban enojadas con Jesús por haber estado allí cuando más lo necesitaban; pero Jesús no solo fue a consolarlas, sino fue a darles algo más; Jesús oró a Dios y clamando a gran voz dijo: “¡Lázaro, ven fuera! (v. 42) y entonces ocurrió el milagro de la vida: “Y el que había muerto salió…” (v. 44) ¿Qué había hecho Jesús?

Les devolvió le esperanza perdida; les volvió a su hermano muerto, les dio un sentido nuevo a sus vidas. Desde luego que no estoy prometiendo que esto ocurrirá de la misma manera, pues debemos ver detrás del milagro la enseñanza eterna de Jesús; Martha y María habían perdido a su amado hermano y con él todas sus esperanzas y alegría de vivir; pero solamente Jesús actuando en sus vidas pudo regresarle su sentido a la vida. Muy seguramente si tu has perdido a alguien no veas exactamente lo mismo que Martha y Maria, pero si estoy seguro que crees en Él, Él te dará la maravilla que tu estas necesitando: posiblemente necesites paz de conciencia, reconciliación, esperanza, fortaleza, comunión con él. Desde luego que será una realidad la de volver a ver a aquellos que en Cristo murieron; pero mientras eso ocurre, Jesús puede ayer como hoy darte eso que tanto necesitas para recuperar la fe y la esperanza en Él. Muy seguramente no te regresara a tus muertos, pero si te regresará la confianza en la vida, el deseo de seguir adelante y de poner tu vida otra vez en su manos. Eso fue lo que hizo con Martha y María, les devolvió más que a su hermano, les devolvió con sus actos la fe en Dios y en poderoso amor.

Desafío

Al principio veíamos la manera en la que Rhonda luchaba por ayudar a resolver el dolor de la perdida de su padre a su hija Desiree; el 8 de noviembre, día en el que su papá cumpliría años, Desiree pregunto a su abuela:

-¿Cómo voy a mandarle una carta de felicitación a papá?

A la abuela se le ocurrió que podía hacerlo si amarraban una tarjeta de felicitaciones a un globo y soltarla para que se vaya al cielo. Así lo hicieron, Desiree compro un globo con la imagen de la Sirenita (Película de Disney que Desirre había visto muchas veces en compañía de su papá) y tenía escrito “Feliz Cumpleaños”, la niña lo soltó y después se alejo con la firme convicción de que su padre la recibiría y además le respondería. Mientras tanto en la isla Príncipe Eduardo en Canadá, un guardabosques llamado Wade MacKinnon y su familia vivían en un poblado llamado “Sirena”; un día mientras conducía su camioneta, vio un destello de luz en medio de los árboles. Movido por la curiosidad se acerco y vio el globo plateado, tenía impresa la imagen de una sirena y un papel mojado. Envuelto en plástico. Ya en su casa, junto con su esposa leyeron la tarjeta de felicitaciones, y al final veía una dirección. De pronto se dieron cuenta de que el globo había viajado 5000 Km. En 4 días. Wade, dijo: -Tenemos que escribirle a esta niña. A l mejor Dios nos escogió para ayudarle, al principio no convenció a su esposa, sin embargo reflexionaron y decidieron ayudar a Desiree a resolver su dolor por la perdida de su padre. Le compraron un cuento de la “Sirenita” y una tarjeta que decía “Para una hija querida, los mejores deseo en su cumpleaños”. Además escribieron una carta a Desiree y el 3 de enero de 1994 la enviaron por correo. Para el 19 de enero, la abuela de Desiree recibió el paquete, ya por la noche decidió abrirlo y al leer la tarjeta de felicitaciones se sorprendió. Hablo a su hija Rhonda y al otro día muy de mañana, madre y abuela entregaron a Desiree el paquete diciéndole –Te lo manda tu papá. Le pidió a su abuela que le leyera la carta que veía en el paquete:

-Tu padre te desea un feliz cumpleaños. Me figuro que querrás saber quienes somos… entonces explicaron como encontraron el globo y la tarjeta; más adelante añaden: “Como en el cielo no hay tiendas, tu padre quiso que otras personas te compraran este regalo en su lugar. Yo creo que nos escogió a nosotros, porque vivimos en un pueblo llamado Sirena. Yo sé que tu papá quiere verte feliz y no triste. Y también sé que te quiere mucho… con todo nuestro cariño, la familia MacKinnon.

-Estaba segura de que papá no se iba a olvidar de mí –dijo la niña. Así fue como Desiree logro resolver su dolor. No sé si todos lo métodos sean validos para resolver un dolor tan grande; al menos parecen efectivos. Pero hoy en este día la Palabra de Dios nos ha demostrado que Jesús quiere que tu también resuelvas ese dolor por haber perdido a alguien. Él entiende tu dolor, Él ha sentido los mismo que has sentido; el puede y quiere consolarte con su compañía y sus palabras; Él quiere que vuelvas a tenerle fe y que veas la vida con esperanza y con la firme idea de que vale la pena vivirla. Al final de los tiempos en Jesús iremos a un lugar en donde muerte ya no habrá, ni dolor, ni enfermedad y en donde las perdidas serán cosa del pasado. Pero mientras eso pasa, atrévete a poner en manos de Jesús tú dolor y déjate sanar en su poderoso nombre.

Hebrón, notable por su verdor, viñedos, olivares y abundancia de agua.

Posteriormente Abraham, Jacob, Isaac y muchos familiares de los patriarcas, fueron sepultados allí (cueva de Macpela).

Cuando Moisés envió a los espías a reconocer la tierra, Hebrón estaba habitada por una raza de gigantes.

Hebrón fue asignada a Caleb y llegó a constituirse una ciudad levítica.

En Hebrón David fue ungido rey de Israel.

Podemos discernir claramente que estos tres altares fueron levantados en lugares clave que luego serían muy significativos en la historia de Israel. Dios no hace absolutamente nada porque sí, ni deja nada librado al azar.

Pero los años transcurrían, Abraham y Sara envejecían y la promesa de un hijo de ambos, parecía cada vez más imposible. Abraham permitió que las dudas y la ansiedad de Sara lo convencieran de hacer un intento propio para concretar la promesa de Dios, llegándose a Agar, la esclava egipcia de Sara, que concibió a Ismael.

Es importante entender que hay promesas de Dios a mediano plazo y a largo plazo.

Los tiempos de espera tienen una importancia clave y razones fundamentales, no son pérdidas de tiempo, sino todo lo contrario; aunque a nosotros nos parezca que nada está sucediendo.

Muchas veces por no saber esperar los tiempos y pasar por los procesos de Dios, intentamos agilizar sus planes, por nuestra cuenta consiguiendo solamente complicarlo todo y demorarlo o postergarlo aún por más tiempo. Hay muchos ejemplos de esto en la Biblia. Hay muchos ejemplos de demoras en las promesas, producto de la terquedad y desobediencia humanas, pero creo que el ejemplo más dramático, como veremos en esta predica, es el del pueblo de Israel y su entrada a Canaán.

Seguimos recorriendo la historia, siguiendo el rastro de las promesas.

Dios, a su tiempo cumplió su 1ª promesa , pues Sara concibió de Abraham a Isaac, que nació cuando el patriarca tenía 99 años.

Abraham, este amigo de Dios murió a los 175 años y fue enterrado con Sara en la cueva de Macpela, en Hebrón.

Isaac , Ismael, Jacob y Esaú también vivieron en Canaán largo tiempo, e incluso Issac fallecido a los 180 años, fue enterrado por sus dos hijos en la cueva de Abraham, por lo que podemos decir que una porción de Canaán ya era de la futura nación de Israel por herencia.

La promesa y pacto que Dios hizo con Abraham, sería recordado a Jacob, Isaac, a José , Moisés y Josué. (Además José también creyó en la promesa y dejo claro que cuando Israel fuera a la tierra prometida llevaran sus huesos a Canaán).

La historia volvió a repetirse: hubo hambre en Canaán y Jacob, sus hijos y sus familias, unas 70 personas tuvieron que ir a vivir a Egipto a la zona llamada entonces Gosén, donde uno de sus hijos, José era el segundo del Faraón y allí se quedaron 400 años. Al principio viviendo muy bien hasta que un faraón que no conoció a José, empezó a tenerles miedo pues eran muchos y los esclavizó.

¿Pero que pasó con la tierra prometida durante todos esos siglos?

¿Por qué tenía que demorar la promesa 400 años?

Hubieron 3 razones principales:

1) La primera razón fue que Dios estaba preparando la Tierra para que fuera fructífera para Israel. Y así cuando entraran en el territorio dónde Dios había determinado que tenían que vivir tuvieran árboles en rendimiento, cultivos, frutos y ciudades, pues no quería al principio a su pueblo ocupado en construir grandes ciudades, trabajando la tierra, etc, etc, sino que los quería ocupados de su edificación espiritual para ser una nación santa que llevara el conocimiento del único Dios verdadero, a toda la tierra.

En el siguiente versículo comprobamos la respuestas.

Deuteronomio6: 10-12 // 6:10 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham,(D) Isaac(E) y Jacob(F) que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, Deu 6:11 y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, Deu 6:12 cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

2) La segunda razón fue que de Israel debía de tener tiempo para multiplicarse como pueblo, aún en la esclavitud.

Jacob entro a Egipto con 70 personas, y Moisés salió con alrededor de 1 millón y medio de personas, de las cuales 600.000 eran hombres.

Dios había formado un Pueblo y les había asignado una tierra para que se convirtieran en Nación, para lo cual habrían de librar varias batallas, aunque la victoria estaba ya garantizada.

3) La tercera razón de los 400 años en Egipto, es: era necesario que transcurriese ese tiempo, porque aún la maldad de los amorreos, no había llegado a su colmo.

Dios tuvo paciencia y le dio a los habitantes de esas tierras entre otros los amorreos (descendientes de las incestuosas relaciones de LOT con sus HIJAS), más de 400 años para que se arrepintieran de sus pecados. Al cabo de este lapso, determinó que Israel, fuera su instrumento de juicio, por medio del cual ejecutaría su justo castigo contra los pueblos de Canaán.

Dios había dicho a Abraham que recién en la 4ª generación, su descendencia multiplicada, volvería a Canaán, esta vez para conquistarla definitivamente. Volvamos a Génesis 15: 13-16// Gen 15:13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Gen 15:14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Gen 15:15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Gen 15:16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.

Como estamos viendo y recordando, la tierra prometida en los tiempos de Moisés ya la habían conocido y habitado los patriarcas de Israel en incluso habían sido enterrados allí.

Dios utilizó a Moisés para liberar a su pueblo y llevarlo por fin a la Tierra prometida.

Pero comprobemos la actitud del Pueblo de Israel ante la promesa de Dios.

-Veamos la ilustración 5ª. Éxodo de Israel

El Camino hasta Canaán lo dirige estratégicamente Jehová pues una nube los dirige por el día a la vez que los resguarda del sol, y una columna de fuego los alumbra por la noche, a la vez que los confortaba y protegía contra el calor. Dios les provee de maná, codornices y de agua. No van por el camino más corto ya que tribus peligrosas acampaban y pondrían en peligro a Israel además les faltaban unas leyes para poder vivir en armonía unos con otros.

Como Israel solo tenía tradiciones orales, y las leyes que conocían eran las egipcias después de 4 siglos de vivir allí Dios les estaba preparando la Ley y tras 700 km desde Egipto y después de atravesar milagrosamente el mar rojo. Llegaron tardando 3 meses al Monte Sinaí y allí quedaron un año y dos meses y recibieron la ley que completaría el Pacto realizado con Abraham hasta convertirse en la constitución de la nueva nación. Además les dio Leyes Morales, Leyes Civiles y Leyes Ceremoniales -Veamos las ilustraciones 6 y 7, donde vemos la península del Sinaí y las montañas de la zona.

Dios les dio instrucciones para la construcción del Arca, del Tabernáculo, instituyó a Aarón, hermano de Moisés, como el primer Sumo Sacerdote y sus hijos para que le sucedieran en ese ministerio. Hizo censo de los habitantes, nombrando a la tribu de Leví la encargada del servicio sacerdotal.

A pesar de la guía, la provisión y la protección sobrenatural que recibían continuamente en el trayecto, este pueblo no cesaba de quejarse y murmurar, añorando constantemente su vida pasada en Egipto.

Sus ojos no estaban puestos en el cumplimiento de la promesa que estaba a solo unos días de marcha, sino que su mirada y su corazón habían quedado atrapados por el mismo sistema que los oprimió y los esclavizó.

Era más fuerte la nostalgia por los pepinos, las cebollas y los ajos de Egipto, que la esperanza de convertirse en una nación con tierra propia, que los esperaba con toda clase de bienes: ciudades, cisternas, frutos de la tierra, etc..

En el año segundo, en el mes segundo, a los 20 días del mes la nube que envió Dios desde Egipto y que los guiaba, se alzó del tabernáculo en el Sinaí y los hijos de Israel partieron hacia la Tierra prometida, y la nube después de algunas paradas se detuvo a los doce días en Cades Barnea que era tierra de Parán cerca del desierto de Zin.

Ilustración 8 (Camino de Cades Barnea)

Aquí tenemos que los hebreos están cerca de entrar a Canaán ( a solo 3 días de su territorio y a 120 km de Hebrón), han salido de Egipto y ya todo está preparado para que ellos entren a Canaán. Ya Dios había determinado que era el tiempo de conquistar la tierra. Estaban cerquísima de concretar la promesa. Es importante entender que Dios tiene propósitos trascendentes, y Sus planes son perfectos para nuestras vidas. Pero nosotros mismos , con nuestras actitudes, desobediencia, incredulidad, nos encargamos de frustrar o demorar el cumplimiento de sus promesas. Dios ha permitido que el ser humano, en su libre albedrío, en su libertad, por desobediencia o o porque aman más las cosas del mundo, pueda desechar sus bendiciones.

TEXTO PRINCIPAL que nos presenta el Intento frustrado de entrar en Canaán

Leemos en Nm 13:1-3 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. 3Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. 4

Continuamos leyendo un poco más abajo, pues en el 17 dice.

17Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, 18y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; 19cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; 20y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.

En otras palabras Dios les está diciendo: Vayan y exploren esa tierra que Yo les doy. Tienen que evaluar la situación y conocer a lo que se van a enfrentar y qué es exactamente lo que van a poseer. Es decir, un reconocimiento total.

¿Para qué era necesario eso? Si ya Dios había dicho que iban a entrar a poseerla.

Bueno, evidentemente Dios quiere que nosotros seamos gente pensante, capaces de analizar la realidad de cada situación sin sacar nuestros ojos de la promesa.

Ser conscientes y conocedores de los obstáculos que nos tocará enfrentar en nuestro caminar, sabedores de que solo en una dependencia total de Cristo, recibiremos de Él la estrategia, la sabiduría para salir victoriosos de cada lucha.

Y en Núm.13:25 dice:

25Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. 26Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. 27Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. 28Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.

Hasta aquí todo bien, pues esa era su misión: informar objetivamente sobre la realidad que habían observado y hasta habían traído frutos y un racimo de uvas entre dos hombres.

El problema vino cuando 10 de los 12 espías, dieron su opinión subjetiva sobre la situación, sacando totalmente sus ojos de la promesa, centrándose en sus limitaciones humanas y no en el poder de Dios Seguimos leyendo más abajo en el versículo 31

Números 13:31. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

En pocas palabras estaban maldiciendo la tierra, ya que maldecir significa decir o hablar mal de algo o alguien. Sintieron miedo y desecharon la promesa de Dios.

¿Cuántos saben que habrá oposición y lucha para alcanzar las promesas en nuestras vidas? Claro que la habrá.

Nosotros mismos vamos, a veces en nuestra carne a oponernos a las bendiciones que Dios ha determinado para nosotros. Gente que nosotros amamos va a oponerse a que nosotros entremos en las bendiciones de Dios. Es tierra buena, que fluye leche y miel. Pero una tierra también de batallas. Se requiere oración, se requiere renuncia, consagración, etc., etc.

En números capítulo 14: 4 y subsiguientes leemos 4Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto. 5Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. 6Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, 7y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. 8Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. 10Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.

Mirad hasta qué punto estaban empecinados y cegados, pues preferían volverse a Egipto que poner la cuota de esfuerzo que les faltaba para tomar posesión de lo que Dios ya había determinado y garantizado para ellos.

Y me pregunto, ¿qué pensarían que iban a hacer los egipcios? ¿Recibirlos con los brazos abiertos? Hacer fiesta en honor a su retorno? Con las 10 plagas sufridas apenas 14 meses atrás, con el pensamiento de que por culpa de los judíos habían muerto todos los primogénitos egipcios y sus ejércitos dramáticamente mermados en el Mar Rojo, seguro que en Egipto lo último que querrían era ver a un israelita. O sea que ni si quiera se detenían a analizar los pros y los contras de las dos opciones: conquistar Canaán y volverse a Egipto.

Aquí vemos dos actitudes bien diferentes que podemos extrapolarlas a los cristianos actuales.

Primero: La actitud de Josué y Caleb, que representan al cristiano que le cree a Dios y que tiene una mentalidad conforme a la Palabra, con un optimismo no ingenuo, sino basado en el conocimiento de Dios y de las escrituras. Tienen la mentalidad semejante a Pablo cuando dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".

¿En la Vida cristiana hay complicaciones? Claro. Usted cree que el diablo se va a quedar allí tranquilo ¡No!.

Pero aunque gane alguna batalla, nosotros ganaremos la guerra en Cristo Jesús.

Segundo; La actitud de los otros diez espías, representa al cristiano que tiene una 'mentalidad humanista, no regenerada, por lo tanto pesimista por no tener fe.

Es el tipo de persona que cuando va a entrar a su tierra prometida, y contempla lo que Dios le ha prometido, dice "Huy yuyu", sí pero yo no estoy seguro, no sé si seré capaz, esto es demasiado para mí, ( su visión gira alrededor de sí mismo, y no de la persona de Cristo). Es la persona que cuando entra al Evangelio y a los 3 meses pierde el trabajo tira la toalla porque "cuando yo estaba afuera me iba mucho mejor".

Más Josué de la tribu de Efraín, y Caleb de la tribu de Juda, solo 2 de los doce hombres que Dios envió a través de Moisés a reconocer la tierra , tenían una actitud diferente, basada en la fe.

Le creyeron a Dios y dijeron 'Nosotros vamos a entrar en esa tierra porque Dios nos la ha dado' Observemos que su optimismo, no se basa en lo que ellos pueden hacer, ni en sus capacidades, sino que dicen: "Porque Dios nos la ha dado".

¿Ustedes ven la diferencia mis hermanos? La mentalidad de Josué y Caleb refleja una actitud clara y firme. 'Más podremos nosotros que ellos'.

Y miren, aquí hay un principio muy real en las manifestaciones de los 10 hombres: "Y éramos nosotros a nuestro parecer como langostas y así les parecíamos a ellos"(vr. 13:33) Nosotros transmitimos a los demás la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si nos vemos y nos sentimos como insectos, seguramente los demás percibirán nuestra actitud de inferioridad.

Veamos ahora cual fue la consecuencia de todo este comportamiento y esta actitud de la mayoría del pueblo y lo que le dice Dios a Moisés aquí en Cades Barnea:

Deuteronomio 1:34-40 34Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: 35No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, 36excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová. 37Ahora dice Moisés de si mismo. También contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. 38Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. 39Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la heredarán. 40Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.

¿Que 2 cosas descalificaron a toda la 1ª generación que salió de Egipto, para no alcanzar la promesa de entrar en Canaán?

1º. La murmuración, la queja constante, la inconformidad y el nunca estar satisfechos con lo que Dios les proveía en cada etapa del trayecto y ya habían fallado al Señor por lo menos 8 veces desde que vieron la imposibilidad humana de pasar el Mar Rojo y pretendían volverse.

2º. Que despreciaron y rechazaron su bendición Esto fue lo peor para Dios, la tierra que El había escogido para ellos, ellos la estaban rechazando. Un territorio cuya preparación y acondicionamiento tomó más de 400 años. Que le costó a Abraham el andar toda una vida errante, a lo largo y ancho de ella, levantando altares y proclamando el nombre de Jehová en cada lugar.

Proceso duro y largo, que implicó años de sufrimiento y esclavitud en Egipto, mientras otros pueblos construían murallas y ciudades, plantaban viñas, cavaban cisternas, para que Israel, el pueblo escogido por Dios tuviera todo servido cuando entrara a conquistarla.

De esos doce hombres, solamente dos entraron 40 años después a esa tierra que Dios tenía reservada. Los otros 10 murieron de plaga porque lo ofendieron con su desobediencia y su actitud incrédula.

Veamos la Ilustración 9 (40 años en el desierto)

¿Sabe qué? De todo el pueblo que salió de Egipto mayor de 20 años, ninguno de ellos entró a la tierra prometida. Dios hizo que se quedaran 40 años en el desierto. Dando vueltas siguiendo la nube y la columna de fuego, una y otra vez, en una superficie de aproximadamente 120 km a la redonda, como vemos en la ilustración.

Imaginaos 40 años dando vueltas como de Castellón a Teruel yendo y viniendo entre esos dos puntos todo el tiempo.

Con esto, no debemos pensar que no habría ninguno de estos castigados y muertos que se haya salvado, ya que si se arrepintieron en verdad y de corazón de su actitud en este período y pidieron perdón al Señor, sí lo serían algunos. Pero el juicio justo ya estaba decretado y se les había advertido varias veces.

¿Alguna vez se preguntó por qué 40 años y no 35 o 50 fue el tiempo que deambularon por el desierto? Pues aquí tenemos la respuesta: Volvamos al libro de Núm 14:32-35

Num 14:32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.

Num 14:33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.

Num 14:34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.

Num 14:35 Yo Jehová he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán.

Y no entraron en Canaán hasta que murió el último de la 1ª generación que salió de Egipto excepto Josué, Caleb y los menores de 20 años.

Ni siquiera Moisés quien por otras razones solo se le permitió ver de lejos la tierra prometida.

Tengamos cuidado, hermanos. Cuando Dios promete algo y lo declara, créele a Dios. Porque es peligroso tener la bendición de Dios al alcance de tu mano y descuidarlas o despreciarla.

Y tuvo que ser Josué como el líder de Israel, que por su fe y obediencia a Dios, recogería el testigo de Moisés y trasladaría a Israel al otro lado del Jordán donde celebraron la Pascua y posteriormente después de orar tomaron posesión de la Tierra prometida y repartieron la repartieron entre las 12 tribus.

Tal y como vemos en la Ilustración 10 (reparto de Canaán)

Josué tuvo una actitud de fe y confianza y 40 años después de la misión encomendada por Moisés, siguió creyendo en el Señor.

Dios le dijo a Josué, entre otras cosas en los preparativos para la conquista Josué 1: 1-7 Yo estaré contigo.

Yo os he entregado todo lugar que pisare la planta de tus pies. Solamente esfuérzate y sé valiente.

No temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas'.

Josué cumplió al fin los requisitos de un buen candidato.

1. Fue Fiel y supo estar donde Dios lo quería y a su debido tiempo.

2. Supo esperar en el Señor y recibió el llamado de Dios.

3. Supo hacer suya la promesa de Dios, la aceptó y cumplió su parte.

4. Dio siempre gracias a Dios y lo glorifico ante el pueblo

5. Aprendió a ser dependiente de Jehová. Sin Él y con solo nuestras fuerzas jamás llegaríamos a alcanzar sus promesas.

Esta 2º generación, después de censar al pueblo y circuncidar a los hombres y tras un pequeño periodo de tiempo , conquistó la tierra siempre dependiendo y dando gracias a Dios, construyeron altar en Gilgal, obedecieron la estrategia divina y las murallas de la 1ª ciudad, Jericó, cayeron de una manera totalmente sobrenatural. Luego de tres campañas de conquista, (centro, norte y sur), poseyeron al fin las tierras de Canaán.

CONCLUSIÓN

Como vimos, Israel tuvo que hacer su parte, poner la cuota de esfuerzo que Dios les requería: estudiar las condiciones, prepararse para cada batalla y dar un paso de fe.

Muchas veces tenemos la idea errónea que por ser cristianos, y porque Dios es fiel a sus promesas, nosotros solo tenemos que sentarnos a esperar que todo nos llueva de arriba. Pero a Dios le gusta hacernos partícipes del proceso que desemboca en el cumplimiento de la promesa.

Dios reparte promesas para cada área de nuestra vida. El perdón de los pecados es la mayor promesa ya cumplida del nuevo pacto, pero en ella están incluídas varias promesas más.

Simplemente estudiando la Palabra vemos las condiciones para hacer efectivas las promesas de Dios en materia de sabiduría, de sanidad, de fe, de autoridad frente al enemigo, para la familia, para la oración efectiva, y cualquiera que las escucha, las cree y las hace suyas, las experimenta como una realidad en su vida.

Las predicas cristianas nos enseñan que debemos esforzarnos para cumplir la parte que nos toca, caminando en fe, y sirviendo a Dios.

Además de nosotros mismos, de nuestra naturaleza carnal, tenemos un enemigo que nos pondrá todos los obstáculos que le sea posible, su meta será truncar el plan de Dios en la vida de cada creyente.

El jamás podrá arrebatarnos la salvación, pero atacará y debemos estar firmes y preparados para enfrentarlo.

La vida cristiana no es un paseo por el parque, pero Hermanos, si Dios está contigo, ¿Quién contra ti?

Si Dios te ha dicho 'esto es tuyo', ¿Quién te lo puede arrebatar? Nadie te lo puede quitar.

Nosotros también somos parte de aquella promesa a Abraham. Como vemos finalmente en la carta de Pablo a los Gálatas. No hace falta que lo busquen yo se los leo.

Galatas 3:29,donde Pablo declaró que, "si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa".

Y sabemos que las promesas de Dios, si andamos en el Señor se cumplen.

Y ahora hermano tenemos que preguntarnos ¿Qué actitud estamos teniendo?

Vas acaso a renunciar al llamado poniendo excusas, como que no eres digno, que te ves inferior o eres demasiado joven o viejo para seguir el camino que Dios te ha trazado? Si el Señor te ha llamado para que le sigas y le sirvas, El ya se ha encargado de todo, no le sirven ninguna de tus méritos humanos, puesto que El se glorificará precisamente en tus debilidades, carencias y limitaciones.

A Abram lo llamó siendo un anciano e idólatra, a Moisés a los 80 años y con un homicidio en su haber, a David siendo un jovencito, pastor de ovejas, a Pablo siendo un fariseo, perseguidor y asesino de cristianos.

El llamado es la parte inicial de la promesa.

Que maravilloso es saber que nuestra vida cristiana camina en base a las promesas de Dios.

Y que la garantía de sus promesas está en su presencia permanente en nuestras vidas.

La pregunta que les hago es: ¿Cuál es tu excusa frente al propósito del llamado de Dios?

Ahora eres cristiano y tal vez tu vida transcurre sin mayores sobresaltos, pero ¿cómo le responderás al Señor cuando te llame a servirle de alguna manera que tu jamás pensaste ni te planteaste para tu vida? Cuando descubras que tal vez El tiene planes que no concuerdan en nada con los tuyos?

El aceptar el llamado y las promesas, acarrea bendición, no solo para nosotros, sino a todos los que, de alguna manera, están involucrados con la decisión que tomemos, de la misma forma que el no creerlas ni aceptarlas, afectará también a los demás.

Dios nos ha dado preciosas y grandes promesas para que por ellas seamos partícipes de la naturaleza divina.

Si no vives por las promesas de Dios, no estás viviendo la vida completa que el Señor tiene para ti. Solamente estás "sobreviviendo".

Dios quiere cumplir sus propósitos y su voluntad en tu vida, pero si actúas pasivamente jamás disfrutaras de todos los beneficios y bendiciones que la Palabra declara, por supuesto eres salvo, pues el precio de tu alma, ya fue pagado completamente por nuestro Señor en la cruz del calvario; pero en el mismo paquete del regalo de la salvación, venían incluidas muchas bendiciones más, que tal vez no estás aplicando a tu vida.

Esto es lo que debemos grabarnos en nuestra mente.

Necesitamos tener la actitud de Josué y Caleb.

Vivamos con la mente puesta en Cristo Jesús.

Meditemos en las promesas que hemos recibido de Él.

Creamos que se van a cumplir y no dudemos de ellas.

Proclamemos las promesas que nos ha dado.

Y nunca nos rindamos.

No dejes que el enemigo te susurre 'fracasaste, no vas a conseguir la promesa de Dios". Eso es mentira . Porque la victoria ya fue conquistada y mientras tengas vida, siempre podrás retornar al camino del que, tal vez te desviaste El mismo Espíritu que levantó a Jesús de los muertos, vive en ti. Dios quiere que renueves tu mente para que puedas ver esta realidad espiritual.

Yo te animo en el nombre de Jesús hoy, a salir de aquí, habiendo tomado la siguiente decisión:

Acepto el propósito de Dios para mi vida, transitaré por el camino que El me ha trazado, no importa lo que pase, no importa lo que mis ojos físicos vean, no importa el tiempo que lleve el proceso, yo prosigo a la meta porque creo que su obra en mí, aunque mientras viva deba ser perfeccionada día a día, en Cristo ya está consumada y completa.

Vive, cree y actúa en actitud de fe.

Señor creemos en ti.

Creemos en tus promesas tanto individuales como de Iglesia, ciudad, provincia o nación.

Y queremos dar ese paso de fe para que se abra el río que nos separa de la Canaán espiritual que es tu presencia, ese estado espiritual donde no hay carencia de nada, donde se encuentra toda la provisión necesaria para que nuestro espíritu se sacie de leche y miel cada día.

Renueva y recuerda la promesa a tus hijos que te son fieles y están pasando en este momento por dificultades y carencia en sus vidas.

Necesitamos de ti Señor de tu unción, abre nuestros ojos espirituales, para que veamos, auméntanos la fe, renueva nuestra mente conforme a la tuya, derrama dones para esta iglesia, forma Señor Misioneros que vayan a otros lugares a propagar este Evangelio.

Te alabamos Señor, te damos gracias por tus promesas, las aceptamos y reconocemos que solo Tú eres digno de recibir la gloria. AMEN.

Fuente: www.centraldesermones.com