Biblia

Sabiduría en el dolor

Sabiduría en el dolor

por Roberto Reed

Algunos líderes de nuestra congregación podrían estar pasando por una crisis importante en sus vidas. ¿Cómo debemos tratar a estos hermanos? ¿Cuál es nuestra responsabilidad como líderes? Y si somos nosotros lo que estamos pasando un mal momento, ¿qué debemos pedirle a nuestra comunidad?

Hace algunos años, experimenté la crisis más angustiante de mi vida. Un divorcio doloroso y repentino, después de veintitrés años de matrimonio y cuatro hijos, me dejaron con sentimientos de ira, culpabilidad, soledad y confusión.

En medio de esto, encontré una nueva iglesia en donde adorar, y le pedí a sus líderes que mantuvieran mi anonimato. Tan solo quería sentarme y escuchar por un tiempo. Estas amorosas personas respetaron mi petición, me aceptaron, me ministraron, y no me pidieron nada a cambio.

Por años, había trabajado en medios de comunicación, en mercadeo, y en obras de caridad. Desde el punto de vista de la iglesia, yo era un candidato para el liderazgo de la congregación. Pero en lugar de eso, me convertí en objeto de amor y cuidado. Cada domingo cuando entraba al templo, me daba cuenta de que estas personas me valoraban por quien yo era y no por lo que podía hacer. Finalmente, a medida que la recuperación avanzaba, me uní a la iglesia y empecé a involucrarme más.

Esta experiencia confirmó una sospecha que había tenido por un largo tiempo: el mejor servicio cristiano es el resultado de ser amado, aceptado, y cuidado. El involucrarse en la iglesia crece espontáneamente del rico suelo de la sanación y lleva más fruto que cualquier otra actividad programada o forzada.

Sin embargo, cuando tratamos de apartarnos por una temporada, a menudo soportamos las lanzas y flechas de las personas ocupadas en algún puesto: «¿Por qué no estás en el coro? Te necesitamos». «Pero, ¿quién se hará cargo del grupo juvenil?» «¿Cómo encontraremos a alguien que tome tu lugar?»

Aquí es cuando los líderes compasivos pueden animar a los miembros heridos a descansar ?y ayudarlos a sentirse bien al respecto. A su debido tiempo, el hermano que se está nutriendo con la Palabra y compartiendo con la comunidad de fe regresará a un puesto de servicio mejor equipado para llevar a cabo el trabajo.

Probablemente esté dando más de mi tiempo y recursos a mi iglesia que nunca antes. Pero lo importante es que es resultado del amor, y no porque alguien me obligó. El Señor me dio una comunidad de fe cuando más la necesitaba. Ahora cuando suena el teléfono y la voz al otro lado dice: «Russ, necesitamos ayuda», estoy listo para servir.

Russ Reid es presidente de la compañía Russ Reid y dirige el comité de cuidado de su iglesia All Saints Episcopal Church, Pasadena, California.

Este artículo se publicó por primera vez en Building Church Leaders de Christianity Today, usado con permiso.Título del original: Recruited with RestrainCopyright © 2002 por el autor o por Christianity Today International/Leadership Journal. Traducido y adaptado por DesarrolloCristiano.com, todos los derechos reservados. Copyright 2004