por Ministerios Alfa y Omega, Inc.
Sermón basado en Lucas 21.511
Puntos a desarrollar:
Punto 1. (21.58) Los últimos tiempos:
Los discípulos admiraban la belleza y magnificencia del templo. El templo estaba ubicado sobre la altísima cima del Monte de Sión y fue construido con marfil blanco enchapado en oro. Era una estructura masiva que podía dar cabida a miles de personas (tome como ejemplo Hechos 4.4 el cual pudo haber ocurrido en el templo. Se salvaron cinco mil varones entre una multitud probablemente de varios miles más). Además, tenía varios pórticos tales como el Pórtico de Salomón y el Pórtico Real, los cuales tenían gigantescas e imponentes columnas. Cada columna era tan grande que se necesitaban tres o cuatro hombres agarrados de sus brazos para poder rodearla.
El templo tenía una apariencia impresionante y era uno de los edificios más maravillosos del mundo. Los discípulos aparentemente estaban en algún lugar desde donde el templo, en todo su magnífica belleza, los dejó asombrados, y por eso querían que Jesús viera la vista tan maravillosa. Cuando obtuvieron su atención, tres acontecimientos tuvieron lugar:
1. Jesús utilizó esta ocasión para despertar el interés de los discípulos con respecto a futuros eventos. Fue en este momento que predijo la destrucción del templo.
2. Los discípulos quedaron impactados y se animaron a hacerle dos preguntas al Señor. Para poder entender estas preguntas, debemos saber las creencias de los discípulos. Sus pensamientos habían sido llenos con la idea acerca de la gloria de Israel como la nación más grande sobre la tierra. Por fin habían aceptado el hecho de que Jesús era el Mesías, el instrumento designado por Dios para liberar y levantar la nación a su gloria destinada. Por tanto, cuando Jesús empezó a hablar de que el templo sería destruido, los discípulos quedaron profundamente impactados.
«Maestro, ¿cuando será esto?» Difícilmente podían creer lo que habían escuchado. El pensamiento que viajó por su mente fue el del fin de los tiempos, «¿y que señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?». En sus mentes, no había manera de que el templo pudiera ser destruido sino hasta que ocurriera el final de todas las cosas. Pensaban que la gloria de Israel iba a ser restaurada y, de un momento a otro, Jesús empezó a hablar sobre la destrucción del templo, el propio corazón de su nación. Querían saber dos aspectos:
a. ¿Cuándo iba ser el templo destruido?
b. ¿Cuáles serían las señales «cuando estas cosas estén por suceder», es decir, la destrucción de Jerusalén, el fin del mundo y el regreso del Señor?
3. Jesús advirtió a sus discípulos que no se dejaran engañar. Esto puede significar uno o dos aspectos.
a. Una persona puede ser fácilmente engañada al estudiar las profecías acerca de los últimos tiempos.
b. Una persona puede ser fácilmente engañada al enfrentar los eventos de los últimos días. Se le puede hacer creer que ciertos eventos catastróficos son señales infalibles de que el fin está cerca. Muy a menudo dichos eventos no son más que suposiciones disparatadas acerca de los últimos tiempos. Resultan siendo
predicciones universales.
los engaños de otros.
el desaliento de la fe de la persona cuando el fin no llega.
Punto 2. (21.8) Los falsos mesías: La primera señal será los falsos mesías. Jesús habló tres características acerca de esta señal:
1. Habrá muchos falsos mesías y no unos cuantos.
2. Ellos harán dos declaraciones.
a. La declaración de la deidad. Fíjese en las palabras «Yo soy» [eimi]. Este es el nombre que Dios usa para revelarse a sí mismo ante Moisés. «Yo soy» equivale al Ser más fundamental del universo. Dios usa este nombre para decirle al hombre que Él es el Ser Supremo del universo, el Mesías, el Libertador de la humanidad.
b. La declaración de que los últimos tiempos, la Era Mesiánica (la era cuando Israel y el mundo sean liberados), está cerca. ¡Incluso personas bien intencionadas han hecho esta declaración! Pero fíjese en lo que Jesús dice en la próxima característica.
3. «Mas no vayáis en pos de ellos». Son falsos mesías, el verdadero Mesías, Jesucristo el Hijo de Dios, ya vino. Él es el único que tiene las «palabras de vida eterna». Como lo dijo Pedro: «Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.» Juan 6.68
Fíjese a quienes le habló Cristo: a sus discípulos. Los discípulos pueden ser engañados por falsos maestros y profetas. Lea también: Mateo 7.15, 24.5, 24.11, 24.24; Hechos 20.30; Romanos 16.18; 2 Corintios 11.13; Efesios 4.14; 1 Timoteo 4.12; 2 Timoteo 3.13, 4.34; Tito 1.1011; 2 Pedro 2.1; 1 Juan 2.1819, 2.22; 2 Juan 1.7
Punto 3. (21.910) Guerras y violencia mundial: La segunda señal será los conflictos entre las naciones. Habló sobre cuatro hechos al respecto.
1. Los creyentes escucharán sobre guerras y revoluciones [akatastasias], lo que significa tumultos, alborotos, disturbios, terrorismo, rebeliones, traiciones, confusión en los gobiernos. Habrá sublevaciones dentro de los gobiernos y por eso muchos serán derrocados. Los creyentes pueden inquietarse extremadamente con las noticias.
2. Los creyentes no deben «alarmarse» [ptoethete]. No deben dejar que sus corazones se «turben» (Jn 14.1). La violencia mundial puede turbar a las personas, pero el corazón y la vida del creyente deben centrarse en Dios, confiar eternamente en su presencia, cuidado y seguridad. Juan 14.12, 16.33; Lucas 12.45
3. «Es necesario que esto acontezca primero». No es que esto deba ocurrir sólo porque así lo quiso Dios, sino porque los corazones de los hombres están cautivados por la pasión, lujuria, avaricia y maldad. Mateo 18.7; Santiago 4.13
4. La violencia mundial puede predominar demasiado en las noticias que las personas tienden a creer que el fin está cerca. Sin embargo, Jesús advirtió: «pero el fin no será inmediato», todavía no. Recuerde las palabras que dijo: «Mirad que no seáis engañados». 2 Crónicas 15.67; Jeremías 51.4546; Lucas 21.34; Filipenses 4.6; 1 Pedro 5.7
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