Biblia

Sencillez… ¡eso necesitamos!

Sencillez… ¡eso necesitamos!

por Andy Park

La cultura de adoración cristiana en el mundo occidental provoca en nosotros una preocupación excesiva por el aspecto musical. Prestamos demasiada atención a los últimos sonidos, compositores y canciones. Pero, ¿será acaso que nos dejamos impresionar de tal manera por la envoltura que perdemos de vista el regalo de la adoración?…

Aquí en nuestro apartamento en Sha Tin, Hong Kong, nos rodean los sonidos de la adoración. Dos veces al día, los siete días a la semana, «los hermanos», en su mayoría ex-drogadictos que han llegado hasta los pies de Cristo, se reúnen para elevar sus voces en cantos de gratitud y adoración. Todas las mañanas y las tardes, los sencillos sonidos de la alabanza hacen eco en todo el complejo de apartamentos pequeños.

No hay muchas personas educadas o cantantes entrenados en el grupo, así que no suena como si fuera un coro de hombres. De hecho, algunas de las notas que escucho hacen que mi cabello se erice. Sin embargo, estoy seguro de que todo resulta hermoso para Dios. Él no es tan melindroso como lo soy yo.

Sumergirme en estos cantos es un gran recordatorio de la esencia de la adoración. Adorar se trata de un clamor del corazón, no de una producción ingeniosa. Adorar implica acercarme a Dios y derramar mi ser ante él,  no  gozar del último sonido o canto de moda. Adorar supone confesarle a él mis pecados y debilidades para recibir su perdón y sanidad. Adorar no es una disciplina complicada, sino que sencillamente requiere honestidad ante Dios —quitarme los disfraces espirituales y derribar mis muros de defensa. He descubierto que el Espíritu Santo no responde a una imagen externa bien pulida, sino a un corazón hambriento.

No puedo evitar pensar que la cultura de adoración entre los «hermanos» aquí resulta similar a la de la iglesia del primer siglo. Un grupo de personas que se reúnen, se sientan en círculo, comparten la Cena del Señor y cantan himnos a Dios. Eso llega a ser casi tan complicado como las sencillas reuniones de los primeros años de la adoración cristiana. Creo que fue Tertuliano, uno de los padres de la iglesia que, alrededor del año 200 d.C.,  escribió para animar a los cristianos a que se reunieran en un círculo y cantaran himnos. Él exhortó a que cualquiera que quisiera compartir algo podía pararse en el centro y entonar un canto. Ese patrón todavía sigue utilizándose hoy en día. Cualquier grupo pequeño en el mundo puede reunirse en un círculo para cantar, orar, y compartir en comunión. La adoración no tiene que ser más complicada que eso.

Contraste esta imagen con la cultura de adoración cristiana contemporánea en el mundo occidental. Nos preocupamos mucho por el aspecto musical. Prestamos mucha atención a los últimos sonidos, compositores, canciones y grabaciones. Pero, ¿será acaso que nos dejamos impresionar de tal manera por la envoltura que perdemos de vista el regalo de la adoración? ¿Será que realmente tenemos hambre de Dios o sencillamente solo estamos buscando adaptarnos a las producciones y grabaciones profesionales?

En esta época de avances tecnológicos, es fácil dejarnos llevar por la gloria de la batería, los MP3, las grabaciones digitales y los videos. Si usted no es lo suficientemente «técnico» como para saber todo esto, quizás se ha quedado atrás en conseguir los músicos correctos para que toquen los sonidos correctos con los instrumentos correctos.

Siempre andamos buscando algo fresco para despertar a nuestra gente de su letargo espiritual. Es un desafío constante. Las destrezas de producción y las herramientas pueden ser poderosas para provocar que la gente se despierte y observe a Dios. Pero si dependemos de trucos técnicos, no podremos deslumbrar a la gente por mucho tiempo ya que todo pasa de moda. Además, ¿realmente pretendemos crear una cultura eclesiástica de espectadores que llegan para que los entretengan? o ¿queremos guiar a las personas a que sencillamente adoren a su Creador y Redentor?

Si está empleando nuevos estilos de adoración y estos están funcionando, ¡maravilloso! Está bien siempre y cuando la forma de adoración no se convierta en el centro de interés de la adoración. Si las personas se enamoran más de sus arreglos tan «súper», créame, la adoración va en decadencia.

No hay soluciones fáciles para esta tensión que sienten los líderes de adoración modernos. Personalmente me gusta la música, la danza y las presentaciones visuales de alta calidad. Dios nos ha dado las artes, y existen muchas formas para emplearlas en la adoración. Creo que es grandioso usar algunos de estos recursos, incluso si «están a la moda», siempre y cuando no le succionen la vida a nuestra adoración. Dios usa el lenguaje común como un instrumento musical para Su Palabra y un vehículo para su presencia. Sin embargo, las tendencias artísticas y musicales «del momento» no pueden reemplazar la vida en el Espíritu ni el corazón adorador.

Quizá se desanime porque su grupo no toca como el grupo del CD. Quizá se encuentre entre los miles que darían lo que fuera para formar un grupo, sin embargo, no consigue a los músicos. Esa situación significa una dificultad, pero le aseguro que ella lo ayudará a regresar a la esencia de la adoración. El no conseguir el sonido que realmente ambicionamos puede llegar a deprimirnos, pero posiblemente sea porque Dios nos está pidiendo ciertos cambios en nuestro enfoque.

Cuando uno se rodea de drogadictos en proceso de recuperación, necesitados del amor, poder y sanidad de Dios, no piensa mucho sobre qué tan bien suena el sistema de amplificación ni tampoco qué tipos de arreglos musicales debería usar. Las prioridades, entonces, son el corazón, y el Espíritu de Dios. En ciertos momentos me siento indispuesto por la falta de musicalidad a mi alrededor, pero la amorosa presencia del Espíritu Santo compensa las desagradables notas musicales.

Adorar conlleva amar a Dios y crear en nuestros corazones melodías para Él. Es proveer un lenguaje de amor a un grupo de personas para que puedan adorar a Dios. No olvidemos los aspectos fundamentales y sencillos.

"Dios danos un corazón adorador. Renueva en nosotros ese amor sencillo hacia ti, despierta en nosotros sed y hambre por conocerte y caminar en santidad y en justicia. Queremos verte y tocarte. Ven y cambia nuevamente nuestros corazones".

Este artículo fue tomado de  www.andypark.com, Copyright por Andy Park. Usado con permiso. Todos los derechos reservados. Traducido y adaptado por DesarrolloCristiano.com, todos los derechos reservados.