Sin quejarse
Las largas aflicciones no tienen porque desanimarnos.
José tenía 17 años cuando fue arrojado dentro de la cisterna. Tenía 30 años cuando estuvo delante del Faraón, y las cosas comenzaron a mejorar en su vida. ¡Trece largos años! Trece años desde que su vida tocó fondo. Trece años antes de que las cosas empezaran a mejorar. Sin embargo, cuando leo ese relato en Génesis, no encuentro ningún indicio de desánimo en José. José fue un hombre que vivió por encima del peso, del desaliento y de sus circunstancias. Su largo periodo de aflicción no lo desanimó.
Vivir por encima del peso del desaliento y de las circunstancias. Seguro podemos aprender del ejemplo de José ¿no le parece?
Las largas aflicciones no tienen porque desanimarnos.
Tomado del libro Jose: Un hombre de integridad y de perdón (Casa Bautista 2000). Copyright © 1998 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.