¿Soy Yo El Gruñón?
¿Soy Yo El Gruñón?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).
Alguien en Evansburg, una aldea a oeste de Edmonton, tomó la libertad de hacer una añadidura en las placas que indican los límites de la ciudad. La placa ahora muestra:
“Bienvenido a Evansburg, una aldea próspera, con aire limpio y agua fresca, y personas amigas. Población — 600 — 29 perros — 41 gatos — 1 gruñón”. Comentarios del editor del diario local: “Aunque todos los 600 puedan sentirse incriminados, probablemente apenas la persona que escribió en las placas sabe la identidad del gruñón”.
Lamentablemente, en la mayoría de los lugares donde existe un grupo de personas reunidas, existe un gruñón — una persona que reclama constantemente, que solo consigue ver el lado sombrío de las cosas. En las iglesias, también, existen gruñones. Todos nosotros debíamos hacer a pregunta: “¿Señor, soy yo?”
Hay personas que nunca están satisfechas con nada. Se quejan del calor, del tiempo lluvioso, del aglomerado de personas, de los ambientes desiertos, de las personas que siempre están sonreiendo, de aquéllos que cierran el semblante y nunca muestran buen-humor, de los que hablan alto, de algunos que hablan susurrando — en fin, nada les agrada.
Siempre están buscando pretexto para reclamar y se sienten fracasados cuando no encuentran motivos para eso. Su hobby preferido es descubrir los defectos de los otros y se llenan de placer cuando alcanzan éxito en sus propósitos. se juzgan victoriosos pero, en verdad, son personas tristes y huecas.
Felices son aquéllos que aprenden a glorificar a Dios por las circunstancias, que consiguen percibir el lado positivo de los acontecimientos, que reconocen que todas las cosas cooperan para su bien y que Dios está controlando todo.
Si usted suele renegar de todo y de todos, pida a Dios para modificar su modo de ser y que de su boca salgan solo palabras de bendiciones y de vida eterna.