Su sola prioridad
El estilo de liderazgo de Pablo no era distante ni esquivo. Él vivía en medio de la gente. Conocían su dirección. Hablaba con ellos. No les predicaba un sermón y después se marchaba convenientemente por la puerta trasera en el momento de la bendición final. Pablo era siempre accesible y auténtico. Su vida era un libro abierto. La mayoría estaría de acuerdo con que ese tipo de líder es inspirador. No tiene nada que probar, ningún secreto que guardar, ninguna pretensión o aire de jactancia, y nunca se siente obligado a recordar a los demás lo hábil que es para el trabajo que hace. Así era Pablo. Era auténtico. John Stott escribe:
El ministerio de Pablo en Tesalónica había sido público. Había sido ejercido a la vista de todos, delante de Dios y de los hombres, porque él no tenía nada que ocultar. ¡Felices los líderes cristianos hoy, que detestan la hipocresía y aman la integridad, que no tienen nada que esconder ni de lo cual avergonzarse, que son bien conocidos por quienes son y por lo que son, y que son capaces de apelar sin temor a Dios y al público como sus testigos! Hoy necesitamos más transparencia y naturalidad de esa clase.
Un líder que vive su vida con transparencia no tiene nada que ocultar o temer. Pero si no para ni un momento, si está escondiéndose siempre detrás de puertas con cerrojo y con las persianas cerradas, el público tiene razones para sospechar que no es genuino. Tenga cuidado de no seguir a un líder que no sea accesible y vulnerable.
Recuerde, sin embargo, que el ministerio de Pablo no fue un lecho de rosas. Él literalmente entró cojeando a Tesalónica, con el cuerpo magullado y debilitado por los golpes que había recibido en Filipos, y por el encarcelamiento. Afortunadamente, yo nunca he tenido que soportar una persecución tan brutal. Pablo sí. Pero la buena noticia es esta: Esto no frenó su determinación. Él escribió lo siguiente: “A pesar de que habíamos padecido antes y habíamos sido maltratados en Filipos, como sabéis, tuvimos valentía en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de grande conflicto”
(1 Tesalonicenses 2:2).
Uno de los secretos del triunfo de Pablo se puede describir con cinco palabras: Siguió con su trabajo laborioso. Siguió adelante con su trabajo sin importarle si los vientos lo golpeaban con fuerza. La oposición y las dificultades no Ie importaban. La sola prioridad que le importaba a Pablo era que Cristo fuera proclamado. Cada camino en que él transitaba conducía a otros a la cruz.
¿Armonizan sus prioridades personales con las de Pablo?
Un líder que vive su vida con transparencia no tiene nada que ocultar o temer.
Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2010 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.