También son protagonistas
por CLADE V
Y Jesús dijo: «Joven, a ti te digo: ¡Levántate!»
El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar,
y Jesús se lo entregó a su madre.
Lucas 7.14–15 – NBLH
Diagnóstico
En el proceso del análisis que empezó en noviembre de 2011, alcanzamos a percibir la preocupación de la juventud de nuestro continente ante el sistema capitalista en el que vivimos, cuyos valores predominantes se oponen a los del Reino de Dios. Por supuesto, esos valores en nada contribuyen al fortalecimiento de las comunidades que buscan un discipulado consistente y comunitario.
Además, nuestra juventud cuestiona que ese sistema y sus valores se observen en las prácticas de la iglesia; tales como la búsqueda de poder, el énfasis en el espectáculo y lo que creen «relevante» (más cantidad, sin que importe la calidad). Lamentablemente, al albergar tal sistema en el seno de la iglesia, se fortalece en nuestros jóvenes el mismo individualismo y egocentrismo que promueve la sociedad no redimida. Tal infiltración ha dejado a nuestra juventud insensibilizada y deshumanizada.
En nuestro continente, en su mayoría, la población es joven (menos de treinta años); y esto claramente se refleja en nuestras comunidades de fe. Pero vale aclarar que no es precisamente la población joven la creciente en estas. A pesar de la pluralidad y diversidad de formas de ser joven, las estructuras eclesiales no contribuyen a la construcción de un estilo de vida que corresponda a la perspectiva del Reino. Al contrario, muchas veces se presenta al joven como un problema, cuyo comportamiento moral hay que controlar, con lo que se promueve en nuestra juventud una doble moral y una visión dualista (sagrada y profana) de sus vidas.
Por consiguiente, de esto resulta la invisibilización de los dones, talentos y profesiones de nuestra juventud; de manera que ni se incluyen ni utilizan en nuestras congregaciones. Por supuesto, esto obedece al excesivo énfasis en el servicio dentro de la institución-iglesia, que ha llevado a frenar el reconocimiento de sus capacidades y su actuar en la sociedad como una expresión de la misión de Dios.
Además, la participación de mujeres y hombres jóvenes, lamentablemente, se subestimada pues, aunque se les permite actuar, es en espacios en los que los adultos siguen teniendo el control. Esta perspectiva adulto-céntrica no solamente ha paralizado a nuestra juventud para que asuma su responsabilidad como protagonista en la iglesia y en la sociedad, sino que tampoco se les reconoce como miembros esenciales del Cuerpo de Cristo. Esta inmovilización ha representado un obstáculo para que la juventud de afuera sienta hambre por conocer a Jesús y la propuesta de su Reino.
Compromisos
Como juventud latinoamericana nos comprometemos a:
· Escuchar, aprender y valorar el importante legado (teórico-práctico) que recibimos de las generaciones que nos preceden.
· Asumir nuestro deber de contextualizar, producir y fomentar la reflexión bíblica y teológica responsable, con acciones que respondan de manera pertinente a los desafíos de nuestro contexto social e histórico.
· Afirmar nuestra identidad como jóvenes seguidores de Jesucristo. Reconocer nuestra capacidad en el poder del Espíritu de vida de tomar decisiones basadas en nuestro compromiso con Dios y con el prójimo.
· Reconocer nuestros derechos y responsabilidades en nuestra respectiva comunidad de fe y sociedad. Responder positivamente a nuestro llamado de ser agentes del Reino de Dios y su justicia, cumpliendo nuestro rol protagónico.
· Asumir nuestro protagonismo como discípulos de Jesús que reflexionan, comparten y eligen vivir de manera radical la propuesta del Reino, en medio de un sistema que constantemente promueve el individualismo, la competencia y el uso del poder para enseñorearse de los demás.
· Avanzar hacia un estilo de vida coherente con los principios del Reino de Dios y su justicia, iniciando con la inmediata transformación de nuestra manera de vivir (como individuos y comunidades) de manera que apuntemos a propiciar cambios estructurales dentro y fuera de nuestras comunidades de fe.
· Ejercer con responsabilidad, creatividad y valentía el rol profético para el que Cristo nos ha reclamado (dentro y fuera de nuestras comunidades de fe) denunciando los sistemas de injusticia y opresión, y anunciando que otro mundo es posible.
· Promover el diálogo intergeneracional, aprovechando diferentes espacios dentro de organizaciones y movimientos ya existentes, así como participando en nuevas oportunidades de encuentro que puedan surgir.
· Fortalecer la articulación de un movimiento de jóvenes, organizaciones juveniles y personas asociadas al trabajo con la juventud que fomente el diálogo, relaciones significativas, aprendizaje comunitario y posibilidades de asocio.
Invitaciones
· Invitamos a la juventud latinoamericana a asumir los compromisos previamente mencionados y aprovechar los espacios de encuentro y diálogo para seguir fortaleciendo la articulación de este movimiento juvenil creciente.
· Invitamos a la iglesia, expresada en comunidades de fe locales, organizaciones cristianas y otros movimientos a:
§ Reconocer y visibilizar a las mujeres y varones jóvenes no como consumidores de actividades, destinatarios de programas o fuerza motriz para proyectos diseñados por adultos, sino como protagonistas y agentes del Reino de Dios y su justicia.
§ Apoyar y promocionar la participación juvenil en los diferentes espacios de reflexión, planificación, organización, toma de decisiones y diferentes espacios que fomenten su protagonismo dentro y fuera de las congregaciones, comunidades y organizaciones.
§ Como resultado de lo anterior, evaluar y revisar los modelos eclesiásticos fuertemente influenciados por una perspectiva adulto-céntrica y jerárquica, que continúan sin considerar a la juventud como sujetos con derechos, capacidad de proponer, decidir y participar activamente en sus comunidades de fe, con miras a promover cambios estructurales permanentes.
Se tomó y adaptó de la Carta pastoral de la consulta: «Jóvenes protagonistas para la transformación», CLADE V, San José, Costa Rica, julio de 2012. Para esta consulta participaron en la preparación de la misma las siguientes organizaciones y movimientos de jóvenes de varios países de América Latina: Transforma Joven, Red Miqueas, Desafío Miqueas, Kairós —Comunidad y Cambio—, Red Fale, CIEE, JPC Uruguay, Compassion, CLAI y Visión Mundial. En los tres días de la consulta compartieron representantes de diferentes países de Latinoamérica, Norteamérica y África.
Se publicó en Apuntes Pastorales Vol. XXX-1, edición de septiembre – octubre de 2012.