Lucas 13:6-9
Introducción:
En el texto leído podemos notar que la higuera estaba destinada a ser cortada por cuanto no estaba dando el fruto esperado. Año tras año su dueño esperaba en vano, y tal parece que su paciencia un día se colmó y dijo: “Ya no va más”, y decidió cortarla. Pero el hortelano creyó que aún había una posibilidad de hacer que esta higuera fuera productiva. Le dijo al dueño “déjala un año más y yo me encargaré de hacer lo que sea necesario para que produzca fruto”. En forma análoga podemos decir que lo que fue una nueva oportunidad para esta planta, lo es también para nosotros este nuevo año. No tengo la menor duda de que aún estamos a tiempo de ser más de lo que hemos sido, de dar y de hacer más de lo que hayamos dado o hayamos hecho. El viñador representa al Espíritu Santo quien hará todo lo necesario para que como la higuera podamos ser cristianos productivos. Este año que inicia será un año especial por tres razones:
1. SERÁ UN AÑO PARA UN MAYOR NUTRIMENTO Y FORTALECIMIENTO (V.8).
Note usted que una de las cosas que el hortelano haría sería cavar a su alrededor y luego la abonaría. Esto de cavar a su alrededor lo haría para que las raíces se ahondarán más ya que una planta cuyas raíces no son tan profundas corre el riesgo de venirse abajo por la falta de una debida consistencia. Esto nos está mostrando que si queremos alcanzar el nivel de productividad que Dios espera de nosotros, en este año nuevo debemos “Enraizarnos” espiritualmente como nunca antes lo habíamos hecho. Que este sea el año en el que ahondemos más en nuestra comunión con el Señor, que busquemos renovar nuestra pasión por su presencia, un año donde nos congreguemos más, mejoremos nuestra vida testimonial y nuestro crecimiento espiritual sea notorio.
Lo otro que haría el viñador sería abonarla. El abono que le echara a la higuera era para darle fuerza y consistencia a las raíces. Las raíces no solo debían estar bien ahondadas, sino también firmes y fuertes. ¿Para qué o por qué?
Porque unas raíces bien fortificadas dan un fruto más carnoso y pulposo. Además, la planta se ve lozana, con vida, reverdecida, y le crea buenas expectativas a quien la sembró. Este abono representa para nosotros aquellas cosas que tengamos que hacer para nutrir nuestra fe y nuestra vida espiritual. Cosas como el ayuno, la oración, la entrega, la búsqueda, la santidad y todo lo que nos pueda fortalecer espiritualmente. Considere que entre más productiva pueda ser una planta, requiere de mayores nutrimentos. Hay muchos cristianos que no se preocupan por nutrirse espiritualmente. Por ese se les ve raquíticos, cloróticos, desnutridos e improductivos tanto en lo que son como en lo que hacen porque les falta abonar su fe con el nutrimento de la Palabra de Dios y la unción del Espíritu Santo. No olvide que Dios nos ha llamado a dar fruto, más fruto y mucho fruto (Juan 15:1-8) y para ello, se requiere de un continuo cuidado en la planta y de los nutrientes necesarios para que seamos productivos. Dos cosas son necesarias para lograrlo:
A. Ahondar las raíces (Mayor intimidad con el Señor) B. Abonar la planta (Mayor nutrimento de nuestra vida espiritual).
Que en este año nuevo esto sea una de sus más inmediatas prioridades.
2. SERÁ UN AÑO DE MEJORES RESULTADOS (v.9).
Mire que todo lo que el dueño de la viña esperaba era que ella diera fruto, que hiciera lo suyo, que fuera productiva. La higuera estaba en la capacidad de dar el fruto esperado en razón de su naturaleza. El dueño no esperaba nada distinto a su propia inherencia. ¿Acaso Dios espera algo distinto de nosotros que no sea aquello para lo cual fuimos hechos y creados por él? Dios nos ha dotado con la capacidad de ser productivos por medio del toque y trato continuo de su Espíritu. Todo lo que él espera de nosotros es que exterioricemos lo que internamente su Espíritu está haciendo en cada uno de nosotros. Pero la apatía y la indiferencia hacia su Santo Espíritu es lo que hace que un cristiano sea estéril e improductivo en su vida de fe y de testimonio. Si incrementamos nuestra comunión con el Señor, este será un año en el seremos mucho más productivos que nunca, tendremos mejores alcances, mostraremos mejores resultados en todo lo que nos concierne, y alcanzaremos metas que antes no habíamos logrado, como también veremos que nuestros sueños se hacen realidad. Todo lo que Dios nos pide es que hagamos lo que por derecho propio podemos hacer.
Usted y yo estamos llamados a dar fruto y Dios no espera nada distinto de lo que él mismo no nos haya dado y dotado para que lo logremos (2 Corintios 3:5). El mundo espera ver una generación de cristianos que viven como cristianos, que piensan como cristianos, que hablan como cristianos y que dan testimonio de que son cristianos. ¿Es mucho pedir? Una generación de hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo, que honran al Señor en todo, que viven en la dimensión de lo espiritual, que reflejan el fruto del Espíritu en sus actitudes y comportamiento, que proclaman el señorío de Jesús en lo que dicen y en como viven, que hacen la voluntad de Dios con alegría y beneplácito y que van tras la consecución de sus metas y sueños porque le están creyendo y sirviendo a un Dios Todopoderoso. ¡Aleluya!.
Y le tengo una noticia extraordinaria: Cuando de alcanzar nuestros sueños y metas se trata, la edad, los fracasos y los errores que se hayan podido cometer en el pasado, NO CUENTAN. AMEN.
Lea en voz alta el siguiente texto y déle toda la Gloria a Dios por esto:
“Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; CUAL ERA MI FUERZA ENTONCES, TAL ES AHORA MI FUERZA PARA LA GUERRA, PARA SALIR Y PARA ENTRAR. DAME PUES, AHORA ESTE MONTE” (este sueño, este anhelo aun no realizado, Josué 14:10-12, énfasis y paréntesis mío).
Los que soñamos con logros preponderantes porque le estamos creyendo a Dios, buscamos, pedimos, deseamos lo que sabemos que el Señor quiere que tengamos. Los soñadores somos osados y no nos estancamos ni por la edad, no por los logros ya obtenidos, ni por errores cometidos, sino que en pie ante Dios y en obediencia a su Palabra, nos levantamos para no seguir cometiendo los mismos errores y para ir tras lo que él desea que tengamos (Salmo 92:10-15;1°Reyes 19:7-8). Este año será un año de alcances y bendiciones singulares. Lo que por mucho tiempo fue un sueño de escritorio y una idea que mascullábamos, se convertirá en un testimonio que muchos verán y se asombraran. Este es el año en el que muchos hijos de edad ya suficiente, dejaran de ser unos mantenidos para ir y labrarse su propio destino; este será un año en el que muchas mujeres se independizarán económicamente de sus maridos para forjarse sus propios logros; muchas familias que estaban como a la deriva, verán como el Señor les dará estabilidad en lo financiero, en lo familiar y en lo laboral.
3. SERÁ UN AÑO DE FRUTO CONTABLE Y ADMINISTRATIVO (v.8-9).
Con lo realizado por el viñador, la higuera por fin no solo daría fruto, sino que ese fruto sería visible, contable y rentable. Una planta es productiva cuando da un fruto abundante y es rentable a su dueño. Así como la calidad de la higuera se manifestaría por la cantidad de fruto que llegara a dar, la calidad de vida que un cristiano pudiera tener se conoce por lo que es y por lo que tiene. Un cristiano sin alcance alguno, derrotado, con las manos vacías, endeudado, necesitado y cabizbajo por sus fracasos y escasez, es como la higuera que Jesús maldijo en Marcos 11:12-24.
LO QUE ALCANCEMOS A TENER REVELARÁ LA CLASE DE DIOS AL QUE LE SERVIMOS.
Y aun cuando esto suene un tanto duro e incómodo, no deja de ser cierto que un cristiano todo el tiempo necesitado y como que mendigando, es un mal testimonio al mundo.¿Donde está entonces el Dios que perdona, restaura, libera y bendice?.
El apóstol Pedro dice que Dios nos ha dotado con todo lo que requerimos para ser productivos(2Pedro 1:3). Tanto lo que concierne a la vida (lo físico, lo material) y a la piedad (lo espiritual y ministerial), nos han sido dados.
¡Aleluya!
Este año mostraremos lo que alcancemos en el Señor. Este es el año para que nuestras iglesias y ministerios crezcan, porque así lo desea el Señor. La mayor satisfacción de un viñador, es contemplar su viñedo cargado de fruto. No dudo en creer que una de las mayores satisfacciones que el Señor pueda sentir es mostrarle al mundo que su iglesia él la tiene prosperada y bendecida.
Si aceptamos que Dios nos llena el alma y el espíritu con su presencia, también tenemos que aceptar que su voluntad es también prosperarnos en todos los otros aspectos(3Juan 2). Muchos cristianos le tienen miedo y pavor a ser bendecidos porque le enseñaron a creer que el dinero y todo lo que de él se deriva, es del diablo. Esto no es cierto, pues la Biblia dice que el oro y la plata son del Señor (Hageo 2:8) y que el dinero sirve para todo (Eclesiastés 10:19).Lo que debemos hacer es darle un uso apropiado y balanceado y disfrutaremos del bien con que Dios quiere alcanzarnos. Hay pastores y ministros del Señor que le tienen miedo a que sus iglesias y ministerios crezcan porque creen que ello es anómalo. Pero la Biblia dice que Dios desea que nos expandamos y que crezcamos en lo que nos encontremos haciendo para el Señor (Isaías 54:2-3; 2 Pedro 3:18).
Conclusión:
De nuestras decisiones hoy, dependen los logros que podamos tener en el mañana. Este año se avista para ser uno de nuestros mejores años. El viñador (El Espíritu Santo) hará lo que le corresponda para que nos convirtamos en cristianos productivos y rentables, que revelen al mundo que tenemos una mentalidad de reino y unas vivencias acordes con dicha mentalidad, y sobretodo, un Dios que nos brinda una nueva oportunidad de ser y alcanzar lo que él desea que seamos y alcancemos.
Esto por supuesto no anula cualquier tratamiento médico al que usted se encuentre prescrito. Lo que sí significa es que por ningún motivo o circunstancia se vaya a rendir frente a una dolencia o enfermedad. Cuando una enfermedad se hace presente, Dios puede intervenir a favor nuestro o bien por el ejercicio directo de nuestra fe, o por el procedimiento médico en el que nos encontremos. El Señor no se opone a ello. Su deseo es que estemos sanos y gocemos de salud (3ª Juan 2).
Si desea gozar de una buena salud, hágalo mediante la práctica de ciertos ejercicios físicos, una buena y balanceada alimentación y una visita periódica a su médico de confianza. Mire que el Señor sana y los médicos lo reconocen, lo certifican. Y si más allá de la ciencia no hay cura que se aviste, entonces active su fe y declárese sano por las llagas de Jesús. Él es quien sana. Aún si se mostrara que la ciencia fue la que logró su sanidad, detrás de ello estuvo la mano poderosa de nuestro Señor. Jesucristo es el sanador.
Haga declaraciones de sanidad de forma continua sobre su cuerpo. Recuerde que lo que creemos con el corazón, lo confesamos con nuestra boca (Romanos 10:10; 2ª Corintios 4:13) y que en lo que confesamos está la vida o la muerte (Proverbios 6:2; 18:21).
Usted y yo tenemos todo el derecho a gozar de salud porque Cristo pagó el precio de ello. “Tetelestai” nos recuerda que frente a cualquier dolencia o enfermedad, Jesús es nuestro sanador.
3. EL PODER DE LA MUERTE Y LA CONDENACIÓN ETERNA.
Según el libro de Hebreos 2:14 la muerte fue también vencida por el sacrificio de Jesús. El texto de esta carta dice:
“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”
También el profeta Oseas nos habla de esta victoria:
“De la mano del seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh seol…” (Oseas 13:14).
Esto nos asegura dos cosas:
1. Que cuando morimos, vamos a estar con el Señor Jesús 2. Que también nosotros un día resucitaremos.
La muerte de la muerte ocurrió con la resurrección de Jesucristo. La muerte fue absorbida en victoria.
Para un cristiano la muerte no es el fin de su vida. Es apenas el inicio de una eternidad al lado del Señor.
Cuando un cristiano muere mire lo que dice la Biblia sobre ello:
“Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmo 116:15) Es estimada porque pasamos a estar por siempre en su presencia.
Cuando muramos no iremos a condenación, sino a gozar de su consolación. El Señor enjugará nuestras últimas lágrimas cuando partamos para estar con él.
El infierno no será nuestra última morada, sino las mansiones de gloria que fue a preparar para sus redimidos. El sonido de la última trompeta que escucharemos para ir a su presencia nos hará presentarnos ante su gloria y majestad, y allí, le adoraremos por todos sus beneficios y por su victoria total.
Pero nuestros cuerpos no se quedaran por siempre en la tumba. Un día también resucitaremos para retornar a este mundo a ejercer un tiempo de mando y de gobierno cuando se instaure el reino milenial que Cristo establecerá, y en el que nosotros sus redimidos le acompañaremos gobernando sobre este mundo.
Conclusión:
Mientras todo esto sucede, hoy podemos vivir en victoria y libres de cualquier angustia tanto que el ayer o el mañana nos quieran prodigar porque ese “Tetelestai”, ese “consumado es” aun retumba en el tiempo y con él Jesús selló para siempre la victoria sobre el pecado, las enfermedades y la muerte. En Cristo somos más que vencedores. ¡Aleluya!
Siento la presencia y la unción del Señor para ministrar sanidad en el nombre de Jesús. Ahora mismo ordeno que los ciegos vean, los paralíticos se levanten de sus sillas de ruedas, que desaparezca toda dolencia, toda enfermedad. Cáncer, desaparece. Rinitis, inflación, otitis, ardor en la vista, miopía, afecciones cardíacas, problemas respiratorios, bronquios, pulmones, son sanos ahora en el Nombre de Jesús. Fuera toda enfermedad, toda complicación cardíaca, asma, congestión nasal, sida, osteoporosis, dolor en el cuello, inflamación en la garganta, te ordeno desaparecer para siempre ahora en el Nombre de Jesús. Amén.
Creo también que a través de este medio electrónico Dios está obrando sanidad. Si estás enfermo mientras lees este mensaje, te declaro sano ahora en el Nombre de Jesús. Declaro que el Señor está impartiendo sanidad en este momento y que usted recibe sanidad total sobre cualquier dolencia o enfermedad por las llagas de Jesucristo. Amén.
Fuente: www.centraldesermones.com