Biblia

Un día a la vez

Un día a la vez

por Christopher Shaw

Vivamos a plenitud cada día, con sus cosas buenas y malas, de modo que no tengamos, a la noche, de qué lamentarnos.

Versículo: Mateo 6:19-34

6:19 »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 6:20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. 6:21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.6:22 »El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz. 6:23 Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!6:24 »Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. 6:25 »Por eso les digo: No se preocupen por su *vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? 6:26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? 6:27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 6:28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; 6:29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 6:30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? 6:31 Así que no se preocupen diciendo:  ¿Qué comeremos? o  ¿Qué beberemos? o  ¿Con qué nos vestiremos? 6:32 Porque los *paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. 6:33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. 6:34 Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.

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Como cierre a la enseñanza sobre el tema de la angustia por los bienes materiales, Cristo deja un último consejo, de tono absolutamente práctico: «Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal.» ¿Será que en este enunciado se encuentra uno de los secretos de la vida pausada y gozosa que vivió nuestro amado Señor? Ciertamente no encontramos evidencias en el relato de los evangelios de que haya sido una persona propensa a la preocupación. Las circunstancias más adversas y complicadas no lograban alterar su estado de ánimo. Todo lo que recibimos es regalo de Dios, otorgado por pura gracia, exclusivamente para los hijos que ama. No cabe duda de que parte de esta entereza espiritual frente a una vida llena de dificultades y sufrimiento tiene que ver con la vitalidad de su relación con el Padre, algo que nutría día a día en tiempos de recogimiento y quietud. No obstante, la capacidad de vivir a plenitud cada día, con sus contratiempos y victorias, parece ser también un factor que marcó un estilo de vida en él. De hecho, una de las cosas que más frecuentemente nos roba la posibilidad de disfrutar del presente es estar pendientes del mañana. No disfrutamos de la semana porque estamos a la espera del fin de semana. No nos deleitamos en la etapa del noviazgo porque no vemos la hora de casarnos. No nos alegramos en los hijos que tenemos porque estamos demasiado ocupados en asegurarles «un futuro digno». De esta manera transcurre nuestra vida, siempre con la vista puesta en alguna etapa futura que nos roba de la posibilidad de vivir a plenitud el momento en que nos encontramos. Jesús reduce su óptica, en este tema, a la distancia más corta posible: el día en que estamos. No me mal interprete; no estoy diciendo que él era una persona irresponsable, ni tampoco que no debemos anticiparnos, en forma correcta, a los eventos que se aproximan en el futuro cercano. Lo que estoy señalando es que Jesús no permitía que esto lo distrajera por un instante de la responsabilidad de vivir a plenitud cada momento que el Padre le traía. La verdad es que ninguno de nosotros siquiera sabe si estará con vida mañana. Más es enteramente posible que por nuestras muchas preocupaciones el mañana llegue acompañado de un sin fin de remordimientos porque no hicimos o disfrutamos de ciertas cosas cuando tuvimos la oportunidad de hacerlo. ¡Qué tremendo desafío para nosotros! Vivamos a plenitud cada día, con sus cosas buenas y malas, de modo que no tengamos, a la noche, de qué lamentarnos. Todo lo que recibimos es regalo de Dios, otorgado por pura gracia, exclusivamente para los hijos que ama.

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