Biblia

Un día torcido…

Un día torcido…

¿Ha tenido uno de esos días (o semanas) cuando pareciera que nada resulta bien?

Son aquellos momentos en que uno se siente como torcido y fuera de foco. En medio de todo puede ser difícil ver cómo aquellos problemas pueden ser parte del plan de Dios, pero así es.

Un viejo dicho gaélico capta muy bien esta idea:

“Dios da golpes certeros con varas torcidas”.

 

Cuando nos detenemos y examinamos este proverbio, se hace patente una serie de verdades sutiles:

  • Es Dios y no yo quien decide si la vara es un instrumento conveniente para Su propósito.
  • La mano de Dios es lo suficientemente grande para sostener la vara.
  • En sus manos la vara torcida llega a ser un instrumento útil.
  • Dios sabe qué impacto tendrá la vara y cuánto resistirá sin doblarse.
  • La vara no es perfecta. El objetivo de Dios, sí.
  • La vara no tiene poder ni propósito en sí misma.
  • La vara debe estar disponible para que Dios la utilice.
  • Si la vara no se rinde a Dios, podría frustrar Su plan perfecto.

Incluso sintiéndonos fuera de foco durante un día difícil, no parece ser tan inútil si lo vemos desde este contexto.

Cuando nos levantamos tarde, los niños discuten, el perro vomita, el carro se rompe y necesita una gran reparación o nuestro cónyuge nos llama y nos dice que llegará tarde a casa… aún en esas situaciones, podemos ser varas torcidas en las manos de Dios. ¿Cómo?

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Romanos 8:28).

Note que dice: “…para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” ¿Pudiera ser que Dios nos está llamando para lograr que estemos dispuestos a ser “varas torcidas”?  ¿Desea que nos rindamos a Él aunque no seamos perfectos? ¿Esa es la forma en que obrará en nuestras vidas? Creo que sí.

Especialmente cuando la vida es dura, nosotros, como “varas torcidas”, rendidas en las manos de Dios, podemos ser una herramienta que marque la diferencia. Sí, aún en un día difícil –de hecho, especialmente durante un día complicado–, puede que usted o yo seamos las “varas torcidas” que Dios necesite para alguna ocasión especial.

Tal vez seamos la herramienta que deje Sus huellas en una mente impresionable. La forma en que nos rendimos a Él y le contestamos a nuestros hijos mientras discuten, a la enfermedad del perro, a la falla del carro, al vecino enojón, a las groserías de un empleado… pueden marcar la diferencia entre un gol verdadero u otro con el cual no anotaremos un punto; una impresión clara o una vaga impresión.

Ya sea por un momento, por un día, por una semana, por toda la vida… rindámonos ante Su mano y observemos las impresiones que Él logra en nosotros.