Biblia

Un gran volcán

Un gran volcán

La tierra que habitamos es una bola de fuego envuelta por una capa de materia sólida, proporcionalmente más delgada que la cáscara de un huevo. Sólo a algunas decenas de kilómetros bajo nuestros pies hierve un magma incandescente. De ahí las erupciones volcánicas que, a veces, como la válvula de una olla a presión, liberan a la superficie los elementos en fusión.

Es lógico que tengamos miedo de tales catástrofes. Pero Dios nos dice que el mundo entero es como un gran volcán. “Los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego” (2 Pedro 3:7). Este decreto es irrevocable.

El mundo se está haciendo tal ciénaga de inmoralidad, que se acerca el día en que Dios lo destruirá súbitamente. Cada uno debe preguntarse: ¿Dónde estaré yo en ese momento? ¿Está mi vida en orden con Dios? ¿Cómo escapar del juicio? Sólo hay un refugio: Jesucristo.

Él aceptó ser crucificado para soportar el juicio de Dios contra el pecado. Cada persona que se arrepiente y le trae sus propios pecados será liberada de ellos para siempre y obtendrá una salvación eterna.

Despertémonos y no hagamos como algunas personas de Pompeya (Italia) en el año 79 de nuestra era, quienes siguieron divirtiéndose sin tomar en cuenta las señales del despertar del Vesubio, y perecieron bajo las cenizas.
¡Pongámonos hoy al abrigo!

La tierra… debajo de ella está como convertida en fuego. Job 28:5

Los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 2 Pedro 3:10

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)