Biblia

Un Pueblo Comprometido Exodo 23:10–24:18

Un Pueblo Comprometido Exodo 23:10–24:18

Dios quería que Su pueblo fuera distinto de las demás naciones del mundo. Estaban llamados a ser distintos en su relación entre unos y otros. Su trato social debía ser justo para con sus semejantes.

Además de distinguirse por sus relaciones sociales justas, el pueblo de Israel habría de ser diferente en su relación para con su Dios. Jehová no sería para ellos tan sólo otro dios que el mundo había creado a su manera. Jehová vino a ser su Dios único, el verdadero. Por lo tanto, El exigía un compromiso distinto de parte de Su pueblo. Después de presentar las normas para la vida social de los israelitas, Dios les dio normas específicas para su vida religiosa.

EL ESTABLECIMIENTO DE NORMAS RELIGIOSAS 23:10–19

Se presentan las reglas que deben gobernar las prácticas religiosas del pueblo. Aunque no se incluyen todos los detalles del calendario religioso completo, los días más significativos se definen justamente con las reglas que se deben observar en ellos.

Las Reglas Respecto al Sábado 23:10–13

Acerca de los días de la semana, seis días podrían ser aprovechados para trabajar en beneficio propio. El séptimo día le pertenecería a Dios. Tanto los hombres como los animales deberían descansar el sábado. De la misma manera, la tierra descansaría cada séptimo año. El fruto que se diera durante ese año serviría para satisfacer las necesidades de los pobres, no para comerciar u obtener ganancias.

“SEIS AÑOS SEMBRARAS TU TIERRA…

EL SEPTIMO LA DEJARAS LIBRE”

“SEIS DIAS TRABAJARAS,

Y AL SEPTIMO DIA REPOSARAS”

Al apartar la séptima parte del tiempo para Dios, daban testimonio de que todo lo que poseían le pertenecía a Dios. Al pertenecer ellos mismos a Dios, debieron someterse a Sus exigencias; habrían de tener presente no rendirle culto a otros dioses.

¡PENSEMOS!
Así como el descanso de la tierra en el séptimo año no se observa por la iglesia hoy, debido a las diferentes condiciones de los sistemas nacionales; tampoco se observa el séptimo día como en aquellos tiempos. Es importante notar que los apóstoles comenzaran a hacer énfasis respecto a guardar el primer día de la semana, porque éste fue el día de la resurrección del Señor (Mt. 28:1; Jn. 20:19; Hch. 20:7; 1 Co. 16:2; Ap. 1:10).
Sin embargo, hay varios principios importantes para nuestra vida hoy presentados en este pasaje. ¿De qué nos sirve apartar un día específico de la semana para Dios? ¿Qué nos enseña Dios en cuanto a Su voluntad para nosotros? ¿Habrá algún cambio en especial que Dios le pide a usted?

Las Reglas Respecto a Tres Fiestas Anuales 23:14–19

Además del Sábado, se instituyeron tres fiestas anuales. Todos los hombres del pueblo de Israel debían presentarse delante del Señor cada año para celebrar estas tres fiestas. Sirvieron para reconocer lo que Dios había hecho por ellos y para dar gracias a Dios por Su provisión, tanto pasada como futura. Las tres celebraciones anuales más importantes eran:

La Fiesta de la Pascua y de los panes sin levadura 23:14–15

La Fiesta de Pentecostés o de los primeros frutos 23:16a

La Fiesta de los tabernáculos o de las cosechas 23:16b

TRES VECES AL AÑO

SE PRESENTARA TODO VARON DELANTE

DE JEHOVA

Después de la designación de las tres fiestas, fueron presentadas algunas de las reglas para la celebración de las mismas. Para ofrecer sacrificios agradables a Dios, habría que hacerlo conforme a Sus instrucciones (23:17–19).

¡PENSEMOS!
Hoy en día, las celebraciones de los días especiales en las iglesias no son iguales. Sin embargo, hay algunos principios que estas fiestas nos enseñan acerca de Dios y lo que El quiere de Su pueblo, que no han cambiado.
Revise las instrucciones religiosas para Israel en Exodo 23:14–19 y señale las lecciones que nosotros debemos aprender de estas normas. ¿Habrá algún cambio que usted deba hacer en su vida para conformarse a los principios que estas normas enseñan?

LA DIRECCION DEL ANGEL DEL SEÑOR 23:20–33

Dios prometió enviar a Su Angel delante de ellos para protegerles y guiarles. Si el pueblo escuchaba y se sometía a Dios, El les daría la victoria sobre sus enemigos. Si le obedecían, les concedería el dominio de la tierra.

Deberían reconocer sólo a Jehová como su Dios y no aceptar a ningún otro. Además, al entrar a la tierra prometida, no deberían hacer ninguna alianza, ni con sus habitantes ni con sus dioses. Tampoco les convendría imitar su estilo de vida. Tuvieron que adquirir un nuevo estilo de vida totalmente diferente. Habría que destruir toda evidencia de idolatría.

“NO HARAS ALIANZA CON ELLOS,

NI CON SUS DIOSES”

Si ellos servían fielmente a Jehová, El les bendeciría y les protegería de toda enfermedad. A su vez, sus enemigos tendrían temor de ellos. Poco a poco Dios les concedería el control de la tierra prometida hasta que llegaran a dominarla por completo. Como consecuencia tendrían que echar de allí a sus enemigos, ya que sus costumbres paganas les motivarían a pecar contra Dios.

LA CONFIRMACION DEL PACTO CON DIOS 24:1–18

La Promesa de Obediencia 24:1–4a

Después de la presentación del resumen de las exigencias de Dios para con Su pueblo, se celebró un servicio formal de dedicación. De todos los presentes sólo Moisés podría acercarse al monte donde estaba Jehová. Todos los demás líderes del pueblo se presentaron con Moisés delante de Dios pero tuvieron que permanecer a una distancia prudente (24:1–2).

Moisés les contó todas las palabras y las leyes de Jehová. El pueblo escuchó las advertencias y prometieron cumplir con todo lo que Dios les pidió. Entonces, Moisés lo escribió como un memorial para ellos (24:3–4a).

“HAREMOS TODAS LAS COSAS

QUE JEHOVA HA DICHO,

Y OBEDECEREMOS”

La Lectura y Dedicación del Pacto 24:4b–11

En el servicio de dedicación se dio lectura a la ley en presencia de todo el pueblo. Ellos se comprometieron a obedecerla (24:7). Al final, el pueblo se dedicó a Dios con sangre. Esta sangre sirvió como la base del compromiso para cumplir con el pacto. Al no cumplirlo, se harían merecedores de la muerte.

Las Instrucciones para Moisés 24:12–18

Después del servicio de dedicación, Moisés y Josué subieron al monte de Sinaí para esperar la revelación de Dios al pueblo. Dios les dio allí tablas de piedra con la ley escrita en ellas para enseñarles lo que El quería de ellos.

La gloria de Dios cubrió el monte durante seis días mientras ellos esperaban. En el séptimo día la gloria de Jehová se intensificó grandemente y Dios llamó a Moisés. Entonces, por cuarenta días, él estuvo con Jehová para recibir Su revelación al pueblo. No habría duda de la procedencia de esta ley. Dios había hablado.

LA GLORIA DE JEHOVA

ERA COMO UN FUEGO ABRASADOR

A LOS OJOS DE LOS HIJOS DE ISRAEL

¡PENSEMOS!
La revelación de Dios hacia Su pueblo debe haber disipado cualquier duda en cuanto al origen de la ley o en cuanto a lo que El esperaba de Su pueblo. La gloria de Dios debe haberles comunicado claramente que nadie podría jugar con Dios y la ley que El les había dado y salir ileso. La Palabra de Dios debe ser tomada en serio.
¿Qué enseñanzas debemos aprender de esta solemne ocasión en la historia de Israel? ¿Tendrá alguna relación con nuestra vida actual? ¿Qué nos quiere enseñar Dios en este pasaje?

Porter, R. (1986). Estudios Bı́blicos ELA: Comprados por Dios (Exodo) (83). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.