Una condición absoluta

Juan 15:1-17

Introducción

La naturaleza misma del ser humano evidencia su dependencia, siempre dependemos de algo, la gran mayoría de las situaciones que conforman nuestra vida escapan de nuestras manos. Ponerse a reflexionar en esto puede causarnos asombro, y pueda que en algunos desesperación. Al pensar en este asunto es evidente que la mayor parte de las cosas que suceden están a nuestro favor, pero ¿por qué? La respuesta es sencilla, aunque algunos no lo quieran reconocer o estén inconscientes de esta realidad: “hay alguien que continuamente está obrando para beneficio de la humanidad” ese es Dios. Sin embargo hay cosas que demandan algo más de nosotros y es la permanencia en Cristo, ningún éxito será rotundo y completo si no se cumple esta condición.

Condición: Estado, situación especial en que se halla alguien o algo. Situación o circunstancia indispensable para la existencia de otra. Para curar enfermos es condición ser médico.

Absoluto: Terminante, decisivo, Entero, total, completo.

I. El cumplimiento de esta condición nos garantiza la asistencia de Dios. V 4ª

En toda la Escritura se puede observar la forma en que Dios trata con el hombre. En todas las ocasiones él pide algo de las personas pero siempre ofrece una bendición, una promesa. Permanecer en Cristo es estar en comunión con él. Tenemos esta gran promesa, la de contar con su presencia, su ayuda, su cuidado y sus infinitas bendiciones, pero esto se decidimos vivir por Él, en Él y con Él.

Abraham tuvo comunión con Dios, por eso el Señor lo acompañó toda su vida, le hizo grandes promesas y las cumplió. Saúl se rebeló contra Dios queriendo hacer su propia voluntad y fue desechado por Dios, el Señor se apartó de Él, le fue quitado el reino y terminó sus días trágicamente.

Estos dos casos demuestran la veracidad de esta condición establecida por Jesucristo, si permanecemos en Él, Él permanece en nosotros y con nosotros. Si andamos en conformidad con Él tenemos la victoria asegurada. Si lo hacemos de otra manera nuestro mismo pecado traerá consecuencias trágicas a nuestras vidas.

La ayuda de Dios es indispensable para la vida, trae muchos beneficios, por ejemplo, la Biblia dice: Cuando el SEÑOR aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia. Proverbios 16:7

¿Deseas contar siempre con la ayuda de Dios?

II. El cumplimiento de esta condición da sentido a la vida. V. 5b

¿Alguna vez se ha preguntado cuál es el propósito de la vida?

Muchas respuestas pueden encontrarse, tantas como personas hay en el planeta, y de seguro la mayor parte apuntará a asuntos materiales que a decir verdad carecen de importancia, porque al final de nuestros días ningún logro material que obtengamos podrá acompañarnos a nuestro destino eterno.

El propósito de la vida, el verdadero sentido se encuentra en Cristo. Es por ello que Él dice “separados de mí nada podéis hacer”, y esto es porque la vida comienza en Él y termina en Él, por esa razón debe transcurrir en Él (Col. 1:15-16).

Una vida apartada de Cristo, está destinada al fracaso, sencillamente por estar lejos de quien sostiene todo en su mano. Si el propósito de la vida fuera acumular riquezas, ¡que insignificante sería! Si el propósito de la vida fuera obtener fama, ¡que insignificante sería! Porque estos son algunos elementos que pueden llegar a adornar la vida, pero a fin de cuentas no tienen eternidad.

El alma es eterna, es decir vive para siempre, es por ello que debemos encontrar el verdadero sentido de la vida, el auténtico propósito. Si permanecemos en Cristo nuestra vida gira en torno a Él, nuestros planes y proyectos van orientados hacia Él.

¿Estas permaneciendo en Cristo? ¿Hacia dónde está enrumbada tu vida? En tus metas, tus proyectos, tus estudios, tu trabajo, en tu ministerio ¿está Cristo presente?

Sólo Cristo da sentido a la vida

¡Permanece en Él!

III. El cumplimiento de esta condición determina nuestros resultados. V. 4

Entre Cristo y el ser humano existe una relación semejante a la de una rama y el árbol al que pertenece, esa unión es vital para que haya frutos, es indispensable para el cumplimiento del propósito para el cual fue creado.

Es posible emprender grandes cosas pero si Cristo no está presente jamás podrá desarrollarse todo el potencial esperado. Somos limitados, insuficientes, necesitamos la ayuda de Dios en todos los sentidos. La Biblia dice : Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él, y él actuará. Salmo 37:5

Algunas veces oramos por situaciones específicas, que son particularmente difíciles, para obtener la ayuda de Dios, eso ¡está bien! Pero debe ser una práctica en nosotros encomendar toda nuestra vida a Dios.

La Biblia dice: 3Pon en manos del SEÑOR todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. 9El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el SEÑOR. Proverbios 16:3, 9

Si permanecemos en Cristo, Él permanecerá en nosotros y tendremos vidas fructíferas, que se manifestarán con grandes y buenos resultados en todo lo que emprendamos para gloria de Dios y bendición de muchos.

Conclusión

Hemos estudiado sobre “Una condición Absoluta”, encontramos que:

I. El cumplimiento de esta condición nos garantiza la asistencia de Dios. V 4ªII. El cumplimiento de esta condición da sentido a la vida. V. 5bIII. El cumplimiento de esta condición determina nuestros resultados. V. 4

Piensa un momento:

¿Estás permaneciendo en Cristo?¿Has visto la mano de Dios obrando en tu favor?¿Crees que es suficiente lo que has recibido de Dios?¿Piensas que falta más?¿Qué crees debes hacer para obtener una vida plena?¿Deseas responderle a Dios?

Hay diferencia en estar juntos y tener las cosas en común, por eso Lucas enfatiza ambos aspectos. Los creyentes de la iglesia de Jerusalén compartían todo lo que poseían para el bienestar de todos. Los pobres ya no lo eran más y los que vendían sus pertenencias, a pesar de eso, no tenían carencia de ningún bien.

Hay un principio importante para recordar, en la iglesia del Señor no debe haber lugar para el egoísmo. No es correcto hacer o propiciar las cosas para obtener un beneficio propio. Todo lo que emprende la iglesia es para agradar a Dios y porque él lo manda, como consecuencia los hermanos somos bendecidos por el Señor en abundancia.

Los creyentes deben ayudarse mutuamente en cuanto les sea posible, pues somos parte del Cuerpo de Cristo y miembros de la familia de Dios. De lo contrario se está muy lejos del ideal de Dios para la iglesia y ya no se tendría razón de ser.

IV. Una vida eclesial en constante movimiento. V. 46

Los miembros de la iglesia de Jerusalén eran constantes en la vida como iglesia. Se reunían continuamente en el templo y de casa en casa, las características más resaltantes de la actitud de esta iglesia las menciona el escritor en esta ocasión: alegría y generosidad. Dos ingredientes que no deben faltar en la iglesia del Señor, pero que lamentablemente a veces pasan a un segundo plano.

La iglesia es un cuerpo, pero un cuerpo vivo. Lo que distingue a un cuerpo vivo es que está en funcionamiento constante, y precisamente la continuidad es lo que lo mantiene con vida. Nadie ha visto un cuerpo que se mantenga con vida si su corazón late una vez por semana.

Es la voluntad de Dios que la iglesia manifieste vida en todo tiempo. Esta vida se demuestra en el compañerismo y el servicio, que se lleva a cabo cuando todos los miembros del cuerpo se preocupan unos por otros y comparten momentos como familia, no sólo en el templo, sino también en las casas y cualquier otro lugar. Este tipo de relación entre los miembros de la familia de Dios tiene muchos beneficios, como los son: el crecimiento personal, la construcción de amistades sinceras y duraderas, la ayuda mutua, la edificación mutua, entre otros.

Cuando somos parte de la iglesia del Señor cualquier momento es apropiado para cultivar la unidad.

Conclusión

Para alcanzar el ideal de Dios para la iglesia es necesario: una practica cabal del discipulado cristiano; la manifestación del poder de Dios; la comunidad entre los creyentes; y una vida eclesial en constante movimiento.

Es preciso que tengamos conciencia de cómo debe ser nuestra conducta, si es que realmente es nuestro deseo ser una iglesia conforme al corazón del Señor. En los temas que tienen que ver con los ideales de Dios lo importante no es como se ha hecho siempre, sino como debemos hacerlo según Dios para agradarle y recibir bendición. El modelo correcto de iglesia no se recibe de ninguna otra fuente (libros, experiencias, denominaciones, entre otros…) sino de la palabra de Dios.

Cada vez se hace más necesario que seamos sensibles a la palabra del Señor y que edifiquemos iglesias que se ajusten plenamente a la palabra de Dios, no parcialmente, iglesias que se aboquen a volverse a Dios de todo corazón, que vivan cada día ese primer amor hacia el Señor y su obra, iglesias que estén conformadas por personas que se entreguen de todo corazón en adoración y obediencia a Dios.

Es urgente que se rescate ese espíritu de amor, fidelidad, gozo y servicio que caracterizo a la iglesia primitiva, pero esto no es responsabilidad de una sola persona, ni de un grupo en particular, es responsabilidad de todos aquellos que tenemos el privilegio de tener parte en la familia de Dios. No permitamos que la iglesia se convierta en una rutina o una sencilla tradición, recordemos que es un cuerpo vivo, el cuerpo de Cristo, y que como tal debemos funcionar. Si lo hacemos de esa manera tendremos grandes resultados para la gloria de Dios. Una iglesia que adora en espíritu y verdad y una iglesia que predica la palabra recibe el favor de Dios.

Al escuchar este mensaje es muy probable que se concluya que hay algunos cambios que hacer. Hagámoslos de buena gana, bajo la dirección de Dios y veremos las grandes obras que el Señor hará en nosotros y a través de nosotros. Dios está esperando por nosotros, respondamos a su llamado.

Fuente: www.centraldesermones.com