Una discución sobre el Liderazgo Cristiano en América Latina
por Desarrollo Cristiano
Entrevista al conocido Pastor Argentino Carmelo Terranova. Se discute el tema de liderazgo en nuestro continente.
En el trabajo diabólico, un endemoniado que se revuelca por el piso es una excepción, el mentiroso quiere impactar de otra forma
¿Cómo es eso de que el gran imitador busca buenos imitadores?
Los problemas más serios que enfrenta el cristianismo actualmente es el estándar de vida, la moralidad, el humanismo, porque la obra más fina del diablo es hacer gente tan feliz, tan agradable, tan cómoda, tan moral, que no precise de Jesucristo. Un endemoniado que se revuelca en el suelo echando espuma es una excepción, es algo asqueroso que no cautiva a los otros a imitarlo. Ahí se le fue la mano al diablo. No es lo que, en última instancia, él quisiera que la gente viera. El no quiere que lo vean haciendo esas chanchadas. Lo que yo llamo endemoniado de cuello blanco es un hombre fino, educado, pulcro, buen padre, un excelente caballero que no necesita de Cristo. Y eso es el triunfo del diablo en la cultura humana. ¡El quiere hacer hombres buenos… sin Dios!
¿Es por eso que quien llega a un buen pasar después le cuesta tanto tener una vida cristiana comprometida?
Tal vez yo sea un poquitito brusco y temo ser agresivo con imágenes verbales. Por ejemplo, el latino promedio que llega a los EE.UU. No fue porque el Señor lo mandó con una visión de evangelizar sino por apetencias económicas. Para él, es la Meca económica. No es el mundo para evangelizar, no es cl campo misionero. Su prioridad es el bienestar. Y es cierto que allí el Señor hace cosas maravillosas y toma personas y las va utilizando, pero la mentalidad es financiera, económica, utilitaria. No hago un juicio, estoy haciendo una descripción. Es un hecho real. Por eso hay que entender que cuesta desarrollar así una vida predominantemente espiritual.
Hablando de eso, ¿cómo hacer para trabajar con latinos en Estados Unidos?
El latino, igual que todo el mundo, tiene un profundo vacío espiritual y llega un tiempo que se da cuenta que, si ha venido del catolicismo, aquí no está atado a la tradición de su pueblo; experimentan como una liberación. El latino no va más a misa (o va muy poquito), poco a poco se vuelve a una sociedad nihilista, humanista, hedonista y lentamente se olvida de la fe. La insistencia mía es que la única cosa que convence al latinoamericano, es ver a otro latinoamericano que está triunfando pero que es realmente feliz y que su vida es diferente. En este país de los grandes escándalos evangelísticos, evangélicos de calidad son una escasez, y no hay caso, el ejemplo genuino es lo único convincente. Las iglesias se llenan de latinos que entran por una puerta y que salen por otra. Es lo que no se dice en las estadísticas. En ese reflujo queda algo, evidentemente pero es muy poco. ¿Qué es lo que aleja al latino de las iglesias? Descubren que los creyentes, los cristianos, no son tan super hombre como se promueve desde el púlpito y que en su seno el interés personal, individual es muy grande. El latino que más va es el recién llegado que busca prosperar su bolsillo o aquél que después de un buen tiempo no lo ha logrado, entonces va a la iglesia en busca de ayuda (siempre para sus apetencias de bienestar) y se encuentra con otros que miran sólo para sí y que lo único que les interesa del otro es que haga número, que sume.
¿Y el resto de Latinoamérica?
La palabra es: sorprendido. Es difícil hablar de horas, como la hora de Argentina, la hora de Perú. Me parece que Dios no tiene horas, los hombres las tenemos. De repente, en nuestra hora, en nuestra necesidad, buscando a Dios. Dios está siempre atento a la actitud del hombre y en todo el continente hay un volver a Dios. En Guatemala en fabuloso. En San Salvador la gente se convierte día tras día. En Perú solamente una denominación abre una iglesia cada seis meses. Y se están abriendo iglesias continuamente. De Argentina usted sabe mucho más que yo. Es decir que América Latina está volviéndose a Dios, aunque sea por partes. Y tengo un optimismo escatológico; tengo la firme convicción en contra de todos los agoreros pesimistas, que cuando el Señor venga se va a llevar una gran cosecha latinoamericana. Esa imagen de una iglesia pequeñita de santos muy purificados, esa minoría que reúne requisitos perfectos, ya no la creo. Costó mucho sacrificio de Cristo, muchísimo hizo El para sólo llevar una iglesita al cielo. Yo creo en una gran cosecha, la gran cosecha final. Y creo en millones arrepentidos, en países enteros sacudidos.
¿Qué tiene que hacer el líder latino?
Creerlo. Creer lo que yo estoy diciendo. Sí el pastor, ya sea de una iglesia grande o de una pequeña, tiene una correcta concepción del propósito de Dios, esa visión va a enriquecer su vida. Tengo una frase que la repito mucho pero es muy cierta: Si los líderes creyeran sus propias creencias, tendrían iglesias fabulosas. Si creyéramos lo que decimos que creemos sería asombroso lo que pasaría. Pero tenemos grandes declaraciones y mucho menos en el corazón.
¿Esa es una característica típica nuestra?
No, pienso que es de la mayoría, excepto en los países donde se sufre para ser cristiano. Dos cosas llevan al hombre a buscar a Dios: la persecución y la privación. Cuando somos perseguidos buscamos a Dios, cuando nos duele el estómago buscamos a Dios, cuando estamos en valle oscuro y de muerte, buscamos a Dios. A mí me parece que hemos vivido de estereotipos y en Latinoamérica hemos intentado fabricar una imagen del líder cristiano que es de importación. Tomamos hombres de la historia, hombres del exterior, americanos, ingleses, canadienses, coreanos, que son los que tienen recursos para recorrer el mundo y vender su imagen y los queremos imitar. El latino va a perder autenticidad cuando imite al líder de importación. Cuando el líder latino imite a Jesucristo, entonces tendremos un liderazgo mucho más firme.
¿Por qué cuesta tanto seguir el estilo de Jesús?
Una vez le pregunté a mi iglesia, en un estudio bíblico, que si Jesús viniera cómo lo imaginaban. Todo el mundo me vendió una imagen de Jesús del Renacimiento: cabello largo, barba larga, una toga cayendo hasta el suelo, sandalias, un Jesús que no existe. Es el Jesús del arte, de Dodero, de Van Gogh, de Miguel Angel, es el Cristo de los renacentistas. Si Jesús viniera ahora, vendría en mocasines, en guayabera, sería como uno de nosotros, de forma que pasaría desapercibido a la primera imagen óptica. Poco a poco la gente descubriría a alguien distinto, diferente, y no porque las luces del escenario lo muestren sólo a El, como en el teatro, sino porque respondería diferente, reaccionaría diferente, se ocuparía de otras cosas y no de lo que hace la mayoría. La imagen de Cristo no es la imagen del hombre que aparece deslumbrante y crea una atracción visual y dicen: ¡Es éste, es éste! No. El lentamente (y subrayo lentamente) mostraría la impresión de que es un hombre único y excepcional, y la gente se admiraría como se admiraban en el Siglo 1, que veían que de alguien completamente común surgían palabras, hechos y actitudes muy fuera de lo común.
¿Y por qué el liderazgo parecería ir en otra dirección?
Porque toman imágenes importadas o artísticas. Es como con la música. Cuando Billy Graham visitó Buenos Aires todo el mundo lo imitó. Cuando apareció Oswald Smith una legión quiso calcarlo. A Tommy Hicks muchos lo copiaron y la gente sigue imitando modelos modernos pensando que con la pose, la entonación o el bosquejo alcanza. Lo que imitan es el exterior de una persona, no el interior. No imitan el tiempo de oración de Billy Graham, la santidad de Oswald Smith, la pasión de Tommy Hicks. Eso no se imita sino sólo el estereotipo, la carcaza. Y Dios bendice de todas maneras, pero a la larga se desmorona esa imagen de imitación y mucha ganancia se diluye.
A mí me asombra cuando estudio a Jesús. A veces pienso que El sería un fracaso hoy en día. Iba a las casas más sencillas, usaba la ropa más cómoda, comía la comida común. El era Rey y nunca se jactaba de lo que tenía sino, precisamente, de lo que no tenía. Todo al revés. Decir, como varios dicen ahora Yo soy hijo de Rey y tengo derecho a tener todo esto es un insulto al evangelio, una vergüenza a la dignidad, un atentado a la moral, un adulterio al estilo de Jesús. Hay gente que tiene hambre y también es hija de Rey. Hay gente que está viviendo bajo persecución y es hija de Rey. ¡Y qué hijos! Es que las medidas de los hombres son subjetivas.
¿Cómo ve la capacitación del liderazgo en América Latina?
Cada vez el mundo exige más en todas las ramas profesionales industriales, académicas. La iglesia es parte de esta demanda. Un liderazgo bien preparado va a tener un ministerio mucho más amplio. Y hablo de etapas de preparación. Primero su preparación espiritual, segundo su preparación teológica y tercero su preparación académica, profesional.
Tiene que empezar con su vida interior, es la preparación espiritual. Segundo la teológica, saber bien qué es lo que cree; hay tantas corrientes teológicas convergentes y divergentes, hay tantas confusiones que hasta el mismo líder se suele confundir. Un mar de doctrinas que no dan solidez profunda y sí distraen mucho. Tercero, una preparación académica, profesional, saber bien cómo responder a las demandas de un mundo moderno, cómo administrar, cómo aconsejar, cómo pararse ante diferentes tipos de grupos y hablarles, cómo informarse y trabajar. Un mundo de computadoras no se puede gobernar con boleadoras, como hacían los gauchos de las pampas con los animales. Hay que estar preparado. No me refiero una exageración académica o a títulos. Quizás la frase más correcta es estar al día.
¿Cree que los líderes latinos están en ese camino?
Está surgiendo un liderazgo muy capacitado. Si bien no en la cantidad que me gustaría, pero por todas partes veo hombres muy capaces, muy eficientes. Y junto con el movimiento del Espíritu Santo estoy notando que van paralelas la capacidad exterior con la interior.
¿Los seminarios están acompañando o todavía no?
Es la pregunta que tengo en el aire, todavía sin responder.
¿Y, qué nos dice? ¿Viene pronto Jesucristo?
Es impredecible. Yo quisiera que viniera. Hay una simpática actitud de Dios en cuanto al retomo de su Hijo. Siempre acelera las señales pero hay algunas que las tiene medio guardaditas. Puede venir en cualquier momento. Puede tardar mil años más, aunque no creo que tarde eso, sino que viene pronto. Pero es peligroso asegurar que viene pronto porque estamos creando un pánico escatológico.
En EE.UU. los profetólogos de una inminente venida con cataclismos están de moda. Que Dios me ha dicho que viene un terremoto y que pronto viene, es la moda. La gente vive asustada. Yo creo que el Señor viene pronto. Lo creo por la suma total de evidencias bíblicas que apuntan a su retorno, pero no están todas cumplidas. Pablo esperaba que Jesús viniera porque veía el Imperio Romano. En aquellos días el mundo fue sacudido por muchos fenómenos, pero Jesús no vino, no regresó. Hay evidencias étnicas… Cuando uno lee Mateo 24 y lee Daniel y Apocalipsis sin ser muy literalista ni cerrarse en un versículo descubre que hay una suma abultada y agrupada de evidencias pero hay otras que no se cumplen.
¿Qué es lo que se demora?
Me parece que hasta que el mundo entero no sea informado del evangelio sería injusto que el Señor viniera. Hay naciones no evangelizadas.
¿Y si el Señor viene sería injusto?
Uso el término para poner de relieve nuestro propio rol en el asunto. Esa gente no fue informada, no fue evangelizada. Si yo miro la escatología desde el contexto de la historia y de la visión evangelística, me parece (y lo digo con mucha cautela) que ya estamos en condiciones de informar al mundo entero de que el evangelio es la respuesta de Dios al problema humano. Si no lo hacemos no es por cuestión de falta de recursos, gente o posibilidades.
Estamos ante el desafío del fin del milenio y la iglesia evangélica mundial está trabajando para evangelizar a todos en esta última década. Si lo logramos hacer, ¿estamos obligando al Señor a venir sin más demoras?
Este movimiento mundial en pro de la evangelización a todos los no alcazados es fabuloso, pero Dios es soberano y no se ajusta al programa de los teólogos ni a los esquemas de los historiadores. Es acabadamente soberano. Cuando vino el Señor lo hizo en el tiempo exacto de las profecías y la gente no lo esperaba. Yo me atrevo a decir que va a venir exactamente cuando la gente no lo espere. Y El lo dice Cuando menos lo imaginen, me aparezco. Cuanto más apuntemos a las evidencias, más insegura será su venida. Cuando apuntemos a evangelizar, más segura será. No es mirar el calendario de Dios sino cumplir sus órdenes. Hay gente que sabe mucho del futuro pero ignora el presente. Hay quienes pueden hacer un diagrama de cómo va a venir, cuándo, la tribulación, el milenio, un montón de diagramas del futuro y olvidan el día que están viviendo. El hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen. Dios es esencialmente impredecible. No hay nada en la historia que anticipe el movimiento de Dios y encasillarlo dentro de la teología es una equivocación histórica y esencialmente espiritual.
Israel: ¿nación de Dios, pueblo de Dios?
El pueblo de Dios ni remotamente. Son sinvergüenzas, depravados, cínicos, ignorantes de las Escrituras. Es la nación de Dios, que no es lo mismo, la geografía de Dios. Y esta gente no tiene nada que ver con Dios. Cuando un estado permite el casamiento de homosexuales, ¿quién osa llamarlo pueblo de Dios? O es un inconsciente o no conoce las Escrituras. No es jamás el pueblo de Dios. Y al final va a cumplir Dios la palabra prometida a Abraham, a David y a Salomón pero ahora no es el pueblo de Dios. Hay que evangelizar al judío exactamente como al turco, al japonés o al latino. Que tengamos metodologías diferentes, eso sí, pero debemos evangelizarlos como a un pueblo perdido, no como con privilegios más grandes que los más.
Acaba de hablar de la aceptación de homosexuales, ¿hay tensión en la iglesia evangélica puertorriqueña con referencia a ellos?
Lamentablemente, la iglesia no siempre puede escapar de la influencia secular y hay algunas iglesias tradicionales que están aceptando el punto de vista de la preferencia sexual. Están diciendo que es lícita la preferencia sexual, elegir el sexo; proponen que la iglesia debe entender que es parte del comportamiento humano. Afortunadamente, gracias a Dios, la inmensa mayoría de las iglesias declara que la homosexualidad es una aberración, una perversión, una depravación. No solamente que la Biblia lo condena sino que la naturaleza humana lo rechaza. Los latinos son más severos en el sentido de ética bíblica que los anglosajones en ese aspecto. Es muy difícil escapar de la influencia del medio ambiente; poco a poco las costumbres de la sociedad van impregnando el comportamiento de la iglesia.
¿Alguna vez tuvo ganas de abandonar el ministerio?
Varias veces
¿Por qué?
Por los hombres. Las incongruencias entre las grandes declaraciones de santidad del liderazgo y el comportamiento incorrecto de esos mismos líderes. La primera vez fue siendo joven, estando en La Pampa, Argentina. Salí de una iglesia ingenua, cándida, allí en Villa Ballester. No era perfecta pero tampoco había problemas denominacionales, luchas por el poder, por la posición, por el prestigio, y cuando voy al primer pastorado mío, allá en La Pampa, lo que vi no lo podía creer. Entonces le escribí una carta a mi padre. Una carta linda, que pensaba volver a Buenos Aries y esperaba su respuesta. La respuestas de papá fue breve: Tal como te dije, nunca quise que fueras pastor, quise que estuvieras conmigo, pero lo has decidido. Esto sí, antes de volver tienes que poner muy en claro lo siguiente: ¿a quién sirves, a Dios o a los hombres? Según tu respuesta, toma tu decisión.
Me di cuenta que estaba sirviendo a Dios, así que desempaqué todo y seguí en la tarea. Años después, ministrando en grandes ciudades, al ver los manejos, los intereses, cómo gente incompetente tenía puestos decisivos en estructuras eclesiásticas, cómo el afán de poder, de prestigio reinaba en ciertos sectores del liderazgo, eso atentaba contra mi continuidad en el ministerio. No es que dudara de Dios, jamás cuestioné al Señor; mis crisis eran con los hombres.
¿Qué ayudó a continuar?
La certeza de que Dios estaba gobernando mi vida, la convicción de que aprobaba mi ministerio y una profunda compasión por la gente que necesitaba del Señor, incluso por los mismos cristianos. Pero, fundamentalmente, la realidad de Dios.
¿Cómo ayudó a la familia a sobrellevar su ministerio?
Dios me dio una mujer fuera de serie, pero que ha sufrido también. Siempre se sufre. Los cambios, las mudanzas, las nuevas congregaciones. En realidad, estuve en tres lugares solamente.
Hicimos una familia amigable. La gente que va a visitarme hasta el día de hoy se sorprende que parecemos cuatro amigos, nuestros hijos y nosotros. Hay mucha amistad y mi esposa es la heroína de la familia. No ha habido grandes separaciones. Todos estamos en Puerto Rico. Creo que el formar una familia de verdaderos amigos es lo que ayuda al entendimiento de las vidas de cada uno de los integrantes.
Apuntes Pastorales , Volumen VII número 1