¿Una Navidad diferente o seguimos la corriente?
¿Una Navidad diferente o seguimos la corriente?
Por José Moreno Losada. Sacerdote de Badajoz
Por una juventud estudiante “en-carnada”, desde el movimiento de Juventud Estudiante Católica (JEC) de Mérida-Badajoz, Navidad 2014
Encarnación, Alegría y Fiesta
Pronto llegarán los días navideños y, con ellos, un sinfín de celebraciones con la familia, los compañeros de estudios, los amigos… y, también, con la Juventud Estudiante Católica en las parroquias.
Cada año, se nos plantea la misma cuestión de fondo: ¿Qué celebraremos y cómo vamos a celebrarlo? Esta pregunta también nos la hacemos en todos los niveles y se la hace toda la gente. Pero, casi siempre, el sesgo de la pregunta se centra para la mayoría de las personas –también los bautizados- en aspectos más bien externos: dónde, con quién, a qué hora, qué comeremos, qué beberemos, el dinero, los regalos, las felicitaciones, etc. Todos son elementos externos. Sin embargo, la Iglesia, la fe, y por ello, la JEC y las parroquias a las que pertenecemos, nos invitan a algo distinto: nos proponen que esa pregunta nos la hagamos desde el interior, en lo profundo, en las motivaciones, en lo que somos, hacemos, queremos… donde está nuestra verdadera personalidad.
¿Qué vamos a celebrar?
Pensando en la preparación del encuentro de Navidad y su celebración -como cada año-, nos hemos parado a pensar en el Equipo Diocesano el misterio que vamos a celebrar. y nos hemos dado cuenta de varias cosas importantes:
- El centro de la Navidad es la persona de Jesús de Nazaret.
- En el nacimiento de Jesús se nos muestra un Dios “encarnado”, que se enraíza en la humanidad y en el mundo hasta el fondo de una manera muy sencilla: “Esta es la señal, un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. O sea, el Dios Creador que se despoja de todos sus poderes para hacerse criatura débil y ser uno de tantos y así poder llegar a todos. Nos acordábamos de las parábolas que él contaba: grano de trigo que cae en tierra, levadura en medio de la masa, sal para el guiso, luz para la casa… todas, con la idea de mezclarse y meterse dentro para dar algo a los demás. Es lo que Él hace al nacer en medio de la historia humana.
- Cuando Él llega en su pobre nacimiento provoca alegría y fiesta a mucha gente sencilla: su padre, su madre, los pastores, la profetisa Ana y el viejo Simeón, su primo Juan… Los ángeles cantan en el cielo y los sencillos se reúnen y van a celebrarlo con sus cosas a aquel sitio tan pobre. Hay un modo de celebrar que dignifica a las personas, un modo de divertirse que nos da vida. Recordábamos cómo Jesús supo celebrar y festejar en las bodas –puso hasta el bueno vino-, comiendo con los amigos, yendo a las fiestas de Jerusalén, a su pueblo Nazaret, con la familia de Lázaro, y hablaba siempre del Reino de Dios como banquetes y fiestas de alegría y gozo, de comidas y bebidas suculentas y ricas. Hasta antes de morir, quiso hacer una fiesta: una cena de gala con sus discípulos más entrañables.
Un Dios diferente
De este modo, Dios en Jesús se nos muestra como un “Dios diferente que no sigue la corriente”, que no está pendiente de su poder y sus honores, sino que se define como aquel que se encarna -se hace carne con nosotros- para darnos su vida. Un Dios de fiesta y alegría que quiere celebrar los pasos dados por las personas y la humanidad, que nos invita a una diversión saludable y auténtica. Muchos no lo reconocieron y continuaron “siguiendo la corriente, sin ser capaces de ver y ser diferentes”, siguieron desencarnados, yendo a lo suyo sin pensar en los demás ni ponerlos como centro de sus vidas, buscando sólo su propio placer sin saber compartir la alegría y la fiesta en la fraternidad más auténtica.
Nosotros, tocados por nuestras campañas –‘Eres diferente o sigues la corriente’, ‘Tu estudio ¿para quién?’, ‘Por un trabajo decente’-, queremos que nuestra Navidad sea auténtica; o sea, diferente. Cada año, tenemos la oportunidad de profundizar un poquito más en el misterio de la encarnación. Por eso, este año queremos centrarnos en dos ideas sencillas:
- Celebrar la alegría y la fiesta al estilo de Jesús: llamados a evangelizar la diversión. “Por una diversión auténtica, creativa y diferente”. Este tema lo trabajaremos los de Instituto, que ahora está siendo el momento en que nos abrimos más a lo lúdico festivo y debemos buscar la verdadera diversión, la que suena a Evangelio, a alegría auténtica.
- Ser y hacer de un modo nuevo -nacer-: Llamados a un estudio -y un trabajo- encarnado, comprometido, digno, justo y solidario. Cuando hablamos de un estudio encarnado, de un estudiante comprometido, a qué nos estamos refiriendo. Cuando hablamos de trabajo decente, ¿integramos en la decencia aspectos de compromiso, encarnación dignidad, justicia y solidaridad?
Caminemos, pues, juntos y descubramos lo que este Jesús que nace en Belén ilumina en nuestros corazones de militantes de la JEC, de jóvenes estudiantes cristianos. Queremos vivir una verdadera y auténtica Navidad: ¡queremos algo diferente y no seguir la corriente!
José Moreno Losada. Sacerdote de Badajoz