Una vida digna del evangelio

Al hablar de una vida digna del evangelio, sería interesante ir primero a la Palabra de Dios, ya que ésta es la que nos da respuesta en todo momento.

“…Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”… (Efesios 4:1-3).

En nuestro diario vivir, como humanos, llenos de pecado, defectos, malos hábitos, etc., nos dejamos llevar de nuestra naturaleza y olvidamos que fuimos escogidos para transformar el mundo con nuestra forma de vivir. Muchas veces queremos vivir la vida a nuestro acomodo, buscando las cosas que le agradan a nuestra carne y llegamos al extremo de no andar por el camino que Dios tenía para nosotros, ya que nos lanzamos a vivir nuestros propios caminos.

Me pasó algo muy curioso en estos días. (Jajaja…) Me encontraba en la cafetería de la universidad y hablaba con un grupo de amigos (algunos cristianos, otros no); uno de ellos (Cristiano) tenía un comportamiento pésimo, del cual no entraré en detalles, pero una chica (No cristiana) le dijo que no parecía cristiano. El joven se enojó, pero a fin de cuentas ella tenía razón.

Hermanos, ¿Pueden ver lo que está pasando? Estamos viviendo una vida no digna del evangelio, estamos viviendo una vida acomodada, una vida a nuestra manera y no a la manera que Dios ha planeado para los cristianos. Fuimos llamados a ser luz, a inundar nuestros alrededores de paz. Tenemos que ser de bendición donde quiera que lleguemos, tenemos que ser revolucionarios e impactar las vidas de los que nos rodean.

¿Cómo podremos impactar si estamos viviendo un evangelio tibio, permitiendo hasta en la iglesia cosas no agradables ante los ojos de Dios para poder tener a los muchos hermanos y para nosotros mismos poder satisfacer las necesidades de nuestra carne?

¿Cómo podremos impactar si hacemos las cosas para que nos exalten, y estamos llenos de rencor, maldad, y tenemos innumerables enemistades? ¿Estamos bien? Creo que no. Apocalipsis 3:16 nos habla de que a los tibios, aquellos de dos aguas, Dios los vomita; así que es mejor que nos redefinamos y decidamos empezar a vivir una vida digna del evangelio.

¿Cómo vivimos una vida digna del evangelio? ¡Procuremos cultivar el fruto del Espíritu!

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza… (Gálatas 5:22-23) Cuando dejamos a un lado la vida que nos ofrece Satanás y decidimos vivir una vida guiada por Dios, entonces poco a poco iremos cultivando el fruto del Espíritu. La vida digna del evangelio es aquella que solamente está dirigida por nuestro Señor, una vida que lo imita a Él y que desea ser humilde, manso; que desea soportar y amar a su hermano en todo tiempo.

¡Dios anhela que empieces a vivir una vida digna, esa vida que el planeó para ti, que diseñó exclusivamente para ti! Que cuando Él te vea pueda sentirse alegre, al ver que su hijo está viviendo una vida conforme a su propósito. Eres un escogido de Dios, eres una escogida de Dios, para ayudar a otros, para llevar luz a tu escuela, universidad, trabajo, a todo lugar. El ejemplo de una verdadera vida cristiana puede ser el testimonio más grande que puedes dar.

Recuerda, Una vida digna del evangelio, necesita mantenerse rebosada de amor, paz, fe, mansedumbre… ¡Empecemos ya!

¡Hoy es el día para marcar la diferencia! Dios quiere que vivas UNA VIDA DIGNA DEL EVANGELIO y solo se consigue en la INTIMIDAD CON ÉL.

¡¡Bendiciones abundantes!!