Biblia

Vendrá un profeta

Vendrá un profeta

por Christopher Shaw

No podemos cambiarle la vida a nadie, pues no poseemos la capacidad de transformar los corazones.

Versículo: Lucas 1:5-25

1:5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón. 1:6 Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor. 1:7 Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada.1:8 Un día en que Zacarías, por haber llegado el turno de su grupo, oficiaba como sacerdote delante de Dios, 1:9 le tocó en suerte, según la costumbre del sacerdocio, entrar en el *santuario del Señor para quemar incienso. 1:10 Cuando llegó la hora de ofrecer el incienso, la multitud reunida afuera estaba orando. 1:11 En esto un ángel del Señor se le apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso. 1:12 Al verlo, Zacarías se asustó, y el temor se apoderó de él. 1:13 El ángel le dijo: __No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. 1:14 Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento, 1:15 porque él será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde su nacimiento. 1:16 Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios. 1:17 Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor.1:18 ¿Cómo podré estar seguro de esto?  preguntó Zacarías al ángel . Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada.1:19 Yo soy Gabriel y estoy a las órdenes de Dios  le contestó el ángel . He sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas *noticias. 1:20 Pero como no creíste en mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo, te vas a quedar mudo. No podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda.1:21 Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y les extrañaba que se demorara tanto en el santuario. 1:22 Cuando por fin salió, no podía hablarles, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión. Se podía comunicar sólo por señas, pues seguía mudo.1:23 Cuando terminaron los días de su servicio, regresó a su casa. 1:24 Poco después, su esposa Elisabet quedó encinta y se mantuvo recluida por cinco meses. 1:25 «Esto  decía ella es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la verg»uenza que yo tenía ante los demás.»

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Frente a la reacción de Zacarías, el ángel inmediatamente lo exhorta: «no temas». Esta frase se usa al menos cincuenta y ocho veces en las Escrituras, la gran mayoría de ellas en el contexto de una manifestación o una palabra de lo Alto. El hecho de que cada vez que el Señor habla o se revela necesita calmar los temores de su espectador expone cuán profundamente alejados estamos de su corazón. Quien teme a otra persona es porque cree que de alguna manera lo dañará o que la relación con ella lo perjudicará de alguna manera.

Antes de que el Señor pueda siquiera orientar nuestras vidas, entonces, debe encontrar la forma de calmar nuestras ansiedades. Si no entendemos que él busca solamente lo mejor para nosotros, siempre que escuchemos sus palabras lo haremos con una cuota de desconfianza. Seguramente por esta razón él animó el corazón de Josué al exhortarlo:«¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas» (Josué 1.9). Se necesita coraje para conseguir sobreponerse a los constantes cuestionamientos y «peros» que se instalan en nuestro corazón.

Qué precioso, sin embargo, que Aquel que verdaderamente entiende de grandezas ¡pueda declararnos grandes!

Las noticias que le trae el ángel son muy buenas. Zacarías y Elizabeth, de edad avanzada, nunca habían podido concebir un hijo. Ahora el ángel le anuncia que les será dado un hijo que no solamente alegrará su corazón, sino el de toda una multitud de personas. Una clara indicación de que a este niño lo espera una importante asignación en los propósitos de Dios.

¿Cuál será el llamado del pequeño? En primer lugar, el ángel declara que el niño será «grande» delante del Señor. No existe grandeza mayor que esta, aunque como hombres muchas veces nos afanamos por las pequeñeces que entre nosotros se consideran grandes. Qué precioso, sin embargo, que Aquel que verdaderamente entiende de grandezas ¡pueda declararnos grandes! A modo de explicación el ángel indica que, aun desde el vientre, este pequeño será lleno del Espíritu. De esta manera, se introduce en el relato una de las figuras clave para la era que comienza: la tercera persona de la trinidad, el ayudador, el que acompañará personalmente a cada uno de los que el Padre integra a la gran familia de Dios.

La función de este varón será preparar el camino para el prometido. Es una tarea similar a la de los funcionarios que iban delante de un rey para preparar los detalles necesarios para su llegada a una ciudad o un pueblo. El hijo de Zacarías es llamado «ha preparar delante del Señor un pueblo bien dispuesto». Él no es la persona que cambiará el corazón del pueblo, sino que trabajará para que estén listas para que el Señor los ministre.

El trabajo que le han asignado a Juan deja en claro la función que cada uno de nosotros podemos realizar como colaboradores en los proyectos eternos. No podemos cambiarle la vida a nadie, pues no poseemos la capacidad de transformar los corazones. No obstante, podemos ayudar a que las personas se ubiquen en el lugar donde Dios puede ministrarlas, y esto no es ¡poca cosa!

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