Versos del 2003

Que caigan las falacias
Que al cristianismo han traído desgracia
Precio de sangre
Puesto en cada mensaje
Sangre corriendo
Espinas atravesando
Cual cabello hermoso
Carne partida
Triunfo de las heridas
Corazón agitado
Aliento evaporado
Latidos emergentes
Gloria inminente
Precio de sangre
Puesto en cada mensaje
Ante tanto pavor
Al seguirte no te hago ningún favor
Ante esta gran desgracia
Mis opiniones no tienen importancia
Ante tu inocencia
Mi hacer no tiene consistencia
Cielo a oscuras
Terremotos de dolor
Dando paso a la luz del amor
Piedra removida
Resucita la gloria en vida
Ante tanta gloria reinante
No quiero sino postrarme
Tomar la cruz y así
dejar por ti guiarme.

No quiero ser el centro de mi vida
Y vivir a la angustia de tenerte a un lado
No quiero ser en centro de mi vida
Y tener tu sacrificio a mi servicio
No quiero tenerte para mi provecho
E ignorar lo que tu haz hecho
Quiero tenerte muy adentro
Y que sea imposible olvidarme
De tu persona a mi amarme
Ven Señor y ocupa tu lugar
Donde tanto tiempo yo reine
Ven Señor y ocupa tu lugar
Y que toda mi vida este sujeta a tu andar

Me niego a ser conocido
Me niego a mi propias búsquedas
Me niego a dar importancia a mis conclusiones
Me niego a ver complaciente mis acciones
Me niego a mostrar todo lo que no tengo
Pues no tengo nada
Acepto la cruz de Cristo
Acepto en anonimato
Acepto el hacer o no hacer
de mi maestro amado
Quiero tener tu sonrisa en acción
Que muchos aplausos de la religión
Prefiero ser despreciado aquí
Y aceptado allá
Acompañado de algunos desprecios cercanos
tu brazo esté tan cercano
No quiero vanagloria en esta vida
Y así esperar la corona en tu venida.

Demasiados años de escuchar
sentado en una silla que te oprime sin cesar
demasiado para mi, sin servicio hacia ti
Señor haz temblar
y que tu pueblo se empiece a levantar
que aquello por años aprendido
nos derrame en el servicio
Demasiados años hacia adentro
olvidando al necesitado en tormento
Levanta las manos caídas
endereza las rodillas paralizadas
y que las multitudes vengan a ti en la alborada
Llantos de arrepentimiento
y conversión se hagan sonar
y que cada miembro de tu cuerpo
no se tarde en manifestar
Levanta Señor a tu pueblo
Y que tu gloriosa canción
se escuche en nuestra generación

Alberto Rojas Jaramillo.