Ya sea que usted esté viajando como misionero, por razones personales o profesionales, Dios quiere que viaje como lo hacía Pablo. Observo cuatro principios invariables que le ayudarán a maximizar su efectividad para Cristo, dondequiera que vaya.
1. Cuando viaje, no lo haga solo. Hágase acompañar al menos por una persona, idealmente su esposa o esposo. Si no es su pareja, que sea entonces otro miembro de su familia. Y si no es un miembro de su familia, que sea un amigo de confianza. Pero hágase acompañar. Haga memoria. Recuerde a las personas con las que viajaba Pablo. De ser posible, evite viajar solo. Si se siente solo, tendrá un amigo cerca para levantarle el ánimo. Si enfrenta problemas, tendrá un amigo para ayudarlo a salir adelante. Dos son mejor que uno. Tres son mejor que dos.
2. Cuando viaje, no pierda el contacto con los suyos. Repórtese siempre. El corazón de Pablo estaba siempre cerca de los suyos. Se mantenía en contacto con ellos cuando se encontraba lejos. Y cuando regresaba, les informaba. Cuando estaba con sus hombres, daba gozosamente cuenta de su ministerio, y cuando escribía cartas era muchas veces vulnerable.
3. Cuando viaje, no crea todo lo que oye. Alguien dijo: “Una autoridad es cual quiera que esté a cien mil kilómetros de distancia de su casa.” Porque soy bastante conocido, la gente viene a verme pensando que los voy a impresionar. Pero, si estuvieran más tiempo cerca de mí, sabrían que no es así. Cuando usted viaje, de vez en cuando se va a encontrar con personas que casi le adorarán (eso le sucedió a Pablo). No se los permita. Pero, en el otro extremo, están quienes le rechazarán y maltratarán. No se deje influenciar por la gente negativa. Unos pocos conspirarán contra usted, pero mantenga su mirada puesta en la meta. Concéntrese en el Señor, y nada de eso le hará perder el ánimo.
4. Cuando viaje, no se distancie de las personas. Es fácil, por el ajetreo del viaje, convertirse en una figura de cera, intocable. Es fácil hablar sólo de nimiedades con conocidos de ocasión, repetir los clichés del camino y perder contacto con la realidad. Rechace esa clase de superficialidad. Manténgase accesible, manténgase real. La gente quiere que usted sea real, auténtico. No perfecto. Sólo auténtico.
Si usted sigue estos cuatro principios, maximizará su impacto por Cristo y también el de su viaje.
Manténgase real. La gente quiere que usted sea real, auténtico. No perfecto.
Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2010 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.