por Sam Doherty
El siguiente artículo es el último de una serie que nos anima a pensar acerca de ciertas preguntas. En este artículo, Sam Doherty nos pone a reflexionar acerca de nuestra actitud hacia el ministerio a la niñez. Además, nos da varios consejos que nos ayudan a despejar las dudas que podríamos tener con respecto a este servicio.
Tercer artículo de la serie: Las preguntas de siempre y sus respuestas
¿Cuál es tu reacción ante lo que has leído en estos artículos concernientes a la consejería de niños?
- Quizás ya conocías y practicabas el contenido de estos artículos. ¡Muy bien! Confío que le pasarás el libro a otra persona.
- Quizás hayas aprendido algo que no sabías. ¡Muy bien! Confío que te será de ayuda.
- Quizás te has dado cuenta de algún error que estabas cometiendo. ¡Muy bien! Confío que este libro te haya ayudado a corregirlo.
Quizá algún lector nunca haya guiado a un niño a Cristo. En ese caso, al leer estos artículos puede tener dos reacciones:
· Que desee de verdad llevar a algún niño a Cristo siguiendo este método.
· Que sienta que no es capaz de hacerlo porque se pone nervioso o porque le asusta la responsabilidad que implica.
Esto no es nada inusual. Los obreros de niños que nunca han aconsejado a un niño no salvo vacilan mucho en hacerlo, lo cual es comprensible.
Quizá piensen: «Sencillamente no puedo hacerlo»; «Podría decir algo incorrecto»; «Podría olvidarme de algo»; o «Tengo miedo de ser un obstáculo o una piedra de tropiezo para el niño e incluso impedir que llegue a ser salvo de verdad».
Si reaccionas de esta manera, deja que te comparta algunos consejos:
· Asegúrate de que quieres llevar a cabo la obra de Dios de acuerdo a su voluntad y en obediencia a lo que te ha encomendado. Cuando tengas esta seguridad en tu corazón, podrás confiar en él a pesar de tu debilidad.
· Recuerda que se trata de la obra de Dios. Él puede actuar en el corazón del niño a pesar de tus errores y titubeos. No pienses que todo depende de ti. No es así. Confía en que él hará su obra. No permitirá que su Palabra vuelva a él vacía. El siempre tiene el control. A menudo nos usa cuando nos sentimos más inadecuados.
· Prepárate bien. El hecho de que Dios esté obrando no es una excusa para que actuemos de cualquier manera con descuido. ¡Somos sus colaboradores!
; Vuelve a leer los diferentes pasos a seguir una y otra vez.
; Practica con una grabadora.
; Practica el consejería con otro obrero de niños.
; Después deja que él te aconseje (se puede usar el formulario de evaluación que aparece más adelante).
; Comuníquense mutuamente los errores que han cometido.
· Imprime o fotocopia uno de los bosquejos que aparecen al final de la serie Diez pasos que debemos dar y guárdalo dentro de tu Biblia. Puedes utilizarlo cuando estés aconsejando a un niño.
· Aprende a aconsejar haciéndolo. Cuanto más aconsejes, mejor lo harás. «La práctica lleva a la perfección». Persevera. Aprenderás con la práctica. Es importante conocer la teoría acerca de como llevar a un niño a Cristo, por supuesto (y espero que estos artículos sea de ayuda para ello). Pero necesitas poner en práctica lo que has aprendido. Haciéndolo así obtendrás experiencia y habilidad.
· Considera el aconsejar como un privilegio. Es una oportunidad que Dios te ha dado de participar en la vida del niño y de ayudarle a ser lo que Dios quiere que sea. Puede ser una carga sobre tu corazón; pero no debería ser un motivo de preocupación. Considera un gozo y un honor estar involucrado en una labor así.
Te animo a orar para que Dios te dé la oportunidad de aconsejar a un niño y al mismo tiempo te animo a buscar oportunidades de hacerlo. Cuando evangelices a tus niños, muéstrate accesible para que te pidan consejo; y creo que Dios te acercará más niños que necesitan y desean ayuda espiritual. Si no les haces ver que estás dispuesto y eres accesible para que vengan a hablar contigo personalmente sobre la salvación, muy pocos, quizá ninguno, vengan a buscar tu consejo.
No tengas temor ni te pongas nervioso si nunca lo has hecho. Eres un canal que Dios utiliza. Su gracia es suficiente. Su poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9).
Que Dios te dé el gozo y el privilegio de conducir muchos niños preciosos hacia un conocimiento personal del Señor Jesucristo.
Libros para profundizar sobre el tema
Aunque hay muy pocos libros que se centran en el tema de aconsejar a niños y guiarlos a Cristo, creo que los siguientes pueden ser de gran ayuda:
* Manual del consejero cristiano de Jay E. Adams.
* Capacidad para orientar de Jay E. Adams.
* Capacitado para restaurar de Jay E. Adams.
Cómo llevar niños a Cristo de W.W. Orr
Aunque estos tres libros tratan principalmente el tema del consejería de adultos, muchos de
los principios allí enunciados pueden ser de ayuda al aconsejar a niños.
Formulario para evaluar una sesión de consejería
Persona aconsejada:
Consejero:
Sí No
1. Asegurar que el niño se sienta cómodo
¿Sonrió?
¿Le hizo sentirse cómodo?
¿Le preguntó cómo se llama?
2. Averiguar cuál es su problema
¿Le preguntó por qué vino?
¿Le preguntó acerca del pecado?
¿Le preguntó si había puesto su confianza en Cristo en otra ocasión?
3. Asegurarnos de que comprende el evangelio.
¿Utilizó el libro sin palabras?
¿Averiguó lo que comprendía acerca de Dios?
¿Averiguó lo que comprendía acerca del pecado?
¿Averiguó lo que comprendía acerca de Cristo?
¿Averiguó lo que comprendía acerca del camino de salvación?
¿Le recordó que Jesucristo resucitó?
4. Utilizar un versículo bíblico
¿Utilizó un versículo bíblico para explicar el camino de salvación?
¿Le mostró con claridad qué tenía que hacer?
¿Le mostró con claridad lo que Dios haría?
¿Explicó bien el versículo?
5. ¿Verdaderamente quiere creer en Cristo o prefiere pensarlo más?
¿Le preguntó si de verdad quería creer en el Señor Jesús?
¿Le dio una alternativa (o prefieres…)?
¿Le mencionó que Jesucristo desea ser su jefe (Señor)?
¿Le mencionó que él espera ver un cambio?
¿Le mencionó que es posible que otros se rían de él?
¿Le mencionó que Jesucristo le ayudará?
6. El niño ora
¿Le dio alguna idea o ayuda en cuanto a cómo debe orar?
7. Seguridad de la salvación.
¿Le mostró cómo puede saber que es salvo?
¿Volvió al versículo utilizado?
¿Mencionó que su vida ahora sería diferente?
8. ¡Gracias!
¿Le animó a darle las gracias al Señor Jesús?
9. Seguimiento.
¿Le proporcionó alguna ayuda para seguir adelante y crecer?
¿Le animó a leer la Biblia?
¿Le animó a obedecer la Biblia?
¿Le dijo por dónde debería empezar a leer?
¿Le animó a orar?
¿Le animó a decírselo a otros?
¿Le dijo que hará cosas malas y que debe confesarlas a Dios?
¿Le dijo que no es necesario que vuelva a ser salvo cada vez que
haga algo malo?
¿Le animó a reunirse con otros cristianos?
10. Proporcionarle una promesa bíblica.
¿Le dio una promesa de la Biblia ?
¿Cuál?
Conclusión
- ¿Ha sido un consejero agradable y amistoso?
- ¿Fue fluida la conversación, sin demasiados momentos de duda?
- Si fueras niño, ¿te gustaría ser aconsejado de nuevo por él/ella?
Tomado y adaptado del libro Ganemos a los niños para Cristo, Sam Doherty, Desarrollo Cristiano Internacional, 2002, pp. 6872