ALEJANDRO

Act 19:33 sacaron .. a A, empujándole los judíos
1Ti 1:20 los cuales son Himeneo y A, a quienes
2Ti 4:14 A el .. me ha causado muchos males


Alejandro (gr. Aléxandros, “defensor [auxiliador, ayudador] del hombre”). Nombre griego común desde tiempos de Alejandro Magno, no sólo entre los griegos, sino también entre los no griegHos_1 Hijo de Simón de Cirene (Mar 15:21).Véase Simón 6. 2. Miembro de la familia del sumo sacerdote cuando se acusó a Pedro y a Juan (Act 4:6). 3. Judí­o de Efeso involucrado en el alboroto contra Pablo (Act 19:33, 34); posiblemente Alejandro 5. 4. Cristiano apóstata (1 Tit 1:19, 20). 5. Calderero que hizo mucho daño a Pablo (2 Tit 4:14, 15); quizás Alejandro 3.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

griego vencedor, auxiliador de los hombres. Nombre de varón. 1. Perteneciente a la familia sacerdotal, estuvo presente cuando hicieron comparecer a Pedro y Juan, al dí­a siguiente de ser encarcelados, ante el Consejo de Ancianos, Hch 4, 6. 2. Judí­o de Efeso, que en el motí­n de los orfebres fue callado por la multitud cuando, empujado por los judí­os, pretendió hablar Hch 19, 33. 3. Cristiano de Efeso a quien el Apóstol entregó a Satanás, junto con Himeneo, por blasfemo, 1 Tm 1, 19-20; 2 Tm 2, 17. 4. Un herrero opuesto a la predicación cristiana, por lo que el Apóstol dice a Timoteo que no confí­e en A. 2 Tm 4, 14-15.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(gr., Alexandros, defensor del hombre). Nombre común gr. que llevaban cinco judí­os mencionados en el NT:
1. Hijo de Simón de Cirene, el hombre que cargó la cruz de Jesús (Mar 15:21).
2. Pariente del sumo sacerdote judí­o Anás (Act 4:6).
3. Judí­o de Efeso (Act 19:33).

4. Profeta falso a quien Pablo entregó a Satanás para castigarlo (1. Timoteo 1:20).
5. Herrero que causó muchos males a Pablo (2Ti 4:14), quizá el mismo que en los incisos 3 y 4.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Defensor del hombre). Nombre griego de varias personas del NT.

1. Hijo de †¢Simón Cireneo (Mar 15:21).

. Pariente del sumo sacerdote Anás que participó en un interrogatorio a Pedro (Hch 4:6-7).

. Judí­o de éfeso que fue maltratado por la multitud que se alborotó por causa de la pérdida de la venta de los †œtemplecillos de Diana† (Hch 19:24, Hch 19:33-34).

. Persona que apostató de la fe, junto con †¢Himeneo, a los cuales Pablo entregó †œa Satanás para que aprendan a no blasfemar† (1Ti 1:20).

. Persona que causó †œmuchos males† a Pablo (2Ti 4:14). No se sabe si era el mismo #4.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG REYE HOMB HOAT HONT = “ayudador del hombre”. (a) Alejandro Magno, rey de Grecia; no es mencionado por su nombre en las Escrituras, aunque sí­ en el apócrifo Primer Libro de Macabeos (1 Mac. 1:1-9; 6:2). Sin embargo, sí­ es mencionado proféticamente, principalmente en el libro de Daniel, unos 200 años antes de que naciera; el Imperio Griego aparece en la estatua del sueño de Nabucodonosor (Dn. 2) como vientre y muslos de bronce, como sucesor del Imperio Medo-Persa (el pecho y brazos de plata); el tercer animal de la visión de Daniel (Dn. 7:6); el macho cabrí­o, en otra visión (Dn. 8:5); “un rey valiente” (Dn. 11:3). En Zac. 6:2, 3, donde se alude a los cuatro grandes imperios, el tercero, el reino de Grecia, es comparado a un carro con caballos blancos. Alejandro Magno, hijo de Filipo II y de Olympias, nació en Pella en el año 356 a.C. Vino a ser rey de Macedonia cuando su padre fue asesinado en el año 336; sometió a los griegos en el 335; a los persas el 334; conquistó Tiro; conquistó Siria y Egipto el 331; conquistó Partia, Media, Bactria, e invadió la India, 330-324, y trató de llevar a cabo nuevas conquistas, pero murió en Babilonia en el año 323 a.C. Estas fechas muestran la velocidad aplastante de sus campañas, concordando con la imaginerí­a que nos dan los pasajes citados en el párrafo anterior. Era de carácter sumamente cruel, como lo muestra su comportamiento en la conquista de Tiro; tras una larga y valiente resistencia, Alejandro, enfurecido, masacró a 8.000 habitantes, crucificando a 2.000 de ellos; del resto, los que no pudieron huir por mar, 30.000 fueron vendidos como esclavos. Vemos, tanto en su velocidad como en su ferocidad, al leopardo. Flavio Josefo da interesantes detalles acerca de su conquista de Palestina y su comportamiento en Jerusalén (Ant. 11:8). (b) Hijo de Simón, el hombre de Cirene que fue obligado a llevar la cruz del Señor (Mr. 15:21). (c) Uno de los principales entre los judí­os cuando el arresto de Pedro y Juan (Hch. 4:6). (d) Un judí­o de Efeso que intentó dirigirse a la multitud en el teatro (Hch. 19:33). (e) Uno de la iglesia que, habiendo naufragado en la fe, fue entregado por Pablo a Satanás, para que aprendiera a no blasfemar (1 Ti. 1:20). (f) El calderero que causó daño a Pablo, del que Timoteo tení­a que guardarse (2 Ti. 4:14). Pudiera tratarse del mismo que el anterior.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Hermano de Rufo e hijo de Simón de Cirene, el que ayudó a llevar la cruz a Jesús (Mc 15,21).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

(Defensor del Hombre).

1. Alejandro Magno, hijo de Filipo II de Macedonia y de su esposa Olimpia. Nació en Pella en 356 a. E.C. Aunque en la Biblia no se menciona su nombre, se predijo su reinado sobre la quinta potencia mundial dos siglos antes de su nacimiento. (Da 8:5-7, 20, 21.)
Solo dos años después de haber ascendido al trono tras el asesinato de su padre, Alejandro marchó a la conquista del mundo. Tení­a a la sazón poco más de veinte años. (Da 8:5.) El joven y arrojado estratega militar desplegó su ejército comparativamente pequeño en formación de falange —una masa profunda de filas de soldados armados—, táctica militar que su padre empezó a utilizar y que Alejandro perfeccionó hasta conseguir un alto nivel de eficacia.
Después de conseguir dos victorias decisivas sobre los ejércitos de Persia (la primera junto al rí­o Gránico y la segunda en la llanura de Isos, donde un gran ejército persa, cuyo número se calcula en medio millón de soldados, sufrió una aplastante derrota), Alejandro no salió en persecución de los persas, sino que fijó su atención en la ciudad insular de Tiro. Siglos antes se habí­a predicho que los muros, las torres y las casas de Tiro serí­an demolidos y arrojados al mar. (Eze 26:4, 12.) Es un hecho significativo, por tanto, que Alejandro tomara los escombros de la ciudad antigua, que habí­a estado en tierra firme y que años atrás habí­a destruido Nabucodonosor, y construyera con ellos un terraplén de 800 m. de largo hasta alcanzar el islote de Tiro. El ataque de su flota desde el mar y el empleo de máquinas de guerra culminó con la destrucción de la orgullosa dama del mar en julio de 332 a. E.C.
La ciudad de Jerusalén, sin embargo, se rindió, abriéndole sus puertas sin ofrecer resistencia. Según Josefo (Antigüedades Judí­as, libro XI, cap. VIII, sec. 5), a Alejandro se le mostró el libro de Daniel y su profecí­a —es de suponer que el capí­tulo 8— sobre un poderoso rey de Grecia que someterí­a y conquistarí­a el Imperio persa. Satisfecho, Alejandro perdonó la ciudad y prosiguió hacia el S., hasta Egipto, donde se le recibió como un libertador. Allí­ fundó la ciudad de Alejandrí­a, centro cultural donde más tarde se harí­a la Versión de los Setenta. Desde Egipto, Alejandro se encaminó hacia el E., pasando de nuevo por Palestina, y en las proximidades de Gaugamela arrasó con 47.000 hombres al reorganizado ejército persa, compuesto de 1.000.000 de soldados. Los acontecimientos se sucedieron con rapidez: Darí­o III fue asesinado por sus allegados, Babilonia se rindió y Alejandro se apoderó de Susa y Persépolis. Antes de volver la vista hacia occidente, Alejandro prosiguió su campaña, marchando hacia la India.

Acontecimientos posteriores a la conquista. Alejandro tení­a grandes proyectos para la reconstrucción de Babilonia y pretendí­a hacer de ella su ciudad capital, pero nunca llegó a realizarlos. Tal como habí­a predicho Daniel, fue †œquebrado† en la muerte. (Da 8:8.) Ahora bien, si su ambicioso plan de reconstruir Babilonia no se materializó, no se debió únicamente a su repentina muerte en 323 a. E.C. —cuando aún contaba treinta y dos años— a causa de unas fiebres palúdicas agravadas por su estilo temerario de vida, sino a que Jehová habí­a determinado con mucho tiempo de antelación que Babilonia jamás serí­a reconstruida. (Jer 50:35-40.)
Durante su corta vida, Alejandro se casó con Roxana, hija de un rey bactriano sometido, y con Estatira, una hija del rey persa Darí­o III. Roxana le dio un hijo, a quien llamó Alejandro (Aigos), y también tuvo un hijo ilegí­timo, de nombre Heracles (Hércules), con una mujer llamada Barsina. No obstante, la profecí­a de Daniel habí­a anticipado que su imperio no pasarí­a †œa su posteridad†; consecuentemente, pocos años después de la muerte de Alejandro, fueron eliminados tanto sus herederos como toda su familia. (Da 11:3, 4.) Además, también se habí­a predicho: †œY puesto que ese fue quebrado, de modo que hubo cuatro que finalmente se levantaron en lugar de él, hay cuatro reinos de su nación que se pondrán de pie, pero no con su poder†. (Da 8:22.) Por lo tanto, no fue una mera coincidencia histórica que el imperio se repartiera entre cuatro de sus generales: Seleuco Nicátor se quedó con Mesopotamia y Siria, Casandro se adjudicó Macedonia y Grecia, Tolomeo Lago se reservó Egipto y Palestina, mientras que Lisí­maco controló Tracia y Asia Menor.
La conquista de Alejandro dejó una huella muy profunda en el devenir histórico debido a que con ella tanto la lengua como la cultura griegas se difundieron por casi todos los rincones del mundo de aquella época. El griego común o koi·ne se convirtió en lengua internacional, a lo que se debe que la última parte de la Biblia se escribiera en este idioma y no en hebreo.

2. Hijo de Simón de Cirene y hermano de Rufo. A su padre se le obligó a cargar el madero de tormento de Jesús. (Mr 15:21; Lu 23:26.)

3. Pariente del sumo sacerdote Anás que estuvo presente en el juicio de Pedro y Juan. (Hch 4:6.)

4. Judí­o que estaba presente en Efeso cuando los plateros promovieron un alboroto en contra de Pablo. Cuando intentó hablar a la multitud, la enfurecida muchedumbre le hizo callar. (Hch 19:33, 34.)

5. Cristiano que, junto con Himeneo, †˜experimentó naufragio respecto a su fe†™ y fue expulsado por blasfemia. (1Ti 1:19, 20.) Es posible que sea el mismo que se menciona en el núm. 6.

6. El calderero de quien Pablo previno a Timoteo por los †œmuchos males† que le habí­a causado. (2Ti 4:14, 15.)

[Fotografí­a en la página 85]
Medalla con un retrato que puede ser el de Alejandro Magno

[Recuadro en la página 84]

ALEJANDRO MAGNO Y LA PROFECíA BíBLICA
Profecí­a Cumplimiento
†œUn macho de las cabras […] Después de derrotar por dos
procedió a derribar al carnero veces a las fuerzas medopersas
y a quebrar sus dos cuernos.† en Asia Menor, el ejército de
†œEl carnero que tú viste que Alejandro avanzó primero hacia
poseí­a los dos cuernos el S. y luego hacia el E.,
representa a los reyes de hasta conquistar completamente
Media y Persia. Y el macho el Imperio medopersa.
cabrí­o peludo representa al
rey de Grecia.† (Da 8:5, 7, 20, 21.)
†œY tu polvo [el de Tiro] En 332 a. E.C., Alejandro
colocarán en el medio mismo empleó los escombros de la
del agua.† (Eze 26:4, 12.) antigua Tiro para construir un
terraplén hasta el islote
donde se hallaba la nueva
ciudad, y así­ logró
destruirla.
†œPero en cuanto se hizo En 323 a. E.C., a la edad de
poderoso, el gran cuerno fue treinta y dos años, Alejandro
quebrado.† (Da 8:8.) enfermó repentinamente y
murió.
†œPorque yermos desolados hasta Sus ambiciosos planes de
tiempo indefinido es lo que reconstruir Babilonia y
llegarás [Babilonia] a ser.† convertirla en su capital
(Jer 51:26.) fracasaron, y finalmente sus
ruinas han permanecido como
un yermo desolado.
†œSu reino será quebrantado y Los herederos de Alejandro
será dividido […], pero no a fueron asesinados y su reino,
su posteridad.† (Da 11:4.) dividido.
†œEl gran cuerno fue quebrado, Hacia el año 301 a. E.C.,
y procedieron a subir […] cuatro de sus generales se
cuatro en lugar de él.† hicieron con el poder en
(Da 8:8, 22.) cuatro grandes zonas de lo que
habí­a sido el Imperio de
Alejandro.

Fuente: Diccionario de la Biblia

Nombre helénico común. Su adopción general entre los judíos desagradó a algunos rabinos estrictos y dio lugar a un interesante relato etiológico de que la demanda por Alejandro Magno de una estatua de oro en el templo fue combatida mediante la propuesta de que todos los varones que naciesen ese año se llamasen Alejandro (véase E. Nestle, ExpT 10, 1898–9, pp. 527). La frecuencia se refleja en el NT.

1. Hijo de Simón de Cirene (* Rufo). 2. Miembro de la familia sumo sacerdotal, desconocido aparte de la referencia en Hch. 4.6. 3. El vocero de los intereses judaicos en la revuelta de Éfeso (Hch. 19.33s), que no pudo hablar. Su misión consistía presumiblemente en disociar la comunidad judía de los cristianos alborotadores: sin embargo, el antisemitismo de la multitud le impidió abrir la boca. 4. Maestro pernicioso, de moral pervertida (1 Ti. 1.20), a quien Pablo “entregó a Satanás” (* Himeneo).

5. Encarnizado enemigo de Pablo y del evangelio (2 Ti. 4.14s), que evidentemente (ya que Timoteo recibe advertencias en cuanto a él) operaba en la zona de Éfeso-Troas. ¿Había sido responsable de un arresto de Éfeso? Era calderero (palabra que se usaba en esa época para designar al que trabajaba cualquier tipo de metal), aun cuando para algunos se trata de un nombre propio, “Alejandro Calceo”. Cuando Pablo agrega “el Señor le pague conforme a sus hechos”, el tiempo verbal lo señala como una predicción (°vm), y no una maldición (°vrv2).

Quienes consideran que 3 y 5 son la misma persona (p. ej. P. N. Harrison, Problem of the Pastoral Espistles, 1921, pp. 118s) pueden señalar la localización efesia, el origen de la revuelta con el gremio de artesanos, y la presentación de Alejandro en Hch. 19.33 como cosas muy conocidas; pero nada allí indica el tipo de oposición que se señala en 2 Ti. 4.14. Poco puede decirse en favor o en contra de la posibilidad de que 4 y 5 sean idénticos; pero 3 y 4 no pueden ser la misma persona, porque esta última se consideraría cristiana.

A.F.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Siete Varones Llamados Alejandro

1. Alejandro el grande: Rey de Macedonia, hijo de Filipo, 336-323 a. C. Es mencionado en 1 Mac. 1,1-10; 6,2. También es supuestamente mencionado en Dan. 2.39; 7,6; 8,5-7; 11,3-4.

2. Alejandro Balas: Undécimo rey de Siria, 150-145 a. C. En 1 Mac. 10,1-89 se pueden ver sus luchas por el trono, sus promesas a Jonatán, su política pro-judía. Fue derrotado por su suegro, Ptolomeo Filometor de Egipto, y por lo tanto, Siria pasó a manos de Demetrio II (1 Mac. 11,1-19).

3. Alejandro: Un hijo de Simón de Cirene mencionado en el Evangelio según San Marcos (15, 21) y que cargó la Cruz con Jesús.

4. Alejandro: Un miembro de la corte que juzgó a Pedro y a Juan (Hch. 4,6); algunos lo identifican con Alejandro Lisímaco, hermano de Filón y amigo de Claudio antes que ascendiera al trono.

5. Alejandro: Judío o judeo-cristiano (Hechos de los Apóstoles|Hch.]] 19,33-34) que intentó defender a San Pablo en sus dificultades en Éfeso. Algunos lo identifican con el hijo de Simón de Cirene.

6. Alejandro: Un cristiano de Éfeso que apostató (1 Tim. 1,20), y que junto a Himeneo fue entregado a Satanás por los Apóstoles.

7. Alejandro: Hojalatero de Éfeso (2 Tim. 4,14,15), que le hizo mucho daño a San Pablo. Algunos lo identifican con el Alejandro mencionado en el número anterior.

Seis Obispos Llamados Alejandro:

1. Alejandro de Jerusalén: Amigo de Orígenes, y su compañero de estudios en Alejandría bajo Panteno y Clemente. Fue elegido obispo en una sede en Capadocia (¿o Cilicia?) a principios del siglo III, hospedó por un tiempo a su maestro Clemente, y él mismo sufrió prisión por la fe (204-212). Tras su liberación, visitó Jerusalén, y fue elegido coadjutor de Narciso, el anciano ocupante de aquella sede. Este fue el primer caso de un traslado episcopal y nombramiento de coadjutor y tuvo que ser ratificado por la jerarquía de Palestina reunida en Jerusalén (Valesio en Eusebio, Hist Eccl., VI.11; Sócrates, Hist. Eccl., VII.36). La primera biblioteca teológica cristiana fue creada por él en Jerusalén. (Eus., Hist. Eccl., V, 20). Defendió a Orígenes contra su obispo Demetrio, cuando éste se ofendió por la autorización concedida a Orígenes para exponer las Sagradas Escrituras públicamente en las iglesias de Cesarea en la presencia de obispos, siendo éstos los únicos expositores autorizados del texto sagrado. Alejandro y Teoctisto (Obispo de Cesarea) escribieron una carta conjunta a Demetrio, en la que solicitaban el uso eclesiástico de otros lugares (Eus., Hist. Eccl., VI, 19). Al final Orígenes fue ordenado sacerdote por sus dos protectores (c. 230). Él da testimonio personal al comienzo de su primera homilía sobre el Libro de los Reyes del amigable carácter de Alejandro. Éste murió en prisión en Cesarea (251) durante la persecución de Decio. Algunos fragmentos de sus cartas se conservan en el sexto libro de la Historia Eclesiástica de Eusebio.

2. Alejandro de Bizancio: (Como Constantinopla era llamada entonces) Fue obispo de esa sede durante las controversias arrianas originales. Tenía 73 años cuando fue nombrado (313 ó 317), y gobernó la sede durante 23 años. Apoyó a su homónimo de Alejandría contra Arrio. Participó en el Primer Concilio de Nicea (325) y se negó a recibir al archi hereje a la comunión, a pesar de ser amenazado con la deposición y el destierro. La repentina muerte de Arrio fue vista por los católicos de entonces como una respuesta a las oraciones del buen obispo, a quien Teodoreto (Hist. Eccl., I.3) califica de “hombre apostólico”. No sobrevivió mucho tiempo a este trágico evento.

3. Alejandro de Basilinópolis: En Bitinia, un amigo de San Juan Crisóstomo, a quién le debía su nombramiento como obispo; tras la caída de su patrono se retiró (c. 410) a su natal Tolemaica en Egipto, donde experimentó el odio de Teófilo de Antioquía y la amistad privada de Sinesio (Epp. 61,67).

4. Alejandro de Antioquía: Trigésimo octavo obispo de dicha sede (413-421), elogiado por Teodoreto (Hist. Igl. V.35) “por la santidad y austeridad de su vida, su desprecio por las riquezas, su amor por la sabiduría y su poderosa elocuencia.” Él sanó los últimos remanentes del cisma meleciano en Antioquía y logró que se restituyera el nombre de San Juan Crisóstomo a los dípticos en Constantinopla.

5. Alejandro de Apamea: Un obispo sirio en el Concilio de Éfeso (431), y uno de los ocho obispos delegados por los partidarios de Juan de Antioquía ante el Emperador Teodosio.

6. Alejandro de Hierápolis (Eufratense): Inflexible opositor de San Cirilo en el Concilio de Éfeso (431), y un igualmente obstinado abogado de Nestorio. Incluso cuando Juan de Antioquía y la mayoría de los obispos orientales cedieron, y se produjo una reconciliación general, Alejandro se mantuvo fuera contra la “abominación de Egipto”. Su carácter es vívidamente retratado en la correspondencia por su amigo y admirador, el historiador Teodoreto, como un hombre grave, santo y piadoso y amado por su pueblo, pero desesperadamente terco en lo que a él le parecía la ortodoxia de la fe. Tras el agotamiento de todas las medidas para superar su resistencia, fue desterrado por decreto imperial a las minas de Famutin en Egipto, donde murió (Tillemont, Mem., XIV, XV).

Fuente: Maas, Anthony. “Alexander, name of seven men.” Shahan, Thomas. “Alexander (Early Bishops)” The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907.

http://www.newadvent.org/cathen/01285a.htm
http://www.newadvent.org/cathen/01285b.htm

Traducido por O.A. lhm

Fuente: Enciclopedia Católica