ALFABETO

conjunto de signos empleados para la comunicación escrita. El término a. se formó de las dos primeras letras del a. griego, alfa, beta, así­ como en castellano decimos abecedario, de a, b, c. Signos escritos, cada uno de los cuales representa un sonido o más de uno, los que combinados forman las palabras de una lengua. Los alfabetos se derivan de las primeras formas de escritura, la pictográfica y la ideográfica, como la escritura cuneiforme babilónica y asiria, y la escritura jeroglí­fica egipcia.

Hoy dí­a se acepta que el primer alfabeto apareció en la región que hoy comprende Siria y Palestina, aproximadamente, entre los años 1700 a. C. y 1500 a. C. Se le llama semí­tico septentrional, y es una combinación de signos cuneiformes y jeroglí­ficos, con influencias de otras escrituras que tienen el mismo origen, como la cretense e hitita. Un hallazgo referente a esta escritura, es la denominada piedra Moabita, encontrada en 1868, que contiene inscripciones semí­ticas que datan del siglo IX a. C., la cual se puede ver en el Museo del Louvre, en Parí­s. A este grupo pertenecen los antiguos idiomas fenicio y ugarí­tico, el hebreo antiguo y actual, así­ como el arameo. El alfabeto semí­tico consta de 22 consonantes, pero carece de signos para las vocales, y se escribe de derecha a izquierda. El alfabeto hebreo actual, que tiene 22 caracteres, así­ como el árabe, con 28, provienen del anterior, por lo que carecen de signos vocálicos, para lo cual se emplean puntos y rayas que se ponen encima, debajo o junto a la consonante.

El alfabeto griego tanto clásico como moderno, es de origen semí­tico en su variante fenicia, de 22 signos, al cual se le agregaron dos signos, quedando en 24, además de los caracteres para representar las vocales. A partir del año 500 a. C. el griego ya se escribí­a de izquierda a derecha.

Los cuatro evangelistas escribieron en koiné una forma del griego que surgió en la época de las conquistas de Alejandro Magno, perí­odo helení­stico, cuando el griego se extendió a los territorios conquistados y se mezcló con elementos de las lenguas de Oriente Próximo y semí­ticos.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Aunque todos los problemas concernientes al origen y principio de la historia del alfabeto no han sido resueltos, no hay duda que tuvo su origen en el antiguo Cercano Oriente. La palabra †œalfabeto† se deriva de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa y beta. Estas, a su vez, se derivaron de un alfabeto semí­tico. Las dos primeras letras del alfabeto hebreo son Alef y Bet.
El alfabeto fue precedido por otros métodos de comunicación escrita. En cavernas prehistóricas hay pinturas grabadas en sus paredes y cielos rasos, que encerraban un significado. Para el año 3000 a. de J.C. dos sistemas de escritura, ambos basados en el arte pictórico, hicieron posible la comunicación escrita en los dos extremos de la fértil media luna. El sistema egipcio de escritura jeroglí­fica consistí­a en una combinación de escritura pictórica y de elementos alfabéticos y silábicos. Sin embargo, los egipcios nunca dejaron de usar los elementos que no eran alfabéticos en su escritura, de tal modo que la escritura jeroglí­fica permaneció en parte pictórica ca y en parte silábica a través de más de 3000 años de su historia.
En el valle del Tigris y Eufrates, los sumerios en el tercer milenio a. de J.C. usaron un sistema de caracteres en forma de cuña los cuales se imprimí­an con un estilo en arcilla o se labraban en piedra. Este también fue originalmente un sistema de escritura pictórica, pero la arcilla blanda en la cual las figures eran inscritas era adaptable a un dibujo a la ligera de las figuras con un grupo de cuñas las cuales con el tiempo perdieron su calidad pictórica. Silabarios cuneiformes resultaron y fueron adoptados por los sucesores de los sumerios: los asirios, los babilonios, los heteos y otros. La lengua asirio-babilónica, conocida como el *acadio, llegó a ser la lingua franca de la era de Amarna (siglos XV y XIV a. de J.C. ).
Las inscripciones de *Serabit el Khadem, en la pení­nsula sinaí­tica donde las minas de turquesa fueron explotadas por los egipcios durante la primera parte del segundo milenio a. de J.C. , por un tiempo se creí­a que eran los ejemplos más antiguos de escritura alfabética. W. F. Albright coloca las inscripciones del Sinaí­ a principios del siglo XV a. de J.C. , tiempo para el cual ya varios sistemas de escritura alfabética se habí­an desarrollado.
Las excavaciones en Tell el-Duweir (el *Laquis bí­blico) han descubierto una escritura alfabética, la cual incluye una inscripción en una daga que data del siglo XVI a. de J.C. Material similar se ha encontrado en Gezer, Siquem, Meguido y Bet-semes.
En 1929 un nuevo alfabeto fue descubierto en Ras Shamra, el antiguo *Ugarit, al norte de Siria. Los textos que datan de cerca del 1400 a. de J.C. contienen un tipo de escritura que difiere tanto del alfabeto de los textos de Serabit el-Khadem como de los textos silábicos cuneiformes de la Mesopotamia. Parece haber sido inventado conscientemente por alguien que conocí­a el principio alfabético y el método cuneiforme de escritura. Combinó ambas ideas, inventando un alfabeto de sí­mbolos cuneiformes el cual serí­a conveniente para escritura alfabética en tabletas de arcilla. Posteriormente, otros textos en el mismo alfabeto se descubrieron en Bet-semes y en la vecindad del monte Tabor. En 1949, C. F. A. Schaeffer encontró en Ras Shamra una tableta que contení­a treinta letras del alfabeto ugarí­tico en su propio orden. El arreglo de las letras ugarí­ticas es similar al usado por el alfabeto fenicio con el cual la inscripción del Sinaí­ se relaciona.
La escritura antigua, o paleo-hebrea, es la forma de escritura que es similar a la usada por los *fenicios. Una inscripción real del rey Shaphat-baal de Gebal (Biblos) en este alfabeto data de ca. 1600 a. de J.C. El sarcófago de *Ahiram de Biblos contiene una inscripción en el alfabeto fenicio.
La escritura hebrea más antigua existente es el calendario de *Gezer que data ca. de 1000 a. de J.C. Está escrito en la escritura del antiguo hebreo como lo está la *piedra moabita ( ca. 840 a. de J.C. ), la cual presenta la versión moabita de la revuelta contra Israel mencionada en 2 R. 1:1.
Una variante del método de escritura fenicio-hebreo antiguo fue usado por los *arameos cuyo alfabeto usaba letras cuadradas en contraste con la forma más angular del alfabeto semita del norte. Alrededor del 200 a. de J.C. los hebreos, bajo la influencia del lenguaje arameo que fue usado comúnmente por los judí­os después del exilio, adoptaron las letras cuadradas. Esta forma del alfabeto se usó, con algunas pocas excepciones, en los *rollos del Mar Muerto que datan desde el segundo siglo a. de J.C. al primer siglo d. de J.C. Hoy se usa tanto en el Antiguo Testamento como en la literatura moderna hebrea.
De acuerdo con la tradición griega, el alfabeto fue traí­do a Beocia por un fenicio llamado Cadmo. En vista del hecho de que kedem es la palabra semita para †œoriente†, esta tradición parece reflejar la idea de que Grecia recibió su alfabeto del Oriente. El origen semita del alfabeto está también demostrado por el nombre de las letras. Alfa, beta y gama no tienen significado en griego, pero sus equivalentes semitas alef, bet y gimel significan, respectivamente, buey, casa y camello.
Probablemente, los griegos supieron por primera vez del alfabeto a través del comercio con los marinos fenicios. Del uso utilitario, el alfabeto lentamente se adoptó para propósitos literarios y así­ para el año 700 a. de J.C. aun los pintores de jarros de cerámica habí­an aprendido el uso del alfabeto. Los cientos de signos usados en las escrituras cuneiforme y jeroglí­fica redujeron el arte de leer y escribir a la técnica de unos cuantos privilegiados. La simplicidad del alfabeto hizo posible que cada ser humano normal se comunicara con sus contemporáneos y escribiera para la posteridad. Parece que todos los escritores bí­blicos usaron la escritura alfabética y que para el tiempo de los jueces la habilidad de escribir habí­a llegado a ser tan popular que un muchacho, escogido al azar a quien encontró Gedeón, pudiera escribir los nombres de los personajes principales de su ciudad (Jue. 8:14). Véase también ESCRITURA.
BIBLIOGRAFIA. David Diringer, The Alphabet, Philosophical Library, New York, 1948. The Story of the Aleph Beth, Thomas Yoseloff, New York, 1960. Writing, Frederick A. Prager, New York, 1962. I. J. Gelb, A Study of Writing, University of Chicago Press, Chicago, 1952. W. F. Albright, †œThe Early Alphabetic Inscriptions from Sinai and their Decipherment†, BASOR , 110, 1948, págs. 6–22.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

Sistema de sí­mbolos convencionales con los cuales se pone por escrito un idioma. La palabra a. es de origen griego, compuesta por los nombres de las dos primeras letras de ese idioma (alfa y beta), como en español se dice el †œabecedario†, por A, B, C, etcétera. Los hombres comenzaron a expresar gráficamente sus ideas primeramente por medio de pinturas. Luego con figuras y sí­mbolos, o sea jeroglí­ficos, los cuales pueden ser pictóricos, cuando se representa el objeto con su dibujo, o simbólico, cuando para representar una idea abstracta se usa un objeto cualquiera del mundo visible. Este tipo de escritura es llamada ideográfica, siendo las más popularmente conocidas la egipcia y la china.

En el Oriente Medio también se utilizó otro sistema de escritura, el cuneiforme, en el cual cada signo significaba una sí­laba. Representó un enorme progreso para la humanidad el paso a la forma fonética en la cual se utiliza un signo para cada sonido del lenguaje. Se atribuye este invento, que de seguro tomó varios siglos en perfeccionarse, a los fenicios. Se supone que el carácter viajero y comerciante de este pueblo le obligó a buscar una forma de registrar y comunicarse mejor con las muchas y distintas comunidades con las cuales tení­a contacto. Partiendo de la escritura jeroglí­fica egipcia, fueron desarrollando la propia hasta constituir un conjunto de veintidós caracteres, o letras, con las cuales construí­an las sí­labas y con éstas sus palabras. Los pueblos semí­ticos, incluyendo a los hebreos, aprendieron de los fenicios para formar sus a. Los griegos copiaron de los fenicios, quitando algunas letras y añadiendo otras.
de las modificaciones griegas fue la introducción de signos para señalar las vocales, pues los a. semí­ticos no las utilizaban. Los etruscos, aprendieron de los griegos el uso del a. Los romanos aprendieron de los etruscos. Cada cultura hací­a sus modificaciones a la forma de los signos, pero siempre quedaba el principio del fonetismo, esto es, la representación de los sonidos. Las letras del a. hebreo siguen el mismo orden que el fenicio, como puede verse en el Salmo 119, que está escrito en veintidós estrofas de ocho versos cada una. A cada estrofa corresponde una letra del a., con la cual se comienza cada uno de los ocho versos. Otros pasajes bí­blicos fueron escritos en esa forma acróstica (Sal. 9, 10, 25, 34, 37, 111, 112, 145, etcétera).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, ABEC HIST Lista de los fonemas elementales de una lengua. Se caracteriza por el orden y la forma de los signos que lo componen. Más rigurosamente, es la lista griega de signos que comienzan por alfa, beta…, y de la que derivan la mayor parte de los alfabetos europeos. El alfabeto griego, por su parte, procede del alfabeto fenicio, o cananeo, utilizado en Palestina diez siglos antes de Jesucristo. Origen: Al principio, el lenguaje se escribí­a mediante imágenes, sencillas ilustraciones mnemotécnicas, lo cual facilitaba el trabajo de la memoria (algo similar a los actuales sí­mbolos utilizados para el ordenamiento de la circulación); a esto se le llama la etapa pictográfica. Después se eligieron ciertas imágenes esquematizadas para representar las sí­labas, como sucede con los jeroglí­ficos egipcios, la escritura cuneiforme sumeria, y otras formas de escritura; esto recibe el nombre de etapa silábica. A continuación se tomaron algunos caracteres para representar los sonidos fundamentales del lenguaje articulado, bien los producidos por la boca o la garganta (consonantes) o los producidos por las cuerdas vocales (vocales). En principio, cada signo se corresponde con un sonido, y ésta es la etapa alfabética. El origen del alfabeto hebreo (modificado y adoptado por los griegos) sigue siendo un misterio. Durante mucho tiempo se han hecho suposiciones de que provení­a de la escritura hierática de Egipto (derivado de los jeroglí­ficos); se ha pensado también en otros diversos orí­genes; ciertos caracteres vendrí­an de Mesopotamia, otros de Creta, y en algunos casos se hubieran incluso tomado signos procedentes de cuevas neolí­ticas. Sin embargo, muchas letras hebreas parecen recordar por su forma al objeto que le ha dado su nombre; así­, Alef es la cabeza de un buey (“alef”), Ayin es un ojo, y Resh es una cabeza de hombre. El hebreo tiene 22 consonantes caracterí­sticas (los matices son numerosos), en tanto que el griego no tiene más que 17. En hebreo no se representan las vocales, en tanto que el griego tiene 7 (sumando su alfabeto, por ello, 24 letras). El orden de las letras (atestiguado ya desde muy antiguo por los poemas acrósticos: Sal. 111; 112; 119; Pr. 31:10-31; Lm. 1; 2; 3; 4; etc.), es prácticamente inmutable. Existe una forma arcaica de las letras hebreas (Piedra de Moab, Louvre, Parí­s, de alrededor del año 850 a.C.; Inscripción de Siloé, 750 a.C., etc.), y una forma elegante, llamada cuadrada, utilizada a partir del primer o segundo siglo a.C.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado