CIERVO

latí­n cervus. Mamí­fero rumiante artiodáctilo, pelo corto, rojizo o gris, según la estación. El macho tiene cueros grandes, ramificados, planos y hacia atrás, de los cuales carece la hembra. Es un animal tí­mido y esbelto. No es domesticable. Es animal limpio Dt 14, 5; se estimaba su carne en la alimentación Dt 12, 15 y 22; 15, 22; dentro de los ví­veres que recibí­a el rey Salomón de sus tributarios estaban los ciervos 1 R 5, 3. La imagen del c. es usada en la Escritura figuradamente. En las bendiciones, Jacob compara a Neptalí­ con la cierva suelta Gn 49, 21. En el cántico de David, por haberlo salvado Yahvéh, dice que Dios hace sus pies ágiles como los de la cierva 2 S 22, 34; Sal 18 (17), 33-34; Ha 3, 19. Proverbios, al hablar de la desconfianza de la mujer extraña, aconseja gozarse en la mujer de la mocedad, que es como cierva amable, Pr 5, 18-19. En el Cantar de los cantares, el novio y la novia recurren en el poema a lo pastoril, a la cierva, a los cervatillos, Ct 2, 9-17. Cuando lleguen las bendiciones anunciadas por el profeta a Jerusalén, dice Isaí­as que el cojo saltará cual c. Is 35, 6. Después de deportado el pueblo de Israel, Jeremí­as en su primera lamentación compara a sus prí­ncipes con ciervos que no hallan pastos Lm 1, 6.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver ANIMALES

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

tip, ALIM FAUN LEYE CUAD

vet, Venado macho, de más de cinco años de edad, que ha desarrollado sus astas (hebreo “ayyal”). Era considerado animal limpio y comestible (Dt. 12:15; 1 R. 4:23; Sal. 42:1; Cnt. 8:14).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(heb. ´ai·yál [ciervo]; ´ai·ya·láh, ´ai·yé·leth [cierva]).
Mamí­fero rumiante de la familia de los cérvidos. El ciervo común (Cervus elaphus), el gamo (Dama mesopotamica) y el corzo (Capreolus capreolus) son tres cérvidos que en un tiempo habitaban en Palestina.
Por ser un rumiante de pezuña partida, la Ley consideraba el ciervo aceptable como alimento si, al igual que en el caso de otras criaturas, primero se derramaba su sangre en el suelo. (Dt 12:15, 16, 22, 23; 14:4-6; 15:22, 23.) La carne de ciervo era una de las que se serví­an en la mesa del rey Salomón. (1Re 4:22, 23.)
La hembra es una criatura delicada, graciosa y tí­mida, pero de pie firme y veloz. Cuando se aproxima el parto, las ciervas se retiran a un rincón apartado y oculto del bosque para dar a luz, y luego continúan en aislamiento, cuidando y protegiendo con ternura a los cervatos hasta que pueden valerse por sí­ mismos. (Job 39:1; Sl 29:9.)
En las ví­vidas metáforas de la Biblia se utiliza la imagen de la †œamable† y graciosa cierva. (Pr 5:18, 19; Can 2:7; 3:5; véase GACELA.) En algunos textos se habla de su velocidad y estabilidad, gracias a lo cual puede escapar de sus enemigos. (2Sa 22:1, 34; Sl 18:32, 33; Hab 3:19.)
La sulamita comparó a su amado pastor con un cervato e hizo alusión a la velocidad de este animal. (Can 2:9, 17; 8:14.) La facilidad con que trepa el ciervo se utiliza para ilustrar la total curación que experimentarán las personas cojas. (Isa 35:6; compárese con Heb 12:12, 13.) Cuando Babilonia sitió Jerusalén, se comparó a los prí­ncipes de Sión a ciervos que estaban demasiado débiles para correr debido a falta de alimento. (Lam 1:6.) Jacob comparó proféticamente a la tribu de Neftalí­ a †œuna cierva delgada†, posiblemente una referencia a su destreza y velocidad en la guerra. (Gé 49:21.) Por otra parte, cuando el salmista se vio privado de su libre acceso al santuario, asemejó su anhelo por Dios al ansia que siente la cierva por las corrientes de agua. (Sl 42:1-4.) También se utiliza el cuadro de una cierva que deja a sus cervatos recién nacidos, algo muy contrario a su natural solicitud por la prole, para indicar la severidad de las sequí­as que le sobrevendrí­an a Judá. (Jer 14:1, 2, 5.)

Fuente: Diccionario de la Biblia