DEDICACION

v. Consagración
Num 7:10 trajeron ofrendas para la d del altar
Ezr 6:17 y ofrecieron en la d de .. cien becerros
Neh 12:27 la d del muro de Jerusalén, buscaron
Dan 3:2 para que viniesen a la d de la estatua
Joh 10:22 celebrábase en .. la fiesta de la d


fiesta que se estableció cuando los Macabeos purificaron el Templo, después de haber sido sometido a la profanación y saqueo por Antí­oco IV Epí­fanes. Esta purificación se hizo en diciembre del año 164 a. C., justamente tres años después de que los gentiles ofreciesen el primer sacrificio en honor de Zeuz en el altar de los holocaustos, 1 M 4, 36-59; 2 M 2, 16-19. La Janukká, como se denomina esta fiesta en hebreo, se debí­a celebrar anualmente, durante ocho dí­as, a partir del veinticinco del mes Kisléu; en ella se cantaba el Hallel, Sal 113-118. Esta fiesta, que es mencionada en el N. T. en Jn 10, 22, la celebran hoy en dí­a los judí­os.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., kadhesh, santificar, hanukkag, consagrar). La consagración de las personas o (generalmente) el apartamiento de las cosas para el uso de Dios. La consagración del tabernáculo (Números 7) fue una ceremonia elaborada, así­ como lo fue la del templo (1 Reyes 8). Entre las cosas dedicadas se encuentran: el muro de la ciudad (Neh 12:27), viviendas privadas (Deu 20:5), el tesoro del templo (1Ch 28:12), los hijos (Exo 13:2), la gente (Exo 29:4; 1Sa 16:5) y el botí­n de guerra (2Sa 8:10-11). La dedicación de la imagen de Nabucodonosor (Dan 3:2-3) y del templo de Herodes (Josué Antig. 15.11.6) fueron ocasiones elaboradas.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(santificar, consagrar).

La “Fiesta de la Dedicación” la celebraban los judí­os anualmente para celebrar la restauración del templo, después de la profanación de Antí­oco, en 1Ma 4:52-59, y 2Ma 10:5.

Jesús pronunció un discurso en esta fiesta, Jua 10:22-39.

Los judí­os la siguen celebrando, como la “fiesta de las luces”: (Chanukah), alrededor de Navidades.

(Ver “Fiestas).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

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Capacidad de entrega y consagración que ofrecemos a una persona, a una tarea o a un proyecto. Es un término clave para la tarea educadora, sobre todo si se desenvuelve en aspectos espirituales y morales.

Se mide por el tiempo, las energí­as y los recursos que se ponen en juego; pero, sobre todo, por el compromiso afectivo y mental que implica.

La capacidad de dedicación de una persona a una obra es signo de la calidad moral y espiritual que posee para determinadas labores espirituales o eclesiales.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Es la gran fiesta del invierno, instituida por Judas Macabeo en el año 168 a. de C., para consagrar el altar y purificar el templo, que habí­a sido profanado tres años antes por Antí­oco Epifanes (1 Mac 1,54; 4,36-59). La fiesta estaba llena de alegrí­a y se celebraba con música y cánticos. Evocaba la dedicación del templo llevada a cabo por Salomón (1 Re 8,2.62-66). Duraba ocho dí­as llenos de regocijo. Era también la “fiesta de las luces” -se iluminaban las casas y las sinagogas-, seguramente porque de nuevo habí­an sido encendidas las luces del candelabro del templo. Evocaba, por fin, la fiesta de los tabernáculos (2 Mac 1,9) y la consagración del altar del sacrificio (Jn 10,22.36). -> .

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Acción de destinar o apartar algo para uso sagrado. El verbo hebreo na·zár (dedicar) significa básicamente †œmantener separado; estar separado; retirar†. (Le 15:31; 22:2; Eze 14:7; compárese con Os 9:10, nota.) El término hebreo relacionado, né·zer, se emplea con referencia a la señal o sí­mbolo de dedicación santa que llevaba sobre el turbante el sumo sacerdote —una vez santificada su cabeza— o el rey ungido; también se usaba para referirse al nazareato. (Nú 6:4-6; compárese con Gé 49:26, nota.)
Cuando Aarón fue instalado como sumo sacerdote, se le cubrió la cabeza con un turbante de lino fino. Atada con una cuerdecita de hilo azul, en la parte frontal llevaba de manera visible una santa †œseñal de dedicación [né·zer]†, una lámina de oro puro resplandeciente con la inscripción en hebreo: †œLa santidad pertenece a Jehovᆝ. A continuación se le ungió con el aceite de la unción santa. (Ex 29:6, 7; 39:30, 31, nota; Le 8:9, 12.) Por consiguiente, el sumo sacerdote tení­a que guardarse de incurrir en actos que profanasen el santuario, †˜porque la señal de la dedicación, el aceite de la unción de su Dios, estaba sobre él†™. (Le 21:12.)
La palabra né·zer también se empleó para referirse a la †œdiadema†, una prenda oficial que se ceñí­a a la cabeza y que usaban los reyes de Israel como sí­mbolo de su cargo sagrado. (2Sa 1:10; 2Re 11:12; 2Cr 23:11; Sl 89:39; 132:18; Pr 27:24.)
Si una persona tomaba ante Jehová el voto de nazareato, no podí­a cortarse el cabello ni afeitarse la barba mientras el voto estuviese en vigor, por lo que su cabello largo se convertí­a en el sí­mbolo principal de su nazareato (né·zer). (Nú 6:4-21.) Cuando el profeta Jeremí­as asemejó a Jerusalén a alguien que viola su voto de santidad a Jehová, dijo: †œCórtate tu cabello no cortado [o †œdedicado†; niz·rékj, una forma de né·zer] y arrójalo†. (Jer 7:29.) Por medio de otro de sus profetas, Jehová mostró cuánto se habí­a alejado de él la nación de Israel, al decir: †œEntraron a Baal de Peor, y procedieron a dedicarse [wai·yin·na·zerú, una forma del verbo na·zár] a la cosa vergonzosa†. (Os 9:10.)
En las Escrituras Griegas Cristianas se habla de ciertas cosas dedicadas. La †œfiesta [invernal] de la dedicación† (en·kái·ni·a) se menciona en relación con el ministerio terrestre de Jesús. (Jn 10:22; véase FIESTA DE LA DEDICACIí“N.) La palabra griega en·kái·ni·a procede de la misma raí­z que en·kai·ní­Â·zo, término que en Hebreos 9:18 muchas versiones traducen †˜inaugurar†™ (BAS, CI, NM y otras), mientras que otras lo traducen †˜dedicar†™ o †˜consagrar†™ (ENP; Mod, nota; Val, 1909). De manera similar, en Hebreos 10:20 muchas traducciones utilizan †˜inaugurar†™ (FF, FS, NM y otras), mientras que otras traducen †˜consagrar†™ o †˜dedicar†™ (Mod, nota; Scí­o; Val, 1909). Por otra parte, Jesús previno a sus seguidores respecto a las enseñanzas farisaicas tradicionales sobre las cosas consideradas †œcorbán†, es decir, dádivas dedicadas a Dios. (Mr 7:11; Mt 15:5; véase CORBíN.) También advirtió que llegarí­a el tiempo en que el templo construido por Herodes serí­a derribado junto con sus †œpiedras hermosas y cosas dedicadas [a·na·the·ma·sin]†. (Lu 21:5, 6.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Este término se utiliza en el AT casi exclusivamente para la consagración de cosas, p. ej. el altar (Nm. 7.10), la plata y el oro (2 S. 8.11). Se utilizan tres vocablos heb.: anukkâ, ‘consagración’; qōḏeš, ‘cosa apartada, santificada’; ḥērem, cosa dedicada a Dios’. ( *Maldición; *Consagrar a la destrucción )

D.G.S.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Es un término que, aunque a veces es usado con relación a personas que están consagradas al servicio de Dios, se aplica más apropiadamente a la “reservación” de lugares para un propósito sagrado y especial (cf. Hastings, Dicc. De la Biblia). El cristiano cree en realidad que Dios está en todas partes y que la Divina Inmensidad llena todo el espacio; pero esta fe no excluye la idea de reservar un lugar especial en el que las creaturas puedan celebrar comunión con su Creador y adorarle. Que el apartar este lugar venerado halla sido hecho siempre con cierta pompa y ceremonia, es evidente de los ejemplos de Jacob (Gen. 28, 18), de Moisés (Lev. 8, 10) y mas que nada, de Salomón (1 Reyes 8). Este precedente de la Antigua Ley era demasiado obvio para ser pasado por alto en la Nueva, y podemos estar seguros que la moderna costumbre fue consagrada por el uso Apostólico. En un fragmento de una martirologio atribuida a San Jerónimo (cf. D’Achéry, Spicilegium IV) ocurre este pasaje: “Romæ dedicatio primæ Ecclesiæ a beato Petro constructæ et consecratæ”. Sin embargo no es extraño que debido a las persecuciones de los primeros tres siglos, sea extrañamente rara la referencia a la dedicación de iglesias. Las primeras relaciones auténticas de esta clase las proveen Eusebio (Hist. Eccl., X, 3, 4; De Vitâ Const., IV, 43, in P. G., XX), y Sozomeno (Hist. Eccl., II, 26 in P. G., XLVII) en relación a la catedral de Tiro (314) y la iglesia de Constantino en Jerusalén. El bien conocido documento histórico intitulado “Peregrinatio Silviæ” (Etheria) contiene una completa descripción de la celebración del festival consagratorio de la iglesia de Jerusalén como fue presenciada por nuestra autora/peregrina en el siglo cuarto (cf. Cabrol, Livre de la prière antique, p. 311). Aquí bastará enfatizar, en conexión con la dedicación de iglesias, (1) el ritual empleado, (2) el ministro, (3) la necesidad y efectos, y (4) festival y días.

(1) Al principio la ceremonia de dedicación era muy simple. Una carta del Papa Virgilio al obispo de Bracara (538) dice: “Consecrationem cujuslibet ecclesiæ, in quâ non ponuntur sanctuaria (reliquiæ) celebritatem tantum scimus esse missarum” (Sabemos que la dedicación de cualquier iglesia en la que no hallan sido colocados santuarios (reliquias) consiste solamente en la celebración de misas). Que el primitivo ceremonial consistía principalmente en la celebración de la Misa cuando no había reliquias, se demuestra también en el antiguo “Ordines Romani” (cf. Mabillon, “Museum Italicum”, II in P. L. LXXVIII, 857). Donde había reliquias la ceremonia de trasladar y depositarlas bajo el altar constituía una característica notable del rito de dedicación (cf. “Ordo de San Amando” en Duchesne, “Christian Worship”, Londres, 1903, Apéndice; “Ordo de Verona” en Bianchini, ed., “Lib. Pont.”, III). El primer formulario completo se encuentra en el Sacramentario Gelasiano (en P. L., LXXIV), que incorpora los usos litúrgicos romanos del siglo séptimo. Aquí el rito consiste de oraciones, aspersiones con agua bendita y bendiciones. Empero, el ritual se elaboró tan pronto que ya en el siglo noveno alcanzó la elaboración que goza hasta el presente (cf. el “Liber Sacramentorum” del siglo octavo en P. L., LXXVIII; “Ordines Romani”, ed. Martène, “De Ant. Eccl. Rit.”, III; Daniel, “Cod. Lit.”, I). El moderno ceremonial de dedicación asume dos formas dependiendo de que la iglesia sea simplemente bendecida o solemnemente consagrada. En el primer caso el ritual consiste de oraciones, aspersiones de agua bendita y misa (cf. Ritual Romano; Schulte, “Benedicenda”, p. 155, etc.). El solemne rito de consagración está descrito en el artículo Consagración.

2. La ceremonia solemne de dedicación o consagración se encuentra en el Pontifical Romano y se realiza de jure por un obispo (ver CONSAGRACION). El rito más simple, que se da en el Ritual Romano, está reservado generalmente para los obispos, pero puede ser realizado también por un sacerdote con delegación episcopal.

3. Todas las iglesias, oratorios públicos y semipúblicos, si se destinan al culto Divino in perpetuum, deben ser cuando menos bendecidos antes que los Sagrados Misterios puedan ser celebrados en ellos (Cong. of Rites, Sept., 1871). Los oratorios puramente privados o domésticos no pueden ser dedicados así, sino simplemente bendecidos con la Benedictio loci (cf. Ritual o Misal Romano) en cada ocasión que se celebre misa en ellos. Como regla, las iglesias principales en cada distrito deben ser consagradas en la manera solemne, pero debido a que para una consagración lícita se requieren ciertas condiciones que no son siempre posibles, (cf. Irish Ecclesiastical Record, Abril, 1908, p. 430) el rito de dedicación simple ordinario es considerado como prácticamente adecuado. Ambas formas consagran el lugar y contribuyen, como los sacramentales, a la santificación de los fieles, pero difieren en que mientras una iglesia que está consagrada si se contamina debe ser reconciliada por un obispo, una iglesia que está simplemente bendecida puede ser reconciliada en circunstancias similares, por un sacerdote (cf. Roman Ritual).

4. Otra diferencia en los efectos de las dos formas de dedicación es que una iglesia consagrada tiene derecho a celebrar cada año la fiesta del aniversario de su consagración, que debe celebrarse como un doble de la primera clase con una octava por todos los sacerdotes asignados a la iglesia. Una iglesia que solo está bendita no tiene derecho a esta fiesta de aniversario a menos que per accidens, es decir, cuando está incluida en el indulto especial concedido para la celebración simultánea de los aniversarios de todas las iglesias en un distrito o diócesis. En este caso el Oficio y Misa deben ser celebrados en cada iglesia, dentro de los límites del indulto independientemente de su consagración (Cong. de Ritos, n. 3863). Puede escogerse cualquier día para la dedicación de la iglesia, sin embargo el Pontifical Romano sugiere aquellos “Domingos y solemnes días festivos” que admiten el Oficio y la Misa de dedicación así como la celebración del aniversario.

Bibliografía: Adicionalmente a las autoridades citadas, las siguientes pueden ser consultadas con utilidad: CATALANI, Commentarium in Pontificale Romanum (Paris, 1850); FERRARIS, Bibliotheca, s. v. Ecclesia (Paris, 1865); DE HERDT, Praxis Pontificalis (Louvain, 1905); BERNARD, Le Pontifical (Paris, 1902), II; MANY, De Locis Sacris (Paris, 1904); SCHULTZ, Benedicendo; Consecranda (Nueva York, 1906), muy completa sobre el ceremonial.

Fuente: Morrisroe, Patrick. “Dedication.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908.
http://www.newadvent.org/cathen/04673a.htm

Traducido por Javier L. Ochoa Medina

Fuente: Enciclopedia Católica