FENICIA

Fenicia (gr. Foiní­k’, “palmera”, “tierra de palmas” o “púrpura”). El nombre español Fenicia es de origen griego, quienes llamaron “hombres-fenicios” (de fóinix, “púrpura”*) a los vendedores de géneros teñidos de púrpura), y denominaron Foiní­k’ al territorio del cual procedí­an estos géneros. Larga y angosta faja de territorio costero entre el Mar Mediterráneo y montes Lí­bano. Se extendí­a desde Arvad, por el norte, hasta el promontorio conocido como la Escalera de Tiro, al norte de Aczib (a unos 22,5 km al sur de Tiro), aunque algunas veces se extendió más hacia el sur. En los tiempos del NT Fenicia alcanzaba hasta Dor, al sur del cordón del Carmelo. En contraste con la costa palestina, la fenicia tení­a buenos puertos naturales formados ya sea por islas cercanas a la costa, como en Tiro y en Arvad, o por bahí­as, como las de Biblos y Beirut. Las faldas de la cordillera del Lí­bano tení­an abundantes bosques de cedros y abetos, que inducí­an a la 448 gente a lo largo de la costa a construir barcos y a comerciar con maderas. De aquí­ que los fenicios fueran marinos que comerciaban con Egipto, y más tarde con Grecia y todos los demás paí­ses del Mediterráneo. Mapa, I, A-2; VI, A/B-3/4 y mapas siguientes; XII, D-6; XVI, A/B/C-2/3/4. 219. Sarcófago del rey fenicio Ahiram de Biblos. El rey está sentado sobre un trono-esfinge (izquierda). Una larga inscripción fenicia está grabada sobre el borde de la tapa. Las ciudades fenicias más importantes en la antigüedad fueron Biblos (la bí­blica Gebal*, que estaba algo más allá de la esfera de los palestinos y por tanto muy pocas veces mencionada en la Biblia), y Sidón* y Tiro* (2 ciudades que continuamente lucharon por la supremací­a). Los fenicios eran cananeos* (Gen 10:15; Isa 23:11), empujados por la invasión hebrea hacia la angosta franja costera que siguieron llamando Canaán.* Mediante sus contactos con otras naciones, los mercaderes fenicios difundieron la cultura oriental entre los pueblos occidentales. Por ejemplo, el arte de escribir fue llevado a Grecia por los fenicios, y los materiales más comunes para ello, los rollos de papiro* producidos en Egipto, eran distribuidos por todo el mundo conocido por los fenicios de Biblos. En consecuencia, otras naciones dieron a este material el nombre de la ciudad que lo distribuí­a. Nuestras palabras “Biblia” y “bibliografí­a”, y otras, derivan del mismo origen. Mapa III, 4. Los fenicios también fueron colonizadores, las más importantes colonias fueron Cartago (en el norte de ífrica) y Tarsis (en el sur de España). La posición estratégica de Fenicia sobre la costa mediterránea, sus ricas ciudades y su importancia como puente entre el Asia y el ífrica la hicieron objeto de la conquista de los grandes poderes que deseaban expandirse y tení­an sed de poder. Las ciudades fenicias formaron parte del Imperio Egipcio de la dinastí­a 18ª. Más tarde pagaron tributo a los asirios, a los babilonios y a los persas. Cuando rechazaron las demandas de los invasores, resistieron valientemente, pero fueron finalmente derrotados, como ocurrió con Tiro después de un sitio de 13 años en tiempos de Nabucodonosor, y después de un asedio de 7 meses por parte de Alejandro. Sin embargo, pudieron mantener su identidad nacional por mucho tiempo y, por causa de sus ricas conexiones comerciales, recuperarse de varias catástrofes. Luego de la muerte de Alejandro, apoyaron a los seléucidas, y más tarde (63 a.C.) formaron parte de la provincia romana de Siria. El nombre Fenicia aparece en la Biblia sólo en el NT. Pero el AT se refiere por nombre a diversas ciudades de la costa fenicia (2Sa 24:6, 7; 1Ki 17:9) con la cual los israelitas tuvieron beneficiosas contactos -como en los tiempos de David y Salomón (2Sa 5:11; 1Ki 5:1; 9:11; 10:22)-, o relaciones que dieron resultados desastrosos -como en los dí­as de Acab-, cuando la princesa fenicia Jezabel* introdujo la adoración a Baal* y Astarté en Israel (1Ki 16:31, 32; 18:19) y casi eliminó la religión del verdadero Dios. Jesús visitó este territorio cuando entró en la región costera de Tiro y Sidón (Mat 15:21; Mar 7:24, 31). Algunos de los cristianos que salieron de Jerusalén durante la persecución que siguió al apedreamiento de Esteban llegaron hasta Fenicia y probablemente fundaron iglesias allí­ (HEcc 11:19). Pablo y Bernabé, cuando pasaron por la región en camino a Jerusalén después de su 1er viaje misionero, aparentemente encontraron iglesias a las que informaron del éxito de sus actividades misioneras en el Asia Menor (15:3). La última mención de Fenicia en el NT está relacionada con la visita de Pablo a 449 Tiro en su postrer viaje a Jerusalén (21:2-7). Véanse Asera; Hiram. Bib.: P. K. Hitti, Histoty of Syria Including Lebanon and Palestine [Historia de Siria incluyendo El Lí­bano y Palestina] (Londres, 1951).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

griego phoinikes, púrpura. Región antigua que comprendí­a una estrecha franja de territorio en la costa oriental del mar Mediterráneo, y que hoy es parte de la República del Lí­bano. Tení­a 320 km de longitud y entre 8 y 25 km de ancho. F. estaba limitada al este por la cordillera del Lí­bano, al sur por el monte Carmelo; la frontera norte el rí­o Eléutero, hoy llamado Kabir, que limita el sur del Lí­bano. F. no fue un Estado unificado sino un grupo de ciudades-Estado, una de las cuales gozaba de preeminencia sobre las demás. Entre estas ciudades, las más importantes eran Simyra, Sarepta, Biblos, Gabala, Arados, Akko o Acre, Sidón, Trí­poli, Tiro y Berito o Beirut, Biblos. Tiro y Sidón se alternaron como sede del poder. Los fenicios hablaban una lengua semí­tica y su alfabeto es la base del hebreo.

Estuvieron relacionados con los pueblos cananeos y en los inicios de su historia, cuyos primeros asentamientos datan ca. 2500 a. C., su cultura recibió la influencia de los sumerios y los acadios. Por el año 1800 a. C., Egipto se apoderó de F., y el 1100 a. C., debido a las incursiones de los hititas contra Egipto, F. se quitó el yugo egipcio de encima. El pueblo fenicio es conocido en la historia por su actividad comercial y marí­tima. Sus barcos navegaban por el Mediterráneo y llegaron hasta el océano Atlántico; sus naves y sus marineros eran codiciados por otras naciones. Los fenicios establecieron colonias comerciales en Útica y Cartago, norte de ífrica; en Rodas y Chipre, en el mar Mediterráneo; en Málaga, Adra, Almuñécar, Cádiz e Ibiza, en las islas Baleares, en España. En el siglo VIII a. C., F. fue conquistada por los asirios. En el siglo VII a. C., F. fue anexada al Imperio caldeo, pero la ciudad de Tiro se mantuvo independiente, y, en el VI a. C., al Imperio persa. En el año 333 a.C., Alejandro Magno invadió Asia Menor y venció a los persas; las ciudades de Sidón, Arados y Biblos capitularon, menos Tiro, cuyo sitio duró siete meses, para caer en el 332 a. C. Posteriormente, F. quedó en manos seléucidas, sus ciudades fueron helenizadas, y, en el año 64, entró a formar parte de la provincia romana de Siria.

Los habitantes de F. son llamados en las Escrituras sidonios 1 Cro 22, 4; Esd 3, 7. El rey D. tuvo relaciones con Jiram, rey de Tiro, quien le envió maderas y artí­fices para sus construcciones en Jerusalén, 2 S 5, 11; 1 Cro 14, 1; lo mismo que Salomón, cuando levantaba el Templo y el palacio real, 1 R 5, 15-32; 9, 10-14; cuando Salomón hizo una flota de barcos, Jirán le proporcionó marineros, 1 R 9, 27; 10, 11 y 22; 2 Cro 2, 2-15; 9, 10 y 21. Los sidonios eran idólatras, Ajab, rey de Israel, tomó por mujer a Jezabel, hija de Itobaal, rey de los sidonios, sacerdote de Astarté; esta mujer hizo idolatrar a Ajab, 1 R, 16, 31-33.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Una faja de territorio a lo largo de la costa entre la llanura del Lí­bano, las tierras altas de Galilea y el mar Mediterráneo. Los fenicios eran semitas y los más famosos marineros del mundo antiguo; su esfuerzos colonizadores extendieron sus puestos de comercio por toda la costa africana desde Cartago al oeste hasta España y Sicilia.

Sidón fue la más poderosa e influyente ciudad fenicia. Los dioses sidonios, Baal y Astarte (Jdg 10:6), eran los dioses para la mayorí­a de los fenicios (comparar Jdg 18:7; 1Ki 5:6; 1Ki 11:5, 1Ki 11:33; 1Ki 16:31; 2Ki 23:13). La referencia a Jezabel hija de Etbaal, rey de los sidonios (1Ki 16:31) es, a primera vista, extraña porque Etbaal era rey de Tiro, pero sidonios habí­a llegado a ser un término genérico para los fenicios.

Fenicia aparece por primera vez en la historia escrita en el relato egipcio de las campañas militares norteñas de Tutmosis III. En su campaña contra los hititas en 1471 a. de J.C., el faraón descubrió que serí­a necesario asegurar la costa fenicia como ví­a esencial en las comunicaciones. Ramsés XII (1118-1090 a. de J.C.) envió al sacerdote Wenamón a comprar cedro para su alijador fúnebre.

Un siglo más tarde Hiram, rey de Tiro, se alió con David, una relación que produjo luego una alianza comercial en los dí­as de Salomón. La flota de Salomón de †œlos barcos de Tarsis† en Ezión-geber, sobre el golfo de Acaba, parece haber sido una parte de una aventura comerical combinada por la cual los fenicios utilizaron los puertos de Salomón y pilotaban los barcos de Salomón en sus viajes al sur de Arabia y a la India (1Ki 10:22; 2Ch 9:21).

Con la división de Israel, Fenicia llegó a ser el vecino y socio del reino del norte, mientras que Judá estaba ubicada al lado de la ruta de comunicación entre el golfo de Acaba y el mar Rojo. Esta situación condujo a una alianza entre Acab y Jezabel que, a la vez, produjo la prosperidad del norte (la †œcasa de marfil† de Acab) y una secuencia de eventos que trajeron la protesta de Elí­as y la confrontación en el Carmelo.

Todas las ciudades fenicias se sometieron a Alejandro después de Issus (333), excepto Tiro, que Alejandro logró vencer después de un sitio vigoroso de siete meses. Debajo de los sucesores, el poder de los ptolomeos de Egipto primeramente se extendió lejos costa arriba de los fenicios, pero después de 197 los seléucidas de Siria controlaron la tierra, hasta que toda el área pasó a las manos de los romanos en 65. La referencia a una mujer sirofenicia en Mar 7:26 refleja el dominio sirio de un siglo y medio.

La sangre fenicia debe haber sido diluida considerablemente en este tiempo por los inmigrantes, principalmente griegos. Toda el área fue objeto del esfuerzo evangelí­stico de la iglesia primitiva (Act 11:19; Act 15:3; Act 21:2). Los logros principales de Fenicia fueron en el área de su comercio y en su simplificación y difusión del alfabeto, como herramienta y medio, sin duda, del comercio.

Ezequiel 27 y 28 nos proporcionan una idea de la extensión y variedad del comercio fenicio, pero no hicieron nada para esparcir o comunicar el conocimiento, geográfico y social, que sus viajes proporcionaron. La colonia de Tiro en Cartago bloqueó los estrechos de Gibraltar por muchas generaciones en un intento de proteger las rutas comerciales occidentales y del Atlántico.

Esta polí­tica, que guardaron como secreto, era un principio fenicio. El pueblo no contribuyó al arte y literatura, y su influencia religiosa, infectada fuertemente por los crudos cultos de fertilidad, era muy dañina.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(color rojo).

Pueblo en el mediterráneo, inmediatamente al sur del Monte Carmelo, que tuvieron colonias en Cartago y Espana.

– Practicaban religión politeí­sta e inmoral introducida por Jezabel en Israel, 1Re 16:31, 1Re 18:19.

– Jesus sano a la hija de la mujer siro-fenicia aquí­, Mar 7:24-30, : – Pablo lo visito, Hec 15:3, Hec 21:2-7.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

tip, PAIS

ver, PÚRPURA, BAAL, BIBLOS, HIRAM, JEZABEL, UGARIT

sit, a4, 195, 155

vet, Se dan tres explicaciones al significado de este nombre, derivado del griego: (a) Paí­s de las palmas (“phoinix”; cp. “Palmira”). (b) Paí­s de la púrpura (“phoinos” significa “sangre roja”). En Tiro se teñí­a mucho en púrpura con el molusco “Murex trunculus” (véase PÚRPURA). (c) Paí­s de hombres de tez morena, cobriza (es decir, de los marinos fenicios). Estrecha franja de territorio limitada entre el Mediterráneo al Oeste, las cumbres del Lí­bano al este, y sus ramificaciones al sur. La ciudad de Arvad era probablemente su lí­mite septentrional. Cuando los israelitas se establecieron en el sur, sobre la costa, el lí­mite meridional de Fenicia se hallaba en la Escala de Tiro, a unos 22 Km. al sur de Tiro. Pero los israelitas no echaron a los fenicios ni de Aco ni de Aczib (Jue. 1:31). En la época de Cristo, Fenicia llegaba a Dor, a casi 26 Km. al sur del Carmelo. De Arvad a la Escala de Tiro hay más de 200 Km. Ciudades principales: Tiro y Sidón, Biblos (Gebal), Arvad. En tiempos antiguos, los israelitas daban a Fenicia el nombre de “Canaán” (Is. 23:11), y a sus habitantes el nombre de cananeos (Gn. 10:15). Según este pasaje, los cananeos eran principalmente descendientes de Cam. Se establecieron a lo largo de la estrecha franja de territorio que uní­a Egipto con los grandes imperios semitas del Creciente Fértil. Ya al principio, sucumbieron a la influencia de la mezcla lingüí­stica y racial con los semitas, perdiendo por ello sus caracterí­sticas étnicas distintivas. Así­ es como se explica que al final los cananeos fueran más semitas que camitas. Los fenicios mismos relatan que salieron de las costas del golfo Pérsico, pasaron a Siria, estableciéndose en la costa marí­tima de Canaán (Herodoto 1:1; 7:89). El territorio donde se instalaron los fenicios tení­a buenos puertos naturales. El Lí­bano poseí­a reservas inagotables de madera, con la que los fenicios emprendieron la construcción de naví­os. Esta nación destacó en el arte de la navegación. Se lanzaron al comercio con regiones mediterráneas más alejadas, implantando además colonias en los lugares que les convení­an para su tráfico. Algunos de estos puntos se convirtieron más tarde en grandes centros comerciales. La colonia fenicia más importante, Cartago (situada en las cercaní­as de la moderna Túnez), rivalizó durante mucho tiempo con la misma Roma, que finalmente la destruyó. Durante las guerras púnicas, ciertos caudillos cartagineses tení­an nombres fenicios que recordaban la lengua hebrea. Aní­bal significa “favor de Baal”, Asdrúbal “Baal es ayuda”. El territorio de Tiro y de Sidón que Jesús recorrió se hallaba en Fenicia (Mt. 15:21; Mr. 7:24, 31). La persecución que siguió al martirio de Esteban obligó a muchos cristianos a buscar refugio en Fenicia (Hch. 11:19). Al ir de Antioquí­a a Jerusalén, Pablo y Bernabé atravesaron Fenicia (Hch. 15:3). Durante su último viaje a Jerusalén, Pablo se embarcó en una nave fenicia que lo llevó a Tiro (Hch. 21:2, 3) Véanse BAAL, BIBLOS, HIRAM, JEZABEL, UGARIT.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(de una raí­z que significa: †œpalmera†).
Franja litoral que se extendí­a a lo largo de la orilla oriental del Mediterráneo entre Siria y Palestina; limitaba al E. con las montañas del Lí­bano. El emplazamiento de Fenicia corresponde aproximadamente con el que hoy ocupa el Lí­bano. Durante muchos años Sidón fue la ciudad principal de la antigua Fenicia, pero con el paso del tiempo Tiro, ciudad fundada como colonia de Sidón, eclipsó su importancia. (Véanse SIDí“N, SIDONIOS; TIRO.)

Accidentes geográficos. Las llanuras costeras de este paí­s largo y estrecho estaban interrumpidas en unos cuantos lugares por las estribaciones de las montañas que se extendí­an hasta el mar. Las llanuras estaban bien regadas por varias corrientes que nací­an en la cordillera que formaba el lí­mite natural a lo largo de la frontera oriental. Algunas cimas alcanzaban los 3.000 m. de altura —la más alta, unos 3.350 m.— y estaban coronadas de nieve gran parte del año. Huertos y grandes extensiones de árboles —cedros, pinos, robles, hayas, morales, higueras, olivos y palmas datileras— cubrieron en un tiempo una superficie notable de esta tierra.

Origen y nombre. La historia de los fenicios empieza después del Diluvio con Canaán, hijo de Cam y nieto de Noé. Canaán fue el progenitor de once tribus, una de las cuales, los sidonios, descendí­a de Sidón, su primogénito. (Gé 10:15-18; 1Cr 1:13-16.) Así­ que los sidonios eran cananeos. (Jos 13:4-6; Jue 10:12.) Tanto ellos como otros llamaron a su tierra Canaán. En una moneda del tiempo de Antí­oco Epí­fanes, a la ciudad sirofenicia de Laodicea se la llama †œciudad madre de Canaán†.
Con el tiempo, sin embargo, los griegos prefirieron llamar a estos sidonios cananeos por otro nombre: fenicios. Así­ que los términos cananeo, sidonio y fenicio llegaron a usarse indistintamente para designar al mismo pueblo. Por ejemplo, en la profecí­a de Isaí­as, se llama †œCanaán† a Fenicia. (Isa 23:11; MK; NM, nota; Val.)

Tierra de comerciantes marineros. Los fenicios estaban entre los grandes pueblos marineros del mundo antiguo. El tamaño de sus naves hací­a que se prestaran bien para la navegación marí­tima. Eran altas de proa y popa, anchas de manga y podí­an ser propulsadas tanto por velas como por remos. (Eze 27:3-7.) Las embarcaciones fenicias se ocupaban de la mayor parte del comercio en el Mediterráneo. En el siglo XI a. E.C., Salomón utilizó a †œsiervos de Hiram†, fenicios, para que fueran con sus naves que se dirigí­an a Tarsis (España). (2Cr 9:21.) Los marineros fenicios también se encontraban en la flota de Salomón enviada desde Ezión-guéber a Ofir. (1Re 9:26-28; 10:11.) En el siglo VII a. E.C., las embarcaciones fenicias todaví­a navegaban hacia Tarsis y llevaban plata, hierro, estaño y plomo. (Eze 27:12.)

Artes y oficios. Los metalarios fenicios eran diestros en la fundición, el martilleo y el grabado de objetos de oro y plata. Otros artesanos estaban especializados en tallar madera y marfil, trabajar el vidrio, tejer lana y lino y teñir tela. Fenicia se destacaba sobre todo por su industria del tinte de color púrpura. Las vestiduras de púrpura, llamadas reales o tirias, se vendí­an a precios elevadí­simos, pues se necesitaban muchos miles de moluscos del género Murex para unos cuantos metros de tela, ya que cada molusco tan solo proporcionaba una gota de tinte. Este tinte variaba de tono dependiendo del lugar de las costas mediterráneas donde se hallaba el molusco, y este factor, junto con la destreza especial de los maestros fenicios del tinte, que a menudo utilizaban un proceso de teñir doble o triple, resultaba en muchas variedades de tejidos costosos muy buscados por las personas de rango. (Eze 27:2, 7, 24.)
En el tiempo de David y Salomón, los fenicios eran famosos canteros y leñadores, diestros en derribar los majestuosos árboles de sus bosques. (2Sa 5:11; 1Re 5:1, 6-10, 18; 9:11; 1Cr 14:1.)

Religión. El pueblo cananeo de los fenicios tení­a una religión muy degradada, centrada en Baal, el dios de la fertilidad; se practicaba la sodomí­a, la bestialidad y la prostitución ceremonial, así­ como aborrecibles ritos de sacrificio de niños. (Véanse GRABADO, vol. 1, pág. 739; CANAíN, CANANEO núm. 2 [Israel conquista Canaán].) La ciudad fenicia de Baalbek (a unos 65 Km. al NE. de Beirut) llegó a ser uno de los grandes centros de adoración politeí­sta del mundo antiguo, y en los tiempos de Roma se erigieron allí­ grandes templos dedicados a diversos dioses y diosas, cuyas ruinas pueden contemplarse hoy dí­a.
En la primavera de 31 E.C., ciertos residentes de Fenicia mostraron fe al viajar tierra adentro a Galilea para escuchar a Jesús y ser curados de sus dolencias. (Mr 3:7-10; Lu 6:17.) Más o menos un año después, Jesús visitó las llanuras costeras de Fenicia, y tanto le impresionó la fe de una mujer sirofenicia, que curó milagrosamente a su hija endemoniada. (Mt 15:21-28; Mr 7:24-31.)
Cuando estalló persecución en Judea después del martirio de Esteban, algunos cristianos huyeron a Fenicia. Por algún tiempo, allí­ proclamaron las buenas nuevas solo a los judí­os, pero después de la conversión de Cornelio, empezaron a surgir congregaciones a lo largo de la costa fenicia compuestas de judí­os y no judí­os, como en otras partes del Imperio romano. El apóstol Pablo visitó algunas de estas congregaciones fenicias durante sus viajes. La última visita de la que hay registro la efectuó en Sidón en el año 58 E.C., cuando iba a Roma como prisionero. (Hch 11:19; 15:3; 21:1-7; 27:1-3.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Es una estrecha franja de tierra, con una longitud de 241 kilómetros de largo y 42 de ancho, que se encuentra entre el Mediterráneo al occidente y las altas cumbres del Líbano hacia el oriente, consistente, en su mayor parte, de una sucesión de estrechos valles, barrancos y colinas, descendiendo estas últimas lentamente hacia el mar. Al norte está limitada por el río Orontes y el monte Casio, y por el monte Carmelo hacia el sur. La tierra es fértil, y bien irrigada por numerosos torrentes y arroyos cuyas aguas nacen, esencialmente, de las nieves que se derriten y de las tormentas lluviosas del invierno y la primavera. La vegetación principal está compuesta por los famosos cedros del Líbano, cipreses, pinos, palmas, olivos, viñedos, higos y granadas. Sobre esta estrecha faja de tierra, los fenicios tuvieron 25 ciudades, de las cuales, las más importantes fueron Tiro, Sidón, Arado, Biblos, Maratos y Trípoli. Menos importantes fueron Laodicea, Simira, Arca, Afaca, Berito, Ecdipa, Ako, Dor, Jope, Gabala, Betris, y Sarepta. El nombre de Fenicia es, con toda probabilidad, de origen griego, siendo phoíniks una palabra derivada de phoínos, sangre roja. Nuestras principales fuentes de información respecto a Fenicia son, en primer término, numerosas inscripciones de ese pueblo encontradas en Fenicia, Chipre, Egipto, Grecia, Sicilia, España, África, Italia y Francia, y las publicadas en el “Corpus Inscriptionum Semiticarum”, la más antigua del siglo IX antes de Cristo; el resto son de poco valor y, comparativamente, de una fecha más tardía, por ejemplo, de la cuarta centuria antes de Cristo, o aún, de la segunda. Las inscripciones históricas egipcias y asiriobabilónicas, especialmente los escritos de Tell-el-Amarna del siglo XV antes de Cristo, proporcionan referencias frecuentes y valiosas acerca de Fenicia y sus relaciones políticas con Asia Occidental y Egipto; el Antiguo Testamento, especialmente en 1º de Crónicas (3º de Reyes, Isaías, Jeremías y Ezequiel; y finalmente en algunos historiadores griegos y latinos, eclesiásticos y paganos.

La referencia histórica más antigua de Fenicia se encuentra en las inscripciones egipcias de los faraones, Ames (1587-1562), su sucesor Tolomeo I (1541-1516) y Tolomeo III (1503-1449) en donde los fenicios son llamados “Dahe”, “Zahi” y “Fenku”. En los escritos de Tell-el-Amarna se encuentran informaciones mucho más interesantes respecto a sus ciudades, especialmente Tiro, famoso por su riqueza. Durante todo este período la soberanía egipcia fue más o menos efectiva. Sidón fue paulatinamente eclipsada por las riquezas y poder creciente de Tiro, que resistió los ataques filisteos que fueron constantes; cerca del año 1250, después de la conquista de Asdod, Ascalón, Ecrón, Gaza y Gad, fue forzada Sidón a rendir la ciudad de Dor; en este momento, Tiro se convirtió en la ciudad más prominente de Fenicia, y una de las más grandes y ricas ciudades de la región mediterránea. Su primer rey fue Jirán, el hijo de Abí-Baal, contemporáneo de David y Salomón; su reinado duró cerca de 40 años, debiéndole Tiro mucha de su fama a su energía; agrandó la ciudad, rodeándola de murallas masivas, mejoró sus puertos y reconstruyó el templo de Melkart; forzó a la retirada a los piratas filisteos, asegurando de esta forma la prosperidad de los comercios marítimo y de caravana; la civilización fenicia se dispersó a lo largo de las costas del Asia Menor, Sicilia, Grecia y África; estableció una alianza comercial con los hebreos, por lo que los artistas y artesanos fenicios ayudaron en gran medida, en la construcción del Templo y palacio de Salomón; reprimió a los revoltosos de Utica y estableció la supremacía fenicia en el norte de África donde Cartago, la más importante de todas las colonia fenicias, fue construida posteriormente.

Jirán fue sucedido por su hijo Abd Estarte en el 922, quien, luego de un reinado lleno de problemas durante 7 años, fue asesinado; la mayoría de sus sucesores tuvieron un final violento. Por estas fechas se inició un estado de hostilidades entre Asiria y Fenicia, aunque doscientos años atrás Teglatfalasar I, fue hospedado por los habitantes de Arado mientras andana por la parte norte de Fenicia. En el 880 Ithbaal se convirtió en rey de Fenicia. Contemporáneo con Asurbanipal en Asiria y Ajab en Israel; fue sucedido por Baal-azar y Meten I; este último reinó por 9 años y murió, dejando a Pigmalión, su hijo niño, pero nombrando como su sucesor a Sicharbas, el sumo sacerdote de Melkart, esposo de Elisa, su hija. La historia narra que cuando Pigmalión llegó a la pubertad, fue muerto por Sicharbar, luego de lo cual, Elisa, con algunos nobles se fugó a Chipre y luego a África, donde fue fundada Cartago (850). Asurbanipal y su hijo y sucesor Salmanasar II conquistaron de nombre a Fenicia; pero en el 745, Teglatfalasar III obligó a las tribus del norte a aceptar gobernadores asirios. Tan pronto como esta absorción completa se dio, ocurrió un conflicto general, del cual Asiria surgió victoriosa, dándose lugar a la captura y destrucción de varias ciudades fenicias. La invasión de Salmanasar IV en el 727 fue evitada, pero en el 722 la ciudad de Tiro fue casi saqueada. Sargón, sucesor y gran general, obligó a Eluleus, rey de Tiro, a unos términos de sujeción honorables. En el 701 Senaquerib conquistó las ciudades rebelde de Siria y Fenicia. Eluleus huyó a Chipre y Tubal fue elegido rey.

En 680 Abd-Melkart, su sucesor, se rebeló en contra de la dominación Asiria, pero huyó ante Asaradón, hijo de Senaquerib. Sidón fue prácticamente destruida, y la mayoría de sus habitantes fueron llevados a Asiria, y la ciudad fue llena con cautivos de Babilonia y Elam. Durante el reinado de Asurbanipal, 668-625, Tiro fue de nuevo atacada y conquistada, pero como era lo usual, se la trató con honor. En el 606, el imperio asirio fue demolido por sus aliados babilonios y medos, y en el 605, Nabucodonosor, hijo y sucesor de Nabopolasar, después de conquistar Elam y los países adyacentes, doblegó (586) a Siria, Palestina, Fenicia y Egipto. Los habitantes de Tiro habían dominado el mar, durante los 13 años antes de la rendición de su ciudad, pero su comercio fue paralizado por el largo asedio, por lo que Sidón volvió a ganar su antigua posición como ciudad principal. Fenicia así fue llegando al final de su etapa de independencia y gloria. Desde el siglo V fue asediada continuamente por las incursiones de varias colonias griegas, quienes gradualmente absorbieron su comercio e industria. En varias oportunidades estuvo bajo los reyes Medo-Persas, Ciro, Cambises, Darío y finalmente Jerjes, quien atacó a los atenienses en Salamina con la ayuda de la marina fenicia, pero su flota fue derrotada y destruida. En 332 fue finalmente conquistada por Alejandro Magno; a su muerte, su imperio macedonio fue dividido entre sus 4 generales, y Laodicea vino a ser su rey. En el 214 Tolomeo atacó a Laodicea y anexó Fenicia a Egipto. En el 198, fue absorbida por la dinastía Seléucida de Siria, y después de su caída, en el 65, se convirtió en provincia romana y permaneció en este estado hasta la conquista de Siria por los mahometanos en el siglo VII.

Fenicia hoy hace parte de Siria y del Líbano, con Beirut su ciudad principal. Su historia política y su constitución pueden resumirse de la siguiente forma: los fenicios nunca construyeron un imperio, pero cada ciudad tenía su propio territorio independiente, con sus asambleas, reyes y gobernadores; para los negocios generales del Estado enviaban sus representantes a Tiro. No fueron un pueblo militar, sino de comerciantes y marineros, por lo que fueron sucesivamente conquistados por los egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos y romanos, que debido a la gran riqueza de dicho pueblo, resolvían su dominación en el pago de tributos. Aunque bendecidos con tierras feraces y bien provistos por la naturaleza, los fenicios, debido esencialmente a lo pequeño de su territorio y gran población, fueron obligados, desde la más remota antigüedad a ganarse la vida a través del comercio: lo que explica sus numerosas rutas de caravanas hacia el oriente, y su maravilloso comercio marítimo con el occidente. Fue la única nación en el antiguo oriente que poseyó una flota marítima. Por tierra, llevaron su comercio a Arabia en busca de oro, ágata, ónice, incienso y mirra; a la India en busca de perlas, especias, marfil, ébano y plumas de avestruz; a la Mesopotamia en busca de algodón y prendas de lino; a la Palestina y Egipto en busca de granos, trigo y cebada; a las regiones del Mar Negro por caballos, esclavos y cobre. Recorrieron a través del mar todas las costas del Mediterráneo, a lo largo de Siria, Norte de África, Asia Menor, el Mar Egeo, y aún España (Iberia), Francia (Galia) e Inglaterra (Albión). Como resultado lógico de esta notable actividad comercial fue el establecimiento de numerosas colonias en Chipre, Egipto, Creta, Sicilia, África, Malta, Cerdeña, España, Asia Menor y Grecia, que se convirtieron en importantes centros de comercio y la civilización de los fenicios; de esta forma dejaron una profunda huella sobre las civilizaciones y las historias de las naciones clásicas del mundo del Mediterráneo. Debido a esta actividad, los fenicios no desarrollaron la literatura ni otros hechos; los trabajos que desarrollaron para Salomón muestra que sus habilidades en la arquitectura y en la mecánica eran apenas superiores a las de los hebreos; los restos de su arquitectura son pesados y toscos, su gusto estético es primitivo en su carácter. En la literatura no hay nada valioso para preservar; sin embargo, se les adjudica la simplificación de los sistemas pictóricos o ideográficos primitivos (escrituras hieroglífica o jeroglífica y cuneiforme), y los sistemas silábicos en una alfabético, consistente de 22 letras y escrito de derecha a izquierda (esta escritura también se adjudica a los pueblos filisteos), de el cual se derivaron todos los alfabetos antiguos y modernos semíticos y europeos.

Esta tradición debe aceptarse con algunas modificaciones; no hay acuerdo si la base del alfabeto fenicio es de origen egipcio (escrituras hieroglífica y hierática), o asirio-babilónica (cuneiforme). Aquellos que la hacen derivar de un prototipo chipriota no han demostrado su plausibilidad y probabilidad de dicha opinión. Los descubrimientos de numerosas inscripciones minoicas en la isla de Creta, algunas de ellas tan tempranas como 2000 años antes de Cristo, han complicado considerablemente el problema.

Otras afirmaciones de mejoras en la ciencia y la mecánica, tales como en las pesas y medidas, la fabricación de vidrio, la elaboración de monedas, el descubrimiento de la estrella Polar, además de la navegación en sí, pueden adjudicarse a los fenicios con una alta certeza. Desde los puntos de vista etnográfico y lingüístico, pertenecen al llamado grupo semítico. Fueron llamados cananitas, y hablaron una variedad del dialecto del grupo cananita perteneciente a las lenguas semíticas occidentales, estrechamente relacionado a los dialectos semíticos de los habitantes de Siria, la Palestina y Canaán; En Plauto se pueden leer unos pocos ejemplos de ese lenguaje, hablado por las colonias del Norte de África hacia el siglo tercero antes de Cristo; parece que para esas fechas habían ya obtenido un gran grado de decaimiento en las consonantes y vocales; el dialecto de esas inscripciones es más arcaico y menos corrompido.

Las informaciones que se poseen acerca de la religión de los fenicios son magras y se encuentran especialmente en el Antiguo Testamento, en las leyendas y tradiciones clásicas. De interés especial son las numerosas inscripciones votivas que se encuentran, llenas de nombres propios, unidos al de alguna divinidad. El politeísmo fenicio, al igual que el de las otras naciones semitas, parcialmente se funda en el animismo y en el culto a las grandes fuerzas de la naturaleza, especialmente de origen astral; deificaron el sol y la luna, que fueron consideradas como grandes fuerzas creadoras y destructoras, y las llamaron Baal y Astarot; cada ciudad tenía una pareja divina: en Sidón fue Baal Sidón (el sol), y Astarté (la luna); en Gemel Baal Tumuz y Baalet; en Cartago. Baal Hamón y Tania. Empero, el mismo dios cambiaba de nombre de acuerdo a si era concebido como creador o destructor; así Baal el destructor fue adorado en Cartago como Moloc. Estos dioses, representados con ídolos. Tenían sus templos, altares y sacerdotes. Como creadores fueron honrados con orgías y fiestas tumultuosas: como destructores, con víctimas humanas. Astarté (Venus), quien era representada por los habitantes de Sidón por la luna creciente y la paloma, tuvo su culto en los bosques sagrados. Baal Moloc fue representado en Cartago como un coloso de bronce con sus brazos extendidos hacia abajo; para aplacarlo, se colocaban niños en sus brazos que rodaban a un foso de fuego. Cuando Agatocles sitió la ciudad, los cartagineses sacrificaron cerca de doscientos de sus hijos. Aunque esta religión sensual y sanguinaria horrorizó a las naciones vecinas, ellas, sin duda, terminaron imitándola. De esta forma, los hebreos frecuentemente sacrificaban a Baal en las montañas, y los griegos adoraron la Astarté de Sidón con el nombre de Afrodita, y Baal Merkart de Tiro bajo el nombre de Heracles. Las principales deidades fenicias son: Adonis, El, Eshmon, Baal, Gad, Moloc. Merkart, Sakan, Anat, Astarot, Rasaf, Sad y muchas otras.

Transcrito por: W G Kofron
Traducido por: Hugo Barona Becerra

Fuente: Enciclopedia Católica