HADES

v. Abadón, Infierno, Seol
Mat 11:23 Capernaum .. hasta el H serás abatida
Mat 16:18 puertas del H no prevalecerán contra
Luk 16:23 en el H alzó sus ojos .. en tormentas
Act 2:27, 31 porque no dejarás mi alma en el H
Rev 1:18 tengo las llaves de la muerte y del H
Rev 6:8 por nombre Muerte, y el H le seguía
Rev 20:14 el H fueron lanzados al lago de fuego


en la mitologí­a griega, dios de los muertos. Hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y hermano de Zeus y Poseidón. Al repartirse el universo, entre los tres hermanos, tras derrocar a su padre Cronos, a Hades le correspondió el mundo subterráneo. H. raptó a la diosa Perséfone y la hizo reina del mundo subterráneo. Este mundo estaba dividido en dos regiones, Erebo, adonde las personas van tan pronto mueren, y Tártaro, la región más profunda, debajo del H., adonde fueron confinados los titanes. El H. era un lugar con muchas puertas, tenebroso, lleno de espectros, en medio de campos de un paisaje aterrador. Con el tiempo, la leyenda dice que el H. es el sitio donde se recompensa a los buenos y se castiga a los malos.

En las Escrituras H. es una transcripción hecha en la versión de los Setenta de la palabra hebrea ® seol, que designa las profundidades de la tierra, morada de los muertos, buenos y malos, Mt 11, 23; Lc 10, 14. El H. también significó el sitio de los tormentos para los impí­os y malvados, Lc 16, 23, en contraposición al seno de Abraham, lugar de los buenos.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(gr., hades, haides, lo oculto). El lugar o estado de los muertos, en contraste con el castigo final de los malos. En la mitologí­a griega Hades era el dios de las regiones bajas. Aunque la palabra fue tomada de los mitos paganos, el concepto se deriva de la palabra heb. Seol. Seol ocurre 65 veces en el AT hebreo, y aunque en algunas versiones se traduce como infierno, tumba o foso, en la RVA se usa uniformemente como una transliteración de seol, así­ como hades es una transliteración más que un intento de traducir el término gr. La palabra infierno casi siempre tiene una connotación poco placentera y propiamente se considera como el destino final del malo cuando se traduce gehena, lo cual ocurre 12 veces y siempre tienen el significado de infierno.

Por lo general, el NT no arroja suficiente luz sobre el significado de Hades. Es un lugar de tormento (Luk 16:19-31). Capernaúm se hundirá hasta el Hades (Mat 11:23; ver Luk 10:15). La expresión serás hundida apunta a la enseñanza del AT de que el Seol está debajo de la tierra (Psa 139:8; Amo 9:2); el dí­a de juicio para Sodoma y Capernaúm será más tolerable que la estadí­a en el Hades (Mat 11:24). Nuestro Señor se levantó de entre los muertos y no quedó en el Hades (Psa 16:8-11; Act 2:25-31). En Apocalipsis, la muerte y el Hades son asociados cuatro veces (Rev 1:18; Rev 6:8; Rev 20:13-14), siendo traducidos casi como sinónimos. Ver GEHENA.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(lo invidible).

Ver “Infierno”.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

†¢Infierno.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Véase SEOL.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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En la mitologí­a griega era el dios del infierno, hijo de Cronos y Rea, hermano de Zeus y Poseidón. Por extensión, el término se aplicaba al lugar de los muertos. Por eso en la traducción bí­blica de los LXX se traduce así­ el término hebreo “sheol” que indicaba la morada de los muertos. El concepto de Hades se identifica luego con el cristiano de infierno (infernus, lo subterráneo).

Se consideraba situado en el fondo de la tierra, hacia el cual “descendí­an” o bajaban las almas de los muertos: (Lc. 6.23; Hech. 2.27; Apoc. 1.18; Mt 16.18).

La teologí­a patrí­stica siguió cultivando la idea judaica de “lugar”, sitio, con diversas moradas o departamentos. Pero después de las construcciones abstractivas y especulativas del tiempo medieval se reemplazó la idea topográfica por la metafí­sica de estado, situación o vivencia extralocal y espiritual.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(-> infierno). Es para los griegos la morada/estado de los muertos y suele identificarse con Plutón, rey de los infiernos, recibiendo a veces sentido positivo de vida tras (en) la muerte, como muestra el mito de Osiris, elaborado por Plutarco. Para el Ap, el Hades corresponde al Sheol de la tradición bí­blica y aparece vinculado a la destrucción que provocan los cuatro jinetes de 6,1-8: lógicamente acompaña y sigue a la muerte (Ap 6,8). Pues bien, Cristo tiene el poder sobre el Hades (1,18) y por eso, según la tradición pascual de su descenso a los infiernos (20,13), abre sus puertas, liberando a sus cautivos. Eso significa que el Hades (infierno antiguo) pierde su poder y los muertos pueden inscribirse en el Libro de la Vida del Cordero. Sólo entonces, Hades y Muerte, con aquellos que no aparezcan en el Libro del Cordero, serán arrojados al estanque de fuego (que es muerte segunda, infierno perdurable).

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Transliteración común en español de la palabra griega hái·des, que posiblemente signifique †œel lugar no visto†. Esta palabra aparece un total de diez veces en los manuscritos más antiguos de las Escrituras Griegas Cristianas. (Mt 11:23; 16:18; Lu 10:15; 16:23; Hch 2:27, 31; Rev 1:18; 6:8; 20:13, 14.)
En los textos mencionados, algunas versiones traducen hái·des por †œinfierno(s)† siempre (Val, 1909), o con la excepción de Hechos 2:27, 31, donde utilizan †œsepulcro† (Scí­o, TA) y †œhades† (NC). No obstante, otras traducciones emplean †œHades† siempre (BAS, BJ, Val, NM), o con la salvedad de Mateo 16:18, donde aparece †œlos poderes de la muerte† con una nota que lee †œlas puertas de Hades† (HAR).
La Versión de los Setenta griega de las Escrituras Hebreas usó la palabra †œHades† setenta y tres veces, sesenta de las cuales fue para traducir la palabra hebrea sche´óhl, que comúnmente se transcribe †œSeol†. Lucas, el escritor divinamente inspirado del libro de Hechos, mostró con toda claridad que Hades era el equivalente griego de Seol cuando tradujo la cita que hizo Pedro del Salmo 16:10. (Hch 2:27.) Por su parte, nueve traducciones hebreas modernas de las Escrituras Griegas Cristianas emplean la palabra †œSeol† para traducir el término Hades en Revelación 20:13, 14, mientras que la versión siriaca usa una palabra afí­n: schiul.
Salvo dos casos que se mencionan en el siguiente párrafo, en todos los textos en los que aparece la palabra Hades en las Escrituras Griegas Cristianas está relacionada con la muerte, bien en el mismo versí­culo o en el contexto inmediato. El término Hades no se refiere a un solo sepulcro (gr. tá·fos) ni a una sola tumba (gr. mne·ma), ni tampoco a una sola tumba conmemorativa (gr. mne·méi·on), sino a la sepultura común de toda la humanidad, donde los muertos son enterrados y están fuera de la vista. Por consiguiente, tiene el mismo significado que su palabra correspondiente †œSeol†, conclusión a la que se llega después de examinar el uso que se da a este término cada una de las diez veces que aparece. (Véanse SEOL; SEPULCRO.)
En el primero de estos pasajes, Mateo 11:23, Jesús usa la palabra Hades cuando reprende a Capernaum por su incredulidad, para significar la profundidad de la degradación a la que descenderí­a esta ciudad, en contraste con la altura del cielo, en la que ella se jactaba de estar. En Lucas 10:15 se halla un pasaje paralelo. Además, se puede apreciar el uso similar que se hace del término Seol en Job 11:7, 8.

Jesús y su congregación liberados del Hades. En Mateo 16:18 Jesús dijo lo siguiente sobre la congregación cristiana: †œLas puertas del Hades [†œpoderes de la muerte†, HAR] no la subyugarán†. De manera similar, cuando estaba al borde de la muerte, el rey Ezequí­as, dijo: †œEn medio de mis dí­as ciertamente entraré por las puertas del Seol†. (Isa 38:10.) Por tanto, es evidente que la promesa de Jesús de vencer al Hades significa que sus †œpuertas† se abrirán para dejar salir a los que allí­ estén por medio de una resurrección, como ocurrió en el caso del propio Jesucristo.
Puesto que el Hades se refiere a la sepultura común de toda la humanidad —es decir, un lugar más bien que una condición—, Jesús traspasó las †œpuertas del Hades† cuando José de Arimatea le enterró. En el Pentecostés del año 33 E.C., Pedro dijo acerca de Jesucristo: †œNi fue abandonado en el Hades ni su carne vio corrupción. A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos†. (Hch 2:25-27, 29-32; Sl 16:10.) Aunque en los dí­as de Pedro las †œpuertas del Hades† (Mt 16:18) aún retení­an a David dentro de su dominio (Hch 2:29), se habí­an abierto de par en par para Cristo Jesús cuando su Padre lo resucitó del Hades. A partir de entonces, como Jesús recibió poder para resucitar a los muertos (Jn 5:21-30), posee †œlas llaves de la muerte y del Hades†. (Rev 1:17, 18.)
Por lo tanto, el Hades bí­blico no es el lugar imaginario que los antiguos griegos no cristianos describieron en sus mitologí­as, †œregión oscura, sin sol, en el interior de la Tierra†, pues de ese mundo subterráneo mitológico no habí­a resurrección.

Uso figurado. En Revelación 6:8 se dice simbólicamente que el Hades seguí­a de cerca al jinete del caballo pálido —que personifica a la muerte—, con el fin de recibir a las ví­ctimas de la guerra, el hambre, las plagas y las bestias salvajes.
Además del Hades, la sepultura común terrestre, se hace mención del mar, que a veces también sirve de tumba. De esta manera se recalca que el pasaje de Revelación 20:13, 14 —donde se dice que el mar, la muerte y el Hades tienen que entregar a los muertos que hay en ellos— incluye a todos los muertos. Después, la muerte y el Hades (pero no el mar) son arrojados en †œel lago de fuego†, †œla muerte segunda†. Por lo tanto, de manera simbólica, ambos desaparecen de la existencia, lo que significa el fin del Hades (Seol) —la sepultura común de la humanidad— y de la muerte heredada de Adán.
Por último, la palabra Hades aparece en Lucas 16:22-26, en el relato del †œrico† y †œLázaro†. Se advierte claramente que el lenguaje a través de todo el relato es simbólico y, en vista de los pasajes precedentes, no puede interpretarse de forma literal. Nótese, sin embargo, que el †œrico† de la parábola fue †œsepultado† en el Hades, lo que viene a subrayar el hecho de que el Hades es la sepultura común de la humanidad. (Véanse GEHENA; TíRTARO.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

jades (adh”, 86), región de los espí­ritus de los muertos perdidos; pero incluyendo los de los muertos bienaventurados en los tiempos anteriores a la ascensión de Cristo. Algunos han afirmado que este término significaba etimológicamente lo invisible (de a, privativo, y eido, ver), pero esta derivación es dudosa. Una derivación más probable es de jado, que significa receptor de todo. Se corresponde con “Seol” en el AT. En la RV del AT y del NT, ha sido desafortunadamente traducido “infierno” (p.ej., Psa 9:17); o “sepultura” (Gen 37:35; 42.38, etc.); o “el abismo” (Num 16:30,33). En el NT, la RVR usa siempre la traducción “Hades”, excepto en 1Co 15:55 (TR), donde se traduce injustificadamente el término jades como “sepulcro”. Los mss. más comúnmente aceptados tienen thanatos, muerte, en lugar de hades, en la segunda parte del versí­culo. En el AT, la RVR translitera uniformemente Sheol como “Seol”. Nunca denota la sepultura, ni es tampoco la región permanente de los perdidos; para los tales es el estado intermedio entre la muerte y la condenación en la Gehena (véase INFIERNO, A). Para la condición de los perdidos en el Hades, véase Luk 16:23-31. Este término se usa cuatro veces en los Evangelios, y siempre lo usa el Señor mismo (Mat 11:23; 16.18; Luk 10:15; 16.23). Se usa con referencia al alma de Cristo (Act 2:27,31). Cristo declara que El tiene las llaves del Hades (Rev 1:18). En Rev 6:8 el Hades es personificado, significando el destino temporal de los condenados; y que tendrá que entregar a los que están en él (20.13), y será finalmente arrojado al lago de fuego (v. 14).¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Casi sin excepción la LXX usa hadēs para traducir šәôl, el nombre que el AT da a la morada de los que han muerto (véase Infierno). Este trasfondo, que hace que la palabra griega no tenga una connotación doctrinal de recompensa o castigo, se puede notar en la mayoría de sus apariciones (p. ej., Hch. 2:27; Ap. 20:13). Una vez (Mt. 16:18) Hades significa el cuartel general de la oposición a la iglesia. Esto nos prepara para Mt. 11:23 (paralelo, Lc. 10:15) y Lc. 16:23, en que Hades indudablemente está señalando el lugar de castigo de los malos. En esta conexión, es digna de notar en forma especial la antes citada equivalencia de Hades y Seol. El AT contiene solamente una sugerencia de la diversidad del destino para los piadosos y los impíos; pero en cuanto Cristo «sacó a la luz la vida y la inmortalidad» también revela la perdición y muerte eterna, de modo que aun a Hades, que de otro modo sería equivalente a Seol, no puede negársele este sentido adicional. Esta maduración simultánea de la verdad acerca de la ganancia o pérdida eternas es ignorada por todo intento de despojar al NT de su terrible doctrina del castigo eterno (véase Destrucción).

John Alexander Motyer

LXX Septuagint

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (287). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología