JUEZ

v. Magistrado
Gen 18:25 el J de toda la tierra, ¿no ha de hacer
Exo 2:14 ¿quién te ha puesto a ti por .. j sobre
Exo 22:28 no injuriarás a los j, ni maldecirás al
Deu 1:16 mandé a vuestros j, diciendo: Oíd entre
Deu 19:18 los j inquirirán bien; y si aquel testigo
Jdg 2:16 Jehová levantó j que los librasen de
1Sa 2:25 si pecare el hombre .. los j le juzgarán
2Sa 15:4 decía Absalón: ¡Quién me pusiera por j
Job 12:17 él hace andar .. y entontece a los j
Psa 7:11 Dios es j justo, y Dios está airado contra
Psa 75:7 Dios es el j; a éste humilla, y a aquél
Psa 94:2 engrandécete, oh J de la tierra; da el pago
Isa 33:22 porque Jehová es nuestro j, Jehová es
Jer 25:31 él es el J de toda carne; entregará los
Dan 7:10 el J se sentó, y los libros fueron abiertos
Mat 5:25; Luk 12:58 te entregue al j, y el j al
Luk 11:19 hijos .. Por tanto, ellos serán vuestros j
Luk 12:14 ¿quién me ha puesto sobre .. como j o
Luk 18:2 había en .. un j, que ni temía a Dios ni
Act 7:27 ¿quién te ha puesto por gobernante y j
Act 10:42 es el que Dios ha puesto por J de vivos
Act 13:20 años, les dio j hasta el profeta Samuel
2Ti 4:8 me dará el Señor, j justo, en aquel día
Heb 12:23 a Dios el J de todos, a los espíritus
Jam 2:4 venís a ser j con malos pensamientos?
Jam 5:9 he aquí, el j está delante de la puerta


Juez (heb. pelîlîm [del verbo pâlal, “juzgar”, “decidir”, “opinar”]; shôfêt [participio activo del verbo shâfat, “juzgar”], “el que juzga”; gr. dikastes, krites). La palabra shôfêt (Exo 2:14; 18:13-26; Deu 16:18) fue tomada por los hebreos de los cananeos, y designa a alguien que dirime una cuestión según la justicia (aunque más bien es un apreciador en sus actuaciones, y su acción es más arbitraje que una sentencia judicial; este, sentido tendrí­a la recomendación de Pablo en 1Co 6:1-6). Los gobernantes de Cartago, descendientes de los fenicios, llevaron ese tí­tulo durante siglos. Para los romanos el tí­tulo era conocido en una forma corrompida, suffes, cuyo plural era suffetes. El término pelîlîm (Exo 21:11; Deu 32:31; Job 31:11) se emplea tanto para designar a un juez en sentido general como en la acepción de policí­a correccional. Funcionario público y civil encargado de dictaminar justicia. Poco después que Israel salió de Egipto, Moisés, por consejo de su suegro Jetro, designó hombres que actuaran como jueces y gobernantes sobre grupos de 10, 50, 100 y 1.000, un sistema aproximadamente similar a nuestros juzgados actuales (Exo 18:13-26). Estos hombres debí­an actuar con rectitud, sin temores y sin parcialidad (Deu 1:16, 17), mediante el código de leyes como norma para juzgar que Dios dio a Moisés (Exo_20-23; Lev_18-20; etc.). Al establecerse en Canaán, los israelitas debí­an designar jueces y funcionarios en todos sus pueblos (Deu 16:18-20; 17:8-12). Después del establecimiento del reino, el rey llegó a ser el juez principal en asuntos civiles (1Ki 3:9; 7:7; cf 1Sa 8:5). David designó levitas como jueces (1Ch 23:4; 26:29), y Josafat rnejoró el sistema judicial en Judá, designó jueces en todas las ciudades fortificadas y estableció una suprema corte en Jerusalén, que en todo lo religioso lo presidí­a el sacerdote principal, y en lo civil, el prí­ncipe de Judá (2Ch 19:8, 11 ). En un sentido especial, el término “juez” se aplica a los magistrados que Gobernaron Israel en el perí­odo entre Josué y el establecimiento de la monarquí­a. Por causa de la idolatrí­a, el Señor permití­a que diversos enemigos oprimieran a Israel por un tiempo (Jdg 2:14). Cuando clamaban a Dios como resultado de sus dificultades, él suscitaba jueces (v 18) que los libraban y los juzgaban (2:16; cf 10:2). De este modo, el perí­odo de los jueces se caracterizó por la alternancia de apostasí­a con servidumbre y de arrepentimiento con liberación; siempre se repetí­a el esquema de apostasí­a, declinación y opresión. Estos jueces no gobernaron en sucesión ininterrumpida, sino que aparecieron esporádicamente, a veces en forma contemporánea en diferentes partes del paí­s; es decir, mientras algunos de los jueces gobernaban la nación entera, otros serví­an sólo a una tribu o a un grupo de ellas. Uno de los grandes temas de Salmos es la función de Dios como juez supremo (Psa 7:8, 11; 9:8; 58:11; 82:1; 96:13). Los hombres a menudo apelaron a Dios cuando sentí­an que sufrí­an injusticias de mano de los hombres (Psa 35:24-43:1). En definitiva, Dios será el juez final y su juicio satisfará todas las demandas de la justicia (Eze 33:20; 2 Tit 4:1; Rev 19:2). El ha designado un dí­a en que ha de juzgar al mundo) con justicia (Act 17:31). La base del justo juicio de Dios será, en cada caso, la evidencia de la vida de cada persona juzgada (Ecc 12:14; Luk 19:22; Rom 2:12, 27, 14:10; 2Co 5:10; Rev 20:12, 13). Véanse írbitro; Cronologí­a (III); Historia bí­blica (III), Jueces, Libro de los.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

El que juzga. El que toma decisiones y emite sentencias como miembro o cabeza de un tribunal. Moisés hací­a esa función en el pueblo de Israel (Exo 18:13). Su suegro †¢Jetro le recomendó organizar un cuerpo de j. que tomaran a su cargo la mayorí­a de los casos, trayendo ante Moisés sólo los más difí­ciles (Exo 18:17-26; Deu 1:9-14). De manera que en el caso de Israel, la judicatura precedió a la ley.

Los j. tení­an que ser †œvarones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia† (Exo 18:21); †œVarones sabios y entendidos y expertos† (Deu 1:13). Su deber era: †œOí­d entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero. No hagáis distinción de persona en el juicio; así­ al pequeño como al grande oiréis; no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios† (Deu 1:16-17).
el pueblo andaba por el desierto, los j. eran designados atendiendo al número de personas (†œ… millares … centenas … cincuenta … diez† [Deu 1:15]). Pero al asentarse en Canaán se establecieron jurisdicciones territoriales (†œ J. y oficiales pondrás en todas tus ciudades … los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio† [Deu 16:18]). En un principio, la función de juez se entendí­a como parte integrante del liderazgo civil y militar. Los varones que Moisés escogió para juzgar ejercí­an, al mismo tiempo, funciones administrativas e incluso guiaban al pueblo en caso de guerra. No debe pensarse, entonces, que el j. se limitaba a asuntos legales.
el largo perí­odo de ajuste en el cual el pueblo se adaptaba a la vida sedentaria en Canaán y se organizaba en el territorio, el liderazgo nacional no estaba muy claro y se produjeron muchos desórdenes en Israel (†œEn aquellos dí­as no habí­a rey en Israel; cada uno hací­a lo que bien le parecí­a† [Jue 17:6]). Como consecuencia de esto los israelitas sufrieron muchas veces la opresión de parte de pueblos vecinos. Sin embargo, cuando clamaban a Dios, éste les enviaba un †œsalvador† o †œlibertador†, de los cuales se dice en varias ocasiones que †œjuzgaban a Israel†, es decir, que serví­an de lí­deres, tanto en lo civil como en lo militar. Son los †œjueces†, cuyas historias se narran en el libro que lleva ese nombre (Rut 1:1).
el desarrollo de la sociedad israelita, especialmente después del establecimiento de la monarquí­a, se establecieron j. que tení­an como responsabilidad exclusiva los asuntos civiles y legales. Esta organización puede apreciarse en las palabras de Isaí­as, cuando habla de †œel valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano; el capitán de cincuenta y el hombre de respeto…† (Isa 3:2-3). El rey Josafat puso †œen Jerusalén a algunos de los levitas y sacerdotes, y de los padres de familia de Israel, para el juicio de Jehová y para las causas† (2Cr 19:8), encomendándoles que actuaran correctamente, porque juzgaban †œen lugar de Jehovᆝ (2Cr 19:5-7). Pues, ciertamente, desde antiguo se sabí­a que Dios es †œel J. de toda la tierra† (Gen 18:25; Jer 25:31). †œDios es el j.† (Jue 11:27; Sal 50:6; Sal 75:7). Los j. humanos sólo actúan en representación de él.
profetas clamaban contra los pecados que se cometí­an contra Dios con una práctica de corrupción en la justicia (†œ… el prí­ncipe demanda, y el j. juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman† (Miq 7:3). En el NT, el Señor Jesús mencionó en una parábola a un j. injusto †œque ni temí­a a Dios, ni respetaba a hombre† (Luc 18:2). En el Evangelio de Juan se nos dice que †œel Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo† (Jua 5:22). El Señor Jesús †œes el que Dios ha puesto por J. de vivos y muertos† (Hch 10:42).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, FUNC

ver, JUDí, RUT (Libro)

vet, (a) Magistrado encargado de resolver las cuestiones civiles (Ex. 21:22; Dt. 16:18). Aconsejado por su suegro, Moisés estableció jueces en Israel para no sobrecargarse de trabajo en el juicio de las cuestiones menores (Ex. 18:13-26). Los llamados prí­ncipes o ancianos tení­an ya una cierta autoridad en lo civil y religioso en el interior de las tribus. Moisés introdujo a estos lí­deres en la nueva organización judicial, y vinieron a ser titulares de su cargo hereditario de juez (Dt. 1:15-17; cfr. 21:2). Antes de morir, Moisés ordenó a los israelitas que cuando se establecieran en Canaán nombraran jueces y magistrados en todas sus ciudades. Los jueces deberí­an remitir a los sacerdotes los Iitigios que consideraran demasiado difí­ciles (Dt. 16:18-20; 17:2-13; 19:15-20; cfr. Jos. 8:33; 23:2; 24:1; 1 S. 8:1). Con el advenimiento de la monarquí­a, el rey vino a ser la instancia superior de apelación en temas civiles (2 S. 15:2; 1 R. 3:9, 28; 7:7. cfr. 1 S. 8:5). David atribuyó funciones judiciales a los levitas; nombró a 6.000 de ellos como magistrados y jueces (1 Cr. 23:4; 26:29). El rey Josafat desarrolló la administración de justicia en Judá estableciendo jueces en las ciudades fortificadas y señalando en Jerusalén un tribunal supremo, compuesto de levitas, sacerdotes y ancianos de las casas patriarcales. Este tribunal actuaba bajo la presidencia del sumo sacerdote para las cuestiones religiosas, y bajo la del prí­ncipe de la tribu de Judá para las cuestiones civiles (2 Cr. 19:5-11). La actividad de los jueces no se limitaba a la resolución de litigios; son a menudo comparados con los reyes (cfr. Sal. 2:10; 148:11; Pr. 8:15, 16; Is. 33:22; 40:23; Am. 2:3). (b) Hombre suscitado por Dios para dirigir el levantamiento de Israel contra un opresor extranjero. Según el libro de los Jueces, hubo doce de estos libertadores, sin contar a Abimelec, que no fue más que un tirano reyezuelo (Jue. 9). Otoniel, de la tribu de Judá, liberó a Israel de la opresión del rey de Mesopotamia. Aod echó a los moabitas y amonitas. Samgar dio muerte a 600 filisteos de una sola vez y Iiberó a Israel. Débora impulsó a Barac, bajo la dirección de ambos los hombres de Zabulón y de Neftalí­ aplastaron a los cananeos del norte. Gedeón expulsó a los madianitas del territorio de Israel. Tola y Jair fueron también jueces. Jefté venció a los amonitas. Hubo además Ibzán, Elón, Abdón y Sansón, el adversario de los filisteos. Además de estos doce Elí­ y Samuel ejercieron también las funciones de jueces (1 S. 4:18; 7:15); el primero en su calidad de sumo sacerdote, el segundo como profeta de Jehová. Los jueces de este tipo no obtení­an un cargo hereditario, sino que surgí­an en los momentos de necesidad, en ocasiones como héroes regionales, actuando en sectores limitados. (Para la cuestión cronológica del libro de los Jueces, véase Anderson, Sir Robert: “El Prí­ncipe que ha de venir”, Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, PP. 111-112). Los 480 años mencionados en 1 R. 6:1 se refieren, como evidencia Anderson, a la suma de los años en que Israel estuvo en posesión de su tierra bajo el gobierno de los jueces, excluyendo los años de dominación extranjera y opresión, rechazados por Dios debido a sus idolatrí­as. Sumados todos los lapsos de tiempo, se llega a un total de 573 desde el Exodo hasta el cuarto año de Salomón (se señalan 93 años de opresiones en Jueces). En la época de los jueces las corrientes de aislacionismo eran intensas; el Jordán separaba a las tribus del este con las de la Palestina propia; los jebuseos y gabaonitas instalados en el centro del paí­s aislaban a Judá de los israelitas del norte. El cántico de Débora y la historia de Jefté muestran la debilidad de los lazos nacionales; revelan al mismo tiempo cuáles eran las tribus que podí­an y querí­an poner en común sus recursos y esfuerzos (cfr. Jue. 6; 8:1-9; 12:1-6). El aislamiento de Judá era muy grave (véase JUDí). Pero habí­a influencias centralizadoras. Habí­a un sentimiento de unidad nacional: la guerra de exterminio contra Benjamí­n demuestra que la gente tení­a conciencia de su culpabilidad y responsabilidad como nación. Habí­a una sola Arca para todas las tribus, y se hallaba depositada en el tabernáculo en Silo (Jos. 18:1; Jue. 21:19; cfr. Ex. 23:14-17). El Arca fue transportada a Bet-el, donde los israelitas se reunieron para el combate y consultaron a Jehová, antes de saber qué tribu era la que atacarí­a a Benjamí­n en primer lugar (Jue. 20:8-29). Cuando los enemigos oprimí­an gravosamente, todo el pueblo se uní­a a causa de la calamidad general. Grandes liberadores suscitaron en la nación sentimientos de lealtad y de orgullo que contribuí­an a la unión para la acción. Grandes liberaciones, favorecidas por la unidad, consolidaron los lazos entre las tribus. La gloria de una victoria en común unificaba a la gente. La época de los jueces fue la edad de hierro de Israel: época cruel, bárbara, sangrienta. Los textos permiten constatar que reinaba la anarquí­a (Jue. 17:6; 21:25): “En aquellos dí­as no habí­a rey en Israel; cada uno hací­a lo que bien le parecí­a.” La nación caí­a frecuentemente en la idolatrí­a. Era difí­cil acudir al santuario nacional para adorar a Jehová, a causa de todos los disturbios del paí­s. Jael asesinando a Sí­sara, Jefté pronunciando un voto insensato e inmolando a su hija, Gedeón castigando a las gentes de Sucot, la perversidad de Gabaa, todo ello muestra el carácter implacablemente cruel de la época. Sobre este marco oscuro contrastan, en una cegadora luz, la piedad filial y sometida de la hija de Jefté; la figura de Rut, no dispuesta a abandonar a Noemí­; la fisonomí­a bondadosa y honrada de Booz (véase RUT [LIBRO DE]).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Persona que administra justicia en una comunidad, en virtud de usos y costumbres (jueces naturales) o en virtud de normas establecidas por la autoridad legí­tima (jueces legales).

El juez debe juzgar no sólo según la letra de la ley, como si se tratara de un ingeniero o biólogo de la norma. Eso se llama legalismo o juridicismo. Debe hacerlo según el espí­ritu de la ley. Y se entiende por espí­ritu las circunstancias, la intención del legislador, el bien común, la ética natural. El conjunto de jueces y de formas judiciales se denomina “poder judicial” o cuerpo judicial. Su acción conjunta se denomina jurisprudencia.

Desde Montesquieu, con su libro “el Espí­ritu de la leyes” es usual diferencia en una sociedad el poder legislativo (quien puede dar y da leyes), el poder ejecutivo (quien gobierna en función de las leyes) y el poder judicial (el que juzga según las leyes).

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

1. krites (krithv”, 2933), juez (de krino, véanse JUICIO, JUZGAR, B, Nº 1). Se usa: (a) de Dios (Heb 12:23), donde el orden en el original es “a un juez que es Dios de todos”. Este es realmente el significado. Sugiere que aquel que es el juez de su pueblo es al mismo tiempo el Dios de ellos. Este es el orden en 10.30. El término se usa también de Dios en Jam 4:12; (b) de Cristo (Act 10:42; 2Ti 4:8; Jam 5:9); (c) de un gobernante en Israel en la época de los Jueces (Act 13:20); (d) de un procurador romano (Act 24:10); (e) de aquellos cuya conducta provee una norma de juicio (Mat 12:27; Luk 11:19); (f) en sentido legal, de uno que juzga y sentencia un caso (Mat 5:25, dos veces; Luk 12:14, Nº 2 en el TR; 12.58, dos veces; 18.2; 18.6, lit.: “el juez de injusticia”, expresando su carácter de manera subjetiva; Act 18:15); (g) de uno que emite un juicio o que asume esta posición (Jam 2:4; 4.11). 2. dikastes (dikasthv”, 1348) (de dike, derecho, audiencia judicial, justicia; relacionado con dikazo, juzgar) denota un juez (Act 7:27, 35; en TR aparece en Luk 12:14, véase Nº 1); en tanto que dikastes es un término legal, krites “destaca el proceso mental” (Thayer). En Atenas el dikastes actuaba como miembro de un jurado, siendo el krites el juez presidente.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento