LEVIATAN

Job 41:1 ¿sacarás tú al l con anzuelo, o con
Psa 74:14 magullaste las cabezas del l, y lo
Psa 104:26 l que hiciste para que jugase en él
Isa 27:1 castigará .. al l .. veloz y al l serpiente


animal retorcido, monstruo del mar enorme y escamoso, de origen mitológico de Babilonia y Canaán, introducido en el lenguaje poético del A. T. como personificación de todas las fuerzas de la desgracia. Dios creó a l. para jugar con él, Sal 104, 26; tiene varias cabezas y fue aniquilado por El en la antigüedad, Sal 74, 14. La llaman la serpiente huidiza, la serpiente tortuosa, Is 27, 1.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver ANIMALES

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Palabra que se utiliza en la Biblia, mayormente en los libros poéticos, para designar a un gran monstruo acuático. La idea del mar representando el caos (Gen 1:2), al cual Dios vence imponiendo el orden, es bastante común en las religiones del Medio Oriente. El caos se personifica en el l. que lucha contra Dios. Es la †œserpiente veloz† y la †œserpiente tortuosa†, †œel dragón que está en el mar† (Isa 27:1; Eze 32:2), que es vencido por Dios, quien magulla †œsus cabezas† (Sal 74:14).

En el Sal 104:26 la palabra señala indudablemente a una ballena (Balenoptera). Dios la puso en el mar †œpara que jugase en él†. Pero en Job 41:1 la referencia describe mejor a un gran †¢cocodrilo. Cuando algunos comentaristas dicen que el l. es un animal mitológico, no debe entenderse que se habla de algo que nunca existió sino de uno o varios gigantescos animales que, aunque desaparecidos ya en la fauna de los tiempos bí­blicos, dejaron una huella en la conciencia histórica de la humanidad que es recordada con el término l. †¢Animales de la Biblia.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, FAUN

ver, CREACIí“N, DILUVIO, BEHEMOT

vet, = “arrollado en espiral”. Nombre empleado en poesí­a hebrea; muchos expositores lo identifican provisionalmente como cocodrilo, pero es evidente que sus caracterí­sticas no coinciden con él (Jb. 41; Sal. 74:14). Si se considera la gran antigüedad de Job, y el hallazgo de huellas humanas junto con las huellas de dinosaurios en el rí­o Paluxy en Texas (véase Bibliografí­a), así­ como el modelo cataclí­smico de historia de la tierra (véanse CREACIí“N y DILUVIO y las respectivas bibliografí­as), no hay razón alguna para no aceptar la presencia de un remanente de dinosaurios terrestres (véase BEHEMOT) y marinos, como lo seria el leviatán, que quedarí­a incluido en Gn. 1 dentro de la categorí­a de los “grandes monstruos marinos”. Bibliografí­a: Morris, J.: “Las huellas del rí­o Paluxy”; y Beierle, F.: “Un nuevo tipo de evidencia del Paluxy”, en Anegado en Agua (Sedin, Apdo. 2002, Sabadell, España).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[010]
Monstruo legendario que aparece en algunos escritos antiguos del Oriente y que en ocasiones se identifica con algún cetáceo marino (Sal 89.10; Hab. 3.8) y a veces con el cocodrilo (Job. 3.8).

Procedente de las mitologí­as fenicias y cananeas, el recuerdo de esta figura portadora de desgracia se mantuvo en la mente judaica. Y, aunque en el Nuevo Testamento no aparece, sí­ resurge con frecuencia en los apócrifos judí­os.

En el 3 y 4 de los libros de Esdras y en el apócrifo de Baruc se le presenta como alimento de los justos en el mundo futuro, sí­mbolo de la victoria que ellos tendrán sobre el mal y los malvados.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Aparece ya en los textos de Ugarit como serpiente primordial de las aguas del caos. Con ese sentido la encontramos en la Biblia, donde suele relacionarse con Tanní­n* y con Rahab*. Tiene carácter monstruoso y pertenece a los seres primigenios de los que ha brotado la realidad, a través de un proceso de diferenciación. Su figura básica puede hallarse en las mitologí­as y religiones más diversas, desde la India hasta México, donde recibe formas simbólicas de tipo abarcador, como unión de contrarios (es serpiente del agua y pájaro del cielo). La Biblia hebrea ya no presenta a Leviatán como divino, sino como sí­mbolo de las aguas primordiales del caos (Tehom*) de las que ha brotado la realidad de este mundo concreto, a través de una acción victoriosa de Dios. Así­ el Sal 74,14-15, en medio del dolor por la caí­da de Jerusalén, recuerda la victoria antigua de Dios, “que destruyó las cabezas (¿siete?) del monstruo Leviatán y se las dio como alimento a los que habitan en zona desierta”. Por su parte, Is 27,1 asegura que Dios destruirá a Leviatán al final de los tiempos: “En aquel dí­a destruirá Yahvé con su espada dura, grande y fuerte al Leviatán serpiente veloz, y al Leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar…”. Evidentemente, Leviatán aparece aquí­ como sí­mbolo de los poderes maléficos que parece oponerse a Dios. El Sal 104,26 supone que Leviatán no tiene fuerza ni poder alguno, de manera que Dios se divierte con él; es un monstruo impotente. En Job 3,8 Leviatán funciona como figura poética. Pero el texto más significativo sobre Leviatán es Job 41, donde Dios responde a las cuestiones de Job presentándole una figura enigmática y numinosa: el monstruo Leviatán, a quien el hombre no puede domar o domesticar (al lado del otro monstruo Behemot*). Parece evidente que Dios se está refiriendo al cocodrilo: “¿Sacarás tú al Leviatán con anzuelo, podrás atarle la lengua con una cuerda? ¿Pondrás tu soga en sus narices, y horadarás con garfio su quijada?” (Job 41,1-2). Leviatán aparece así­ como sí­mbolo del poder insondable de la realidad y de la vida, que el hombre no puede conocer con su mente, ni dominar con su fuerza. Esta figura de Leviatán ha influido poderosamente en el pensamiento europeo a través de una de las obras filosóficas más importantes de la Edad Moderna (Th. Hobbes, Leviatán, 1651), el primero y más significativo de los tratados polí­ticos de Occidente. Hobbes concibe al Estado (al Rey) como un Leviatán con poderes divinos para organizar y dirigir por la fuerza la vida de los hombres.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

(heb. liw·ya·thán).
Se cree que esta palabra hebrea, que aparece seis veces en la Biblia, proviene de una raí­z que significa †œguirnalda†; por lo tanto, el nombre se refiere a algo †œsinuoso† o †œque forma pliegues†. La mayorí­a de las traducciones de la Biblia la transliteran.
Salvo en el caso de Job 3:8, las referencias a Leviatán lo relacionan con el agua, por lo que parece designar a un animal acuático de grandes proporciones y fuerza, aunque no necesariamente una especie concreta. En el Salmo 104:25, 26 se dice que juega en el agua donde los barcos navegan, por lo que muchos piensan que en este texto el término se refiere a algún tipo de ballena. Aunque las ballenas no son comunes en el Mediterráneo, tampoco son desconocidas, pues en un museo de Beirut (Lí­bano) se hallan dos restos de esqueletos de ballenas. An American Translation traduce †œcocodrilo† en lugar de Leviatán. Además, la palabra †œmar† (yam) por sí­ misma no es determinante, puesto que en hebreo puede aludir a un lago grande, como el mar de Galilea (mar de Kinéret) (Nú 34:11; Jos 12:3), o incluso al rí­o Nilo (Isa 19:5) o al Eufrates. (Jer 51:36.)
La descripción de †œLeviatán† que encontramos en Job 41:1-34 encaja perfectamente con el cocodrilo, y el †œmar† del versí­culo 31 puede referirse a un rí­o, como el Nilo, o a otra masa de agua dulce. No obstante, hay que tener en cuenta que a algunos cocodrilos, como los cocodrilos del Nilo (Crocodylus niloticus), se les ha hallado a lo largo de la costa, y que en algunas ocasiones se adentran en el mar, a cierta distancia de la tierra.
En el Salmo 74 se describe cómo salvó Dios a su pueblo, y los versí­culos 13 y 14 hacen referencia simbólicamente a la liberación de Israel de Egipto. En esta ocasión, el término †œmonstruos marinos [heb. than·ni·ní­m, plural de tan·ní­n]† se usa como una expresión paralela de †œLeviatán†, y el quebrantar las cabezas de Leviatán bien puede aludir a la derrota aplastante infligida al Faraón y a su ejército al tiempo del éxodo. Los targumes arameos dicen †œlos fuertes del Faraón† en lugar de †œlas cabezas de Leviatán†. (Compárese con Eze 29:3-5, donde se asemeja al Faraón a un †œgran monstruo marino† que está en medio de los canales del Nilo; también con Eze 32:2.) Al parecer, en Isaí­as 27:1 Leviatán (Septuaginta, †œel dragón†) es el sí­mbolo de un imperio: una organización de alcance internacional dominada por un personaje al que se denomina †œserpiente† y †œdragón†. (Rev 12:9.) Esta profecí­a trata del restablecimiento de Israel, y por consiguiente, el que Jehová †˜dirija su atención†™ a Leviatán tiene que afectar a Babilonia. Sin embargo, los versí­culos 12 y 13 no solo mencionan a Babilonia, sino también a Asiria y a Egipto. De modo que el término Leviatán debe referirse en este contexto a una organización o imperio internacional que se opone a Jehová y a sus adoradores.

Fuente: Diccionario de la Biblia

es transliteración de una voz heb. que sólo aparece en cinco pasajes del AT. Generalmente se cree que deriva de la raíz lāwā, cf. el ár. lawā ‘torcer’ ‘retorcer’. Su sentido literal sería entonces “entrelazado”, o sea, “que se junta en pliegues”. Algunos eruditos han sugerido que puede ser una palabra tomada de un idioma extranjero, posiblemente de origen bab. El contexto en que se usa en el AT indica algún tipo de monstruo acuático. En el Sal. 104.26 se trata claramente de un animal marino, y generalmente se piensa en la ballena, aunque también se ha sugerido el delfín. Dos veces se lo usa simbólicamente en Is. 27.1, con referencia a los imperios de Asiria (la “serpiente veloz” es el Tigris, de rápida corriente) y Babilonia (“la serpiente tortuosa” es el Éufrates). En el Sal. 74.14 lo vemos aplicado al faraón y al éxodo en paralelo con el término heb, tannı̂n, ‘monstruo marino o fluvial’. Esta voz aparece nuevamente en Ez. 29.3–5 como símbolo de faraón y los egipcios; allí la descripción de sus escamas y su quijada muestra claramente que se refiere al cocodrilo.

El libro de Job menciona dos veces al leviatán. En 3.8 generalmente se interpreta como el dragón que, de acuerdo con la mitología popular de la antigüedad, provocaba eclipses cuando se envolvía alrededor del sol. La más larga de las descripciones de Leviatán se encuentra en Job 41.1–34, y la mayor parte de los eruditos estima que la criatura allí mencionada es el cocodrilo (* Animales). Algunos han objetado afirmando que no se habría descrito al cocodrilo como una criatura a la que nadie se podía acercar, y que no hay referencia en el AT a la existencia de cocodrilos en Palestina, Sin embargo, el autor probablemente pensaba en el cocodrilo del Nilo, y la descripción de la invencibilidad de este animal es retórica. la única interpretación alternativa de significación considera al leviatán como un monstruo mítico, quizás identificable con la diosa madre Tiamat (padre Apsu) de Babilonia que, en la épica de la creación, aun cuando lucha contra Marduk “recita encantamientos y lanza hechizos”. Este término está relacionado con el ugarítico ltn, monstruo de siete cabezas cuya descripción como la “serpiente veloz … serpiente tortuosa”, que mató Baal recuerda tanto el lenguaje de Is. 27.1.

Bibliografía. C. F. Pfeiffer, “Lotan and Leviathan”, EQ 32, 1960, pp. 208ss; J. N. Oswalt, “The Myth of the Dragon and OT Faith”, EQ 49, 1977, pp. 163ss.

D.G.S.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico