MONUMENTO

Jos 4:7 piedras servirán de m conmemorativo a
2Ki 23:17: ¿qué m es este que veo? Y los de la


Monumento (heb. nâtsar). Lo que recuerda a alguna persona o acontecimiento, etc. Los monumentos bí­blicos, que algunas veces se llaman “memoriales”, incluyen: las 12 piedras del lecho del Jordán que conmemoraban la división del agua del rí­o (Jos 4:3-9); la fiesta de la Pascua* (Exo 12:12-14; cf 13:7-9); el registro de la derrota de Amalec, escrito por Moisés para recordar a las generaciones futuras las providencias de Dios (17:14; cf vs 8-13); las 2 piedras sobre los hombros en el efod* del sumo sacerdote, y las 12 piedras de su pectoral, sobre las que estaban arabados los nombres de las tribus (28:12, 29); porciones de ciertas ofrendas que se debí­an quemar como “memoriales” para Dios (Lev 2:2 9.16; 5:12; etc.), probablemente para recordar a quien la ofrecí­a las demandas de Dios sobre él; la observancia de la Cena del Señor, que mantiene ante el creyente la percepción de la importancia de la muerte, la resurrección y la pronta venida de Cristo (Luk 22:17-19; 1 C. 11:23-26). Cristo predijo que la recordación de su ungimiento por cierta mujer servirí­a como perpetuo recordativo de ella (Mat 26:13). El sábado es el monumento especial de Dios para recordar la relación entre el Dios Creador y sus hijos leales a su plan y propósitos (Exo 20:8-11; 31:13, 16, 17).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

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Obra pública espectacular, que por su importancia, por su grandiosidad o su significación artí­stica merece un respeto y consideración especial. Las legislaciones de diversos paí­ses declaran “Monumentos nacionales”, y por lo tanto protegibles y dignos de todo apoyo y respeto a determinadas obras que, dentro de su calidad artí­stica o histórica, reflejan la cultura de un pueblo o región.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Obra pública de arquitectura, escultura o grabado, que se realiza para perpetuar el recuerdo de una persona o hecho memorable. La Biblia menciona algunos, aunque no siempre se les llama monumentos.
Jehová se le apareció a Jacob en una visión nocturna (1781 a. E.C.) para confirmarle que iba a heredar el pacto hecho con Abrahán. A fin de conmemorar este suceso, Jacob tomó la piedra que le habí­a servido de almohada, la erigió a modo de columna y la ungió con aceite. Luego llamó al lugar Betel. (Gé 28:10-19.) Unos veinte años más tarde, Jacob y Labán, tras celebrar un pacto de paz, levantaron una columna y un majano en la región montañosa de Galaad para que les recordaran su compromiso. (Ge 31:25, 44-52.) Cuando Jehová introdujo a Israel en la Tierra Prometida (1473 a. E.C.), se erigieron dos monumentos en el lugar donde cruzaron el Jordán, uno en medio del lecho del rí­o y el otro en la orilla occidental, en Guilgal. Estos debí­an servir para conmemorar el milagro que les permitió cruzar, y cuando en el futuro sus hijos les preguntaran qué representaban, sus padres tení­an que contarles lo que Jehová habí­a hecho por Su pueblo. (Jos 4:4-9, 20-24.)
Tras su victoria sobre los amalequitas, el rey Saúl †˜se erigió un monumento†™ (heb. yadh). (1Sa 15:12.) El término hebreo yadh, que por lo general se traduce †œmano†, también puede significar †œmonumento†, pues al igual que una mano alzada capta la atención, un monumento dirige la atención de la gente hacia cierta cosa.
El Monumento (heb. yadh) de Absalón era, al igual que tantos otros, una columna. Absalón lo erigió en la llanura baja del Rey, no muy lejos de Jerusalén, porque, como dijo: †œNo tengo hijo para que se conserve en recuerdo mi nombre†. (2Sa 18:18.) Sin embargo, en la actualidad no se sabe nada acerca de ese monumento aparte de lo que dice la Biblia. No debe confundirse con la tumba del valle de Cedrón llamada de la misma manera, pues, si bien la tradición eclesiástica la atribuye a Absalón, su estilo arquitectónico es del perí­odo grecorromano. (Véase ABSALí“N.)
Al igual que el traidor Absalón, los eunucos no tení­an ninguna esperanza de tener descendencia que perpetuase su nombre. Sin embargo, si, a diferencia de Absalón, eran fieles a Jehová, El les concederí­a †œalgo mejor que hijos e hijas†. Jehová prometió: †œLes daré en mi casa y dentro de mis muros un monumento [heb. yadh] y un nombre […]. Un nombre hasta tiempo indefinido les daré, uno que no será cortado†. (Isa 56:4, 5; compárese con Pr 22:1.)
Las lápidas también se erigí­an como recordatorios, como, por ejemplo, la que señalaba †œla sepultura del hombre del Dios verdadero† que predijo lo que Josí­as harí­a con el altar de Betel. (2Re 23:16-18; 1Re 13:1, 2.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

mnemeion (mnhmei`on, 3419), denota en primer lugar un memorial (relacionado con mnaomai, recordar), luego, un monumento (significado de la palabra traducida “sepulcros” en Luk 11:47), cualquier cosa hecha para preservar la memoria de cosas y personas. Por lo general denota una tumba, y se traduce “sepulcro” en todos los pasajes en que aparece en la RVR, excepto en Mat 23:29: Fuera de los Evangelios solo se halla en Act 13:29: Entre los hebreos se trataba por lo general de una cueva, cerrada por una puerta o piedra, frecuentemente decorada. Cf. Mat 23:29: Véase SEPULCRO.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

(Llamado a veces menos adecuadamente sepulcro o tumba, más frecuentemente monumento).

El monumento es el altar donde se reserva la Hostia Sagrada, consagrada en la Misa de Jueves Santo hasta la Misa de Presantificados (vea Viernes Santo) al siguiente día. Se prescribe que el monumento esté en la iglesia y que no sea aquella en la que se celebra la Misa.

En la Misa del Jueves Santo se consagran dos hostias; después del consumo de la primera, la segunda hostia se coloca en un cáliz, el cual se cubre con una palia y la patena invertida; sobre el conjunto se coloca un velo blanco, atado con una cinta. Este permanece sobre el corporal en el centro del altar hasta el final de la Misa, cuando es llevado en procesión solemne hasta el monumento, para permanecer allí en el tabernáculo o en una urna colocada en un lugar destacado por encima del altar. Iglesias individuales compiten entre sí para adornar al extremo estos monumentos, con sus respectivas capillas, ricas colgaduras, hermosas flores y numerosas luces.

La piedad católica ha hecho del Jueves Santo una devoción excepcional al Santísimo Sacramento, y el monumento es el centro del amor y las aspiraciones de los fieles. La mención del monumento y su procesión no se encuentra antes del final del siglo XV. La reserva de las especies consagradas en la Misa del Jueves Santo, de la que se hablaba en obras litúrgicas anteriores, era para la distribución de la Sagrada Comunión, no para el servicio del día siguiente.

Fuente: Meehan, Andrew. “Altar of Repose.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. 28 Feb. 2012
http://www.newadvent.org/cathen/12776b.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina

Fuente: Enciclopedia Católica