MUSLO

Gen 32:25 tocó en .. su m, y se descoyuntó el m
Num 5:21 tu m caiga y que tu vientre se hinche
Rev 19:16 y en su m tiene escrito este nombre


Muslo (heb. generalmente yârêk, “cadera”, “muslo”, “lomos”; shôq, “rodilla”, “muslo”; aram. yarkâh, “muslo”, “lomo”, “cadera”; gr. m’rós, “muslo”). Parte superior de la pierna desde la rodilla hasta la cadera. Yârêk también aparece como “lomos” en Gen 46:26 (cf Num 5:21-27), donde se refiere a los órganos reproductores. El heb. shôq generalmente se traduce “muslo” o “espaldilla” (Lev 7:32, 34; 10:15; etc.). La costumbre de poner la mano “bajo” el muslo de una persona a quien se le toma un juramento solemne (Gen 24:2), era equivalente a una promesa de lealtad a los deseos del que tomaba el juramento, tan segura como la vida de la persona que lo prestaba y, en caso de muerte, de la de sus descendientes.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

parte de la pierna desde la juntura de la cadera hasta la rodilla.

Cuando Jacob peleó con Dios se lesionó, †œcojeaba del m.†, por eso se prohibe comer el nervio ciático, Gn 32, 25-32; de lo que no hay constancia en las Escrituras.

Poner la mano debajo del muslo era un gesto que daba firmeza a un juramento, Gn 24, 2-9; 47, 29-31. El m. es sí­mbolo de poder, de fuerza, de ahí­ la expresión †œceñir el puñal, la espada, sobre el muslo†, Jc 3, 16; Sal 45 (44), 4. Algunas versiones lo usan para referirse a los órganos genitales, †œLos descendientes de Jacob eran setenta personas†, que otros traducen: †œY todas las almas que salieron del muslo de Jacob…†, Ex 1, 5; igual expresión en Jc 8, 30.

Naama, nombre de mujer. 1. Hija de Lámec y Sil-lá, hermana de Túbal Caí­n, padre de los forjadores de cobre y hierro, Gn 4, 22. 2. Madre de Roboam, rey de Judá, de la tribu de los ammonitas, 1 R 14, 21 y 31; 2 Cro 12, 13. 3. Ciudad de la Tierra Baja en el territorio de la tribu de Judá, Jos 15, 41. 4. Patria de Zofar, uno de los tres amigos de Job, Jb 2, 11; situada tal vez en Arabia.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

La parte superior de la pierna humana, o la pierna trasera de un cuadrúpedo. Poner la mano de uno bajo el muslo de otro significaba realzar lo sagrado de un juramento (Gen 24:2, Gen 24:9; Gen 47:29). Golpear en el muslo y en la cadera (Jdg 15:8), implicaba no solamente matanza sino matanza con extrema violencia. Cuando el ángel del Señor luchó contra Jacob, para que éste pudiera conocer la debilidad de su fuerza humana (Gen 32:24-32), él tocó el encaje de la cadera de Jacob y la descoyuntó, así­ cambiando la posición de Jacob de luchar a aferrarse. Cuando fue así­ transformado, Dios cambió su nombre de Jacob (suplantador) a Israel (prí­ncipe de Dios). En las fiestas orientales la espaldilla o el muslo de la carne es a menudo colocado ante un huésped a quien se honra (comparar 1Sa 9:23-24); éste tiene el privilegio de compartirlo con los que están cerca. El muslo era el lugar para ceñir una espada (Jdg 3:16; Psa 45:3; Cantar de los Son 3:8).

Golpearse el muslo (Jer 31:19; Eze 21:12); golpearse el pecho (Nah 2:7; Luk 18:13; Luk 23:48) era señal de asombro, dolor o de gran vergüenza.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Con esta palabra se traducen varios términos hebreos que apuntan, algunos hacia los m. anatómicamente hablando, y en otras a todas las partes del cuerpo que se cubren desde la cintura hacia abajo. Como sostenedores del cuerpo, se atribuí­a a los m. la idea de poder y firmeza. Sobre ellos se pone la espada (Sal 45:3). Por eso herir en cadera y m. querí­a decir quitar toda fuerza al enemigo (Jue 15:8). Y herir uno su propio m. era señal de humillación (Jer 31:19; Eze 21:12). Una mujer culpable de adulterio, en la prueba del celo, sentirí­a que su m. se caerí­a, es decir, que perderí­a su firmeza (Num 5:21-27). En la lucha de Jacob con el ángel, éste le descoyuntó el tendón femoral, por lo cual Jacob quedó cojo y se hizo tradición no comer esa parte del m. de ningún animal en recuerdo de ese hecho (Gen 32:24-32). Además, el término se aplicaba a un área más amplia que los m. y que incluí­a las partes genitales. Ciertos juramentos se hací­an poniendo la mano debajo del m. para indicar que el asunto era firme y, además, que ataba a la descendencia del jurante. Así­, Abraham dijo a su criado: †œPon ahora tu mano debajo de mi m. y te juramentaré por Jehovᆝ sobre el asunto de la esposa para Isaac (Gen 24:2-9). Así­ también hizo jurar Jacob a José para que le enterrara en Canaán (Gen 47:29). Del Señor Jesús se dice en Apocalipsis que, en su venida, †œen su vestidura y en su m. tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores† (Apo 19:16).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Véase JURAMENTO.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Parte de la pierna que va desde la cadera hasta la rodilla. Como los muslos están a los lados del cuerpo, el término hebreo también puede referirse al lado de algo, como el †œlado† del tabernáculo o de un altar. (Ex 40:24; 2Re 16:14.)
La espada se llevaba a un lado, sobre el muslo. (Ex 32:27; Jue 3:16, 21; Can 3:8; Sl 45:3.) Por eso, cuando en Revelación 19:11-21 se representa a Cristo Jesús montado en un caballo blanco para hacer guerra contra la †œbestia salvaje† y los reyes de la Tierra con sus ejércitos, se dice que su tí­tulo †œRey de reyes y Señor de señores† está escrito claramente sobre su prenda exterior de vestir a la altura del muslo, donde normalmente se llevaba la espada, sí­mbolo de autoridad.
Los calzoncillos de los sacerdotes de Israel iban desde las caderas hasta los muslos, es decir, hasta donde terminaban los muslos, para que cubrieran por completo su desnudez cuando serví­an en el santuario y en el altar de Jehová. En caso contrario, tení­an que morir. (Ex 28:42, 43.)
Cuando se hací­a un juramento, el que juraba a veces seguí­a la costumbre de poner la mano debajo del muslo de la persona a la que hací­a el juramento. (Gé 24:2-4, 9; 47:29-31.) Sobre el significado de esta costumbre, véase POSTURAS Y ADEMANES (Juramento). El dar palmadas sobre el muslo denotaba desconsuelo, tristeza o remordimiento. (Jer 31:19; Eze 21:12.)

í“rganos reproductores. Debido a que el muslo está cerca de los órganos reproductores, se dice que la prole †˜procede de la parte superior del muslo†™ (Gé 46:26; Ex 1:5; Jue 8:30), lo que permite entender el castigo que le sobrevení­a a la mujer culpable de cometer adulterio en secreto.
Cuando un marido tení­a dudas de la fidelidad de su esposa, la llevaba a la presencia del sacerdote. El sacerdote mandaba a la mujer que se pusiera de pie ante Jehová; después tomaba agua santa (seguramente agua pura, dulce), echaba en ella un poco de polvo del suelo del tabernáculo, y lavaba o enjugaba en ella las maldiciones que habí­a escrito. Tras jurar su inocencia, la mujer tení­a que beber el agua. En caso de ser culpable, †˜su muslo decaí­a†™ y se le hinchaba el vientre, pero si era inocente no sufrí­a ningún daño. (Nú 5:12-31.)

¿Qué significaba el que †˜decayese el muslo†™ de la mujer adúltera?
Al parecer, en este pasaje se utiliza el muslo como un eufemismo para referirse a los órganos sexuales. (Compárese con Gé 46:26.) Es lógico suponer que el castigo afectaba a los órganos con los que se habí­a cometido el mal. (Compárese con Mr 9:43-47.) La expresión †œdecaer† (HM, NM), que también se ha traducido †œsecarse† (NC), †œmarchitarse† (EMN), †œlanguidecer† (BJ), †œaflojarse† (NBE), †œcaer† (DK), †œdebilitarse† (ATI) o †œpudrirse† (BR), da a entender que los órganos sexuales se atrofiarí­an, de modo que la mujer †˜se volverí­a estéril†™ (LT). El hecho de que el marido debí­a ponerla encinta si era inocente, parece indicar que en el futuro la adúltera no podrí­a concebir. (Nú 5:28.) Además, su vientre se hincharí­a por la maldición, no como resultado de la bendición de esperar un hijo.
Este procedimiento no se parecí­a en nada a los †œjuicios de Dios† que se llevaban a cabo durante la edad del oscurantismo, en los que prácticamente hací­a falta un milagro para salvar al acusado. No habí­a nada en el agua propiamente dicha que causara daño. Sin embargo, se trataba de agua santa, a la que se habí­a añadido polvo santo y con la que se habí­an enjugado las maldiciones. Por lo tanto incorporaba fuertes simbolismos, y se bebí­a delante de Jehová tras un juramento solemne. No habí­a dudas en cuanto al desenlace final. Si la mujer era culpable, Jehová hací­a que la bebida tuviese la facultad milagrosa de producir el castigo merecido. El adulterio merecí­a la pena de muerte, pero en este caso no habí­a los dos testigos necesarios. (Nú 35:30; Dt 19:15.) También hay que tener en cuenta que en estos casos normalmente no se revelaba la identidad del hombre culpable, también merecedor de la pena de muerte.

Fuente: Diccionario de la Biblia

meros (mhrov”, 3382), aparece en Rev 19:16; Cristo aparece en este pasaje en la manifestación de su capacidad judicial y acción en el futuro como ejecutor de la venganza divina sobre los enemigos de Dios; su nombre es presentado, figuradamente, como estando sobre su muslo (donde se llevarí­a la espada; cf. Psa 45:3), simbolizando su poder para pisotear a enemigos, siendo su acción la manifestación de sus atributos divinos de justicia y poder.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

En heb. yārēḵ, también traducido “lado” en °vrv2, para el altar o el tabernáculo (Nm. 3.29; 2 R. 16.14). La variante yareḵâ se usa casi siempre para objetos o lugares en general, mayormente en la forma dual, e. d. derivada del pensamiento de los dos muslos. La otra palabra traducida “muslo” (°vp; en °vrv2 “espaldilla”) (Ex. 29.22, 27) se refiere a la *pierna (asi °vm). El gr. mēros se usa una vez (Ap. 19.16), donde probablemente se refiere a la ubicación de la inscripción en la prenda de vestir. (Véase °NCBR, pp. 1304 [en cast. véase °NCBR].)

El vocablo heb. aparece con un uso similar a moṯnayim o alāṣayim y el gr. osfys, ‘lomos’, con respecto a las partes del cuerpo que generalmente se cubren (Ex. 28.42; cf. Is. 32.11), y especialmente a la posición donde se lleva la espada (Sal. 45.3); también a la ubicación de los órganos genitales, y así, mediante una figura de lenguaje, a la descendencia (Gn. 46.26; cf. Gn. 35.11; Hch. 2.30; moṯnayim no se usa en este sentido). La costumbre de hacer un juramento colocando la mano debajo del muslo de otra persona (Gn. 24.2s; 47.29ss) indica la asociación del poder peculiar de estas partes, quizá con la idea de invocar el apoyo de los descendientes de la persona para reforzar el juramento, véase Nm. 5.21ss.

El acto de herir el muslo es señal de angustia (Jer. 31.19). Para una discusión sobre la costumbre de no comer el tendón de la articulación del muslo (Gn. 32.32), véase * Tendón.

B.O.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico