ROSTRO

v. Apariencia, Aspecto, Cara, Faz
Exo 33:20 no podrás ver mi r, porque no me verá
Exo 34:33 acabó Moisés .. puso un velo sobre su r
Num 6:25 Jehová haga resplandecer su r sobre ti
Deu 31:17 y esconderé de ellos mi r, y serán
2Sa 14:24 dijo: Váyase a su casa, y no vea mi r
2Ki 4:29 pondrás mi báculo sobre el r del niño
2Ki 8:15 un paño .. lo puso sobre el r de Ben-adad
1Ch 16:11 buscad a Jehová y su .. buscad su r
Neh 2:2 dijo el rey: ¿Por qué está triste tu r?
Job 4:16 cuyo r yo no conocí, y quedo, oí que
Job 13:24 ¿por qué escondes tu r, y me cuentas
Psa 17:15 en cuanto a mí, veré tu r en justicia
Psa 27:8 buscad mi r. Tu r buscaré, oh Jehová
Psa 31:16 haz resplandecer tu r sobre tu siervo
Psa 69:17 no escondas de tu siervo tu r, porque
Psa 80:3, 7, 19 haz resplandecer tu r, y seremos
Psa 88:14 Jehová .. ¿por qué escondes de mí tu r?
Psa 143:7 no escondas de mí tu r, no venga yo a
Pro 25:23 y el r airado la lengua detractora
Pro 27:17 así el hombre aguza el r de su amigo
Pro 27:19 como en el agua el r corresponde al r
Isa 6:2 con dos cubrían sus r, y con dos cubrían
Jer 5:3 endurecieron sus r más que la piedra
Dan 1:13 compara luego nuestros r con los r de
Mat 6:16 ellos demudan sus r para mostrar a los
Mat 17:2 y resplandeció su r como el sol, y sus
Mat 18:10 ven siempre el r de mi Padre que está
Luk 22:64 le golpeaban el r, y le preguntaban
Act 6:15 vieron su r como el r de un ángel
Act 20:25 yo sé que ninguno de .. verá más mi r
2Co 3:13 Moisés, que ponía un velo sobre su r
Jam 1:23 considera en un espejo su r natural
1Pe 3:12 r del Señor está contra .. hacen el mal
Rev 1:16 su r era como el sol cuando resplandece
Rev 22:4 verán su r, y su nombre estará en sus


Rostro (heb. pâneh,”cara”, “rostro”; en algunos casos se usa el heb. ayin, “ojo”, sugiriendo “lo que está delante”, “aspecto”; gr. prósí‡pon). En la mayorí­a de los pasajes que usan “faz” se encuentra el heb. pâneh. Por extensión, se refiere a la “cara” o superficie de la Tierra (por ejemplo, Gen 1:2; 11:4, 8, 9;etc.). La RVR prefiere usar la palabra “rostro” cuando se refiere a la cara humana.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

griego prosófon, el lado visible. Esta expresión es utilizada de varias maneras, pero se utiliza principalmente para referirse a la cara del hombre y metafóricamente a la de Dios. Algunas veces se utiliza como presencia personal o a un estado de ánimo, Gn 4, 5; 31, 2; Ex 33, 20; 2 S 19, 5; Is 6, 5. Incluso el r. es aplicado a objetos sin vida.

Dios dijo a Moisés: †œPero mi rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo… Al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado.

Luego apartaré mi amo para que puedas ver mis espaldas, pero mi rostro no se puede ver†, Ex 33, 20-23. En cuanto al r. humano, es frecuente hablar en sentido de †œllegar a reconocer†. Especialmente en la literatura sapiencial, la cara o el r. aparece como parte del cuerpo humano que informa sobre la personalidad o proceder del individuo.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

La palabra se usa lit., figuradamente e idiomáticamente. Con frecuencia mi rostro no era más que una forma oriental de decir yo. A veces significaba presencia y a veces favor. El rostro escondido era el equivalente de la desaprobación o el rechazo (Psa 13:1; Psa 27:9). Escupir en el rostro era una expresión de desprecio y repugnancia (Num 12:14). Endurecer el rostro significaba endurecerse en contra de todo tipo de ruego (Pro 21:29). El hecho de que una persona le cubriera el rostro a otra era una señal de muerte (Est 7:8). Caer sobre el rostro simbolizaba postración ante el hombre o ante Dios (Rth 2:10). Afirmar el rostro significaba decisión (Luk 9:51). Cubrirse el rostro era una expresión de duelo (Exo 3:6).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

->Cara

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Al igual que en español, las palabras hebrea y griega para †œrostro† (heb. pa·néh; gr. pró·so·pon) tienen diversas acepciones.
Este término hace referencia a menudo a la cara, la parte anterior de la cabeza. (Gé 50:1; Mt 6:16, 17; Snt 1:23.) Asimismo, puede significar la parte frontal o delantera de cualquier cosa. (Ex 26:9; 2Sa 10:9; Eze 2:9, 10; en estos textos el término hebreo mencionado se traduce †œparte anterior† y †œfrente†.) También puede hacer referencia a la superficie (Isa 14:21; Job 38:30; Hch 17:26) o apariencia externa de una cosa. (Lu 12:56; Snt 1:11.)

Actitud o posición. La expresión del semblante denota de manera notable el estado de ánimo y los sentimientos. En consecuencia, el término †œrostro† se emplea a menudo para hacer referencia a la actitud tanto de Dios como del hombre en diversas circunstancias, o para referirse a la posición de una persona, desde el punto de vista de Dios o de sus semejantes. A continuación se presentan algunos usos frecuentes:

†˜Buscar el rostro†™ significaba solicitar audiencia ante alguien, ya fuera Dios o un gobernante humano, a fin de implorar favor o ayuda. (Sl 24:6; 27:8, 9; 105:4; Pr 29:26; Os 5:15.) Los hebreos hablaban de †˜alzar el rostro de otra persona†™, lo que significaba †˜tenerle consideración†™. (1Sa 25:35; véase IMPARCIALIDAD.)

†˜Ablandar el rostro de alguien†™ indica apaciguar su cólera o ganar su favor y buena voluntad. (Ex 32:11; Sl 119:58.)

†˜Hacer brillar el rostro†™ hacia otra persona es una expresión de favor (Nú 6:25; compárese con Sl 80:7), y †˜colocar a una persona delante del rostro†™ muestra que se le concede atención favorable. (Sl 41:12; compárese con Sl 140:13.)

†˜Cara a cara†™ puede indicar asociación o comunicación í­ntimas. Por ejemplo, leemos que Moisés, quien tuvo el privilegio de gozar de una relación muy estrecha con Dios y de que El lo utilizara de manera sobresaliente, fue el profeta a †œquien Jehová conoció cara a cara†. (Dt 34:10-12.) Aunque la Biblia registra que Moisés contempló †œla apariencia de Jehovᆝ y que El le habló †œboca a boca†, Moisés en realidad nunca vio el rostro de Jehová. Más bien, el contexto indica que esta expresión se basaba en que Dios hablaba libremente con él por medio de voceros angélicos, y no por visiones o sueños. (Nú 12:6-8; Ex 33:20; Hch 7:35, 38; Gál 3:19; compárese con Gé 32:24-30; Os 12:3, 4.) El propio Moisés le recordó a Israel que Dios habí­a hablado †œcara a cara† con ellos, puesto que habí­an oí­do una voz fuerte en Sinaí­, a pesar de que ninguno de ellos habí­a visto realmente a Jehová. (Dt 5:4; 4:11-15; Heb 12:19.)
Por otro lado, Jesús habí­a estado personalmente con su Padre durante su existencia prehumana, y él mismo dijo que los ángeles, hijos celestiales de Dios, también contemplan †œel rostro† de Dios al servirle en sus cortes celestiales. (Jn 1:18; 8:57, 58; Mt 18:10; compárese con Lu 1:19.) De la misma manera, los llamados a ser coherederos con Cristo en los cielos, ven a Jehová Dios a su debido tiempo. (1Jn 3:1-3.)
Pablo contrastó el entendimiento parcial del propósito de Dios que tení­a en su dí­a la congregación cristiana primitiva con la comprensión plena que tendrí­a cuando alcanzara la recompensa celestial y se cumplieran las profecí­as. El apóstol dijo: †œPorque en la actualidad vemos en contorno nebuloso por medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara†. (1Co 13:12; compárese con 2Co 3:18; 4:6.)
La expresión †˜a la cara†™ denota un trato franco o un enfrentamiento abierto (Dt 7:10; Job 21:31), y, en sentido peyorativo, puede denotar insolencia o falta de respeto. (Job 1:11; Isa 65:3.) Una expresión parecida es †˜la reprensión del rostro†™. (Sl 80:16.)

†˜Fijar o dirigir uno su rostro†™ significa ir tras un objetivo, propósito o deseo (Gé 31:21; 1Re 2:15; 2Re 12:17), y comunica la idea de una determinación o intención firmes. (2Cr 20:3; Da 11:16-19; Lu 9:51-53.) Daniel †˜dirigió su rostro hacia Jehovᆙ en el sentido de que lo buscó encarecidamente y confió en su ayuda. (Da 9:3; compárese con 2Co 1:11.) Los labios y mandí­bulas apretados, así­ como la mirada fija, suelen reflejar fuerte determinación. Isaí­as †˜puso su rostro como pedernal†™ en su determinación de no permitir que los intentos enemigos lo apartaran de su ministerio asignado. (Isa 50:7.) Los rebeldes judaí­tas †œhicieron sus rostros más duros que un peñasco† al rechazar obstinadamente la corrección. (Jer 5:3.) Por otra parte, el que Jehová †˜fijara su rostro contra†™ los violadores de su justa ley significaba su rechazo y condenación, con la calamidad o muerte como resultado. (Le 17:10; 20:3-6; Jer 21:10; compárese con 1Pe 3:12.)

†˜Ocultar el rostro†™ tiene una variedad de significados, dependiendo de las circunstancias. El que Jehová Dios oculte su rostro significa a menudo que retira su favor o poder sustentador. Esto puede suceder como resultado de la desobediencia, sea individual o, como en el caso de Israel, colectiva. (Job 34:29; Sl 30:5-8; Isa 54:8; 59:2.) En algunos casos puede indicar que Jehová se retiene de manifestarse mediante una actuación o respuesta, mientras aguarda el tiempo debido para ello. (Sl 13:1-3.) La solicitud de David: †œOculta tu rostro de mis pecados†, fue una petición a Dios para que le perdonara o no tuviese en cuenta esas transgresiones. (Sl 51:9; compárese con 10:11.)
El que un hombre o un ángel se cubra el rostro o lo oculte puede expresar humildad o temor reverencial y respeto. (Ex 3:6; 1Re 19:13; Isa 6:2.) También puede ser señal de duelo. (2Sa 19:4.) En cambio, Elifaz insinuó falsamente que la prosperidad habí­a vuelto arrogante a Job, de modo que estaba †˜cubriéndose el rostro con su gordura†™. (Job 15:27.) Como en el caso de Hamán, el que una persona cubra el rostro de otra podrí­a representar vergüenza y, tal vez, condenación. (Est 7:8; compárese con Sl 44:15; Jer 51:51.)

†˜Volver el rostro en dirección opuesta†™ puede ser una demostración de indiferencia o desprecio. (2Cr 29:6; Jer 2:27; 32:33.) Dios manifiesta su desdén para con los que rechazan su consejo, mostrándoles †œla espalda, y no el rostro†, en el dí­a de su desastre. (Jer 18:17.)

†˜Escupir en el rostro de otro†™ era un acto de gran oprobio o humillación. (Nú 12:14; Dt 25:9; Isa 50:6; Mt 26:67.)

La persona o presencia. Como el rostro es la parte más distintiva de la persona, lo identifica más que cualquier otra parte del cuerpo y expresa su personalidad, la palabra †œrostro† se usó a veces como metonimia de la persona misma. Véase, por ejemplo, 2 Samuel 7:9; 17:11; y Hechos 3:19, donde las expresiones †œdelante de ti† (en la frase †œde delante de ti†), †œtu misma persona† y †œpersona† vienen de las palabras originales hebrea y griega para †œtu rostro† o †œrostro†. En otros casos, el rostro puede referirse a la presencia de la persona, como en Hechos 3:13.
†œEl pan de la proposición† del tabernáculo se llamaba literalmente en hebreo †˜el pan de los rostros†™ (Ex 25:30), es decir, era el pan de la presencia de Jehová. Esta expresión poní­a de relieve la intimidad de Jehová con el pueblo representada en el santuario.

Otros significados y otros términos. El término griego para †œrostro† (pró·so·pon) a veces se refiere a la †œapariencia exterior† que presenta una persona en virtud de su riqueza o pobreza, alto rango o posición modesta, etc. (Mt 22:16; 2Co 5:12; Gál 2:6.)
La palabra hebrea ´af (nariz; narices) se refiere en ocasiones a la región de la nariz, y por ello se traduce †œrostro†, normalmente cuando se habla de inclinarse. (Gé 3:19; 19:1; 48:12.) El término hebreo `á·yin (ojo) se emplea cuando se dice que Jehová, en sentido figurado, se aparece a su pueblo †œcara a cara†. (Nú 14:14, nota.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

panéí†m (µynIP; , 6440), “rostro, faz, cara”. Este nombre se encuentra en hebreo bí­blico unas 2.100 veces y en todos los perí­odos; el vocablo siempre se encuentra en plural, excepto en nombres de personas y lugar. El término aparece también en ugarí­tico, acádico, fenicio, moabita y etiópico. En su acepción más básica, el nombre se refiere a la “cara” de algo. Primero, se refiere al “rostro” humano: “Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él” (Gen 17:3 rva). En una aplicación más especí­fica, el término indica una expresión en el “semblante”: “Por eso Caí­n se enfureció mucho, y decayó su semblante” (Gen 4:5 rva). Retribuir “en su misma cara” a alguien es dar el pago en persona (Deu 7:10 rva); en contextos como este, el vocablo indica la persona misma. Panéí†m puede referirse a la parte superficial o visible de las cosas, como en Gen 1:2 “El Espí­ritu de Dios se moví­a sobre la faz de las aguas”. En otros contextos, el término se refiere a la “parte frontal” de algo: “Unirás cinco tapices en un conjunto, y seis tapices en el otro conjunto. Doblarás el sexto tapiz para que vaya en la parte frontal del tabernáculo” (Exo 26:9 rva). Cuando se refiere al tiempo, el vocablo (con la preposición le) significa “antes”: “Y en Seir habitaron antes los horeos” (Deu 2:12). Este nombre se usa a veces antropomórficamente con relación a Dios; la Biblia habla de Dios como si tuviera un “rostro”: “El ver tu cara [panéí†m] ha sido como si hubiera visto el rostro [panéí†m] de Dios” (Gen 33:10). La Biblia enseña claramente que Dios es un ser espiritual y que no se le debe representar con imagen ni representación alguna (Exo 20:4). Por tanto, no habí­a imagen ni semejanza de Dios en el Lugar Santí­simo, solo estaba el arca del testimonio y Dios hablaba desde encima de ello (Exo 25:22). Por esta razón, el término panéí†m se usaba para denominar el pan que se guardaba en el Lugar Santo. La rvr lo llama “pan de la proposición” y lba de la “presencia” (Num 4:7). Este pan se mantení­a continuamente en la presencia de Dios.

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

1. prosopon (provswpon, 4383), denota el semblante, lit. la parte hacia los ojos (de pros, hacia; ops, ojo). Se utiliza: (a) del rostro (Mat 6:16,17; 2Co 3:7b; 2Co 10:7 “según la apariencia”, lit. “las cosas que están ante vuestro rostro”, siendo la frase expresiva de un juicio superficial); (b) de la mirada, esto es, del rostro, que por sus varios movimientos da una indicación de los pensamientos y sentimientos interiores (p.ej., Luk 9:51,53; 1Pe 3:12); (c) de la presencia de una persona, siendo el rostro la parte mas noble (p.ej., Act 3:13 “delante de Pilato”; Besson, VM: “en presencia”; lit. “ante el rostro”; 5.41: “la presencia”; 2Co 2:10 “presencia”; Rev 12:14 “de delante”, RV; Besson: “la presencia”); (d) la persona misma (p.ej., Gl 1.22: “vista”; VM: “rostro”); 1Th 2:17b: “de vista” y “vuestro rostro” (VM, respectivamente: “de rostro” y “rostro”); (e) la apariencia que uno presenta por su riqueza o pobreza, su posición o estado (Mat 22:16; Mc 12.14; Gl 2.6; Jud_16); (f) la apariencia externa de cosas inanimadas (Mat 16:3; Luk 12:56 “aspecto del cielo”; 21.35; Act 17:26 “la faz de la tierra”). Escupir en el rostro de una persona era expresión del mayor escarnio y aversión (p.ej., Mat 26:67; cf. 27.30; Mc 10.34; Luk 18:32). Véanse APARIENCIA, ASPECTO, FAZ, PERSONA, PRESENCIA, RESPETO, VISTA. 2. opsis (o[yi”, 3799), es primariamente el acto de ver; luego: (a) el rostro; del cuerpo de Lázaro (Joh 11:44 “el rostro envuelto en un sudario”); del rostro de Cristo visto en una visión (Rev 1:16 “su rostro era como el sol”); (b) la apariencia externa de una persona o cosa (Joh 7:24 “No juzguéis según las apariencias”, RVR; RV: “según lo que parece”). Véanse APARIENCIA, PARECER.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

1. El rostro y el corazón. “Como el reflejo del rostro en el agua, así­ el corazón del hombre para el hombre” (Sal 27,19): el espejo del agua refleja la paradoja del rostro humano; es de la persona lo que ve y lo que es visto; el cara a cara de los encuentros humanos simboliza y suscita el reconocimiento interior de los corazones.

Es que el rostro es el espejo del *corazón. En él no sólo se lee el dolor (Jer 30,6; Is 13,8) o la fatiga (Dan 1,10), sino también la aflicción (Neh 2,2) o el gozo (Prov 15,13) del corazón en fiesta (Eclo 13,26; Sal 104,15), la severidad que un padre debe mostrar a sus hijas (Eclo 7,24), pero también la dureza inexorable (Dt 28,50) herida en su orgullo (Ez 2,4; Dan 8,23): en efecto, “el corazón del hombre modela su rostro, tanto para bien como para mal” (Eclo 13,25). Pero el espejo del rostro puede ser engañoso. Sólo Dios mira al corazón (ISa 16,7; Sant 2,9) y juzga las acciones humanas según los corazones (Eclo 35,22; Mt 22, 16).

2. El rostro del prí­ncipe. Las relaciones de súbdito a prí­ncipe se expresan en un juego de rostros: se pide ver el rostro del rey (2Sa 14,32), pero en su presencia se postra uno Contra la tierra “cayendo sobre su faz” (2Sa 1,2; 14,33). Es un favor insigne poder mirar el rostro del rey (Est 1,14), una *gracia ansiosamente acechada, verle iluminarse con una sonrisa (Job 29,24s), pues “en la luz del rostro regio está la vida” (Prov 16,13).

3. Buscar el rostro de Dios. Aun cuando Dios no es un hombre Núm 23,19) y ninguna criatura puede dar una idea de su gloria (Is 40,18; 46, 5), tiene, sin embargo, como un hombre, designios e intenciones, quiere entrar en comunicación con el hombre; Dios también tiene, pues, su rostro. Puede alternativamente mostrarlo en su benevolencia (Sal 4,7; 80,4.8.20) y ocultarlo en su *ira (Is 54,8: Sal 30,8; 104,29).

En medio de Israel habita este rostro divino. Aunque invisible, está lleno de la extraordinaria vitalidad del *Dios vivo, y esta *presencia del divino rostro es la fuerza de su pueblo (Ex 33,14; 2Sa 17,11; Dt 4,37; Is 63,7). Esta presencia es la que da su valor a la aspiración cultual de *ver el rostro de Dios (Sal 42,3), de “buscar el rostro de. Dios” (Am 5,4; Sal 27,8; Sal 105,4). Pero como el rostro de Yahveh es el del Dios santo y justo, sólo “los corazones rectos contemplarán su rostro” (Sal 11, 7).

4. El cara a cara con Dios. El rostro de Dios es mortalmente temible para el hombre (Jue 13,22; Ex 33,20) a causa de su pecado Os 6,5; Sal 51,11); sin embargo, es la vida y la salvación del hombre (Sal 51,13s). Excepcionalmente admite Dios a su “amigos, Moisés (Ex 33,11) o Elí­as (lRe 19,11s), a este contacto directo, peto el mismo Moisés no pudo ver a Yahveh sino por detrás, después que habí­a pasado (Ex 33,20-23). “Seguir a alguien es verle por la espalda. Así­ Moisés, que deseaba ardientemente ver el rostro de Dios, aprende cómo se ve a Dios: seguir a Dios a donde-quiera que él conduzca, eso precisa-mente es ver a Dios) (Gregorio de Nisa).

5. En el rostro de Cristo hizo Dios irradiar para nosotros su rostro y nos ha otorgado su favor (cf. Núm 6,24). En efecto, en este rostro resplandece la *gloria de Dios 2Cor 4, 6); la gloria de la transfiguración (Mt 17,2 p) es un signo de que en Jesús Dios mismo se deparó una fisonomí­a (cf. Ap 1,16) y de que en él se mostró el rostro que “nadie ha visto nunca” (Jn 1,18): “Quien me ha visto, ha visto al Padre” (Jn 14, 9). Es un rostro humano, escarnecido, velado (Mc 14,65 p), desfigurado (cf. Is 52,14), pero es “la efigie de la sustancia divina” (Heb 1,3).

El cristiano, por. haber visto la gloria de este rostro gracias al *Espí­ritu Santo que habita en él, queda habitualmente iluminado y transformado, no como el rostro de Moisés, con una manifestación pasajera (2 Cor 3,7s), sino con una irradiación de vida y de salvación : “Todos nos-otros que, a cara descubierta, reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos transformamos en la misma imagen, cada vez más gloriosa, como conviene a la acción del Señor, que es Espí­ritu” (2Cor 3,18). Esta “gloria de Dios en el rostro de Cristo” es la que el servicio del *Evangelio hace irradiar “sobre toda conciencia humana” (2Cor 4,2-6).

Los cristianos, así­ transfigurados en el Espí­ritu por la gloria del Señor, tienen la certeza de descubrir un dí­a “cara a cara” al que no conocen todaví­a sino “en un espejo”, de conocer como son conocidos (ICor 13, 12), de “ver a Dios” (Mt 5,8). Así­ será colmado el *deseo que arrastraba a Israel al templo: “Se erigirá el trono de Dios y del cordero, y los servidores lo adorarán y verán su rostro” (Ap 22,3s).

-> Buscar – Corazón – Orgullo – Ver.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

La palabra hebrea ʾap̄, «ventana de la nariz; ʿayin, «ojo»; pānîm, «rostro» («presencia», «visión», «semblante», etc.); y la griega prosōpon, «rostro», (persona, presencia, etc.) se traducen por «rostro».

Literalmente, el rostro designa el frente, superficie o parte esencial del hombre (Ez. 10:14), de los animales (Gn. 30:40), la tierra (Gn. 1:29), el cielo (Lc. 12:56), agua (Gn. 7:18), etc. Simbólica e idiomáticamente, el rostro se usa para las siguientes combinaciones: esconder el rostro, expresando desaprobación (Dt. 31:17s.), olvido (Sal. 10:11; 13:1), perdón (Sal. 51:9), vergüenza (Is. 53:3), temor (Ap. 6:16); caer sobre el rostro, simbolizando postración delante del hombre (Gn. 50:18; 2 S. 9:6; Rt. 2:10) o delante de Dios (Gn. 17:3; Nm. 16:22; Jos. 5:14; Jue. 13:20); afirmar el rostro, significando determinación (2 R. 12:17; Is. 50:7; Jer. 42:15; Lc. 9:51) u oposición (Lv. 17:10; Ez. 14:8); cubrirse el rostro, simbolizando duelo (2 S. 19:4), reverencia (Ex. 3:6; Is. 6:2), o condena (Est. 7:8; Mr. 14:65); implicando un desafío (2 R. 14:8, 11; Gá. 2:11); volver la cara, para simbolizar la desaprobación (2 Cr. 30:9) o rechazo (Sal. 143:7; Ez. 7:22); escupir el rostro para ilustrar el desprecio (Nm. 12:14; Dt. 25:9; Job 30:10; Mt. 26:67); desfigurar el rostro, representando así el paganismo (Lv. 19:28; 21:5); o una religiosidad externa (Mt. 6:16); conocer cara a cara denotando una relación íntima (Dt. 34:10; Sal. 17:5; Mt. 18:10; 1 Co. 13:12); hacer resplandecer el rostro sobre otro, dando o recibiendo bendición (Nm. 6:25; Sal. 31:16; 67:1; 80:3, 7; 119:135).

Los rostros de Moisés (Ex. 34:30–35; 2 Co. 3:7, 13), de Cristo (Is. 52:14; Mt. 17:2), de Esteban (Hch. 6:15), de los creyentes (2 Co. 3:18), de un ángel poderoso (Ap. 10:1) y de Dios (Ex. 33:20, 23; Ap. 22:4) tienen un significado especial.

Véase también Presencia Divina.

Wick Broomall

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (544). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología