Audacia para acercarse basado en lo que creemos.

Audacia para acercarse basado en lo que creemos.

Hebreos 4:14-16.

1. “Retengamos nuestra profesión” (Hebreos 4:14).

Nuestra “profesión” es nuestra confesión de fe, nuestra creencia en Jesús. Se basa en varios hechos, algunos de los cuales son evidentes en estos versículos.

Jesús es «nuestro gran sumo sacerdote».

Jesús «pasó a los cielos», habiendo venido a través de la muerte y la resurrección. Allí siempre intercede por nosotros a la diestra de Dios (cf. Romanos 8,34).

Jesús es “el Hijo de Dios” (cf. Romanos 1,4).

El mismo nombre “Jesús” habla de la encarnación (cf. Mateo 1:21).

Como hombre, Jesús PUEDE “ser tocado por el sentimiento de nuestras debilidades”; siendo “tentados en todo según nuestra semejanza”. Pero, a diferencia de esos otros sumos sacerdotes, Él estaba “aún sin pecado” (Hebreos 4:15).

“Aferrémonos” a estos hechos (Hebreos 4:14), y así:

2. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia” (Hebreos 4:16).

¿Para qué sirve el “así que” allí? Vincula nuestra oración con lo que creemos.

Podemos “venir confiadamente” por lo que Jesús ha hecho en la Cruz, ofreciéndose a sí mismo como el único sacrificio final suficiente por nuestros pecados (cf. Hebreos 10: 12).

Podemos “venir confiadamente” porque Él ha vencido a la muerte por nosotros. ‘Dios lo resucitó’ y ‘la muerte no pudo detenerlo’ (cf. Hch 2, 24). Él ha vencido a la muerte para que, para nosotros, la muerte haya perdido su aguijón (cf. 1 Corintios 15, 54-55).

Podemos “venir confiadamente” porque Él ha entrado como nuestro precursor (cf. Hebreos 6:20).

Podemos “venir confiadamente” porque el trono de Dios es el “trono de la gracia” (Hebreos 4:16). Nuestro Dios es un Dios misericordioso (cf. Juan 3,16; 2 Pedro 3,9), y allí “obtenemos misericordia” (Hebreos 4,16).

Porque Jesús es capaz de identificarse con nuestro sufrimientos, es allí, en “el trono de la gracia”, donde encontramos “gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

“Mantengamos firme nuestra profesión”, Y “Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia”. Amén.