Dar de corazón

4Moisés dijo a toda la congregación de los israelitas: Esto es lo que ha mandado el Señor: 5Tomad de entre vosotros una ofrenda para el Señor; que el de corazón generoso traiga la ofrenda del Señor: oro, plata y bronce;

20Entonces toda la congregación de los hijos de Israel se apartó de la presencia de Moisés. 21 Y vinieron todos los que tenían el corazón conmovido y todos los que tenían el espíritu dispuesto, y trajeron la ofrenda del Señor para que se usara en la tienda de reunión, y para todo su servicio, y para las vestiduras sagradas. 22 Vinieron, pues, hombres y mujeres; todos los de buen corazón trajeron broches y zarcillos y anillos de sellar y colgantes, toda clase de objetos de oro, y cada uno traía una ofrenda de oro al Señor. (Éxodo 35: 4-5, 20-22; NVI)

Después de que los israelitas se arrepintieran de adorar al becerro de oro, Moisés les pidió que suministraran los recursos necesarios para apoyar su adoración a Dios. La escritura sugiere que eran ‘dadores abundantes’ – personas que dieron de sus corazones de una manera sincera, visible y significativa.

De la misma manera, la iglesia necesita sus ofrendas regulares para apoyar el trabajo de la iglesia. Por favor, haz lo que puedas y, sobre todo, hazlo de corazón. Hay un eslogan popular en las tarjetas de crédito que pregunta: “¿Qué hay en tu billetera?” Pero la pregunta que Dios hace es: ¿Qué hay en tu corazón?